Se acerca a pasados agigantados el Bicentenario de la Independencia Nacional (1810-2010) y el Centenario de la Revolución Mexicana (1910-2010). Las celebraciones para estas epopeyas de la Nación mexicana ya empezaron precisamente con los preparativos para estas fiestas de la historia, del espíritu y de aquello que nos da pertenencia a México.
En mayor o menor medida (según sea el presupuesto, claro) los gobiernos federales, estatales y municipales programan a lo largo y ancho del territorio nacional celebraciones, fiestas y fandangos para conmemorar las anteriores fechas que marcan la liberación del yugo español y luego la liberación de la tiranía opresiva de un mal gobierno. La primera es la emancipación de la tiranía española, la segunda es la emancipación de la tiranía local.
Pero, desgraciadamente nos acercamos poco a los libros "serios", por decirlo de alguna manera, nos acercamos poco a los textos sesudos que nos cuentan de éstas y otros episodios de nuestra historia patria. Inmersos en el tráfago de la existencia cotidiana donde lo más importante es el vestido, la comida y la bebida, no tenemos tiempo para la lectura dilatada, de aquí entonces que es agradecible que la historia mexicana sea abordada por un dibujante, uno de los ahora llamados "moneros" de la prensa mexicana, como lo es Rafael Barajas Durán, "El fisgón."
Su libro se llama "La bola de la Independencia. Una historieta de la historia" publicado para editorial Planeta, el cual en más de 90 páginas aborda críticamente la historia de la Independencia, pero lo hace desde un punto de vista en el cual es maestro: con dibujos, con viñetas, con "monitos."
Todo mundo recuerda que el pionero en estos menesteres es el inigualable "Rius", el cual ha aportado algunos libros clásicos al estudio de temas fundamentales, los cuales tienen la seriedad de cualquier investigación histórica, lo único excepcional es que estos libros están dibujados, son "monitos" que por lo atractivo de sus dibujos, son accesibles a cualquier lector mexicano que "no tenga tiempo para leer."
Pero atención, los dibujos tratan de simplificar un texto que tiene una buena investigación histórica y que aporta buenos datos al imaginario colectivo. En el prólogo al volumen de historia que está hecha historieta, el politólogo Lorenzo Meyer escribe: "En La Bola de la Independencia, Rafael Barajas, El Fisgón, ofrece una interpretación del pasado mexicano a la luz de los acontecimientos que han dado forma al México actual, es decir, un México donde la independencia y la soberanía son, en el mejor de los casos, conceptos relativos. Un México donde la lucha por la equidad y la justicia se da, en su esencia, en términos no muy diferentes a como se plantearon hace dos siglos, cuando sirvieron para alimentar el reclamo de los insurgentes."
Ver y leer al "Fisgón" es un lujo para la mirada. Sus dibujos y viñetas hacen meditar y pensar mientras se va hojeando un libro que es mejor que el inefable "Libro Vaquero" o "Sensacional de traileros." "El Fisgón" aporta datos, fechas e ideas a una parcela de nuestra historia una y otra vez andada pero jamás agotada. A la vez que educa, divierte con su "humor serio" que hace meditar y reflexionar al instante.
Complemento de este buen libro ilustrado puede ser el todavía análisis disfrutable de Enrique Krauze, "Siglo de caudillos" donde realiza un retrato mundano y memorioso del llamado "Padre de la patria", el cura Miguel Hidalgo.
Cuenta Krauze que en ese tiempo, cuando Hidalgo era el cura de la parroquia de San Felipe Torres Mochas, incurría en conductas extravagantes, por decir lo menos: era "jugador de profesión y como tal, disipado", "libre en el trato con las mujeres", dado a la "continúa diversión." Según un proceso histórico de la época, el cura Hidalgo era poco menos que un hereje: Hidalgo habría negado el infierno, habría espetado textualmente a una "amiga", "no creas en eso Manuelita... son soflamas." En privado, de Santa Teresa, según Hidalgo ésta era "una ilusa, porque se azotaba, ayunaba mucho y no dormía, veía visiones." Y una perla en su proceso seguido por la Inquisición: la Biblia se debía "estudiar con libertad de entendimiento para discurrir lo que nos parezca sin temor a la Inquisición."
En el momento apoteósico de poder político, Hidalgo se hizo llamar "Su alteza serenísima" y tuvo una novia jovencísima en Guadalajara, a donde trasladó las tropas de insurrectos, en lugar de tomar por asalto la capital de la Nueva España.
Y si a esto agregamos los dibujos y viñetas de "El Fisgón", tendremos un panorama divertido y aleccionador en este libro que enseña historia sin el tedio del hoja tras hoja, merced a las estampas que fluyen de su pluma y su mano.
En el prefacio del libro-historieta, "El Fisgón" escribe: "Para hacer una reconstrucción apegada a la realidad es importante recrear los ambientes y el universo estético de la época. Nadie plasma las visiones, las aspiraciones, la realidad y los ideales de un periodo como los artistas de su tiempo. Los grabados, alegorías, dibujos, óleos, retratos en cera que fueron hechos en la década de 1810 y la gráfica patriótica liberal son documentos que tienen un valor gráfico e histórico enorme y nos permiten meternos de lleno en el paisaje social y el imaginario visual del momento."
Apostillas:
* "La bola de Independencia. Una historieta de la historia." De Rafael Barajas "El Fisgón", está publicado por editorial Planeta, con prólogo de Lorenzo Meyer. Tiene 95 páginas y acaba de salir al mercado editorial.
* "El Fisgón" es editorialista gráfico del diario "La Jornada" desde 1984. Fue becario de la Fundación Guggenheim entre los años 2002-2003. Es autor de los libros: "La historia de un país en caricatura" (2000), "El país del llorón de Icamole" (2007) y "Cómo triunfar en la globalización" (2005), editado también en España, Japón y Estados Unidos.
* En el prólogo al volumen, el politólogo Lorenzo Meyer escribe: "Por lo que a la historia misma se refiere, las tomas de posición del autor son contundentes, sin matices, pero con el sentido del humor de uno de los mejores caricaturistas políticos del México actual."
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