martes, 25 de septiembre de 2007

Ya circula la nueva edición de Territorio Libre.


Sindicalismo charro



La riqueza y las traiciones de Tereso Medina.

· En diez años, el dirigente charro ha remontado su origen miserable.
· Por su actitud criminal ante los obreros, ni después de muerto podrá ocultar los conceptos sociales demoledores de charro, ladrón y vendedor de la sangre y el sudor de los trabajadores.
· Tereso Medina no aborrece ninguna forma de enriquecimiento: lo mismo tiene a cuota a los tornilleros que introducen el producto en los comedores industriales que a los dueños del transporte obreril.
· Le compró un rancho a Eulalio González “El Piporro”, un personaje al que la sociología desprecia, pero que las multitudes aceptan como uno de sus ídolos.
· Con un promedio de 100 dólares en la bolsa cada semana, los trabajadores de la región sureste de Coahuila intentan, sin resultados, obtener la felicidad terrena.
· Para los operarios caguameros, los sábados son de supermercado y los domingos de futbol por televisión. La política sindical no les interesa.
· El hatajo de obreros cetemistas: emasculados, sin dignidad y analfabetos.
· Julia Quiñónez y la esperanza del sindicalismo independiente.
· En el sureste de Coahuila hay miedo en los pechos proletarios…


Para cuando Tereso Medina Ramírez ocupaba la residencia que en vida pertenecía al polémico Jorge Masso Masso ya había dejado la zalea de dirigente sindical en el camino de la ignominia al convertir en cadáveres políticos a sus amigos más cercanos y a todos aquellos que estuvieron cerca de él en los momentos en que la miseria lo hacía pensar en el suicidio, como la única forma de huir de la pobreza.
Hace unos días, en medio de la deshonra pública Medina Ramírez hacía imprimir su fotografía en pasquines, revistas y periódicos con el fin de recordar que desde hace una década regentea la Confederación de Trabajadores de México en el estado de Coahuila, integrada por obreros fabriles de caguama dominical y futbol por televisión.
Para esto, Tereso Medina instruyó a su testaferro Ignacio Dávila Sánchez con el fin de que confeccionara un discurso en el que se exaltaban sus supuestas virtudes. El ridículo se prolongaría por algunos días en el lapso en el que el dirigente cetemista amueblaba su nueva residencia con menaje burgués procedente de Muebles José, en el exclusivo fraccionamiento Bugambilias, muy cerca de la casa de su más temido contrincante: Gerardo Ordaz Moreno.
Medina Ramírez dejó la enorme residencia ubicada en el bucólico poblado de Bella Unión para trasladarse a Bugambilias. Cálculos conservadores indican que tan sólo en estas propiedades, el cínico dirigente cetemista tiene acumulado más de un millón de dólares, cantidad excesiva para un hombre que hace dos décadas vivía en un cuarto de servicio en la antigua clínica Vasco de Quiroga propiedad del doctor Manuel Ortiz de Montellano, ubicada en Acuña, entre las calles Victoria y Aldama de la capital coahuilense.
La casa de Bella Unión que acaba de dejar el desvergonzado dirigente obrero se encuentra en un terreno que por lo menos mide cinco mil metros cuadrados. La construcción reposa a la sombra de nogales frondosos. Al frente una barda enorme custodia la intimidad del personaje y cada mañana salen dos camionetas Ford Lobo “muy chidas, una color plata. Otra negra.” según cuenta un lugareño adolescente.
Además, dos cámaras de circuito cerrado vigilan constantemente la llegada de extraños al lugar, colocadas sobre un par de columnas de concreto de donde cuelga un portón de aluminio color negro. La esposa del descarado liderzuelo charro conduce un lujoso automóvil según cuenta una lugareña. A un costado de la residencia del falso redentor obrero se levanta una modesta escuela a la que asisten los hijos de los pobladores proletarios. Tereso era un personaje en el lugar. Otra habitante del poblado dice que las puertas de la casa de Medina Ramírez siempre están abiertas para los niños de escasos recursos. Les obsequia dulces, panecillos y pasteles caros. A la escuela le ha regalado equipo de cómputo, pero al preguntarle por los hijos del cacique caradura simplemente contestan: “a ellos no los vemos nunca”. Supone que estudian en colegios privados.
La noticia de que el Charro Mayor de la región sureste de Coahuila había adquirido la propiedad que en vida pertenecía a Jorge Masso Masso empezó a correr hace alrededor de tres meses. Durante ese lapso, Tereso se ha dado tiempo para hacer las remodelaciones pertinentes y para amueblarla. Aunque el hecho ya es del dominio público, no le interesa, pues su estructura mental corresponde más a la de un forajido que a la de un auténtico líder comprometido con sus agremiados.
Tereso arribó a la dirigencia de la CTM sobre el cadáver político de Gerardo Ordaz Moreno, quien hace un década poco podía hacer en Coahuila para defenderse de la difamación y la calumnia a las que fue sometido por órdenes de su antiguo amigo Medina Ramírez.
En ese entonces, a Ordaz Moreno le fincaron como cargo principal una supuesta intentona de dividir a la organización obrera; de esta forma se levantaron firmas entre los dóciles integrantes del concejo cetemista para dejarlo fuera de la toma de decisiones. Gerardo Ordaz era diputado federal, puesto al que en los mismo diez años ha aspirado Tereso Medina sin lograrlo, pues su fama de charro ha traspasado la débil frontera de la conciencia social, al grado de que ha sido apedreado por los moradores del mismo distrito que ha intentado representar.

Por la ruta de la abyección de Tereso Medina.

Hasta la muerte de Gaspar Valdés Valdés, el dirigente cetemista en el sureste de Coahuila era de facto el cancerbero de los intereses de la familia López del Bosque ,dueña del Grupo Industrial Saltillo, sobre todo después de la huelga de abril de 1974 en el que el orden laboral fue sacudido por el paro de los trabajadores fabriles. Tereso no podía ser la excepción a esta regla y merced a su docilidad y analfabetismo funcional, fue catapulteado al puesto que hoy ocupa por el poder que hacía sentir el Grupo Industrial Saltillo, aunque la vileza de sus acciones para encaramarse en la dirigencia cetemista lo hicieran pasar sobre el cadáver político de su mejor amigo y protector Gerardo Ordaz Moreno a quien no titubeó al confeccionarle un rosario de imputaciones falsas, para finalmente traicionarlo.
La estructura mental del falso redentor obrero, ahíta de lumpenaje, tiene su origen en la cuna miserable que lo arrullaba. Este pedazo de carroña del sindicalismo charro nació en un ejido paupérrimo próximo a Fresnillo, Zac., donde la economía giraba en torno de la siembra de granos para el autoconsumo. De su infancia se sabe muy poco, porque él se ha encargado de eliminar a quienes tenía cerca en aquellos tiempos de penuria, pues se avergüenza de la pobreza que lo rodeaba. Se supone que fue beneficiario del programa norteamericano de asistencia social llamado Alianza para el Progreso en la época de John F. Kennedy, mediante el que se enviaba ayuda a los habitantes pobres de Latinoamérica.
Ninguno de nuestros informantes precisa qué hizo durante su infancia y adolescencia. De pronto –dicen- reapareció en la Comarca Lagunera donde el padre del dirigente explotaba el carbón de huizache y de mezquite. Tiempos de frustración que el ahora charro cetemista vivía, resignado, mientras degustaba en medio de chasquidos de lengua, el menudo dominical con el que comerciaba su familia para el avío semanal.
Al inicio de la década de los 80, Tereso estaba ya convertido en carne de yugo y dentro de las limitaciones de corte intelectual que siempre lo han acompañado en su existencia, ya cuestinaba las distintas formas de opresión del proletariado del campo y la ciudad. Esos ideales, ayunos de mística conducirían sus pasos ante Leobardo Flores Ávila, el viejo dirigente cetemista de La Laguna para implorarle una beca. Para el viejo lobo del charrismo sindical Medina Ramírez aparecía ya como lo que es: un cínico. Lo mandó a la chingada cerrándole la puerta en sus narices y humillándolo. Por eso, tuvo que marchar a Saltillo a entrevistarse con Gaspar Valdés Valdés, por aquellos años, el jefe de la pandilla cetemista. Ante él, Tereso imploraría al cielo clemencia para su destino. Ante las lágrimas que escurrían por el cutis aún turgente del ahora jefe del charrismo sindical de Coahuila Gaspar se llenaba de piedad mandándolo a algún claustro académico con los que cuenta la CTM. Aunque nadie sabe a ciencia cierta qué estudios tiene Medina Ramírez, un lustro después aparecería con los viejitos que fungían como procuradores obreros en el edificio Coahuila. En aquellos tiempos todavía era más pobre que una rata y vivía en uno de los cuartos de servicio de la privada propiedad de la familia Ortiz de Montellano sobre la calle Acuña de la capital coahuilense.
De ahí, y cuando ya había contraído nupcias con una sobrina política de Gaspar Valdés, el dirigente charro cambiaba su residencia a la colonia Valle de las Flores popular, allá por el panteón del Santo Cristo. Ya se sentía parte de la élite de la dirigencia charra cetemista.
Gaspar le dio todo, hasta novia y luego esposa pasando por la dirigencia charra y le pagó mal, pues tan pronto consolidó el poder al interior de la CTM, se asoció con un inversionista del sur, despojando a dos de los hijos de Valdés Valdés de las concesiones que tenían para dar servicio de transporte a las empresas. A otro lo tiene con un sueldo modesto en la nómina cetemista mientras gasta en este mismo rubro 20 mil dólares mensuales en sus propios ingresos y en los de sus dos hermanos, una cuñada y un concuño. Todo queda en familia. No hay fugas. Mientras tanto los obreros son explotados por los capitales nacional y extranjero sin visos de mejoría en sus niveles de vida.
Cualquier escritor que encuadre sus textos dentro del realismo mágico garciamarqueciano ya tendría el personaje con todos sus rasgos psicológicos en Tereso Medina, pues la historia de este criminal del sindicalismo charro no es toda. Durante su primer período como diputado local acudió a su antigua vivienda enclavada en la colonia Valle de las Flores donde vivía una su cuñada y la golpeó de manera salvaje. Por eso sus antiguos vecinos, cada que se presenta como candidato a algún puesto de elección popular lo apedrean y le escupen el rostro.
El primer automóvil que condujo en esta ciudad era un Crown Victoria azul que rezumaba modestia. Luego se haría, en pagos mensuales, de una Blazer que apenas andaba; sin embargo, el charro no perdía la fe y seguía picando piedra dentro del laberinto cetemista donde ya había aprendido a moverse con diligencia en un sustrato en el que para triunfar, es necesario revolcarse en el fango. No hay duda.

El negro origen de la riqueza.

En 2005, durante los días turbulentos, previos a la nominación del PRI de su candidato a la gubernatura de Coahuila, Tereso Medina se mantenía firme en el bando del actual gobernador. Eso le ha ganado la simpatía del grupo en el poder; sin embargo, ni siquiera esta situación ha logrado despercudir el negro origen de la riqueza del dirigente charro de la CTM.
Para los cerca de 40 mil trabajadores que regentea la CTM sólo en la región sureste de Coahuila, Tereso Medina no existe más que en los periódicos y en la televisión, pues muy pocas veces lo han visto de carne y hueso. Los obreros tratan con los testaferros del dirigente charro, en cada una de las fábricas, en una dinámica que hace diez años, el pícaro obrero sin callos llamaba nueva cultura laboral, pero que no es otra cosa que el charrismo sindical llevado a su máxima expresión, en el que se encuentran inmiscuidos los dueños de las empresas tanto nacionales como extranjeras, que usufructan la mano de obra barata de los asalariados semianalfabetos.
Tereso Medina Ramírez se enriquece con las cuotas de los obreros y las dádivas que mensualmente le envían empresas como Lala, De Acero, GIS y General Motors, entre otras que existen en la geografía estatal y porque desde su perspectiva, igual que Fidel Velásquez y Gaspar Valdés, nunca, ni después de muerto podrá remontar los conceptos sociales demoledores de charro, ladrón y vendedor de la sangre y el sudor de los trabajadores.
Como en la obra sobra, uno de los primeros pasos que Tereso dio al arribar a la dirigencia cetemista fue imponer una cuota extraordinaria de 400 pesos a los trabajadores, pagaderos en 20 semanas a razón de 20 pesos hebdomadarios, para levantar el edificio que actualmente existe sobre la calle Matamoros, dos cuadras al norte de Francisco Coss. La fachada es de cantera rosa y en su cuerpo luce el logotipo de la CTM con la leyenda: “Por la emancipación de México”. Nada más contradictorio, pues el rebaño obreril no busca ser independiente ya que el analfabetismo y la cobardía que arrastra lo ubica sólo en niveles de supervivencia, siempre resignado a padecer con estoicismo a las sanguijuelas cetemistas que le chupan la sangre y el sudor.
Luego signaría otros acuerdos oprobiosos para su propia dignidad ya de por sí diezmada: 35 mil mensuales en la lechera Lala de Torreón, 200 mil con el Grupo Industrial Saltillo por concepto de capacitación de los trabajadores –que por supuesto no se lleva a cabo-, y 60 mil con Infonavit por servir de cómplice en la construcción de chiqueros para los obreros fabriles, entre otros muchos en los que cobra a través de prestanombres, si no es así, aparte de las cuotas sindicales que también trafica Tereso Medina, ¿de dónde ha salido el dinero que actualmente lo coloca como uno de los dirigentes del charrismo cetemista más ricos del norte del país?
Está comprobado ya que Tereso Medina no aborrece ninguna forma de enriquecimiento: lo mismo tiene a cuota a los tortilleros que introducen el producto en los comedores industriales de las empresas con sindicatos cetemistas que a los dueños del transporte obreril; hace poco tiempo obligó indirectamente al suicidio a uno de éstos al exigirle que de la noche a la mañana tenía que cambiar sus unidades de modelo antiguo por otras del año.
La voracidad del dirigente charro es tanta que no vacila en recibir como soborno camionetas del año de los concesionarios de los comedores de las industrias que regentea la CTM.
Si de muchas empresas recibe dinero a través de nombres falsos, también, a través de prestanombres mantiene oculta la propiedad de algunos bienes: se rumora que en los límites de Coahuila y Zacatecas es dueño de dos ranchos a los que por lo menos han llegado tres semovientes mostrencos de alto registro.
Al interior de la CTM la mayoría de sus secuaces le muestran fidelidad; sin embargo, se ha filtrado también el rumor de que mantiene fuertes cantidades de dinero fuera del país, pues la fiscalización de las cuotas de los trabajadores y el dinero oscuro que recibe a través de las cloacas de las industrias, no es transparente.
Lo anterior le ha permitido a Tereso Medina adquirir uno de los ranchos que en vida pertenecían al enajenador de las multitudes rurales y urbanas Eulalio González, “El Piporro”, un personaje que la sociología desprecia, pero que las multitudes aceptan como uno de sus ídolos.

La Morada y la Diputada.

Pero las cosas no paran en su proclividad voraz a la acumulación de riqueza, pues el Cenizo, como se conoce a Tereso en el submundo cetemista ha adquirido gustos onerosos: es aficionado a las carreras de caballos. Y no podía ser de otra manera si nació con alma de charro.
Aunque sin precisar el sitio, cuentan que hace poco, Tereso Medina cruzaba apuestas con Alfio Vega. El primero dueño de la yegua la Morada y el segundo de la Diputada. No se sabe si el evento ecuestre se llevó a cabo, pero sí ha quedado claro que el Cenizo es dueño de una cuadra entre cuyos animales tiene también su consentido: la Morada. Quienes lo conocen murmuran: ¡Qué lástima para la Nelly!
La historia de la Morada es la siguiente: un día, en viaje por Nueva Rosita, Tereso Medina se quejaba con Fidel Hernández Gómez, uno de los miembros del charrismo cetemista del lugar, de que una de sus hijas -¿Rocío?- formaba parte de la escaramuza charra de Saltillo y no tenía caballo. Ante la cuita que abatía al Cenizo, Fidel le contestó:
- No se preocupe compadre, yo le regalo una yegua a su hija. Se llama la Morada, es pura sangre, cuarto de milla.
Al Cenizo se le iluminó el rostro, mientras la distensión de sus maseteros era evidente en una franca sonrisa.
- Gracias compadrito, no esperaba menos de ti. –Expresó el Charro Mayor de la CTM al tiempo en que estrechaba la mano de Fidel Hernández y luego le daba unas palmaditas en la espalda. Muy cerca de ellos, el estado mayor del charrismo sindical festejaba la felicidad de su jefe.
Tiempo después, a Tereso se le vería en las carreras de caballos apostando las cuotas de los obreros con el rostro descompuesto por la adrenalina, la baba escurriendo por las comisuras de sus labios.

Tereso comanda un enorme hatajo de obreros analfabetos y cobardes. Tal para cuales.

Con un promedio de 100 dólares en la bolsa cada semana, los trabajadores de la región sureste de Coahuila intentan sin resultados obtener la felicidad terrena. Resignados ya a las penurias y en un mundo en el que tienen que competir con sus congéneres por la subsistencia tienen muy poco tiempo para preocuparse por la vida político-sindical.
La mayor parte de los obreros fabriles invierten dos horas en ir y venir a las fábricas y poco más de ocho en sus labores. El poco tiempo que les queda libre después de lidiar con sus mujeres por la falta de pan en sus mesas, lo dedican a ver telenovelas como una forma de catarsis para seguir viviendo. La mayoría de ellos es semianalfabeto: proceden de la escuela pública en una época en que desde su nacimiento los esperan las trasnacionales y el capital criollo para chupar su sangre, su esfuerzo, su sudor. Los sábados son de supermercado y los domingos los disfrutan con los partidos de futbol por televisión acompañados por sus caguamas. Ninguno lee sistemáticamente todas las secciones de los periódicos, sólo la deportiva.
Después de la huelga Cinsa-Cifunsa de abril de 1974 en toda la comarca se respira un ambiente de terror, de miedo. En los pechos proletarios jóvenes ya no laten los ideales justicieros que caracterizaban a la juventud de los 60. En estos días, los operarios sienten que paladean el fruto de la equidad al meterse con su familia en una casa de Infonavit con piso de cemento pulido, paredes embarradas con yeso y techos confeccionados con vigas de alma abierta, nieve seca y una delgada capa de concreto. Todo es aparente.
Y esa apariencia puede ser una calma chicha, que envuelve a la frustración como bomba de tiempo que estalla cada noche en los pleitos de pandilleros, que sólo reflejan el rencor social que genera el bajísimo ingreso de los obreros.
Los voceros de los últimos gobiernos estatales han declarado con orgullo que Coahuila es el estado en el que el clima de paz laboral invita a la inversión. En tres lustros no ha estallado una sola huelga. Se pondera a la CTM como el artífice de la estabilidad entre el trabajo y el capital.
Nunca expresan esos voceros que en las fábricas la tiranía tiene dos cabezas: los líderes del sindicalismo charro y los dueños del capital. En todas las grandes, medianas y pequeñas empresas hay uno o varios cancerberos de origen obrero que tienen como misión controlar la conducta de los trabajadores, señalar como indeseables a los pocos que tienen conciencia de sus derechos, a echarlos del empleo, a colocarlos en las listas negras.
De 1974 a la fecha, tanto las industrias extranjeras como las nacionales que tienen su asiento en Saltillo, Ramos Arizpe y Arteaga han refinado sus métodos de control, por eso, no ha estallado ninguna huelga en 15 años.
En Saltillo y la región no existe el sindicalismo independiente. El charrismo sindical en pleno impone a los comités ejecutivos de las fábricas y cuando esto no les funciona, los deponen y colocan en su lugar a un delegado, normalmente incondicional de Tereso Medina y sus testaferros.
Las Juntas de Conciliación y Arbitraje están constituidas de tal modo que la CTM a través del charro en turno decide el nombre del titular. No en balde el término arbitraje ha sido convertido por la vox populi en pillaje. Los obreros que llegan ahí llenos de miedo a que los coloquen en la lista negra, son amedrentados y en el mejor de los casos estafados por los profesionales del derecho.
Ante un panorama tan desalentador, es cierto que el mejor dirigente que tiene la CTM es Tereso Medina Ramírez, quien conduce a un gremio de obreros emasculados, sin dignidad y analfabetos.
En un discurso pronunciado por Ignacio Dávila Sánchez, testaferro de Tereso Medina, se ponderan las “virtudes y los logros” de el Cenizo y se proyectan como grandes avances de la CTM estatal el establecimiento de un “Plan de Previsión Social” que a través de aportaciones de los trabajadores y de las empresas, permite que al obrero y a sus familiares se les garantice un pedazo de tierra en el panteón.
Otro de los “grandes logros” es el “Plan de Salud” una copia burda de las actividades del nefasto doctor Simi (a) Víctor González. Éste consiste en que los trabajadores que no quieran atenderse en el IMSS, acudan al edificio cetemista que se encuentra sobre la calle Hidalgo. Dávila Sánchez afirma que diariamente se consulta a medio centenar de personas.
El otro gran logro de los charros cetemistas es la habilitación de un centro de convivencia que permite a los trabajadores un considerable ahorro cuando sus hijas cumplen 15 años, o cuando un hijo tiene la mala suerte de contraer nupcias, o tal vez, cuando ya con el rostro y otras partes de su anatomía se encuentran agostadas por el sufrimiento, el operario cumple medio siglo de feliz matrimonio.
Estas son las “mamadas” que Tereso y su pandilla cetemista presumen como los grandes logros de una década.
Por supuesto que no se informa a los obreros analfabetos y cobardes de las dos residencias que en ese mismo lapso de tiempo adquirió su dirigente, tampoco de sus ranchos, ni de sus camionetas y automóviles, ni del dinero que se dice tiene en bancos cuyas matrices funcionan allende el Atlántico. Dirigentes y obreros viven en un mundo raro. Para ellos no existe el mundo exterior. Los trabajadores bajo el proceso constante de alienación ni siquiera reparan en el cinismo de sus capataces del charrismo sindical.

Julia Quiñones y el sindicalismo en busca de su independencia.

Cuando Tereso Medina Ramírez escucha el nombre de Julia Quiñonez, tiembla. El dirigente charro ha recibido varios reveses en elecciones de comités ejecutivos en las maquiladoras de Piedras Negras y Acuña y por lo menos una recomendación de la Organización Internacional del Trabajo con la que el gobierno mexicano ha firmado algunos tratados de colaboración en cuanto a la democracia que debe existir al interior de las organizaciones sindicales, y que gracias al sustrato de corrupción que ha generado la CTM a lo largo y ancho del territorio nacional, las Juntas de Conciliación y Pillaje otorgan el registro sindical a los incondicionales del cetemio fronterizo.
Julia Quiñónez (así escribe su nombre, con “z”), es la líder del Comité Fronterizo de Obrer@s –CFO-, una organización de base, que contraria a la política de engaño que sigue la CTM con sus agremiados, promueve la democracia sindical y los derechos de los trabajadores en siete ciudades de la frontera con Estados Unidos.
Según su página de Internet, con el apoyo del CFO, miles de trabajadores de las maquiladoras han ganado lo siguiente:
· Alzas sustanciales de salarios.
· Mejoras en sus condiciones de trabajo.
· Elecciones a comités ejecutivos apoyados y pertenecientes a la CTM.
· Indemnizaciones de acuerdo con la ley.
· Regreso de prestaciones quitadas por las empresas.
El CFO se comenzó a formar hace 24 años y lo integran trabajadores más concientes que ayudan a sus propios compañeros. Todos son operarios y extrabajadores de las maquiladoras que respetan las preferencias políticas, religiosas y sexuales de sus miembros; además, el CFO tiene una característica: es independiente del gobierno y de los partidos políticos.
Los propósitos principales del CFO son simples: educar y organizar a los trabajadores de las maquiladores (donde las féminas amenazan con ser mayoría) para que mejoren sus condiciones de trabajo en esas industrias y su calidad de vida.
Otros objetivos de el CFO nada tienen que ver con otro mundo: generación de confianza a través del conocimiento del entorno de los trabajadores; la democratización de los sindicatos charros y el avance en la sindicalización independiente; brindar información a los trabajadores acerca del impacto en su salud y ambiental; sobre las actividades industriales de las empresas; pero, lo más importante: establece vínculos de solidaridad y estrategias comunes con organizaciones afines de todo el mundo.
En la frontera de Coahuila el charrismo sindical auspiciado por la CTM se encuentra en extinción gracias al trabajo de base de el CFO que encabeza Julia Quiñónez, y aunque falta mucho por hacer en este campo, poco a poco se logra llegar a la conciencia de los trabajadores de las maquiladoras, (49 porciento son mujeres) para que se combata al interior de las organizaciones la antidemocracia y la aplicación de los peores vicios del sistema priista de la década de los 80.
Ante el avance sostenido del sindicalismo independiente, las plumas mercenarias al servicio de la CTM han acusado al CFO de obtener financiamiento del extranjero para infliltrarse en los sindicatos charros y desestabilizarlos.
También se ha acusado al CFO de ser culpable en el cierre de maquiladora desde Torreón hasta Acuña, debido a su trabajo en pro de la concientización de los trabajadores.
Gracias al empuje de las mujeres que integran el CFO, el charro cetemista de Coahuila ha recibido algunos reveses y la cultura de la democracia crece en la frontera mexicana donde funciona la mayoría de la industria maquiladora.

Epílogo

Cuando el charro Tereso Medina arribó a la CTM por todos los medios empezó a divulgar la idea de que iniciaba una nueva era en la cultura laboral.
Nunca dijo que esta nueva política sería la entrega total de los derechos de los obreros a los empresarios y una nueva visión totalitaria, en la que el sindicalismo charro jugaría un papel de cancerbero de los intereses de los empresarios.
Actualmente en la región sureste de Coahuila hay miedo en los pechos proletarios. Ya no le temen a los dueños de las empresas sino a los sindicatos cetemistas que los amenazan ylos someten

Saltillo, Coah., verano de 2007.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Por si quedaban dudas...

Los abyectos diputados de Coahuila, dóciles, perrunos, 'lambiscones' y sinvergûenzas, como perros obedecen a su amo y dicen: estamos en sintonía, la reforma electoral no pasará.
Como un hatajo de cínicos ante un pueblo agobiado por la imbecilidad atávica cuya etiología se ubica en la atmósfera miasmática de la educación pública, los diputados de Coahuila se proyectan nuevamente en el escenario nacional como comparsas del poder ejecutivo en turno.
Dóciles, perrunos, lamiscones, sinvergüenzas, en tres años se les atrofian las plantas de las patas porque aprenden muy bien a desplazarse de rodillas, a pe
rmanecer de hinojos ante el gobernador en turno, y a tener a flor de getas las palabras “sí señor”.
Emasculados de conciencia, con alma de gusanos, de mastines y de gatos, porque lo mismo se arrastran, que cuidan el castillo y ronronean al oído de su amo, los diputados locales se convierten cada minuto y por esfuerzo propio, en los seres más despreciables del zoológico político que parasita en estas latitudes.
Lo malo es que junto a sus familias, sus padres, sus hermanos, sus mujeres y sus hijos, integran ya una subespecie del reino animal de la política, que decidió desde hace mucho tiempo renunciar a su condición original de bípedos semipensantes, para reptar en el fango de la ignominia y la abyección.
En sus distritos, como diría Octavio Paz, pueden ser los chingones, pero para la élite pensante no pasan de ser parias de la dignidad y menesterosos de un respeto que ya nunca lograrán recuperar en su existencia. Así llegarán al fin de sus días, en medio del oprobio y del repudio, perennemente señalados como ladrones del erario.
Sodomitas pasivos de traje y de corbata que conducen vehículos ostentosos; mientras al aire hacen alarde de su independencia, en las recámaras del poder se transforman en hembras mansas, en rameras de bajo precio, ávidas de prácticas felatóricas inconfesables.
Tribunos grandes no son. Sus palabras no encuentran parangón ni con las de Demóstenes ni con las de Catalina. Muchos de ellos arrastran grandes lastres en el uso del español. Rústicos en el uso del signo lingüístico, sus expresiones son patéticas, confusas, espejo vil de un pueblo que se ha entregado en los brazos de la ignorancia supina, de obreros de caguama dominical y mujeres telenoveleras.
Cual busconas de la política destacan loss diputados Sergio Reséndiz Boone y Horacio del Bosque Dávila, que impúdicamente cumplen sendas funciones: de mastín y de puta del poder. El primero, de aspecto tosco, voz tronante y sonrisa falsa, es dueño de una experiencia amplia como cancerbero; el segundo, por su apariencia física no batalla para representar el papel patético de matrona de congal, porque en eso está convertido el Congreso de Coahuila.
Abyectos y chapuceros, han tomado como talacha su función de representantes populares en un paraje desierto donde la conciencia popular es lo más escaso.
Por eso, lo más seguro es que la reforma electoral no pasará en Coahuila. Los diputados tienen un amo que les mantiene muy ceñidos los grilletes, en la sentina de la nave que navega hacia Los Pinos bajo la bandera moreirista.
Por eso, en Coahuila la reforma electoral no pasará.

Los tahoneros de la política...

Los panistas, más corruptos que los priistas en sus buenos tiempos. ¿Qué le espera a Coahuila en 2008?
EL PAN Y LA ULTRADERECHA RABIOSA APRIETAN. EL PRI NO SE DEJA.
Durante el verano de 1990, luego de la salida de Eleazar Galindo Vara de la alcaldía de Saltillo, la rabia de la ultraderecha en la región sureste de Coahuila se haría presente con el arribo de Rosendo Villarreal Dávila, unos meses después, a la presidencia municipal.
Durante el segundo tramo de aquel año la actividad política ya no estaría más sumida en la modorra, pues nuevos actores se incorporarían al escenario en hechos impensables todavía meses atrás. Aunque por aquellos tiempos se decía que al alcalde lo ponía la familia López del Bosque (GIS) en acuerdo con el gobernador en turno, la clase política de la época no esperaba que Rosendo Villarreal Dávila tomara la determinación de contender de manera directa con el PRI.
Villarreal Dávila, en ese entonces de unos 47 años de edad e hijo de Ricardo Villarreal García, alcalde interino de Saltillo en 1942 por el partido que antecedió al PRI, católico militante, excapataz del GIS, agricultor en la zona papera de Arteaga, mocho, torvo e intolerante en términos políticos y sociales, representante nato de las “buenas costumbres” de la élite económica, decidía hacer sus pinitos en política como abanderado del Partido Acción Nacional.
El proceso electoral de 1990 se llevaría a cabo el 28 de octubre. Aquel domingo la neblina anunciaba tormenta política. A media tarde y cuando el sol apenas se asomaba más allá del cenit, los voceros priistas recatadamente cínicos anunciaban la victoria mientras en el cuartel panista había desaliento porque los mapaches del PRI, profesionales del fraude, habían aplicado todas las viejas prácticas: ratón loco, acarreos, embarazamiento de urnas y corrupción de la conciencia en la zona rural de Saltillo, para salvar de la derrota a su candidato Abraham Cepeda Izaguirre.
La madrugada del 29 de octubre Rosendo encabezaría la marcha de la victoria acompañado por los miembros destacados de la derecha rabiosa de Saltillo que hasta esos momentos había permanecido embozada.
Los resultados finales de la elección helaban la sangre en las venas de los observadores políticos: PAN 17 mil 500 votos contra 17 mil del PRI. Sólo dos de cada diez saltillenses habían salido a votar. Así era el grado de desconfianza en los procesos electorales de la época. Pese a que en ese entonces el dirigente charro Gaspar Valdés había prometido 20 votos de los obreros, éstos se habían quedado en sus casas alienándose con los partidos de futbol en la televisión y paladeando el sabor amargo de sus caguamas.
Rosendo dejaba así de ser candidato para convertirse en la primera autoridad del municipio. Atrás quedaba su eslogan de campaña: “El rescate de Saltillo”. Los siguientes tres años los saltillenses pasaríamos del asombro al coraje y a la frustración. La forma implacable en que la policía rosendiana perseguía a los pandilleros desataba el odio de los habitantes de las colonias del arrabal.
Pero el desprecio hacia los pobres iba más allá, pues el tesorero municipal José Manuel Garza Ortiz de Montellano llegaría a expresar que todas aquellas mujeres que anduvieran en la calle más allá de la media noche serían detenidas bajos los cargos de prostitución; es decir, para los mochos panistas que se estrenaban en el gobierno, las obreras eran putas. Por supuesto, las declaraciones anteriores desataban encono entre la población.
Aunque Villarreal Dávila y la pandilla de mochos que lo acompañaba habían llegado a la presidencia municipal enarbolando la bandera de la honradez y la transparencia, a la mitad de su administración estalló uno de los escándalos más sonados de la época: a través de la verificación de los vehículos automotores, el director de ecología, el biólogo Arturo González desviaba el 50 por ciento de los ingresos hacia una empresa de la ciudad de México, que luego se sabría perteneció a un sobrino del exalcalde y ahora alto funcionario de PEMEX.
También, Rosendo se ha visto involucrado, por lo menos en el grado de complicidad, cuando, como alto funcionario de la paraestatal avaló la erogación para que la esposa del exdirector Muños Leos se estirara el pellejo.
Pero no sólo ha sido Villarreal Dávila el paladín de las contradicciones, pues su sobrino Manuel López Villarreal, alcalde de la capital coahuilense en el período de 1996 a 1999 tampoco curtía mal las vaquetas pues al igual que su consanguíneo, también adoptó una política de persecución rabiosa de los pandilleros del arrabal. Además, en su momento se le acusaba de haber construido la joroba que se encuentra sobre el bulevar Vito Alessio Robles y Periférico Luis Echeverría para beneficiar las empresas de su familia.
Ernesto Saro Boardman de Ramos Arizpe cuyo giro industrial es el de producción de medicamentos vendió al ayuntamiento uno de los terrenos de su familia dizque para construir la alameda de esa ciudad. En tiempos recientes mantiene detenida la construcción del libramiento poniente porque no se ha puesto de acuerdo con los funcionarios de la SCT acerca del valor de los terrenos sobre los que está trazada esta vía.
Pese a que proclaman la práctica de una moral de acero, la verdad es que en muchos aspectos los panistas son inmorales y ladrones. En Ramos Arizpe causó escándalo la publicación de una nota en el Diario de Coahuila que daba cuenta de que Ricardo Aguirre, el alcalde había llegado en estado de ebriedad a una sesión de cabildo. Antes había chocado su vehículo por manejar también bajo el influjo de las bebidas espirituosas. Es tan escandalosa la conducta del edil que en esa ciudad ya lo apodan el Frijolito… porque salió muy bueno para el pedito.
En Torreón el exalcalde Guillermo Anaya Llamas enfrenta una auditoria al Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento (Simas) por presunto desvío de recursos hacia las campañas políticas, en particular a la de Jorge Zermeño Infante quien fue candidato a la gubernatura de Coahuila en 2005.
En distintos medios se le ha acusado también de haber favorecido a uno de sus hermanos, quien a la sombra del poder aumentó considerablemente, en sólo tres años, su peculio.
Pese al pataleo, los panistas han tenido que negociar para mantener a buen resguardo del escudriño público este tipo de acciones, que en los hechos contradicen sus pregones políticos.

No obstante lo anterior, Coahuila es un pálido reflejo de lo que ha sucedido a nivel nacional después de la llegada del payaso Vicente Fox a Presidencia de la República. En su edición más reciente, la revista Proceso publica una entrevista que el matrimonio Fox-Sahagún le concede a la revista del corazón Quién y en la que bajo el título “SU VIDA DESPUÉS DE LOS PINOS”, con el balacito: “Los Fox abren su rancho por primera vez”. Bajo lo firma de Antonio Jáquez, Proceso publica “Con la conciencia tranquila”, Vicente Fox y Marta Sahún decidieron mostrar públicamente –desde la impunidad, sin pudor alguno- los lujos de sus vastas propiedades construidas o remodeladas en sigilo, en San Francisco del Rincón, Guanajuato”.
El reportero los describe: “Ahora, son el propio Fox y su esposa Marta Sahún los que ‘abren su rancho’ a la revista Quién, escaparate de los ricos y famosos. Los Fox exhiben su actual estilo de vida impúdicamente; es decir, se muestran como son: pretenciosos, frívolos, desmemoriados, mentirosos…en su nido, pasean tomados de la mano, se acurrucan, se besan, montan a caballo, hablan como protagonistas de novela de Jorge Ibargüengoitia, posan como personajes de Lo que el viento se llevó…”
Antonio Jáquez cierra su trabajo poniendo en duda la honradez del matrimonio Fox-Sahagún.

Pero, lo que publica proceso en su edición del 17 de septiembre es poco si se compara con los conceptos que publicó Martí Batres Guadarrama, uno de los líderes perredistas en que desnuda el alma corrupta no sólo de Fox y Calderón, sino en general de todos los panistas. Martí Batres Guadarrama recuerda en el texto de referencia lo siguiente:
El toallagate.
La compra que hicieron los hijos de Marta Sahagún al IPAB en unos cuantos miles de pesos para venderlas en cientos de miles de pesos cada una.
El zoológico de animales exóticos del que son dueñas las hijas de Fox y cuyo valor y mantenimiento es incalculable.
El caso de Vamos México, que se benefició de la triangulación de recursos de la Lotería Nacional, de la impresión de libros de texto gratuitos y del material incautado en las aduanas.
El oneroso y ofensivo guardarropa de Marta Sahagún.
Las devoluciones de la Secretaría de Hacienda de más de 10 mil millones de pesos de impuestos a Jugos del Valle.
Al alcalde de Ecatepec, Agustín Hernández Pastrana, y su salario de 420 mil pesos mensuales.
A la sobrina del excanciller Luis Ernesto Derbez que cobraba 3 mil 500 dólares (aviadora) en el consulado de Phoenix, en Estados Unidos.
A Carlos Flores, el famoso embajador dormimundo, quien se compró una residencia millonaria en Europa y colchones carísimos, emulando el episodio del toallagate.
Los casinos que Santiago Creel entregó a una empresa televisora para ganar su apoyo a favor de su partido.
Los dólares que el gobierno dio a Dolores Creel para sus viajes y proyectos.
A Carmen Segura y el desvío de recursos del Fondo de Desastres Naturales por mil 200 millones de pesos que fueron a dar a actividades políticas en zonas donde no ocurrieron desastres naturales.
Las cirugías plásticas de la esposa del exdirector de Pemex , Raúl Muñoz Leos.
El autopréstamo de 3 millones y medio de pesos que se otorgó Felipe Calderón apenas llegó a la dirección de Banobras.
La desviación de recursos públicos destinados a combatir el VIH-sida, para la compra de las tangas del Pro Vida de Jorge Serrano Limón.
Las tinas de masaje en las oficinas del PAN de la Cámara de Diputados cuando Felipe Calderón era el coordinador de esa bancada.
La toma de agua que se instaló en el rancho San José de los suegros de Felipe Calderón, ubicado en el municipio Ayapango, y se pagó con recursos del municipio de Tlalnepantla.
Con todo lo anterior, nadie sabe por qué en las colonias populares donde viven obreros de cuellos blanco y negro y donde la cultura es de sirviente, se sigue votando por el PAN.
Hasta los comicios del año pasado, todo mundo creía que las elecciones de 2008 las ganaría Acción Nacional; sin embargo, con la llegada de Rubén Moreira Valdéz al PRI, esta organización política ha desplegado una serie de acciones y estrategias que en estos momentos arrojan resultados favorables en La Laguna: meca del panismo, donde ya se nota que el PRI no se deja.
Pese a la profusa información que el pueblo recibe a diario acerca de la corrupción del panismo que se entronó en Los Pinos con Vicente Fox, no hay reacciones aparentes de que se quiera cambiar la orientación del voto; sin embargo, esto sólo se sabrá el día de las elecciones locales el próximo año en los que se renovará el Congreso del Estado.

Editorial

En este México absurdo en el que nos ha tocado vivir, ya nada nos sorprende. Ni las AK 47 de los narcos, ni la riqueza malhabida del matrimonio Fox-Sahagún, ni la enorme fortuna de Carlos Slim, mucho menos el patrimonio que han forjado algunos líderes sindicales gracias a las cuotas de sus agremiados y a los ‘apoyos’ que reciben de las empresas.
El caso que en esta edición nos ocupa es el de Tereso Medina Ramírez, dirigente de la Confederación de Trabajadores de México, porque sorprende que en una década haya acumulado ranchos, residencias y vehículos onerosos, pero sobre todo, que lo haya hecho con total impunidad, a la luz del día, y sin que a ningún obrero se le hubiera ocurrido escupirle el rostro.
En este caso no llaman la atención los bienes que Tereso ha acumulado en una década, sino la pasividad de los pinches obreros cetemistas que demuestran así una vez más, que en su cavidad craneana no existe más que mierda.
Conformistas y mediocres, chapuceros y borrachos, mezquinos y medrosos, los obreros cetemistas dan un espectáculo para la historia: no quieren luchar.
Mientras en otras latitudes los trabajadores fabriles son concientes y no han olvidado que la lucha de clases es el motor que mueve a la humanidad, en Saltillo todo es paz y se acepta la demagogia del dirigente cetemista que pregona la nueva cultura laboral.
Esta cultura laboral no es otra cosa que la entrega de los derechos de los operarios al patrón, a cambio de prebendas y canonjías para los dirigentes charros.
Pero, finalmente hay que aceptar que si los obreros por su gusto son bueyes, que sigan lamiendo la correa, mientras el dirigente charro e inmoral que los representa, se siga entripando de dinero.
Pinches obreros cetemistas, ignorantes, abúlicos y cobardes
.


Territorio Libre. una revista pirata más, según los menesterosos del intelecto.


“LA REVISTA TERRITORIO LIBRE se edita cada dos meses en los talleres del C. profesor normalista Juan Cisneros Cortes –A- “Juan El Loco”, su género es político y en especial con ataques al gobernador en turno y a sus principales colaboradores, se editan entre 100 y 300 ejemplares, no tiene circulación ya que los de gobernación estatal –Orejas-, la decomisan tan pronto la deja en las oficinas públicas.”

Las líneas anteriores fueron dedicadas a esta publicación desde la penumbra del anonimato. Se nota que el redactor, o redactores son unos verdaderos pendejos, que si se encuentran en el oficio, es seguro que han errado el camino en su torcida existencia, pues desconocen reglas tan elementales como la de que no se debe escribir con mayúsculas a renglón seguido, porque esto constituye una mentada de madre al lector.
El uso de guiones en lugar de paréntesis en el alias los describe también como miembros del lumpenaje periodístico. Lo único que agrada de estas líneas es el apodo: Juan el Loco. También mal escrito porque en el artículo debieron usar minúsculas. Por lo demás, el número de ejemplares es lo de menos pues la experiencia que se tiene, es que todo lo que se ha publicado bajo mi firma, sean éstos 100, 300 ó 3,000, nunca se completa para satisfacer la demanda de un mercado ávido de verdades y análisis objetivos.

¿De dónde surge el apodo de Juan el Loco?

Lo contaré para las próximas generaciones de menesterosos del intelecto, porque seguramente serán los hijos de los autores anónimos del bodrio en cuestión.
En 1986, los profesores recién egresados de la Escuela Normal Superior, igual que en estos días, si no éramos hijos de profesores, ni contábamos con alguna palanca, ni tampoco ostentábamos el sexo femenino para aspirar a que los funcionarios sindicales de aquellos años nos pidieran las nalgas, era necesario buscar otro camino. De esta manera me presenté ante Leopoldo Vega Urbina, en ese entonces titular de la Dirección General de Educación Pública y luego de traerme durante tres meses como burro de noria, a vuelta y vuelta, decidí que el único camino que me quedaba seguir era el de la denuncia pública. Así lo hice, armado con hojas volantes comencé a denunciar la política que seguía Polo Vega y la Sección 38 de otorgar empleo sólo a los hijos de los profesores. Lo anterior, en un mundo donde la hegemonía priista era la constante y donde no se movía la hoja de un árbol si no se consultaba con el gobernador, producía prurito y escozor en el líder sindical Eliseo Loera Salazar quien el 7 de febrero de 1987 mandó a una partida de porros que luego lo sucederían en la dirigencia sindical a que me persiguieran, por fortuna logré ocultarme en un negocio de pinturas que funcionaba en el cruce de Obregón y Aldama, pues la persecución había comenzado en las escalinatas de la BENC.
Luego de que salí de la tienda de pinturas en el asiento posterior de un taxi decidí que tenía que usar la ley para obligar a Vega Urbina a que cumpliera con un mínimo de decencia la parte de sus funciones que correspondía al seguimiento de los egresados de las escuelas normales.
Consulté varios abogados con quienes tenía cercanía en esos tiempos, pero ninguno quiso redactarme la demanda de juicio político contra el funcionario en cuestión. Yo mismo tuve que redactarla.
Una mañana fría pero soleada me presenté en el edificio del Congreso y ya me esperaba el espía de gobernación para preguntarme quién o quiénes estaban detrás de mí. Le contesté que sólo el hambre me acompañaba. Entré en la oficialía de partes y me sellaron el documento. En ese entonces trabajaba en una revista que regenteaba un miserable de nombe Adolfo Olmedo Muñoz.
Los días pasaban y mi demanda de juicio político dormía el sueño de los justos. De cuando en cuando asistía a las sesiones legislativas, e igual que ahora, me daban asco: diputados demagogos, burros, asquerosos, sometidos y cínicos.
Una mañana fría entré por la parte posterior del edificio y en el pasillo me encontré a Amaro Rosas Ida –ya se coce a fuego lento en los infiernos- y lo increpé de manera violenta preguntándole por el curso de mi asunto. No supo qué decirme. Estaba rodeado de otros diputados y por supuesto reporteros y fotógrafos. Algunos aún pululan patéticamente de dependencia en dependencia en busca del chayote.
Al parecer, nunca en la historia del Congreso, un ciudadano había procedido de esta manera. Sólo recuerdo que cuando me alejaba, de ese grupito de miserables –reporteros, fotógrafos y diputados- salían las palabras: está loco.
Desde entonces me llaman así: Juan el Loco. Desde entonces arrullo mi apodo, lo cuido y hasta este momento le había guardado el secreto.



La reforma electoral en Coahuila

RCG y el chantaje.
Desde el Senado le levantan la canasta a Roberto Casimiro González. ¿Dejará de mamar y dar topes al erario?


En Coahuila la Reforma Electoral tiene un destinatario: RCG. Con la prohibición expresa de la propaganda política o electoral que denigre a las instituciones, a los partidos o a las personas, la empresa de Roberto Casimiro González se encuentra entre la espada y la pared, pues durante los últimos años ha fincado su política editorial denostando a las organizaciones contrarias al PRI. De esta manera el dueño del negocio radiofónico y televisivo ha amasado una fortuna considerable que le permite ostentar vehículos de tierra y aire y presumir al auditorio de que cuentan con la tecnología más moderna.
Durante los últimos meses RCG se ha visto envuelta en escándalos de corte judicial protagonizados por su exlocutor estrella Marcos Martínez Soriano, quien se encuentra demandado por el exgobernador Rogelio Montemayor Seguy; y aunque aparentemente ha librado la demanda que presentó el PAN en 2005, la realidad es que el concesionario se encuentra en la mira de la Dirección de Radio, Televisión y Cinematografía de la Secretaría de Gobernación.
Además, con el impedimento a los partidos para adquirir o contratar por sí o por terceras personas, tiempos en cualquier modalidad de radio y televisión, el mal llamado Canal de Casa tendrá que buscar otras formas de financiamiento, ya que también los gobiernos estatal y municipal tienen prohibida la compra de espots en épocas electorales, pues esta atribución corresponderá al Instituto Federal Electoral, por lo que la posibilidad de chantaje a los funcionarios municipales, estatales y legislativos desaparece.
Como se ha publicado en este modesto medio, uno de los rubros de ingresos de RCG ha sido el chantaje a los alcaldes de los 38 municipios de Coahuila como quedó establecido en una demanda penal, presentada contra esta empresa televisiva a principios de la década actual y en la que el presidente municipal de Torreón hizo público que funcionarios de la televisora local le exigían un pago mensual de 250 mil pesos para que cesaran los ataques en su contra.
Durante la administración de Enrique Martínez y Martínez, durante una entrevista de corte felatórico como las que acostumbraba a hacer el exsicario de RCG Marcos Martìnez Soriano, el conductor mandó a corte comercial y EMM se le quedó mirando y le dijo:
- Sí Marcos, entiendo que tienes que mandar a corte comercial pues las empresas de televisión viven de sus anunciantes.
La Paloma se le quedó viendo y luego bajó la mirada. El mensaje de Enrique Martínez y Martínez era directo para Roberto Casimiro González, pues en Saltillo, todos sabemos que RCG vive del chantaje a los funcionarios públicos como ya ha quedado constancia en las barandillas de las agencias del ministerio público en Torreón en el caso de referencia.
En RCG polveó la vara de la reforma electoral. Desde el Senado le levantan la canasta a Roberto Casimiro González. ¿Dejará de mamar y dar topes al erario? Muy difícil.

Las sorpresas de la vida...

Los despojos morales de Rosendo Villarreal Dávila; hoy es más corrupto que los priistas. De rescatista de Saltillo a ladrón
El director corporativo de Administración de Pemex, Rosendo Villarreal Dávila, fue mencionado el pasado 30 de julio por el extesorero de Pemex Juan Carlos Soriano como el funcionario que autorizó un pago de más de mil 724 millones de pesos al sindicato petrolero de manera ilegal.
Soriano, quien fuera abogado general de Pemex, fue inhabilitado por 10 años y multado con 862 millones de pesos, al igual que el exdirector de la paraestatal, Raúl Muñoz Leos, por su presunta responsabilidad en la entrega de ese dinero. Sin embargo, en su declaración ante la Secretaría de la Función Pública Soriano dice que en la autorización del 17 de agosto de 2005 cuenta con la firma de Villarreal y el aval del consejo de administración de Pemex.
Originario de Saltillo, el actual administrador de la paraestatal arribó a la política como el primer alcalde panista de esta ciudad en 1990. Antes trabajó en el Grupo Industrial Saltillo (GIS), propiedad de su cuñado, Javier López del Bosque, y en donde fue acusado de espiar a funcionarios, trabajadores y movimientos sociales.
Como alcalde de la capital coahuilense, en 1992 hipotecó el teatro García Carrillo y las viejas instalaciones de la fundidora Zincamex sin autorización del Congreso del estado. La Contaduría Mayor de Hacienda del Legislativo local emitió la resolución administrativa 005/96, que señalaba la ilegalidad de su conducta, pero se le dio carpetazo al asunto porque en 1996 Manuel López Villarreal, sobrino de Rosendo, ganó la alcaldía y pagó la deuda ilegal en 1999.
Después de la alcaldía, fue senador de 1994 a 2000; de 2000 a 2003, contralor interno de la Secretaría de la Contraloría y Modernización Administrativa (Secodam) durante la gestión de Francisco Barrio Terrazas, y desde entonces a la fecha es director corporativo de Administración de Pemex.
Cuando era legislador, Villarreal insistió en que se investigaran los procesos de desincorporación de paraestatales durante el salinismo, particularmente de una planta de Pemex en el complejo Pajaritos, en Coatzacoalcos, Veracruz. Ésta fue adquirida por la familia de Rogelio Montemayor Seguy, quien en 1993 le ganó a Villarreal la elección para gobernador.
Sin embargo, él mismo participó en el carpetazo que se le dio al caso de un contrato irregular en la paraestatal. Documentos de los que este semanario tiene copia evidencian que en 1999 se reportó a la Dirección de Auditoría la enajenación, como desecho de una planta, de Metil Ter-Butil Éter (MTBE), aditivo que oxigena la gasolina y reduce la emisión de monóxido de carbono, un producto estratégico para la producción de gasolina magna sin.
Un informe posterior reveló que el contrato fue adjudicado a Oximex, con el propósito de encubrir un fraude de la empresa Productos Ecológicos, S.A. de C.V. (Proesa), propiedad de Héctor René Garza Villarreal, sobrino del actual administrador de Pemex, así como de Alfredo Miguel Afif y Andrés Conesa Ruiz, cuñado del senador priista Francisco Labastida.
El contrato de la paraestatal con Proesa fue firmado el 13 de abril de 1993 y modificado en 1994 y 1998. Consistía en la compra de MTBE, incluyendo el desarrollo y financiamiento del proyecto, la ingeniería básica, la construcción y la operación de una planta para producir el aditivo. También se acordó que esa inversión se amortizaría a 15 años, pese a que la Ley de Adquisiciones permitía un plazo máximo de tres años.
Desde el principio Proesa incumplió con el acuerdo, pero jamás se le sancionó ni se le rescindió el contrato. Según la minuta de la décimo séptima reunión del Comité de Dirección de Pemex Petroquímica, el 5 de agosto de 1998 se decidió enajenar la planta, ubicada en el complejo petroquímico Pajaritos, en Veracruz.
A través de la licitación pública URA-MP-032/99, la planta se adjudicó a la empresa Oxigenantes de México, S.A. de C.V. (Oximex), cuyos dueños resultaron ser los mismos que los de Proesa.
Así, a pesar de que seguía usufructuando la planta bajo otra razón social, Proesa demandó a Pemex por 417 millones de dólares ante la Corte Internacional de Arbitraje de la Cámara Internacional de Comercio, por incumplimiento del contrato celebrado en 1993 (expediente de juicio arbitral 10854/KGA).
Petróleos Mexicanos, dirigida entonces por Rogelio Montemayor, contrató al despacho Juan Antonio Cedillo y Cía., para el análisis del caso, y éste recomendó una conciliación favorable a la pretensión de Proesa, por lo que a ésta se le pagaron 146 millones de dólares.
El problema es que Juan Antonio Cedillo fue secretario de la Contraloría de Coahuila durante la gubernatura de Montemayor y en el momento de realizar el análisis se desempeñaba como asesor de Pemex, por lo que violó el artículo 47 de la Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos al prestar un servicio personal a la dependencia que lo tenía contratado.
En 2002, Rosendo Villarreal, ya como contralor interno de la Secodam, y Rogelio Sada Zambrano, entonces coordinador de contralores, solicitaron indagar los pormenores del caso Proesa.
El 25 de marzo de ese año, Javier Barrera Quirarte, titular del Órgano Interno de Control (OIC) de Pemex Petroquímica, informó a sus superiores mediante una nota especial que la reclamación arbitral de Proesa había sido infundada y que la conciliación se dictaminó con el consentimiento de funcionarios de Pemex y la participación de Cedillo Ríos.

Así mismo, les comunicó que las divisiones de la paraestatal (Refinación, Petroquímica y Gas) habían solapado el contrato ilegal con dicha empresa, el cual debió cancelarse desde 1995, pero que no fue así. Según el OIC, “el reclamo analizado por Antonio Cedillo incluyó un análisis manipulado”, pues desestimó las irregularidades que se detectaron en la operación de Proesa como proveedor.
Incluso se estableció un diagrama de “Intervención de funcionarios de Pemex y Proesa”, partiendo de quienes fungieron como representantes de ambas desde 1992: se halló frecuentemente a funcionarios que, al dejar su cargo, ingresaban a la empresa.
Por ejemplo, Héctor René Garza Villarreal fungía en 1992 como director general en Pemex Corporativo; Fernando Manzanilla, de Pemex Refinación, y Jorge Mario Magallán era responsable de la revisión legal del contrato. Por Proesa, el representante legal fue Antonio Sacristán Roy.
Un año después, Garza Villarreal dirigía Proesa. En 1995 Roy Sacristán seguía siendo el representante legal de esa compañía pero también era comisionado para la reestructuración del contrato en Pemex Petroquímica.
No fue suficiente para sancionar a Proesa. La empresa de Andrés Conesa Ruiz y Alfredo Miguel Afif pudo sortear durante 10 años y en tres sexenios distintos las auditorías y supervisiones oficiales.

Ordeña de instituciones

Desde 1990 hasta 1997, prácticamente todas las propiedades de Rosendo Villarreal estuvieron hipotecadas o embargadas, según se puede comprobar en el Registro Público de la Propiedad (asientos registrales 9211 Libro 30-B I y 3266 Libro 11-A-I; 9338 Libro 32-A-I; 8879 Libro 30-A-II; 2258 Libro 7G-I; 17552 Libro176 Sección II S.C.; 2135 Libro 7ª-II; 33373 Libro 34 Sección II S.C.; 7898 Libro 79 Secc. II; 5784 Libro 58 S.C.; 11847 Libro 119 Secc. II S.C.).
Además, Villarreal Dávila litigaba con Probursa, Banamex y Bancomer, empresas con las que empeñó diversas propiedades, incluida su residencia particular. Pero conforme acumuló puestos al amparo de Acción Nacional, esos créditos fueron saldados con intereses moratorios que triplicaron el adeudo original, según pudo constatar este reportero en diferentes libros del Registro Público de la Propiedad.
Actualmente, el administrador de Pemex es accionista de Transportes Villarreal Berlanga S.A. de C.V., donde figuran como accionistas sus hijos Rosendo y Ernesto, que según el sitio dgaf.sct.gob.mx/fileadmin/PERMISOS_Txt/saltillo.TXT, cuenta con 60 concesiones federales para transporte de carga que se le otorgaron durante el desempeño de Rosendo Villarreal como contralor interno de la Secodam.
Recientemente el ayuntamiento de Arteaga, Coahuila, confirmó que los hermanos Villarreal Berlanga tramitaron un permiso para la instalación de una gasolinería sobre la carretera federal 57, justamente ahora que Rosendo es director corporativo de Administración de Pemex.
Como pudo observar este reportero en la obra negra, el proyecto incluye un amplio centro comercial. En la parte trasera de la construcción, un enorme patio alberga decenas de tractocamiones.
A esos señalamientos se suma la denuncia del diputado Jesús González Schmal en octubre de 2006 contra el general Víctor Manuel de la Peña Cortés, gerente de Servicios de Seguridad Física de Pemex, y contra Rosendo Villarreal. El entonces legislador sostenía que se utilizaron recursos de Pemex para espiarlo, en el contexto de su participación en la primera comisión legislativa que indagó los negocios de la familia Bribiesca Sahagún.

Los parias

Allá en el claro, cerca del monte
bajo una higuera como un dosel,
hubo una choza donde habitaba
una familia que ya no es.
El padre, muerto; la madre, muerta;
los cuatro niños muertos también:
él, de fatiga; ella de angustia;
¡ellos de frío, de hambre y de sed!

Ha mucho tiempo que fui al bohío
y me parece que ha sido ayer.
¡Desventurados! Allí sufrían
ansia sin tregua, tortura cruel.
Y en vano alzando los turbios ojos,
te preguntaban, Señor, ¿por qué?
¡Y recurrían a tu alta gracia
dispensadora de todo bien!

¡Oh Dios! Las gentes sencillas rinden
culto a tu nombre y a tu poder:
a ti demandan favores lo pobres,
a ti los tristes piden merced;
mas como el ruego resulta inútil
pienso que un día, pronto tal vez
no habrá miserias que se arrodillen,
¡no habrá dolores que tengan fe!

Rota la brida, tenaz la fusta,
libre el espacio ¿qué hará el corcel?
La inopia vive sin un halago,
sin un consuelo, sin un placer.
¡Sobre los fangos y los abrojos
en que revuelca su desnudez,
cría querubes para el presidio
y serafines para el burdel!

El proletario levanta el muro,
practica el túnel, mueve el taller;
cultiva el campo, calienta el horno,
paga el tributo, carga el broquel;
y en la batalla sangrienta y grande,
blandiendo el hierro por patria o rey,
enseña al prócer con noble orgullo
¡cómo se cumple con el deber!

Mas, ¡ay! ¿qué logra con su heroísmo?
¿Cuál es el premio, cuál su laurel?
El desdichado recoge ortigas
y apura el cáliz hasta la hez.
Leproso, mustio, deforme, airado
soporta apenas la dura ley,
y cuando pasa sin ver al cielo
¡la tierra tiembla bajo sus pies! "

viernes, 14 de septiembre de 2007

Jesús R. Cedillo

CONTRAESQUINA

Jesús R. Cedillo

Cinco sentidos
Publicado el: 13-Septiembre-2007


El que fue considerado el mejor periodista del mundo, el polaco Ryszard Kapuscinski habla de los “cinco sentidos del periodista” y estos son: estar, ver, oír, compartir, pensar. El polaco lo dejó por escrito en un libro de edición no venal, el cual fue publicado por el FCE y la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano.

Hoy, a reserva de poner en práctica todos los sentidos, tomo el de “compartir” para esta columna. Y compartir es lo que han hecho varios lectores con quien esto escribe, merced a dos textos publicados en las páginas de Vanguardia en lunas anteriores. Me refiero a un artículo editado en “Semanario” y otro editado en este espacio donde el denominador común fue el siguiente: el periodismo escrito en México.

Uno colega, el otro un lector atento; el primero es el académico y periodista Juan Cisneros Cortés y el otro interlocutor es don Enrique Castillo Romero, hombre de empresa y asaz lector que desmenuza la política local y nacional mejor que cualquier analista de renombre.

El tercero en hacer llegar comentarios a este escritor sobre lo aquí publicado, pero con énfasis en nuestro escritor tutelar de influencia y cabecera, Octavio Paz, es el funcionario público Sergio Guadarrama.

Compartir, dice Kapuscinski, y éste tiene razón. Sin lectores, los periodistas somos fantasmas deambulando en un mar de burocracia, boletines y estulticia oficial. Y para tener lectores, hay que escribir lo que éstos piensan, sienten, ven, huelen y escuchan en la vida cotidiana. Es decir, reflejar la realidad que los lectores, que los ciudadanos padecen (padecemos).

Cito al esteta polaco autor de “Ébano”: “El lector es una persona activa, con sus opiniones y sus preferencias, que compra el periódico y pierde su tiempo leyéndonos porque confía en que allí va a encontrar respuestas a sus preguntas. Si no las halla dejará de leer el periódico o al periodista...”.

Compañero de varias batallas periodísticas y de vida (incluidas buenas parrandas, como debe ser, y donde se conocen los amigos), Juan Cisneros, editor de la revista “Territorio Libre”, invitó a comer a quien esto escribe y disertamos por más de dos horas sobre la práctica del periodismo tanto en la región como a nivel nacional.

Pocos lo saben, pero cuando gobernaba Saltillo el panista Rosendo Villarreal, el periodista Cisneros le enderezaba cotidianamente dardos envenenados desde su tribuna escrita y radiofónica, a lo cual el entonces Alcalde respondió de la única manera que saben hacer muchos panistas: ¡la cárcel!

Esquina-bajan

Tanto con Cisneros Cortés como con don Enrique Castillo, coincidimos en un punto: hace falta la escritura y publicación de perfiles, historias y anécdotas de los periodistas que han dado forma y fondo a esta profesión en Coahuila. Hace falta una buena colección de libros que retraten a estos hombres de acero y roca que eran temidos por su ácida e ingobernable pluma.

Hace falta un buen libro, un buen perfil de vida de don Armando Castilla Sánchez, fundador de esta casa editora que de manera visionaria perfiló lo que ahora se conoce como “La Zona Dorada” de
Saltillo. En la pálida memoria de este columnista aún hierve una frase que éste espetó ante el embate de los políticos: “hay que darles una recordadita periódicamente a estos políticos corruptos acerca de quién es el dueño del diario y de la pluma”.

Hace falta una colección de libros que rescaten el trabajo periodístico de reporteros y escritores como José Alvarado, Mario Loya, Jesús Álvarez del Castillo. Lo anterior claro está, incluyendo alguna estampa de ellos y un análisis de sus textos antologados. Hace falta que don Mariano Farías nos entregue alguna buena colección de tips y anécdotas de su amplia experiencia y bagaje como uno de los mejores periodistas que ha tenido este estado.

Letras minúsculas

Con Vanguardia y mis compañeros redactores, hay buen periodismo para rato. Así sea.