viernes, 25 de diciembre de 2009

Camporredondo, casi el infierno. (Una historia de la vida real de Saltillo, Coah., Méx.)

A finales de la década de los 50 llegó a Saltillo como encargado del Internado Vicente Suárez un criminal llamado Víctor Arámbula González. Seco, enjuto, de amarillos y enormes dientes, parecía la encarnación misma del demonio.
Disfrutaba abusando de los menores humillándolos verbal y físicamente, permitía y alentaba que por lo menos dos de sus hijos, Horacio y Víctor maltrataran a los niños, el primero los usaba como porra en sus partidos de futbol americano y a quien no le aplaudía lo abofeteaba, el otro, degenerado, se excitaba sexualmente toreando vaquillas y luego les metía el dedo en el recto a los muchachos.
Por si lo anterior fuera poco, Víctor Arámbula regateaba los alimentos a los alumnos del Internado, no les daba jabón de baño y no cambiaba las sábanas de los dormitorios. En suma, los trataba como animales. Los profesores, cómplices también, ya se cuecen a fuego lento en los infiernos. El escarnio era la constante en el trato con los menores en el que la cobardía de la sociedad saltillense permitía este crimen de lesa humanidad. Todavía hay descendientes y ellos deben pagar por los horrores a que sometían a los menores en este lugar que era lo más parecido a un campo de concentración donde se abusaba de la mala suerte de los niños más pobres...


Cheto no quiere saber cuánto azúcar lleva en su torrente sanguíneo. Quiere morir inocente. A él no le importa la maldita diabetes que se ha convertido en un perseguidor implacable que pacientemente espera para llevarlo a la tumba. A Cheto no le interesa conocer sus niveles de glucosa porque por encima de todo le duelen los recuerdos de los días malditos de su infancia. Todavía llora y se deprime con solo avistar a lo lejos el vetusto edificio que albergaba al internado Vicente Suárez, allá en Camporredondo. Aniceto Bustos lleva cincelada en su alma una historia negra en la que el olvido social propiciaba el abandono y los abusos hacia los niños.
La primera vez que Cheto y yo hablamos sobre Camporredondo fue una mañana del otoño de 1996 cuando estaban en marcha las campañas para la renovación de ayuntamientos. Contendían Salomón Abedrop y Manuel López y mientras la pradera política ardía, nosotros disfrutábamos del ambiente fresco que nos proporcionaban los viejos ventiladores de la cantina el Cuatro ases de Pedro Ramos que durante más de medio siglo ha paliado las penas de los parroquianos en la esquina de Álvarez y Obregón.
En ese entonces Cheto Bustos Salas se sentía satisfecho pues tres años atrás había logrado con la ayuda del Brother Sergio Martínez Rodríguez que el gobierno municipal que encabezaba el fascista Rosendo Villarreal levantara el mercado que aún ocupan los comerciantes ambulantes en la esquina de Pérez Treviño y Acuña. Ataviado con botas, pantalón de topeka y camisa abierta hasta la parte inferior del esternón Cheto había acomodado su generosa barriga sobre su regazo y hablaba de política, su pasión. Bebía agua mineral escanciada en un vaso al que luego agregaba unas gotas de limón y sal mientras este escribidor se metía velozmente copas de ron Bacardí añejo con la premura que la resaca exigía.
Priista de hueso tricolor, a Cheto no le llenaba el ojo el candidato de su partido, pero tampoco comulgaba con la posibilidad de que el panista lograra alzarse con la victoria. De cuando en cuando esbozaba algunas ideas sobre justicia social producto de su formación marxista en la escuela de economía de la U A de C a la que había asistido dos años. Hablaba con ese tono nasofarígeo que los caracteriza.
No obstante que se desenvolvía con seguridad en la charla, lucía inquieto, y en el momento en que alcé la mano para pedir un trago doble me dijo mientras se echaba el sombrero hacia atrás mesándose los cabellos:
- Juan, no estoy a gusto en este lugar. Soy alcohólico. Antes, para ir al mercado de abastos tenía que tomarme un litro de tequila nomás pa’curármela. Tomaba por meses y cuando ya quedaba casi muerto, mi mamá y mis hermanas me abrían la boca para meterme caldo de pollo. Aunque ya no tomo, sigo siendo el reflejo de una infancia de sufrimientos en Camporredondo. La mitad de los de mi generación están en la cárcel, la otra somos alcohólicos o drogadictos. Las chingas estuvieron buenas.
La tristeza surgía de la radiola mientras en el firmamento el sol había pasado el punto del cenit mientras yo metía un par de cubos de hielo en el vaso y revolvía el ron con cocacola Cheto proseguía:
- En ese entonces estaba como director del internado Víctor Arámbula…
- Arámbula, el…
- Sí, el mismo, abuelo de Marta Loera, la hija del líder que mataron de la Sección 38. Un día, cuando esta mujer tenía unos cuatro o cinco años fue al internado (Vicente Suárez) y se le perdió la muñeca de trapo que llevaba. Esa noche no dormimos. Nos mantuvieron a todos en calzoncillos. Hacía un frío de la chingada, pero ni así tuvieron compasión con nosotros. La muñeca nunca apareció, seguro se la tragaron para evitar el castigo.
Estupefacto le dije a Cheto:
- Vámonos.
Salimos por la puerta que da al norte y al despedirnos de mano le espeté:
- ¿Cuándo me cuentas la historia completa?
- Un día de estos.
Eran las primeras horas de una tarde del otoño de 1996.

Hace unas semanas coincidimos en un restaurantito del centro de la ciudad. Lo acompañaban algunos comerciantes y su fiel escudero y primo la Chocolata. Ahí me contó que aunque el gobernador ya le había dicho que sería regidor, por alguna razón Rubén lo excluyó pero sigue siendo fiel a su partido.
- ¿Cómo andas del azúcar Cheto? -le pregunté.
- No sé ni quiero saber mi her
mano, quiero morir inocente.
Luego de despachar un caldo tlalpeño salimos a la calle que nace atrás del templo de San Esteban y se prolonga hasta la plaza de Armas. Después, con lentitud empezamos a caminar por Allende hacia el norte. En ese momento le insistí:
- Tenemos una historia pendiente.
Los rayos del sol eran lánguidos.
- Aunque ya no quiero ni acordarme, no hay día que no recuerde algo. Procuro no pasar cerca de Camporredondo porque lloro y la “depre” me dura una semana.
El dolor y la tristeza de los recuerdos abandonan por un momento el alma de Cheto al hacerse palabras:
- Había un profesor de música que me humillaba y se burlaba de mí cada que se le antojaba. Se apellidaba Ferial y como yo era un muchacho que venía del monte donde cuidaba chivas, lo que menos me importaba era educar mi voz. Sé que siempre he tenido una voz fea, por eso me ridiculizaba ante mis compañeros diciéndoles que yo era lo más cercano a un chango, a un hombre primitivo y se burlaba. Me dolía mucho, yo tenía como ocho años… (Según la nómina del Internado de enseñanza primaria No. 6 Vicente Suárez del 2 de mayo de 1958, José Francisco Ferial Alvarado era profesor de enseñanza musical).
Habíamos llegado a la esquina de Allende y Aldama y antes de despedirnos de mano quedamos de que nos sentaríamos a platicar. Cheto siguió derecho por Allende, yo me fui a un estacionamiento. Al girar la llave de ignición de mi vieja camioneta la tristeza me embargaba.

A golpe de recuerdos, dos semanas después retomábamos la charla mientras atendía su puesto de fruta en la esquina de Allende y Pérez Treviño. Ahí entre el ruido infernal de los urbaneros y el grito de los vendedores en busca de marchantes Cheto sigue convirtiendo en palabras la tristeza que lleva en el alma:
- Cuando llegué a Camporredondo tendría más o menos unos ocho o nueve años. Era media tarde y mi papá me llevaba de la mano y ahí me dejó. Después, uno de los prefectos me llevó a una pila grandota de botas usadas y me dijo que escogiera bien porque eran pa’todo el año. Así que era necesario escoger bien aunque todas me quedaban grandes. La primera sorpresa que me llevé fue en la cena. Nos servían frijoles y huevo, pero muy poquito, casi nos mataban de hambre. Todavía mi vieja se enoja conmigo porque a cualquier restaurante que voy le digo al mesero que me dé una tortilla para llevar y la meto en una bolsa del pantalón. En la camioneta siempre traigo alimentos que se me echan a perder. Era tanto el hambre que pasábamos que no la he podido olvidar y creo que nunca lo olvidaré. No hay día que no recuerde algo de Camporredondo. El comedor era muy grande y en cada mesa cabíamos ocho. Al tomar los alimentos nadie hablaba, nomás se oía el ligero choque de la cuchara con los platos de aluminio. Comer ahí era sombrío.
Cheto Bustos lleva clavado el recuerdo de Víctor Arámbula González, un miserable tirano que abusaba de los niños y lo describe:
- Era alto y seco por la diabetes, dientes grandes y amarillos, voz grave. No me podía ver por rebelde el hijo de su puta madre. Me acuerdo de él con mucho coraje, si pudiera me orinaría en su tumba. Un día que no nos querían dar de comer hice mi primera manifestación. Me subí a una mesa y haciendo ruido con el plato de aluminio y la cuchara empecé a gritar: “queremos comer…queremos comer” y como muchos de mis compañeros me hicieron coro, el maldito director mandó a dos prefectos a que me colgaran de una reja. Ahí duré más de 12 horas. Un hermano me llevaba agua.
Los recuerdos afloran mientras a Cheto se le humedecen los ojos:
- Víctor Arámbula era tan hijo de la chingada que un día llegó mi mamá a verme y yo estaba castigado. Cuando los prefectos le avisaron que ahí estaba mi madre les dijo: “qué bueno que se dé cuenta esa culera de la mugre que parió”. Después me soltó una bofetada.
Durante el trayecto hacia el internado Vicente Suárez el rictus de Cheto era de angustia. Los recuerdos se agolpaban en su mente torturándolo. Revivía con dolor su infancia. Al avistar el edificio le dije:
- Cheto ¡amárrate los huevos! Vamos a entrar.
Al descender Cheto señaló una construcción y dijo:
- Ahí era la casa del pinche viejo y su familia. Su mujer, doña Chole (Soledad Castellanos) movía las nalgas muy curioso. Era prieta, haz de cuenta que estás viendo a la nieta (Martha Loera Arámbula, exdiputada). Todo el día escuchaba la canción Alma Llanera. Decían que era centroamericana, por el pelo chino, y que el pinche viejo la había sacado de un congal. Ella cobraba como ayudante de taller aunque no hacía nada. Nosotros (los alumnos) no significábamos nada para la hija… (Martha Arámbula Castellanos, viuda de Eliseo Loera Salazar, el muerto de la Sección 38) pasaba junto a nosotros sin bajar la vista. Qué bueno que fue infeliz al lado de ese pinche profesor Loera.
Ya caminábamos por lo que hoy es el estacionamiento cuando Cheto decía:
- Los hijos también eran unos culeros. Tenía uno que murió hace unos 12 años. Se llamaba Víctor y tenía un puesto por ai, por la calle de Hidalgo, nomás que no recuerdo dónde…
- La Casa de la cultura…
- Ándale.
- A ese le gustaba torear unas vaquillas que tenía por allá… (con el índice señala un punto que se encuentra en los terrenos que hoy ocupa el Centro del Normalismo) y cuando alguien no le aplaudía le daba un coscorrón y luego le metía el dedo por la cola (región anorrectal).
Aniceto Bustos Salas hace una pausa y prosigue con sus recuerdos:
- El viejo ojete tenía otro hijo que estudiaba en el Ateneo y le gustaba jugar futbol americano. Nos llevaba de porra y al que no aplaudía le daba también un coscorrón con un anillote que siempre llevaba puesto. Todos le teníamos pavor. Éramos niños.
Estamos ya en el edificio que albergaba el ala femenina del internado cuando Cheto concluye su relato respecto de los hijos de su puta madre engendrados por Doña Chole nalgas flojas y Víctor Arámula Castellanos cuando dice:
- Fíjate que un día ví a ese tal Víctor Arámbula Castellanos allá por la plaza de Armas y me escondí.
- ¿Por qué?
- Porque le tenía miedo. Nunca lo superé
- ¿Por qué no le partiste su puta madre?
- Le tenía pavor.
- Lo mismo me pasó un día con Martha Loera Arámbula en el restaurante Sol y Luna. Me entró un temor incontrolable al verla. Pinche vieja, la recuerdo por lo de la muñeca que nos comimos y por la noche que, desnudos, nos tuvieron en el patio.
Para esos momentos Cheto había perdido el miedo a la vieja prisión infantil que se empezó a construir en 1922 y en 1925 se estrenó como escuela de bachilleres. Al entrar por la puerta que conduce a los arcos de la parte poniente del edificio dijo:
- Mira, son los mismos mosaicos. A mí me gustaba estar aquí, porque me resbalaba.
Entramos en el edificio y dijo;
- Por ahí debe estar una escalera.
- Sí, ya se donde.
Subimos por los mismo peldaños que Cheto subía en sus años tiernos. Ahí, ante nosotros estaba el cuarto de los miones. A un lado el dintel donde se colgó un niño. Más allá los baños y luego los dormitorios. Era la planta alta.
- ¿Por qué le decían el cuarto de los miones? –le pregunto.
- Porque ahí dormían hacinados alrededor de 30 niños que no lograban controlar esfínteres. Si a nosotros nos lavaban las sábanas cada dos semanas, a ellos les daban ropa cada mes. Olía muy feo. A miados.
- Pero ¿por qué sucedía esto Cheto?
- Porque el Viejo se ahorraba el jabón para la ropa, con eso y lo que regateaba en jabón de baño y lo que juntaba racionándonos el alimento, pos nos daba carne nomás cuando venía el inspector de México, mandó a uno o dos de sus hijos a estudiar a Francia. Eso lo supe después.
En un crimen de esta naturaleza cometido en las mismas narices de los saltillenses pedorros de aquellos años, cualquiera se sorprende, por eso le pregunto:
- Y qué más, Cheto.
- Nombre, el jabón para la ropa era lo de menos. Nunca nos daba crema ni había botiquín, la mayoría estábamos llenos de sarna, otros, tenían llagas en la piel.
No había para qué preguntar más. En el trayecto de Camporredondo al centro de la ciudad tratábamos de conversar sobre otras cosas. Era imposible. El impacto de la verdad había sido tremendo. La familia Arámbula emparentaada con la Loera cuyos miembros presumían de honradez habían tenido un antepasado criminal. Otra de las cosas que llaman la atención es que en el Saltillo de las décadas de los 50, 60 y 70 nadie escribió sobre este crimen de lesa humanidad. El mismo Pablo M. Cuellar, autor de la Historia de Saltillo soslaya la existencia del edificio Camporredondo y nunca refiere el sufrimiento de los niños pobres de la época.
Antes de llegar al centro de la ciudad luego del doloroso periplo hacia el pasado le digo a Cheto medio en serio, medio en broma:
- Dicen que ahí asustan.
Cheto me contesta con la seriedad de la tristeza impregnando sus palabras.
- Nombre, si escarbas hasta encuentras muertos.
- ¡Apoco!
- Sí, pos quién chingaos los reclamaba.
Esta es una historia de pobreza, de abuso y de complicidad social por cobardía. Nunca más el silencio de los inocentes.








D I N T E L (De todo un poco...)

Zócalo de la gente, el diario que comprueba el dicho popular que reza: “…por dinero baila el perro” y que ha convertido en amanuenses de Rubèn Moreira a los miembros del clan Juaristi Septién, los otrora famosos “bárbaros del norte” en el sexenio del ahora expresidiario Rogelio Montemayor Seguy, el lunes 15 de junio dio entrada a una nota en primera plana que procede de la agencia informativa INFONOR (sic) en la que trata de criminalizar a los piperos de Saltillo, un gremio disperso que da sustento a muchas familias que con permiso de CEAS y de Agsal transportan agua a hoteleros, obras en construcción y a particulares. Además, Zócalo de la gente también desliza la posibilidad de que se proceda contra los dueños de las viejas norias que expenden agua a los piperos, pues dice, es un robo a la nación. ¿Por qué razones este diario no le rasca por el lado de Agsal, la compañìa de españoles ladrones que a diario expolia a los saltillenses con el permiso del alcalde de Saltillo (a) el Monigote de la gente?... Los que andan con un ardor intenso en la parte final de su tubo digestivo, exactamente en la región anorrectal, son los detractores del huevudo Obispo de Saltillo Raúl Vera López y del sacerdote Pedro Pantoja de la Casa del migrante, pues ambos recibieron premios a su trabajo a favor de la comunidad. El primero en España, el segundo en Morelia. Si los perros de la aldea les ladran, es que siguen avanzando…Sinuhé recorría las veredas de Egipto acompañado siempre por su fiel esclavo Kapta, un negro que había quedado tuerto por los malos tratos de su antiguo amo; Don Quijote desfacía entuertos y rescataba doncellas también siempre junto a su inseparable Sancho Panza. A lo largo de ambas narraciones, tanto Kapta como Sancho asumían muchas veces el mando de las empresas que emprendían sus amos. Kapta toma el control de la situación cuando Sinuhé agarra el pedito después de entregar a Minea en la isla de Minos y muchas veces Sancho se rebelaba a Don Quijote asumiendo el liderazgo. En Saltillo, se da una relación más o menos igual entre Arturo Berrueto González y Luis Fernando Hernández González mejor conocido en el inframundo político-periodístico como la Maroma. Cuentan las lenguas filosas de la comarca que una noche de los tiempos ya lejanos en que Arturo Berrueto tenía power venían del rancho que éste tiene en la sierra de Arteaga y por una discusión banal, al calor del alcohol el amo de la Maroma lo amenazó con serrucharlo de la nómina mientras orinaban en un camino vecinal. Al escuchar semejante amenaza Luis Fernando se echó materialmente a los pies de su amo y le dijo que lo perdonara mientras Arturo se hacía el digno y ya en el automóvil dejó que su siervo le rogara hasta el cansancio para finalmente perdonarlo. Así ha sido la relación entre ambos desde hace décadas. Esto ha derivado en que cuando le preguntan a Berrueto González los motivos que tiene para conservar a su más fiel siervo les contesta en medio de carcajadas:
- Es que si lo corro se suicida.
Esto habla bien de Arturo Berrueto. Su tolerancia ha impedido que aumente el número de suicidas en nuestra ciudad…El depredador Grupo Industrial Saltillo no ve la suya desde el año pasado. En los últimos días Francisco Flores Pineda, director de Recursos Humanos del GIS se quejaba de que en Coahuila el gobierno no los apoya como en Guanajuato donde reciben tres salarios mínimos por cada trabajador para paliar los malos tiempos que enfrentan. Lo anterior es irónico y de mal gusto, pues en Saltillo mucha gente recuerda la forma criminal en que se explotaba a los obreros en la Cifunsa y en la Cinsa donde además, les pagaban salarios de hambre. Sólo esto nos faltaba: que el GIS perdiera clase y se convirtiera en mendigo del Gobierno de la Gente, bien dicen que el dinero no tiene ni patria, ni dignidad, ni vergüenza… Uno de los hechos que duelen en el alma de la sociedad es el de los jóvenes que no logran ingresar a la Universidad Autónoma de Coahuila. Este año sólo fueron aceptados cuatro mil de los 11 mil que presentaron examen de admisión. Muchas son las razones por las que los muchachos no aprueban el documento de adminisión es la bajísima calidad de la educación que se les proporciona en niveles anteriores al de preparatoria. Urge un replanteamiento por parte de las autoridades educativas de Coahuila para mejorar este servicio que no sólo repercute en la calidad de vida de los futuros ciudadanos, sino que se convierte en un dique para el desarrollo de los procesos democráticos, pues si a un alumno de secundaria se le pregunta para que sirve un diputado, probablemente al tanteo conteste correctamente: pa’nada…A los españoles malditos que regentean Aguas de Saltillo, S.A. con permiso del Monigote de la Gente (a) Jorge Torres López le empieza a llegar la lumbre a los aparejos, pues las líneas que conducen el vital elemento a los hogares saltillenses se están tapando porque el agua que distribuye la empresa paramunicipal contiene muchísimas ppm de las permitidas por las normas internacionales. Ni las autoridades municipales ni los funcionarios corruptos de Agsal le han hecho caso a los miembros de AUAS (Asociación de Usuarios del Agua de Saltillo) quienes tienen un estudio completo sobre la calidad y la escasez del líquido prístino que consumen los saltillenses. Ojalá la tragedia de la escasez no nos alcance, porque en ese momento el caos será incontrolable…

Isidro López López, el cacique del Sindicato Unico de Trabajadores al Servicio del Estado de Coahuila. El charrismo sindical a todo lo que da.

Isidro López López, el cachorro de una familia de carcamanes del magisterio es el único sobreviviente de una asonada sindical que al despuntar la década de los 80 encabezaba Carlos Fonseca de León quien poco a poco muere, víctima del alcoholismo más atroz que pueda destrozar el cuerpo y el alma de un ser humano.
El Sindicato Único de Trabajadores al Servicio del Gobierno del Estado (SUTSGE) es una organización, que como todas las que fueron prohijadas en la época del corporativismo priista no pudo sustraerse a la tentación totalitaria de padecer un cacique que durante dos décadas ha ido haciéndose carne en la figura de Isidro López López, quien no sólo ha medrado con los intereses sindicales de los burócratas al servicio del estado, sino que merced a su segunda profesión, cobra como aviador en la Universidad Pedagógica Nacional, semillero de parientes del viejo magisterio.
Tenebroso en grado superlativo, frío y distante en su trato con el mundo, López López tiene pocos amigos y evita embriagarse con ellos porque bajo el influjo de las bebidas espirituosas le da por acariciar los genitales de los varones que tiene al alcance de su mano.
Isidro López López llegó al ámbito sindical de la mano de su cuñado y primo Marco Antonio López García, un dipsómano consuetudinario que arrastra la desgracia de la sal en la sementera, y que en la década de los 70 era el intelectual del grupo que comandaba otro alcohólico proclive a la violencia y golpeador de mujeres llamado Carlos Fonseca de León.
Por estos días Isidro López López es el poder tras el trono, pues los secretarios generales no ejercen el poder de manera independiente porque cualquier decisión que toman, lo hacen luego de consultarlo.
Con 35 años de antigüedad en las filas de la burocracia estatal, Isidro López López se resiste al retiro, pues sabe que de hacerlo tendría que heredar el hueso a alguno de sus compañeros y no está dispuesto a perder la mina de oro en que ha convertido a la organización sindical.
Dentro del sindicato se comenta que tiene más casas que el mismo Álvaro Morales, todas adquiridas con los acuerdos signados en el sótano con los funcionarios gubernamentales de las últimas tres décadas.
López López en mancuerna con su primo-cuñado Marco Antonio López García fungían como consejeros de la Dirección de pensiones y otros beneficios sociales de los trabajadores al servicio del estado en los tiempos en que Eliseo Mendoza Berrueto entregó esta institución a Marcos Espinosa para que se cobrara a lo chino la inversión que había hecho en la campaña política.
Marcos Espinosa Flores en contubernio con los representantes de los trabajadores construyó el centro deportivo Solidaridad, un elefante blanco ubicado a un costado del fraccionamiento Loma de Lourdes con lo que mandó a la quiebra a la institución que por encargo legal tiene la obligación de pensionar y jubilar a la burocracia del estado.
Además, los mismos consejeros que el cacique el SUTSGE coloca como representantes de los trabajadores ante Pensiones, son los que han autorizado pensiones absurdas y abusivas como la de Benigno Gil de los santos quien se jubiló con 40 mil pesos mensuales, la de Carlos Juarista Septién quien por edad se pensionó con una cantidad igual y la del mismo Enrique Martínez y Martínez, exgobernador de Coahuila que –según se rumora- recibe también 40 mil pesos mensuales, mientras los trabajadores de base, por sus bajos ingresos apenas alcanzan tres o cuatro mil pesos de pensión.
El SUTSGE nació en 1972 luego de la promulgación del estatuto jurídico que aunque obsoleto ya, aún norma las relaciones entre los burócratas y el gobierno del estado. En sus inicios fue una organización de hombres y mujeres rudos, rústicos, algunos de ellos trabajaban en el campo, otros en las duras faenas de la imprenta de gobierno, algunos eran jardineros en la ciudad deportiva. Todos tenían un común denominador: creían a ciegas en el PRI y sus candidatos a quienes ya como funcionarios les rendían pleitesía.
Como en todas las organizaciones sindicales de este país de analfabetos funcionales, los tuertos se han convertido en reyes. De esta manera, el primer cacique que tuvo el SUTSGE fue Candelario Robles Arreola, un sujeto inescrupuloso que presumía de su amistad con altos funcionarios de la administración florestapista quien para mantenerse en el poder se había rodeado de viejitos que estaban por jubilarse y por lo tanto carecían de aspiraciones. Además, no dudaba en expulsar del sindicato a los inconformes. De esta manera el mismo cacique creaba las condiciones para que germinara la semilla de la insurrección que alimentaba la inconformidad de Carlos Fonseca, Marco Antonio López e Isidro López López.
El primer paso que toma la gente de Carlos Fonseca en 1978 es buscar un imbécil carismático pero manejable para apoderarse de la Sección Uno, la más numerosa. La búsqueda no tardaría mucho, pues ahí estaba Faustino Ibarra Valdés, un profesor de academia comercial que exhibía su pelo en pecho y lucía bigote tupido, usaba pantalones de mezclilla sumamente ajustados que combinaba con camisas de colores llamativos y aparentaba talento. Como tesorero le incrustaron a Antonio Tobías Salomón, un estudiante de economía que ya acusaba los defectos de cuentachiles y miserable, y a quien el destino convertiría en concuño de Fonseca de León.
Dos años después de su arribo a la secretaría de la Sección Uno del SUTSGE Ibarra Valdés era depuesto en una asamblea controlada por Fonseca de León, López García y López López, luego se nombraría a Armando Luna Lara, un viejito que sabía de cuadratines y que en la imprenta de gobierno manejaba una prensa muy parecida a la de Gutemberg, pero que de sindicalismo sabía sólo lo que le habían enseñado en el aldeano PRI de la década de los 50.
Todo marchaba sobre ruedas pues con Luna Lara llegaría Isidro López López en marzo de 1981. Con Isidro López y Tobías Salomón como cabeza de playa en el SUTSGE, a Carlos Fonseca sólo le quedaba esperar a que el tiempo corriera hasta el término del período estatutario que llegaría unos meses después.
Convertido ya en secretario general de la Sección Uno del SUTSGE Carlos Fonseca de León integraría en su equipo de trabajo a Marco Antonio López García y a Isidro López López, el primero en organización, el segundo en finanzas. Todo quedaba en familia. Se gestaban así las condiciones para apoderarse del sindicato. La primera etapa de la consolidación del cacicazgo que hoy padecen los burócratas estatales estaba cumplida aunque vendrían tiempos aciagos.
Aunque ya atrincherados en esta posición los golpistas sindicales no las tenían todas consigo, pues el carácter atrabiliario y déspota que despertaba el tequila hornitos que a diario consumía en Fonseca de León lo hacía entrar en un conflicto permanente con la dirigencia estatal que en ese entonces ocupaba Jesús Rodríguez Barraza, un lagunero hocicón y rústico en su trato con la gente y que había llegado también a través del boquete que los golpistas habían abierto en la estructura del SUTSGE.
En ese entonces, de acuerdo con los estatutos, las dirigencias seccionales se conformaban por voto universal y secreto, pero no así la secretaría general estatal a la que se accedía a través de un delegado por cada 40 trabajadores de base. De esta manera, la manipulación era más fácil que el convencimiento masivo, sobre todo porque las masas son reacias al cambio y siempre existen grupos con grandes compromisos con los dirigentes, aunque los favores recibidos hayan sido ínfimos.
En ese entonces, durante los primeros años de gobierno de Miguel de la Madrid los tiempos no eran buenos para las multitudes. La inflación crecía cada mes y el dinero era insuficiente para completar las necesidades más elementales de la burocracia. Los famosos pactos de la época no lograban contener la incoformidad y el descontento populares y los dirigentes sindicales no podían brincar el tope de incremento salarial fijado por sus patrones: los gobiernos estatal y federal.
Este era el talón de Aquiles de Jesús Rodríguez Barraza como máximo dirigente del SUTSGE, pues a él le correspondía presentar los pliegos petitorios cada año y luego recibir las mentadas de madre de la base trabajadora, porque no se completaba con nada, pues el proceso inflacionario parecía imparable y cada día, el poder adquisitivo del peso se pulverizaba en las tiendas de autoservicio.
Mañosamente, esta coyuntura era usada por Carlos Fonseca de León, a la sazón dirigente de la sección sindical más numerosa del SUTSGE para desacreditar ante tirios y troyanos el trabajo que llevaba a cabo Jesús Rodríguez Barraza.
De esta manera, en medio de la inconformidad de los trabajadores llegaban a su fin de manera simultánea los períodos sindicales tanto de Jesús Rodríguez como de Carlos Fonseca.
El siguiente congreso para la elección de secretario general estatal del SUTSGE se llevaría a cabo en Acuña, Coah. donde Carlos Fonseca actuaría como instigador ante los delegados para que votaran la expulsión de Jesús Rodríguez Barraza. Comenzaba así un proceso de canibalismo sindical que en las últimas tres décadas ha dejado muchas víctimas, pero también ahí se revelaba la condición humana de Fonseca de León, pues había sido Rodríguez Barraza quien lo había sacado del ostracismo a que lo habían condenado los subalternos de Candelario Robles Arreola y de Pancho Valdés.
En el mismo congreso resultaba electo como secretario general Marco Antonio López García consolidándose de esta manera el proyecto del grupo insurrecto que lideraba Carlos Fonseca desde mediados de la década anterior.
Comenzaba también una etapa negra en la que los integrantes del grupo sólo cambiarían de puesto. De esta manera cerraban filas y nadie que no fuera incondicional de ellos podría nunca jamás ocupar un puesto de elección sindical, y si durante su estancia en la Sección uno del SUTSGE tanto Marco Antonio López como Carlos Fonseca habían convertido a la vieja casona de la calle Ateneo en un congal, ahora tocaba el turno al edificio que les había regalado Óscar Flores Tapia antes de caer en desgracia.
Empezaba también la etapa en que los dirigentes sindicales establecían convenios oscuros con los funcionarios del gobierno que les permitían obtener grandes sumas de dinero y vehículos nuevos en los que recorrían el estado. Por lo demás el incremento a los sueldos de los burócratas seguía siendo magro.
Luego del paso del Anciano dictador como se conocía a Marco Antonio López García, ocupó la secretaría general del SUTSGE Antonio Tobías Salomón, un economista a quien la universidad no tuvo la capacidad de mejorar el rústico tono de su voz. Tampoco lo pudo hacer su actividad secundaria de mariachi. A esas alturas, 1986-1989 las cosas ya estaban en franca descomposición en el sindicato de burócratas, pues Tobías Salomón resultó electo a pesar de las acusaciones que pesaban en su contra de malversación de fondos en la época en que fue tesorero de la Sección uno en el período de 1978 a 1981.
En 1989 arribaba al poder sindical a través del fraude electoral Isidro López López. En aquel entonces su contrincante era Raúl Epifanio Ortega quien se llevó de calle la elección y sin embargo, los dirigentes del SUTSGE amafiados con Enrique Martínez y Martínez, a la sazón secretario general de gobierno y de Nora Alicia Puente de Rodríguez, presidenta sempiterna del Tribunal Especial para los Trabajadores al Servicio del Gobierno del Estado, no reconocieron la personalidad jurídica de Epifanio Ortega.
Después de la reyerta que dividía en dos bandos a los trabajadores del gobierno, Isidro López López y la mafia que lo acompañaba expulsó del sindicato a una treintena de trabajadores quitándoles las prestaciones sindicales. El período sindical de López López fue de venganzas y ajustes de cuentas.
Al despuntar la década de los 90, por fin llegaba el turno a Carlos Fonseca de León al convertirse en secretario general del SUTSGE. El edificio de la calle Ateneo volvería a convertirse en congal como había sucedido con la vieja casona situada en la misma calle de Ateneo donde el licor adquirido con las cuotas de los trabajadores circulaba a raudales.
Como un castigo divino por la forma en que se hizo notar hociconeando en las asambleas, a Carlos Fonseca le tocó la nada honrosa tarea de reducir la membresía sindical recortando más de 300 plazas. Las órdenes giradas por Rogelio Montemayor a través de Carlos Juaristi no dejaban lugar a dudas: la reducción era precisa porque costaba menos contratar personal sin prestaciones. Ese era en ese entonces el ahora expresidiario Rogelio Montemayor. Ese era Carlos Fonseca de León, un sujeto que engañaba a las masas, pero se entregaba en la recámara del poder como odalisca barata, por ese crimen de lesa humanidad que implicaba la traición a los principios fundamentales, el exdirigente del SUTSGE hoy sucumbe abandonado por su familia, solo, en medio de su dipsomanía. Dejó en la inopia a más de 300 trabajadores y sus familias sin siquiera chistar. Eso no es ser hombre.
Mientras esto sucedía, Isidro López López observaba cómo se consumía la vida de su primo y cuñado Marco Antonio López García y de Carlos Fonseca de León en medio del consumo etílico inmoderado, pues no tenían hora aborrecida para empezar sus borracheras. Lo mismo podían comenzar a las once de la mañana que amanecer. Esto les impedía cumplir con sus compromisos sindicales y muchas veces el edificio permanecía cerrado porque adentro se llevaban a cabo las francachelas de los jefes.
En una de esas borracheras, Antonio Ramos Salas (a) el Perro Ramos -un personaje singular por su escaso tamaño, por la estructura cúbica de sus quijadas que tienden al prognatismo, por su nariz chata, dientes desparejos y frente amplia sin llegar a la calvicie- rompió todas la fotografías que se encontraban enmarcadas en las paredes del edificio del SUTSGE, bajo el argumento de que no servían para nada. El Perro Ramos también fue expulsado de la organización al empezar a inmiscuirse en los asuntos de la mafia dirigente. Aunque luchó denodadamente, Antonio Ramos tuvo finalmente que pedir clemencia para regresar a su empleo, pues todos los caminos habían sido copados por Isidro López López.
Por lo anterior, poco a poco Isidro López fue haciéndose del control absoluto pues no existían contrapesos. Era el único de la vieja guardia que enfrentaba los asuntos sindicales y de esta manera se fue convirtiendo en el cacique de la organización sindical mientras Carlos y Marco Antonio seguían en el avión etílico.
El primer títere de Isidro fue Mario Saucedo quien gustosamente respondía al alias de el Cepillín, un sujeto con apariencia de retrasado mental que finalmente resultó bueno pa’ los centavos pues cambió su residencia del fraccionamiento Burócratas del estado a Miravalle y durante su gestión se daba vida de jeque árabe viajando en una camioneta suburban del año y llevando gallo a sus novias, pues el dinero le había quitado su fealdad natural.
Después de Mario Saucedo vendrían David de la Peña y Rogelio Vara, dos individuos que no tomaban ninguna decisión sin antes consultarla con Isidro López ya convertido en amo y señor.
Durante la recta final de la carrera por la gubernatura de Coahuila, Isidro López López promovía de manera velada la candidatura de Raúl Sifuentes Guerrero. Incluso asistió al Congreso del Estado durante el evento en que el precandidato presentaba la propuesta de modificación a los candados del PRI con lo que culminaría la precampaña que englobaba el movimiento Tu firma sí gobierna.
Cuando llegó el momento del ajuste de cuentas con Humberto y Rubén Moreira, sin ningún escrúpulo, López López entregó la cabeza de Raúl Vargas quien había sido secretario general en 2005 acusándolo ante los nuevos gobernantes de que este pobre hombre apoyaba por su cuenta y riesgo a Raúl Sifuentes, cuando todos en la burocracia sabían que quien dictaba línea era precisamente López López.
La última persona que ha arribado al puesto de títere de la secretaría general del SUTSGE de plano no tiene pantalones, pues es mujer. Se llama Rosa Isela Alarcón Balandrán y se entiende a las mil maravillas con Isidro que también de cuando en cuando deja que aflore la parte femenina de su alma al practicar el felatorismo manual a sus compañeros de parranda.





martes, 1 de diciembre de 2009

ALFONSO CEPEDA SALAS, OTRO LADRÓN ASQUEROSO DE LA SECCIÓN 38 DEL S.N.T.E.

En el barrio viejo de Arteaga, sobre la calle empedrada, a cien metros de la alameda de esta población se levanta una palapa que fue construida paso a paso y peso a peso con las cuotas de los profesores adheridos a la Sección 38 del SNTE en los tiempos en que Alfonso Cepeda Salas era secretario general.
Esta es sólo una de las muchas propiedades que ostenta el ahora candidato a diputado local por la vía plurinominal por el Partido Nueva Alianza PANAL, pues también es dueño espurio de una casa en la Ciudad de México, otra en Acapulco con alberca techada, un departamento en la capital de la república, una cabaña en Jagüey de Ferniza y una casa chica en la que vive su amante Rosa González en el fraccionamiento Fundadores de esta ciudad, además de una ostentosa residencia en el fraccionamiento Magisterio en la capital del estado.
Cepeda Salas es el arquetipo del dirigente magisterial corrupto hasta la médula. No ha parado mieses en la acumulación de riqueza ni aborrece ninguna fuente de financiamiento. Tampoco tiene aborrecida ninguna actividad por abyecta que ésta sea. Lo mismo ha sido lameculos de la cínica dirigente magisterial Elba Esther Gordillo Morales que cargamaletas del corruptísimo Eliseo Loera Salazar que en estos momentos se cuece a fuego lento en los infiernos.
Quienes conocen a Cepeda Salas lo consideran un sujeto sin escrúpulos, inmoral, proclive a la traición, megalómano, mentiroso y hábil para tejer rumores que lo beneficien. Luego de que en 1999 dejó la secretaría general del SNTE ya se sentía con méritos de seguir el camino del miserable labriego, venido a más antes de su muerte Eliseo Loera Salazar: ser secretario de educación.
Los que saben de esto, dicen que porfió hasta la saciedad arrastrándose ante Gordillo Morales para que le pidiera a Enrique Martínez y Martínez que lo colocara en el puesto que ya estaba destinado al ahora gobernador Humberto Moreira Valdés y van más allá, pues dicen que al saber lo anterior, Humberto se burlaba de él llamándolo un pobre pendejo.
Ahora Alfonso Cepeda Salas ha sido defenestrado del puesto que ostentaba en el CEN del SNTE, pero antes de que esto sucediera, se arrastraría de nuevo ante Elba Esther Gordillo Morales de quien ha sido lameculos durante los últimos 14 años para que lo apuntara en el primero lugar de la lista de aspirantes a una diputación plurinominal por el Partido Nueva Alianza.
Y ahí está en estos momentos, tejiendo rumores que ni el mismo se cree, pues dice a sus allegados que él será el líder del congreso del estado. Tamaña ilusión la desdice el párrafo de un artículo publicado por Carlos Moreira en 1996: “… Alfonso Cepeda Salas es un hombre de dos caras que saluda con una sonrisa y apuñala por la espalda… maneja a la perfección los golpes debajo de la mesa y practica con maestría el arte de la traición”.
Prueba de lo anterior es que Cepedas Salas está solo. Nadie de quienes lo acompañaron en el saqueo de la Sección 38 del SNTE de 1996 a 1999 se acerca a él porque saben que corren el riesgo de la entrega y la traición. Lo llaman Judas.
El ostracismo de Cepeda Salas en la Ciudad de México fue propiciado por Alejandro Torres de la Rosa quien lo sucedió en la secretaría general de la Sección 38, porque quería no sólo seguir mandando en esa institución, sino seguir con el saqueo y la rapiña a que la había sometido durante su administración. Prueba de lo anterior es el cúmulo de propiedades que ha acumulado a lo largo de su vida de ladrón del sindicalismo magisterial.
Por si a algún imbécil se le ocurre votar por el PANAL para apoyar a Alfonso Cepeda Salas, a continuación se enlistan algunos rasgos relevantes de la vida del aspirante a la diputación local:
Actualmente recibe, como el resto de los exsecretarios generales de la Sección 38 la cantidad de 20 mil pesos mensuales por concepto de pensión por los “servicios prestados” a esta organización
Cobra por concepto de dos plazas homologadas, una en la Universidad Pedagógica Nacional y otra en la Escuela Normal de Educación Preescolar, una cantidad aproximada a los 60 mil pesos mensuales.
Mantiene a su hijo Alfonso Cepeda Garza como ‘aviador’, pues cobra sin trabajar en la Escuela Secundaria Federico Berruelo Ramón, en la Escuela Normal de Educación Preescolar y en la Clínica del Magisterio.
La esposa de Alfonso Cepeda Salas, una tirana que fue despedida por el personal de la ENEP, cobra como jubilada en la DIPETRE una cantidad aproximada de 30 mil pesos mensuales.
Mantiene a tres hermanas y un hermano en la nómina magisterial con sueldos homologados; es decir, los más altos del listado profesoral.
Todos los hijos de las hermanas de Alfonso Cepeda Salas cobran en el sistema de normales.
Su querida Rosa González cobra en el sistema de normales mientras permanece comisionada en la Dirección de Pensiones.
Yuvisela Garza Ramos, cuñada de Alfonso Cepeda Salas incrustó (sin examen de oposición) a su hijo Juan Luis de la Rosa Ramos, que no reúne el perfil normalista, en la Fundación Siglo XXI con 40 horas homologadas.
¿Por qué Alfonso Cepeda Salas busca con denuedo convertirse en diputado local? Porque al ser despedido vergonzosamente del CEN del SNTE, sabe que vivir fuera del presupuesto, es vivir en el error. Ya no recibirá los 70 mil pesos más gastos para viáticos que recibía cuando era el lameculos preferido de la perfida Elba Esther Gordillo Morales.
Se ennumeran las propiedades de Alfonso Cepeda Salas:
Palapa construida paso a paso y peso a peso con dinero de la Sección 38 del SNTE durante los años 1996-1999.
Casa en la Ciudad de México.
Casa en Acapulco, Gro., con alberca techada.
Departamento en la Ciudad de México.
Casa en el fraccionamiento Fundadores de Saltillo, Coah., en la que vive Rosa González, segundo frente del aspirante a la diputación local.
Residencia en el Fraccionamiento Magisterio de Saltillo., Coah., construida también con fondos de la Sección 38.
Rancho en la sierra de Arteaga.
Rancho en Guanajuato, Gto.
Cabaña en Jagüey de Ferniza que fue construida con dinero del Fondo de la Vivienda de la Sección 38 cuando ocupaba la presidencia Julián Montoya de la Fuente, actual diputado local. Esta propiedad se levantó dos veces, pues la primera no le gustó a Irasema Yazmín Garza Ramos, por lo que con celeridad fue demolida y vuelta a levantar al gusto de la esposa del ladrón magisterial Alfonso Cepeda Salas.
Con estos antecedentes, ¿usted votaría por Alfonso Cepeda Salas? Yo tampoco.

La Forestal: utopìa del cardenismo, sinónimo de corrupción

Para los jóvenes nacidos después de Parchis en las ciudades de México que se ubican sobre las áridas tierras del norte, La Forestal, F.C.L. no tiene ningún significado. En pocas palabras, no es un signo lingüístico porque los fonemas carecen de contenido.
Todavía para mediados de la década de los 80, La Forestal, F.C.L. funcionaba formalmente con un gerente nombrado de manera directa desde la Presidencia de la República y un cuerpo colegiado que tenía entre sus objetivos la atención de los pobladores más pobres de México a través de la compra de las fibras de lechuguilla, palma samandoca y maguey.
De esta manera la empresa ixtlera del estado, que contaba con fondos federales para su funcionamiento, de la mano con Fibras Santa Catarina, S.A. del estado de Nuevo León, y de Fibras Saltillo, S.A. de la capital de Coahuila, ejercían prácticas monopólicas que plusvaloraban un producto arrancado con dolor a la tierra por los talladores del altiplano central que comprende los estados de Coahuila, San Luis Potosí, Zacatecas y Tamaulipas. La plusvalía del producto, cuyos derivados se vendían tanto en el país como en el extranjero nunca llegaba a las mesas de los campesinos del desierto mexicano, que hasta la fecha siguen siendo víctimas del coyotaje practicado por las empresas mencionadas.
La presencia de los talladores del desierto mexicano en los mítines políticos del PRI desde la época de Lázaro Cárdenas hasta Ernesto Zedillo era pintoresca. Ataviados con sombreros pringosos de lona y fibras vegetales, huaraches de tres agujeros y morrales en cuyos costados, en hemicírculo, aparecían las letras La Forestal, F.C.L., los herederos directos de la Revolución Mexicana eran la imagen viva de la pobreza, que con sus labios resecos y su mirada noble esperaban ansiosos el momento de degustar un lonche de jamón con aguacate que empujaban gozosos con una cocacola. En esos días, el corporativismo en pleno se hacía carne con la presencia de obreros, campesinos y pequeños comerciantes pobres en un escenario enorme en que el cinismo de los políticos soltaba la brida y hablaba de justicia social.
En los estertores agónicos de la década de los 80 y en la alborada de los 90, la empresa social que integraban más de 33 mil talladores de ixtle y palma samandoca y denominada La Forestal, F.C.L., ya empezaba a hacer agua por la presencia en el mercado nacional de las fibras sintéticas que poco a poco desplazaban a los costales de ixtle en los que se envasaban los granos. Con cinco siglos de uso, hasta los estropajos para el aseo corporal y los cepillos largos con que las mujeres lavaban los trastos se encontraban en extinción mientras los derivados del petróleo hacían su entrada triunfal en las cocinas mexicanas. Era una cuestión de falso estatus que convertía en “nacas” a las mujeres que seguían usando los productos del ixtle en el aseo de sus cacerolas.
En 1940 se integra en Saltillo el cuerpo de mando de la Forestal F.C.L. y según los datos con los que se cuentan, acudió Efraín Buenrostro, en ese entonces Secretario de la Economía Nacional a dar posesión, tanto al gerente como a los integrantes del Consejo de Administración cuyos nombres se han perdido en la negra noche de los tiempos.
Estos eran los meses en que agonizaba el período de Lázaro Cárdenas del Río. Se trataba de organizar en cooperativas, un modelo de producción en medio del socialismo y del capitalismo a los talladores de ixtle que habitaban en las regiones más desérticas del país.
Dos años antes, en 1938, apenas se había iniciado el reparto agrario mediante el que se cumplía tardíamente con uno de los anhelos de la lucha zapatista. De esta manera se dotaba de parcelas de temporal a los campesinos pobres que de ahí en adelante se organizarían en las comunidades llamadas ejidos, un término usado también en España pero con una connotación diferente a la de nuestro país, aunque con la misma raíz latina: exitum.
Alrededor del ejido empezarían a crecer las alimañas alimentadas desde la Confederación Nacional Campesina que chuparían desde entonces el sudor y la sangre de los campesinos más pobres del país, por lo que aún no queda claro si Lázaro Cárdenas del Río albergaba buenas intenciones al dotar de tierra a los ejidatarios, o si a más de siete décadas puede decirse que era un hombre perverso políticamente, pues para pagar el préstamo de la árida tierra comunal los ixtleros tenían que acudir, acarreados en camiones de redilas a los mítines políticos, y sus servicios no cesarían hasta que Carlos Salinas decidió privatizar los ejidos del país a través del programa PROCEDE en 1992.
Para entonces la Forestal, F.C.L. estaba en bancarrota. Los grupos de campesinos ixtleros deambulaban en la orfandad. Les habían prestado las parcelas en 1938 y otorgado la propiedad medio siglo después, en el 92, pero como el valor de la tierra de temporal es bajísimo, más de 33 mil familias de talladores se encontraban nuevamente dispersas, a merced del coyotaje sin freno ni control, sobreviviendo a la buena de Dios y condenados desde entonces a engrosar los cinturones de miseria de las grandes y medianas urbes.
Con la aparición de grupos defensores del medio ambiente y proclives al consumo de alimentos orgánicos en cuya producción no se aplican pesticidas a los vegetales ni sustancias que aceleran el crecimiento en los animales, la fibra de lechuguilla adquiere en estos momentos una importancia vital, sobre todo en los países europeos y en algunos sectores de la sociedad norteamericana, pero ya no hay talladores. La corrupción los fue aniquilando poco a poco. Por estos días la producción de ixtle ha mermado considerablemente con relación a la década de los 80, anterior a la llegada de los costales de fibra sintética.
En medio de la corrupción que caracterizaba el funcionamiento de la Forestal, F.C.L., sus gerentes y el Consejo de Administración fueron adquiriendo diversos bienes para su funcionamiento; de esta manera, en los estados emblemáticos de la producción ixtlera existen edificios, terrenos y fábricas de costales que han sido presa de la falta de escrúpulos, donde funcionarios estatales y fedatarios públicos se han prestado para ventas irregulares, al grado de que Soriana se hizo de uno de los edificios de los cooperativistas en Monterrey. En San Luis Potosí ha sucedido lo mismo y Saltillo no podía ser la excepción.

La codicia: terreno ideal para
la funeraria más grande del pueblo.

En estos momentos ya no se sabe si el edificio en el que funcionaba la Forestal, F.C.L. ubicado en la confluencia de las calles Emilio Carranza y Ramón Corona de esta ciudad fue financiado con fondos de la Presidencia de la República o fue adquirido a través de donaciones. La realidad es que el terreno de 13 mil metros cuadrados en el que se levantan construcciones con una vida de más de medio siglo despertaría la codicia del exgobernador de Coahuila Enrique Martínez y Martínez, quien a través de conocidos testaferros intentaría pagar la cuarta parte de los más de 26 millones de pesos en que fue valuada la propiedad por la Procuraduría de Justicia del Estado.
Para lo anterior, el exgobernador cuenta con la quinta columna que encabeza Armando Luna Canales, actualmente Secretario de Gobierno y quien engaña tanto a Rubén como a Humberto Moreira, pues en este asunto Rubén ha llegó a decir a los representantes de los ixtleros, que ya nada se podía hacer en cuanto al remate del edificio de La Forestal, F.C.L. pues ahí se establecería la funeraria más grande de Saltillo en clara alusión al giro empresarial del exgobernador Enrique Martínez y Martínez y que estaba enterado, sólo a medias, del proceso de remate viciado de origen, pues el asunto venía cocinándose desde los primeros meses de la administración martinista a través de los corruptos presidentes que desde entonces ha tenido la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, mejor conocida como del pillaje.
La historia de este caso de corrupción empieza con la agonía de la década de los 90, cuando en 1998 La Forestal, F.C.L. ve mermadas sus operaciones por la incursión en el mercado de las fibras sintéticas que al menos durante una década han desplazado a los productos de ixtle. De esta manera comienza un proceso de liquidación de la mayoría de sus trabajadores. Sólo quedarían once pendientes. Uno de éstos se manejaba en el expediente 59/98 y diez más que en el pleito laboral 38/99 también habían arrimado su sardinita a la lumbre.
El 20 de febrero de 2001, en el juicio 59/98 la Junta Local de Conciliación y Pillaje ordenaba el embargo del edificio de La Forestal, F.C.L. ubicado en Emilio Carranza y Corona de esta ciudad, pero como en este país la justicia es lenta, en 2005 la empresa obtiene un amparo que le otorga el Cuarto Tribunal del Octavo Circuito, donde se establecía por unanimidad de votos de los magistrados que todo lo actuado en el este asunto es nulo, incluido el laudo posterior al embargo y se ordena a la JLCA que se reponga todo el juicio, por lo que se vuelve a iniciar desde la demanda. Hasta aquí, nada para nadie; demandada y demandantes comenzarían el pleito, que nuevamente ganaría Filiberto Cepeda Siller, extrabajador que a través de su abogado José Moreno Reyna exigía el pago de prestaciones por un monto de 251 mil 676 pesos y para el 12 de agosto de 2005 el laudo se había repuesto.
Un mes después Oralia Rodríguez Rosas, en ese entonces presidenta de la JLCA incurre en la aberración jurídica que actualmente permite a los abogados de La Forestal F.C.L. que encabeza el licenciado Carlos Durán Fernández impedir el remate del edificio de Corona y Emilio Carranza, ya que cuando el litigante José Moreno Reyna exige el pago de prestaciones para su defendido Filiberto Cepeda Siller, la presidenta de la JLCA dicta un acuerdo ilegal que a la letra dice: “dígasele al promoverte que se esté en lo diligenciado en 20 de febrero de 2001 por el actuario de esta Junta”, pero todo lo actuado en esa fecha había sido echado abajo por los magistrados federales, por lo que no se cumplía con el requisito del embargo antes de llevar a remate el edificio de Corona y Emilio Carranza, y como nadie dijo nada, ese auto quedó firme, aunque en esencia era ilegal.
Así las cosas, en el otoño de 2005 el inmueble emblemático de los ixtleros se iba a remate sin el embargo previo en primera almoneda sin que hubiera ofrecimiento, pues el valor del edificio rondaba los 25 millones de pesos según avalúo previo de la Procuraduría General de Justicia del Estado.
En las segunda, tercera y cuarta subastas públicas, aparentemente no hubo interesados, aunque se sabe que los Cristianos cuya sede funciona a un costado del inmueble de los ixtleros hiceron un ofrecimiento generoso, por alguna triquiñuela legal, la JLCA no les acepto el ofrecimiento.
Finalmente, el siete de enero de 2008, curiosamente el primer día hábil del año acuden al remate José María Fraustro Siller, Ricardo Sergio Álvarez García, Jesús de las Fuentes Cabello y Luis Gerardo Álvarez García ofreciendo 6 millones 294 mil 951 pesos con 20 centavos, la cuarta parte del valor del inmueble, de los cuales depositan en la caja fuerte de la JLCA 629 mil 495 pesos con 12 centavos por concepto de garantía. Al día siguiente ocho de enero entregaban el resto cinco millones 665 mil 456 pesos y ocho centavos con lo que el remate se lleva a efecto.
El mismo ocho de enero de 2008 el abogado Carlos Durán Fernández interpone un recurso de revisión contra el auto que declaraba legal el remate con lo que se suspendía el proceso de adjudicación del inmueble y tanto José María Fraustro Siller, Ricardo y Luis Gerardo Álvarez García y Jesús de las Fuentes Cabello se quedaban con un palmo de narices y del plato a la boca se les enfriaba la sopa.



GRUPO INDUSTRIAL SALTILLO, LA BANCARROTA. EL INFIERNO DE LA EXPLOTACIÓN IMPIA

El miércoles 29 de octubre de 2008 la delgada franja de lectores de periódicos de Coahuila desayunaba sorprendida por un texto extraño que al primer vistazo parecía fuera de lugar; sin embargo, al comenzar su lectura bajo el pomposo título de EL GRUPO INDUSTRIAL SALTILLO, INSTITUCIÓN EJEMPLAR DE LA INICIATIVA PRIVADA DE COAHUILA, así, con mayúsculas negritas, se empezaba a colegir que éste representaba un espaldarazo a al otrora más grande consorcio explotador de Saltillo.
En el cuerpo del escrito se revaloraba la visión de su fundador Isidro López Zertuche sin escatimar ningún epíteto eufónico para sus sucesores Isidro y Javier López del Bosque, quienes a lo largo de sus vidas acumularon cargos suficientes para ser calificados por el pueblo como los más infames de los explotadores en muchas leguas a la redonda, y por lo tanto, dueños del fantasma del hambre que ha merodeado sobre las mesas de los trabajadores en las últimas ocho décadas.
Durante los primeros días de octubre el GIS era señalado por las autoridades financieras y hacendarias del gobierno federal junto con Cemex y Comercial Mexicana de haber especulado con moneda extranjera, propiciando la salida del país
de la décima parte de las reservas en dólares con las que contaba el Banco de México hasta los últimos días de septiembre.
Los rumores de que el GIS se encontraba en bancarrota circulaban como reguero de pólvora en los mercados financieros y la versión de Joaquín López Dóriga difundida en cadena nacional acerca de que Grupo Industrial Saltillo había declarado concurso mercantil, era desmentida de manera enfática por Jorge Verástegui, vocero del holding. El concurso mercantil es un procedimiento judicial para empresas o comercios que por falta de liquidez, no pueden pagar a sus acreedores. La sola insinuación de la quiebra constituía un agravio para la soberbia del otrora poderoso grupo industrial, que aún en su ocaso mantiene bajo el proceso de infame explotación a unos siete mil trabajadores, entre operarios fabriles y obreros de cuello blanco.
En las circunstancias anteriores se entiende el penúltimo párrafo del texto en comento que a la letra dice: “Cuando el entorno internacional sacude a las economías de todo el mundo y las empresas nacionales se aplican en superar una crisis global, es momento propicio para que reconozcamos la capacidad que gracias a su disciplina administrativa el Grupo Industrial Saltillo ha mostrado a lo largo de su existencia para sortear las dificultades que en diferentes momentos le han impuesto las severas crisis y fuertes turbulencias de los mercados comerciales, financieros y bursátiles. No obstante esto, siempre ha mantenido su superior aportación como generador de em
pleos, distribuidor de ingreso, contribuyente responsable, impulsor practicante de la concordia y la dignidad laboral, así como participante altruista y filantrópico en las mejores causas de la comunidad”.
Llaman también la atención las firmas que aparecen al calce del escrito: Humberto Moreira Valdés, gobernador constitucional; Horacio del Bosque Dávila, presidente del sin H. Congreso del Estado; Gregorio Alberto Pérez Mata, presidente del Tribunal Superior de Injusticia; Gregorio García Rodríguez, director de la Escuela Normal Superior; Mario Alberto Domínguez García, director de la Benemérita Escuela Normal de Coahuila; Rosa Argelia Arriaga Reyes, directora de la Escuela Normal Regional de Especialización; además, también firman la carta de desagravio al GIS, el biologuete Arturo González González quien actualmente funge como director del Museo del Desierto y sobre quien pesan acusaciones de tráfico de fósiles; antes regenteó la dirección de ecología durante los tiempos negros de Rosendo Villarreal como alcalde; Teresa Medina Ramírez (a) la Rata Cetemista y quien carga con la acusación callada de los obreros de vender sus derechos; hasta un sonorense estampa su rúbrica: Jorge Mazón Salazar en su calidad de presidente del Club Rotario 100, pero igual que el resto de los firmantes, nada sabe de los crímenes de lesa humanidad cometidos por los dueños del Grupo Industrial Saltillo durante los primeros 80 años de su existencia. Ninguno de los firmanes estuvo sometido alguna vez a la magra paga y al infame trato que reciben los obreros de parte de los fieros capataces de la industria saltillense.
Por otra parte, el desplegado periodístico representa también un traspié ideológico del gobernador Humberto Moreira Valdés quien desde sus primeras incursiones en la vida pública, ha pugnado a través de su discurso por una justicia social que no se implantará en estas latitudes, mientras existan empresarios con la mentalidad explotadora de los dueños del GIS cuyo aullido por los estragos que les ha causado la tempestad financiera, se ha escuchado en todos los confines del mundo del dinero.
Desplegados similares fueron publicados en otras entidades del país con el mismo fin: desagraviar a los barones del dinero tendiendo una cortina de humo que los librara de las acusaciones públicas proferida por Agustín Carstens y Guillermo Ortiz, Secretario de Hacienda y Director de Banxico respectivamente, tocante al acaparamiento de divisas en el mercado de derivados que contribuyó a la caída del peso.
La acusación de sacadólares y como consecuencia de apátridas dolió en las negras y purulentas entrañas del gigante provinciano dedicado originalmente a la fabricación de bacinicas y ollas de peltre para el mercado nacional, pero que con el paso de los años diversificó sus productos extendiéndose a las industrias automotriz y de la construcción. Por eso la desesperación con la que Jorge Verástegui -vocero del holding- señalaba enfático en rueda de prensa celebrada el 13 de octubre: “en ningún momento especulamos”. No obstante el énfasis del funcionario, el señalamiento ya estaba hecho, aunque luego vendría el reculamiento de las autoridades financieras y hacendarias del país.
Pero independientemente de lo anterior, lo cierto es que los últimos meses han sido negros para el corporativo saltillense que ya siente el agua hasta el pescuezo pues luego de poner en venta casi de garage a la Compañía Industrial del Norte (Cinsa) en 600 millones de pesos, con lo cual calcula que podrá apenas cubrir el 22 porciento de sus pasivos, puso en venta también el Recreativo Isidro López Zertuche que funcionaba desde el 15 de mayo de 1991 muy cerca de la confluencia del bulevar Fundadores y calle Urdiñola al poniente de Saltillo.
Tan mal iban las cosas en el GIS, que por primera vez en ocho décadas, su consejo de administración es presidido por Adán Elizondo, un elemento ajeno a la dinastía de Isidro López Zertuche, fundador del cártel industrial de Saltillo.
Del entorno financiero internacional se puede inferir que sólo una contingencia gravísima pudo hacer que el Grupo Industrial Saltillo tuviera que repudiar la sangre de su fundador removiendo de la copresidencia del consejo de administración a Juan Carlos López Villarreal y a Ernesto López de Nigris cediendo de esta manera el paso a Adán Elizondo Elizondo tan sólo tres semanas después de la muerte de Isidro López del Bosque quien había sucedido en 1959 a su padre Isidro López Zertuche al frente de las empresas.
Sólo una circunstancia de gran envergadura como la crisis global pudo permitir que se exhibiera el principio de Peter de los sucesores de Javier e Isidro López del Bosque. La tercera generación ya no pudo. Y esto debe de doler en la honra industrial, antes vanidosa y soberbia.
Cuando un emporio tan poderoso como el GIS con ventas anuales que superan los mil millones de dólares tiene que recurrir al patrimonio colectivo de su contraparte constituida por los dirigentes charros que encabeza la rata de la CTM Tereso Medina Ramírez, las cosas no pueden marchar bien. El anuncio de que el centro recreativo Isidro López Zertuche sería adquirido por las ratas que han regenteado los intereses de los trabajadores causó estupor en distintos sectores. Ante una propuesta ciudadana de que GISSA donara las instalaciones para evitar que la UAC construyera el nuevo edificio en despoblado de Arteaga, el corporativo guardó silencio. El motivo: su bancarrota.
Cuando un clasemediero vende su automovil para pagar deudas, invariablemente pierde seguridad y su autoestima merma porque siente que su vida desciende a los infiernos. El nueve de agosto de este año, el periódico Zócalo de la Gente –cuasivocero del PRI-Gobierno- anunciaba que el corporativo había vendido Aerogisa, S.A. de C.V., una empresa que prestaba servicios al grupo, funcionarios y familiares. El precio de venta fue de aproximadamente cinco millones de dólares. En su edición de ese día Zócalo de la Gente resume:
· El 1 de mayo de este año murió Isidro López del Bosque.
· El 8 de mayo Adán Elizondo Elizondo tomó las riendas del Grupo Industrial Saltillo como presidente ejecutivo del Consejo de Administració mientras Ernesto López de Nigris tomaba la presidencia de operaciones del Sector Fundición integrado por Cifunsa y Technocasta y Juan Carlos López Villarreal se hacía cargo del control de operaciones de Recubrimientos, Calentadores y Artículos para el Hogar.
· El 18 de junio la empresa anunció que desincorporaba de su portafolio el 49 porciento de participación que mantenía en la compañía Ditemsa, S.A. de C.V., dedicada a la fabricación de herramentales para la industria automotriz. La compradora fue ARRK North America Holdings.
· El 15 de agosto el Grupo Industrial Saltillo anunció el cierre formal del Centro Recreativo y Deportivo Isidro López Zertuche que hoy se sabe adquirirá la Rata Cetemista Tereso Medina Ramírez a un precio que aún se desconoce.
· El jueves 4 de septiembre el Grupo Industrial Saltillo anunció en la Bolsa Mexicana de Valores la venta de su filial Cinsa perteneciente al área de Hogar en 57 millones de dólares.
· En los primeros días de octubre GISSA fue acusada junto con Cemex y Comercial Mexicana como sacadólares.
· Y para rematar octubre negro, el 29 Standard & Poor’s colocó las calificaciones de riesgo crediticio en escala nacional (CaVal) de ‘mxA-‘ de Grupo Industrial Saltillo S.A.B. de C.V. en listado de Revisión Especial (CreditWatch) con implicaciones negativas tras el anuncio de la empresa sobre la extemporaneidad en la entrega de los resultados al tercer trimestre de 2008. En el portal de internet de GISSA aún no aparecen los resultados del tercer trimestre por lo que en este espacio se procederá al somero análisis de los números publicados el 25 de julio correspondientes al primer semestre de este año.
De acuerdo con datos publicados en la columna Tiempo de negocios que firma Darío Celis en el periódico Excelsior, Adán Elizondo Elizondo tendrá que pagar 83 millones de pesos de la siguiente manera: el 22 de diciembre 32 millones de pesos a Banamex; el 26 de diciembre 45 millones a Banco del Bajío, y tres días después, el 29 del mismo mes seis millones a Mercantil CB. Como se puede advertir, las deudas, sólo con estos bancos a cortísimo plazo se encuentra entre los siete y los ocho millones de dólares con un mercado norteamericano casi colapsado en la industria automotriz, y con escaso flujo de efectivo producto de la recesión global en la que los clientes del GIS se encuentran también entrampados en la crisis inmobiliaria que envuelve al país del norte. Muy lejos se ve diciembre de 2004 en que GISSA anunciaba las negociaciones con Caterpillar Inc para la construcción de una planta para la fabricación de monoblocks en la que invertiría 100 millones de dólares. Hoy la turbulencia internacional socava los cimientos del imperio explotador más grande de Saltillo.
En el reporte de resultados de GISSA del segundo trimestre de 2008, el corporativo muestra que aunque hubo un crecimiento de 25% medido en dólares y de un 18% en pesos contra las cifras del año anterior, el resultado de Operación (UAFIR) del 2T08 fue negativo por cuatro millones de dólares; las siglas UAFIR significan en el argot contable Utilidad antes de [gastos] financieros, impuestos y retenciones.
Los argumentos que expone el corporativo en sus considerandos previos a la presentación del estado de resultados son los aumentos a las materias primas y los energéticos que afectaron a los sectores de fundición de hierro y así lo refleja su estado de pérdidas y ganancias en el rubro de costo de ventas que ascendió de 3,616 a 4330 millones de pesos de un total de ventas de 4,940, con lo cual desde el primer trimestre de 2008 acumula una UAFIR negativa (pérdida) de 293 millones de pesos. Todo esto antes del proceso de depreciación y amortización. Además, los rubros de productos financieros y fluctuación cambiaria aparecen en rojo en el documento que aparece en el portal de internet de Grupo Industrial Saltillo S.A.B. de C.V.
Hasta el 30 de junio de 2008 GISSA contaba con 728 millones de pesos en efectivo e inversiones temporales; además, la cantidad neta de cuentas por cobrar a clientes se ubicaba en 2,165 millones de pesos; otras cuentas por cobrar por 245 millones; inventarios por 1,268 millones; en otros activos circulantes tenía 43 millones; el valor de inmuebles, planta y equipo ascendía a 5,764 millones; y en otros activos tenía 1,029 millones de pesos que en total sumaban 11,242 millones de pesos, una cantidad nada despreciable que convertida a dólares arroja la impresionante suma de 865 millones al tipo de cambio de 13 pesos por dólar.
No obstante lo impresionante de la suma anterior, GISSA tiene en sus pasivos créditos bancarios a corto plazo por 229 millones de pesos; una porción circulante de la deuda a largo plazo por 559 millones de pesos, deudas con proveedores por 1,737 millones de pesos; además, debe por conceptos de participación de los trabajadores en las utilidades del ejercicio anterior y de impuesto sobre la renta la cantidad de 799 millones de pesos. Por los conceptos de créditos bancarios y otros pasivos a largo plazo e impuestos diferidos, el GIS debe 1,845 millones de pesos, con lo que su capital contable se ubica en 6,073 millones de pesos.
Con los números anteriores el asunto iría a todo mecate si no fuera porque los clientes gringos pueden convertirse en mulas y con esto GISSA dejaría de recibir, al menos en el corto plazo 2,165 millones de pesos, y si esto sucede como así lo tienen previsto los altos funcionarios del otrora gigante provinciano de la industria, se detendrían las ventas, por lo que el rubro de inventarios por 1,268 millones de pesos se convertiría también en mercancía mula.
Si el asunto se mira del lado de los pasivos, las cosas se complican, porque la supuesta liquidez de 728 millones de pesos con que contaba el GIS hasta el 30 de junio del año en curso, no es suficiente para cubrir 229 millones de pesos por concepto de créditos bancarios a corto plazo y 799 millones que le debe tanto al fisco como a los trabajadores por concepto de participación de éstos en las utilidades; además, de acuerdo con el documento, el corporativo debe otros 52 millones de impuestos que ha ido difiriendo.
Si a la calificación de riesgo crediticio otorgada por Standard & Poor’s para las acciones del Grupo Industrial Saltillo se le suma la modificación a la baja que también hizo el 10 de octubre Fitch Ratings la situación se pone muy fea para el corporativo saltillense, “pues con esto la calificadora estima que la perspectiva de fortalecimiento en la posición financiera de GISSA no se alcanzará como consecuencia del entorno económico prevaleciente, así como por el anuncio por parte de la compañía de un cargo a resultados al 30 de septiembre de 2008 por un monto de alrededor de 600 millones como consecuencia del reconocimiento del valor razonable atribuible a instrumentos financieros derivados”, según el portal de internet de MILENIO.COM del 10 de octubre.
Además, el sitio da cuenta de que el corporativo enfrentará en febrero de 2009 la amortización de un certificado bursátil por 508 millones de pesos.
Para rematar el panorama negro, en la sección DINERO del diario Vanguardia el 17 de noviembre se publicaba una nota en la que ya se usaba el término bancarrota para el GIS y se establecía que las acciones del holding saltillense habían caído 72.39% pasando de 18 pesos con 47 centavos desde la última jornada en el 2007 de la Bolsa Mexicana de Valores a cinco pesos con 10 centavos cada una de las cerca de 300 millones de papeles emitidos por GISSA.

Concurso mercantil. Reconocimiento de bancarrota.

La sola posibilidad de que el Grupo Industrial Saltillo se acoja a la Ley de Concursos Mercantiles generaría un desmadre de tamaño internacional por la envergadura del corporativo que mantiene relaciones comerciales con muchos países del orbe








LA ESTUPIDEZ DE JORGE TORRES LÒPEZ ALCALDE DE SALTILLO QUIEN YA RESPONDE AL MOTE DE EL MONIGOTE DE LA GENTE.

Hace unos meses yo pensaba que el Monigote de la Gente (a) Jorge Torres López sólo era estúpido para articular frases y oraciones, ahora, después de leer sus declaraciones acerca de que Aguas de Saltillo, S.A. está corrigiendo sus políticas sociales, pienso que la estulticia no tiene cuna: lo mismo afecta al proletariado que a quienes como él han nacido en pañales de seda.
Convertido en vocero de Agsal, Torres López declara que las cosas han mejorado desde la salida de Rogelio Koehn y con la llegada de Jesús María Tura Torres. Se nota que la estupidez alcaldesca no ha estado nunca a merced del maltrato y la soberbia con que se conducen los empleados menores de la compañía de agua. Es seguro que nunca ha estado en el departamento de quejas a donde concurren por lo menos unos 150 saltillenses diariamente.
Si en la primera de sus declaraciones tácitamente reconoce que las cosas no se hacían bien durante la gerencia del brasileño, la pregunta es ¿por qué no hizo nada por salvar a los saltillenses de multas y abusos?
Por el contrario, sus desdichadas declaraciones donde orondamente daba a conocer que el Ayuntamiento de Saltillo había adquirido el cinco porciento más de las acciones de Agsal, pero que aún no podían poner gerente, porque esto está pactado con Aguas de Barcelona, el socio minoritario que se encarga de la administración.
A diario, los empleados menores de Agsal recorren las calles de Saltillo como perros de presa en busca de tomas clandestinas. Diariamente también cuadrillas de trabajadores de la empresa Cima del Norte, S.A. horadan la piel de nuestra ciudad porque las mangueras que llegan a los domicilios se están tapando y porque reponerlas es un gran negocio: dos mil pesos por reposición.
Y aunque es patrimonio de la empresa, que bajo toda lógica debería correr por los gastos de mantenimiento de su red de agua que robaron con la complacencia de Óscar Pimentel, el hombrecillo de cráneo tonsurado que malgobernaba la ciudad en 2001 y del mismo exgobernador Enrique Martínez y Martínez, pues se sabe que sin la anuencia del gobernante en turno no se mueve ni la hoja de un árbol en el ayuntamiento.
Pero además de lo anterior, la calidad del agua que consumimos los saltillenses está en entredicho pues parece secreto de estado la profundidad desde donde se está bombeando el vital elemento, porque en muchos lugares, en la tubería de cuatro pulgadas ya no queda espacio para que fluya el agua, como sucedió en meses pasados en la calle Netzahuacoytl de la colonia Azteca.
Por otro lado, son mentiras las declaraciones del Monigote de la Gente (a) Jorge Torres López en el sentido de que el contrato cuesta a los saltillenses que habitan en las colonias populares alrededor de un mil pesos, pues existen cientos de casos en los que los usuarios han tenido que pagar, la mayoría de las veces en abonos cantidades que oscilan entre los cinco y los 10 mil pesos por una toma domiciliaria.
Además de lo anterior los mexicanos ladrones al servicio de los bandoleros españoles que en mal momento se asociaron con el Ayuntamiento de Saltillo aplican una multa de 500 pesos, porque no se le puede llamar de otra manera a quien o quienes dejen de pagar durante tres meses consecutivos. Lo anterior lo fundamentan en el artículo 84 de la Ley para los Servicios de Agua Potable, Drenaje y Alcantarillado en los Municipios del Estado de Coahuila de Zaragoza que tiene su nacimiento en los tiempos negros de la inútil administración de Eliseo Mendoza Berrueto.
Pese a que el agua es un bien público, y que miles de saltillenses aportaron en metálico o con trabajo comunitario para la construcción de la red, no hay piedad para ellos, sobre todo para los más desprotegidos económicamente.
Por otro lado, pronto los gachupines gonorreicos han encontrado la forma de alejar la crítica periodística con cochupos y embutes disfrazados de publicidad a los medios de comunicación.
Lo más grave de todo es la falta de organización social del pueblo ante una actitud deleznable de las autoridades de los tres niveles de gobierno. El liderazgo social se encuentra ausente, por eso tanto abuso de una empresa que no debería existir con esa actitud atrabiliaria que no sólo roba el dinero del proletariado, sino que zahiere la inteligencia de algunos sectores sociales.
Ante una actitud pasiva del pueblo, es muy fácil que hayan sobrevivido todos los alcaldes y el Monigote de la Gente no podía ser la excepción, más cuando proviene de la rancia burguesía explotadora de Saltillo, pues no debemos olvidar que es primo de Manuel López Villarreal y de Rosendo Villarreal Dávila.

VOTO EN BLANCO

A lo mejor no pasa nada pero la tendencia de los sectores pensantes de la sociedad –alentados por algunos intelectuales, que esta vez no se les pude encuadrar dentro de la ultraderecha rabiosa- de acudir a las urnas a depositar su voto en blanco para repudiar a los partidos políticos, cada día preocupa más a sus dirigentes, porque saben que han abusado.
El terreno se sigue abonando. La columna de Carlos Loret de Mola del martes 16 de junio se tituló “La parentela” y habla sobre los muchos parientes de gobernadores, exgobernadores y dirigentes políticos que buscan un puesto de elección popular. Después de leerla cualquiera decide ir a votar en blanco, no por la influencia de José Saramago que en su novela Ensayo sobre la lucidez habla de la rabia que provocó el voto blanco en los gobernantes de un lugar de Portugal. Se transcribe textual:
“Una de cada seis guarderías en Sonora es de algún familiar del gobernador priísta Eduardo Bours. Silvia Oliva, esposa del ex delegado en Iztapalapa, el diputado perredista René Arce, fue polémicamente designada candidata a ese mismo cargo por el Tribunal Electoral de la Federación. Esas noticias que dominan los espacios periodísticos revelan que del pie familiar cojean todos los partidos, sobre todo ahora que hay elecciones.
En el PRI, el “precioso” Mario Marín dejó a su hermana Julieta Octavia de candidata, el Gobernador de Coahuila a su hermano Rubén, la de Yucatán a su primo Felipe y el de Chiapas a su medio hermano Julio Ángel.
Pusieron a sus hijos de aspirantes los ex gobernadores duranguenses Ramírez Gamero y Guerrero Mier, el guerrerense Heladio Ramírez, el mexiquense Pichardo Pagaza, el chiapaneco Roberto Albores, el oaxaqueño Murat y el poblano Melquiades Morales, que además coló a un hermano. El ex de Colima, Moreno Peña, colocó a su esposa; enlistados, un medio hermano del ex de Quintana Roo, Pedro Joaquín Coldwell y un sobrino del ex de Veracruz, Patricio Chirinos. Y el hijo de Roberto Madrazo. Beltrones tiene a su yerno compitiendo por el Verde.
En el PRD, la Gobernadora de Zacatecas, Amalia García, quiere poner a su hija (que ya es senadora, Claudia Corichi) de candidata a sucederla. El senador lopezobradorista, Ricardo Monreal, ex gobernador de ahí mismo, ya amarró para su hermano David (actual alcalde de Fresnillo) la candidatura a ese cargo por el PT.
Jesús Ortega, el dirigente nacional, tiene a su hermano Antonio de diputado federal, a sus compadres Marcos Cruz y Salma Guzmán de candidatos al Congreso y está casado con Angélica De la Peña, dos veces legisladora.
Su archirrival, Andrés Manuel López Obrador, dejó a su hijo José Ramón cobrando en la Procuraduría del DF tan pronto él “se fue” del gobierno local; su hermano Pío es candidato a diputado por el PT y su hermano José Ramiro dirige el PRD en Tabasco y ha sido alcalde de Macuspana.
El líder del PRD en Colima puso a su hija en la lista plurinominal. Los hermanos Batres (Martí, Valentina, Lenia) han ocupado distintos cargos de gobierno, al igual que los esposos Dolores Padierna y René Bejarano.
En el PAN, el presidente Calderón tiene a su sobrina de candidata a la Asamblea del DF y el Gobernador de Querétaro, Francisco Garrido, palomeó a su esposa Marcela Torres como candidata a la Cámara de Diputados.
José Luis Durán Reveles ha sido subsecretario de Gobernación, diputado federal y alcalde de Naucalpan, municipio en cuyos distritos aparecen como candidatos sus hermanos Porfirio (ya alcalde de Cuautitlán) al Congreso de la Unión, y Patricia al Congreso local.
Por donde uno le vea. El yerno y las hijas de Elba Esther, la ex esposa de Marcelo, el sobrino de Cota, el marido de Sheinbaum (o la mujer de Ímaz), el hijo de Cuauhtémoc, la esposa de Sánchez Anaya, la de Fox…

Ensayo sobre la lucidez de José Sarmago.

Esta novela del portugués José Saramago que obtuvo el Nobel de Literatura en 1998 apareció en 2004, pero fue presentada en Lisboa hasta marzo de 2005. Un texto producido en Argentina y que se puede leer en la siguiente dirección electrónica http://www.reforma-política.com.ar/rp/noticias.php?page=noticias-578 abre con las siguientes preguntas:
¿Qué pretende José Saramago con su última novela política que ha inquietado a muchos líderes de opinión pública? ¿Por qué los partidos políticos y los medios de comunicación nunca interpretan la clave política del voto en blanco en los resultados electorales?
Ensayo sobre la lucidez plantea un debate sobre el funcionamiento de la democracia en la que vivimos, y destaca el poder de maniobra que aún reside en los ciudadanos, al votar en blanco, para manifestar su descontento con esta situación. Esta fábula repleta de advertencia que describe Saramago nos invita a reflexionar sobre por qué votamos a una u otra opción política, cuando muchas veces ninguno de ellos atiende verdaderamente a nuestras necesidades sociales y económicas. Varias organizaciones cívicas han solicitado en pasadas elecciones el voto en blanco para presionar a nuestros gobernantes y forzar una actitud más social y moral del Estado.
En la presentación de esta novela en Lisboa, el pasado 29 de marzo, Saramago señaló que la democracia en que vivimos está deteriorada por los poderes económicos y que los partidos políticos son cómplices de estos poderes al mantener un sistema y leyes que favorecen más los intereses económicos que los sociales. "Podemos quitar a un gobierno y poner a otro en su lugar, pero no podemos hacer otra cosa", comentaba el autor". "El poder real - añadió Saramago- está en otro lado. Fundamentalmente, en el poder económico, que como todos sabemos no es democrático".
Votar en blanco es una opción más que tenemos los ciudadanos a la hora de votar, tan libre y soberana como votar a un partido determinado, aunque sí es cierto que tiene una lectura política muy diferente a la abstención, por eso ha gustado muy poco esta novela al entorno político En muchos procesos electorales el voto en blanco se ha intentado clasificar como un voto antidemocrático o antisistema, pero el elector que vota en blanco es sencillamente alguien que no está satisfecho con el funcionamiento de la democracia y escoge esa manera de expresarlo. Pero si es cierto que nuestro sistema democrático no tiene respuesta y/o referente para esta supuesta respuesta electoral, ¿debemos prepararnos para esta eventualidad?. Aunque Ensayo sobre la lucidez no deja de ser una novela, pone encima de la mesa varias advertencias a tener en cuenta.
La narración comienza con unas palabras que pueden interpretarse de dos maneras. "Mal tiempo para votar". El personaje que expresa esta queja se refiere al tiempo climático, porque al principio de los hechos relatados una lluvia torrencial cae sobre la capital de un país anónimo justo el día en que se celebran unas elecciones municipales. Pero ese mal tiempo para votar también alude a la época actual, se podría deducir tras leer la novela.
Durante las elecciones municipales de una ciudad sin nombre, la mayoría de sus habitantes decide individualmente ejercer su derecho al voto de una manera inesperada, más del 70% vota en blanco. Nadie esperaba este resultado. Los votos válidos no llegan al 25% del escrutinio. La inquietud de los políticos contrasta con la tranquilidad de los votantes. Miles y miles de personas de todas las edades, ideas políticas e ideologías y condiciones sociales, han manifestado su descontento con los partidos políticos y la política votando en blanco. Los lectores de esta novela se van a cuestionar asuntos como cuál es el mensaje político de un voto en blanco y de qué manera debe ser entendido por los partidos políticos y el gobierno. ¿Un abuso sin freno haría ingobernable el sistema democrático?

El gobierno teme que ese gesto revolucionario, capaz de socavar los cimientos de una democracia degenerada, sea producto de una conjura anarquista internacional o de grupos extremistas desconocidos. La inquietud de los políticos contrasta con la impresionante tranquilidad de los votantes. Según el gobierno, los electores que votaron en blanco no son patriotas. Las cloacas del poder se ponen en marcha: los culpables tienen que ser eliminados. Y si no se hallan, se inventan.
Los miembros del Gobierno, que no saben cómo descifrar el misterio del voto en blanco, incapaces de encontrar una gigantesca conjura internacional de desestabilización o a un grupo de extremistas desconocidos, ponen en funcionamiento su maquinaria más hedionda. Primero imponen la censura e implantan el estado de sitio, y luego deciden la retirada inmediata del gobierno, del ejército y de las fuerzas policiales a otra ciudad.
En Ensayo sobre la lucidez, José Saramago deja patente la corrupción que ataca a la democracia y la manipulación que padecen los medios de comunicación, pero sobre todo demuestra que cualquier ciudadano puede elegir libremente, aunque se enfrente a quienes manejan los resortes del poder. Los protagonistas de esta nueva novela de Saramago, un inspector de policía y la mujer que conservó la vista en la epidemia de luz blanca de Ensayo sobre la ceguera, dan muestras de la altura moral que los ciudadanos anónimos pueden alcanzar cuando deciden ejercer la libertad.