Ernesto Alvarado Treviño superintendete de la CFE Saltillo encabeza a la pandilla de electricistas que roban a la Nación de manera impune. Por eso el Sindicato se opone a la privatización de la empresa.
La antesala de la superintendencia general de la CFE en Saltillo es un lugar pulcro. Las paredes del cubículo de la secretaria son de aluminio, madera y cristal, parece una simpática cajita de muñecas; detrás de la barra despacha una mujer joven de uñas bien cuidadas cuyos instrumentos de trabajo son un espejo, un peine y una pequeña lima. Este es el único espacio al que puede llegar un ciudadano de a pie, porque de inmediato, la soberbia de la secretaria del superintendente lo pondrá de patitas en la calle, con malos modos porque se siente la dueña del congal en el que se ha convertido la CFE-Saltillo.
Por supuesto que el dueño del congal, Ernesto Alvarado Treviño nunca está dispuesto a atender a la legión de consumidores que a diario hacen corajes por los cobros injustos. Sólo atiende a los palafreneros de los grandes industriales que requieren que en sus empresas se aumente el flujo de electricidad o necesitan una línea más de alta tensión. Para ellos, el siniestro personaje de la burocracia federal siempre está dispuesto a lamerles el culo, porque de ahí recibe obsequios y dinero que le permiten llevar un tren de vida superior a su enorme sueldo y prestaciones.
Huidizo y acomplejado porque quiere ocultar a toda costa una infancia acotada a la pobreza, no atiende a los pobres porque le recuerdan su pasado. Ernesto Alvarado Treviño es egresado del Instituto Tecnológico de Saltillo en una de las generaciones de los años más tiernos de la década de los setenta. Hoy vive en una residencia que ocupa media cuadra sobre la calle del Sabino, en un fraccionamiento con pretensiones de exclusividad que se ubica al norte de la ciudad.
Ernesto Alvarado, como todos los funcionarios de alto rango que roban a la Nación en el área de energía, no paga la electricidad que consume y según se estila en este gremio, hasta la estufa es eléctrica y los aparatos de calefacción trabajan las 24 horas del día. Su sueldo es un misterio, pues la opacidad es otra de las características de esta empresa de "clase mundial", donde los jefes de área ganan 42 mil 540 pesos mensuales más una compensación de 43 mil 348 pesos.
No a la privatización de la CFE.
Por eso Alvarado Treviño es el principal opositor a que se privatice la Comisión Federal de Electricidad pues él, igual que todos los parásitos de la paraestatal no recibirían premios de fidelidad, 33 por ciento de su sueldo para renta, 12.3 para despensa, ocho por ciento para transporte, 28 por ciento de ahorro, automovil, celular, préstamo para carro por 392 mil pesos, uno por ciento del sueldo para mantenimiento automotor, pago por puntualidad y asistencia y bonos, si la CFE funcionara bajo los criterios de la empresa privada, donde la optimización de recursos humanos y materiales es la premisa de funcionamiento.
Los postes de la CFE al mejor postor.
Por fuentes cercanas al funcionarios federal se sabe que éste hace negocios a la sombra del puesto que detenta. En días pasados, trabajadores de RCG a bordo de vehículos con este logotipo, de manera presurosa colocaban cables atándolos a los postes de concreto de la CFE. Aunque a nivel nacional la Cámara Nacional de la Industria del Telecomunicaciones por Cable (Canitec) ha denunciado que en algunas partes del país la CFE bloquea a la industria de la televisión por cable para permitir el monopolio de Telmex, en Saltillo, con el permiso de Ernesto Alvarado Treviño, RCG, la empresa de Roberto Casimiro González recibió la autorización de colgarse de la infraestructura de la CFE.
Asi mismo, Canitec ha denunciado que los ingresos que la paraestatal recibe de los cableros no llegan a la Tesorería de la Federación, pues se desvían de manera arbitraria merced a la voluntad de funcionarios como Ernesto Alvarado Treviño.
Se calcula que actualmente los cableros usan dos millones de postes de la CFE a lo largo y ancho del territorio nacional, y aunque la renta por cada uno disminuyó de 153 pesos a 50, aún así, los ingresos son considerables. La pregunta que jamás contestará el huidizo superintendente de la CFE-Saltillo es ¿Cuántos postes han arrendado a RCG? ¿Este dinero servirá para engrosar las cuentas bancarias del funcionario? ¿Hasta cuando seguirán robando a la Nación?
Askareles
Pero si lo anterior es grave, más lo es la irresponsabilidad con la que los funcionarios de la paraestatal aplican en el tratamiento de los askareles. Se conoce con este nombre al aceite que usaban los transformadores antes de 1990. La sustancia es altamente peligrosa porque si por accidente se llegase a quemar se producirían las dioxinas, el peor veneno que ha creado el hombre sobre el planeta.
¿Dónde están los askareles que los "trabajadores" de la CFE han retirado de los transformadores viejos? Seguramente la respuesta tiene que esperar hasta que la mentalidad de burócrata de Ernesto Alvarado Treviño pueda carburar con esa lentitud con que trata los asuntos públicos que no le dejan dinero.
Prestaciones criminales las de los "trabajadores" de la CFE.
Por la electricidad que usa, unos 966 kilowatts hora al mes, Ernesto Alvarado Treviño o cualquier empleado de la Comisión Federal de Electricidad paga sólo 6.16 pesos mensuales en promedio.
En contraste, cualquier usuario residencia, con el mismo consumo, pagaría alrededor de 2,200 pesos mensuales, más un cargo fijo de 54 pesos. Esto es un costo 365 veces más alto que el que representa para el trabajador de la CFE.
Como no les cuesta, los casi 84 mil trabajadores activos y jubilados de la CFE usan en su hogar un promedio de 966 kilowatts hora mensuales, seis veces la energía que consumen los clientes residenciales comunes, unos 150 kilowatts hora mensuales.
Desde 1974, el Contrato Colectivo de Trabajo entre la CFE y el Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana les concede a los trabajadores gratuitamente 350 kilowatts hora mensuales de energía eléctrica, y les ‘obliga’ a pagar un centavo cada kilowatt hora adicional.
Lo anterior se considera parte del salario, de acuerdo con un alto funcionario del área de comercialización de la paraestatal.
No obstante lo anterior, la CFE reconoce que el uso de luz por parte de sus trabajadores, está por encima, incluso, de la media que registran los clientes residenciales DAC (De alto consumo doméstico), que se ubica en 543 kilowatts hora-mes.
Independientemente de la postura de los funcionarios cefeístas, los casi 1000 millones de kilowatts hora-mes que anualmente consumen los trabajadores electricistas, de acuerdo con estimaciones de la propia empresa, tienen un costo de más de dos mil millones de pesos. Ese costo equivale a la mitad de las ganancias que la CFE reporta anualmente; es decir, los trabajadores se llevan un tercio de las ganancias, casi nada.
Si a lo anterior se le suma que el sistema de pensiones mantiene al borde de la quiebra a la empresa, el lector de dará cuenta de cuánto se ha sangrado a la CFE.
Este es el arte de robar a la Nación de manera impune.
Por eso, estos burócratas ladrones que encabeza en Saltillo Ernesto Alvarado Treviño lo último que quisieran es la privatización de la Comisión Federal de Electricidad, porque saben que las empresas privadas de ninguna manera pueden permitir tanto abuso, tanto saqueo al erario y tanta soberbia para con el pueblo.
Por supuesto que el dueño del congal, Ernesto Alvarado Treviño nunca está dispuesto a atender a la legión de consumidores que a diario hacen corajes por los cobros injustos. Sólo atiende a los palafreneros de los grandes industriales que requieren que en sus empresas se aumente el flujo de electricidad o necesitan una línea más de alta tensión. Para ellos, el siniestro personaje de la burocracia federal siempre está dispuesto a lamerles el culo, porque de ahí recibe obsequios y dinero que le permiten llevar un tren de vida superior a su enorme sueldo y prestaciones.
Huidizo y acomplejado porque quiere ocultar a toda costa una infancia acotada a la pobreza, no atiende a los pobres porque le recuerdan su pasado. Ernesto Alvarado Treviño es egresado del Instituto Tecnológico de Saltillo en una de las generaciones de los años más tiernos de la década de los setenta. Hoy vive en una residencia que ocupa media cuadra sobre la calle del Sabino, en un fraccionamiento con pretensiones de exclusividad que se ubica al norte de la ciudad.
Ernesto Alvarado, como todos los funcionarios de alto rango que roban a la Nación en el área de energía, no paga la electricidad que consume y según se estila en este gremio, hasta la estufa es eléctrica y los aparatos de calefacción trabajan las 24 horas del día. Su sueldo es un misterio, pues la opacidad es otra de las características de esta empresa de "clase mundial", donde los jefes de área ganan 42 mil 540 pesos mensuales más una compensación de 43 mil 348 pesos.
No a la privatización de la CFE.
Por eso Alvarado Treviño es el principal opositor a que se privatice la Comisión Federal de Electricidad pues él, igual que todos los parásitos de la paraestatal no recibirían premios de fidelidad, 33 por ciento de su sueldo para renta, 12.3 para despensa, ocho por ciento para transporte, 28 por ciento de ahorro, automovil, celular, préstamo para carro por 392 mil pesos, uno por ciento del sueldo para mantenimiento automotor, pago por puntualidad y asistencia y bonos, si la CFE funcionara bajo los criterios de la empresa privada, donde la optimización de recursos humanos y materiales es la premisa de funcionamiento.
Los postes de la CFE al mejor postor.
Por fuentes cercanas al funcionarios federal se sabe que éste hace negocios a la sombra del puesto que detenta. En días pasados, trabajadores de RCG a bordo de vehículos con este logotipo, de manera presurosa colocaban cables atándolos a los postes de concreto de la CFE. Aunque a nivel nacional la Cámara Nacional de la Industria del Telecomunicaciones por Cable (Canitec) ha denunciado que en algunas partes del país la CFE bloquea a la industria de la televisión por cable para permitir el monopolio de Telmex, en Saltillo, con el permiso de Ernesto Alvarado Treviño, RCG, la empresa de Roberto Casimiro González recibió la autorización de colgarse de la infraestructura de la CFE.
Asi mismo, Canitec ha denunciado que los ingresos que la paraestatal recibe de los cableros no llegan a la Tesorería de la Federación, pues se desvían de manera arbitraria merced a la voluntad de funcionarios como Ernesto Alvarado Treviño.
Se calcula que actualmente los cableros usan dos millones de postes de la CFE a lo largo y ancho del territorio nacional, y aunque la renta por cada uno disminuyó de 153 pesos a 50, aún así, los ingresos son considerables. La pregunta que jamás contestará el huidizo superintendente de la CFE-Saltillo es ¿Cuántos postes han arrendado a RCG? ¿Este dinero servirá para engrosar las cuentas bancarias del funcionario? ¿Hasta cuando seguirán robando a la Nación?
Askareles
Pero si lo anterior es grave, más lo es la irresponsabilidad con la que los funcionarios de la paraestatal aplican en el tratamiento de los askareles. Se conoce con este nombre al aceite que usaban los transformadores antes de 1990. La sustancia es altamente peligrosa porque si por accidente se llegase a quemar se producirían las dioxinas, el peor veneno que ha creado el hombre sobre el planeta.
¿Dónde están los askareles que los "trabajadores" de la CFE han retirado de los transformadores viejos? Seguramente la respuesta tiene que esperar hasta que la mentalidad de burócrata de Ernesto Alvarado Treviño pueda carburar con esa lentitud con que trata los asuntos públicos que no le dejan dinero.
Prestaciones criminales las de los "trabajadores" de la CFE.
Por la electricidad que usa, unos 966 kilowatts hora al mes, Ernesto Alvarado Treviño o cualquier empleado de la Comisión Federal de Electricidad paga sólo 6.16 pesos mensuales en promedio.
En contraste, cualquier usuario residencia, con el mismo consumo, pagaría alrededor de 2,200 pesos mensuales, más un cargo fijo de 54 pesos. Esto es un costo 365 veces más alto que el que representa para el trabajador de la CFE.
Como no les cuesta, los casi 84 mil trabajadores activos y jubilados de la CFE usan en su hogar un promedio de 966 kilowatts hora mensuales, seis veces la energía que consumen los clientes residenciales comunes, unos 150 kilowatts hora mensuales.
Desde 1974, el Contrato Colectivo de Trabajo entre la CFE y el Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana les concede a los trabajadores gratuitamente 350 kilowatts hora mensuales de energía eléctrica, y les ‘obliga’ a pagar un centavo cada kilowatt hora adicional.
Lo anterior se considera parte del salario, de acuerdo con un alto funcionario del área de comercialización de la paraestatal.
No obstante lo anterior, la CFE reconoce que el uso de luz por parte de sus trabajadores, está por encima, incluso, de la media que registran los clientes residenciales DAC (De alto consumo doméstico), que se ubica en 543 kilowatts hora-mes.
Independientemente de la postura de los funcionarios cefeístas, los casi 1000 millones de kilowatts hora-mes que anualmente consumen los trabajadores electricistas, de acuerdo con estimaciones de la propia empresa, tienen un costo de más de dos mil millones de pesos. Ese costo equivale a la mitad de las ganancias que la CFE reporta anualmente; es decir, los trabajadores se llevan un tercio de las ganancias, casi nada.
Si a lo anterior se le suma que el sistema de pensiones mantiene al borde de la quiebra a la empresa, el lector de dará cuenta de cuánto se ha sangrado a la CFE.
Este es el arte de robar a la Nación de manera impune.
Por eso, estos burócratas ladrones que encabeza en Saltillo Ernesto Alvarado Treviño lo último que quisieran es la privatización de la Comisión Federal de Electricidad, porque saben que las empresas privadas de ninguna manera pueden permitir tanto abuso, tanto saqueo al erario y tanta soberbia para con el pueblo.
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