La furia de Reséndiz Boone…
Un ataque de locura temporal, de esos estados esquizoides en que se separan la razón y el sentimiento, sufrió el actual diputado, otras veces poeta, otras escritor de textos históricos que se refieran a Carranza o a Madero, y allá en épocas prehistóricas profesor Guadalupe Sergio Reséndiz ‘Bono’, cuando en la edición anterior de esta revista se exhibió su cobardía y conveniencia ante la muerte misteriosa y artera de "su maestro"
Eliseo Loera Salazar quien murió en el último tramo de su corruptísima carrera sindical, como secretario general de la Sección 38. Un camarada de esta choza editora cuenta que uno de los primeros días de febrero se encontraba platicando con algunas personas en el lobby del edificio del Congreso del Estado, en eso entra Sergio Guadalupe, y aunque casi nunca lo saluda, ese día fue directo hacia él para decirle con el dedo regordete en ristre:
- Su amigo está loco.
Con cara de what, nuestro amigo le contesta con sorpresa:
- ¿Cuál amigo?
- Juan, Juan el Loco –le responde el diputado.
- ¡Ah! Se refiere usted a Juan Cisneros Cortés.
Reséndiz Boone caminaba alrededor de la estatua de Carranza. De cuando en cuando se levantaba la pretina de su pantalón que se abombaba debajo de su generosa barriga para continuar:
- Sí, a él, porque en el último número de la revista Territorio Libre escribió una sarta de pendejadas…
Guadalupe Sergio, que en los últimos tiempos se ha convertido en un auténtico mastín del poder proseguía su perorata, mientras seguía avanzando en círculos con su andar pingüinesco, que evidencia pies planos.
- …pero que bueno que me liga con mi maestro Eliseo, sí es cierto que fui su amigo, a mucho orgullo y honra.
Para ese momento era tanto el coraje del robusto diputado que cuando hablaba, de su cavidad oral salían chisguetes de saliva que se estampaban en el rostro de nuestro camarada. Reséndiz Boone caminaba y caminaba en círculos como lo ha hecho en su existencia mientras insistía:
- Su amigo está loco… y además, también es corrupto como nosotros…
Enrique Martínez y Martínez
Un ataque de locura temporal, de esos estados esquizoides en que se separan la razón y el sentimiento, sufrió el actual diputado, otras veces poeta, otras escritor de textos históricos que se refieran a Carranza o a Madero, y allá en épocas prehistóricas profesor Guadalupe Sergio Reséndiz ‘Bono’, cuando en la edición anterior de esta revista se exhibió su cobardía y conveniencia ante la muerte misteriosa y artera de "su maestro"
Eliseo Loera Salazar quien murió en el último tramo de su corruptísima carrera sindical, como secretario general de la Sección 38. Un camarada de esta choza editora cuenta que uno de los primeros días de febrero se encontraba platicando con algunas personas en el lobby del edificio del Congreso del Estado, en eso entra Sergio Guadalupe, y aunque casi nunca lo saluda, ese día fue directo hacia él para decirle con el dedo regordete en ristre:
- Su amigo está loco.
Con cara de what, nuestro amigo le contesta con sorpresa:
- ¿Cuál amigo?
- Juan, Juan el Loco –le responde el diputado.
- ¡Ah! Se refiere usted a Juan Cisneros Cortés.
Reséndiz Boone caminaba alrededor de la estatua de Carranza. De cuando en cuando se levantaba la pretina de su pantalón que se abombaba debajo de su generosa barriga para continuar:
- Sí, a él, porque en el último número de la revista Territorio Libre escribió una sarta de pendejadas…
Guadalupe Sergio, que en los últimos tiempos se ha convertido en un auténtico mastín del poder proseguía su perorata, mientras seguía avanzando en círculos con su andar pingüinesco, que evidencia pies planos.
- …pero que bueno que me liga con mi maestro Eliseo, sí es cierto que fui su amigo, a mucho orgullo y honra.
Para ese momento era tanto el coraje del robusto diputado que cuando hablaba, de su cavidad oral salían chisguetes de saliva que se estampaban en el rostro de nuestro camarada. Reséndiz Boone caminaba y caminaba en círculos como lo ha hecho en su existencia mientras insistía:
- Su amigo está loco… y además, también es corrupto como nosotros…
Enrique Martínez y Martínez
En los mentideros políticos de las principales ciudades del estado a los cafetólogos a veces les da por revivir el pasado como el punto de partida para especular sobre el futuro. De esta manera, a casi tras años de que concluya la actual administración se hacen una pregunta: ¿Dónde estarán en 2011 Óscar Pimentel González, Alejandro Gutiérrez, Javier Guerrero García y Enrique Martínez y Martínez? Hasta donde se sabe, ellos no han pactado con el moreirismo como lo han hecho Rogelio Montemayor y Francisco José Madero. Descartan de entrada, que Eliseo Mendoza Berrueto se convierta en un problema, pues a él -dice la raza- hasta con una Oficialía del Registro Civil lo contentarían.
Abraham Cepeda dice adiós a la ubre presupuestal.
Abraham Cepeda Izaguirre, el fallido candidato a la alcaldía de Saltillo, que en 1990 mordía el polvo de la derrota a manos del fascista Rosendo Villarreal Dávila, está a punto de llegar al fin de su tortuosa existencia política como los peces, que por su boca mueren.
Los motivos de su salida de la actual administración son muy claros: allá por diciembre del año pasado Cepeda Izaguirre organizó una fiesta en el rancho de que es dueño en el municipio de Monclova. Ahí, bajo el influjo vaporoso del etilo hablaba pestes del Cártel de los Moreira y como nunca falta un acomedido para traer las noticias a palacio rosa, desde entonces Humberto y Rubén Moreira le agarraron inquina. Ya habían ajustado cuentas con Sergio Robles y con Roberto Serna.
Cepeda Izaguirre es un convencido de que vivir fuera del presupuesto, es vivir en el error. Desde la época de Flores Tapia venía ocupando cargos en la administración pública, e igual que Salomón Abedrop López han sido derrotados en las urnas por el fascismo político. A Salomón le ganó la contienda Manuel López Villarreal.
Abraham Cepeda llegó al que parece su último cargo con el arribo al poder del moreirismo como director del Instituto de Pensiones de los Trabajadores al Servicio del Estado, una manida institución que desde su nacimiento se ha conducido de manera irregular y hasta donde se sabe posee un cuantioso patrimonio que no repercute en la calidad de vida de los burócratas de a pie, del gobierno del estado, pues pese a que la Secretaría de Finanzas aporta la parte que le corresponde en una forma muy parecida a la estructura del IMSS, cuando un trabajador deja de prestar sus servicios en la administración pública estatal, el Instituto de Pensiones sólo le regresa sus aportaciones, no el dinero que el gobierno entregó para garantizar su pensión. Por eso, miles de burócratas pasan hoy por las de Caín, porque por necesidad retiraron sus aportaciones con lo que pierden su derecho a pensionarse con dignidad. Por eso el Instituto de Pensiones presume de contar con recursos cuantiosos.
La Sección 38, ahora de Carlos Moreira.
¿Realmente le entrará Carlos Moreira a la limpieza de la casa sindical del magisterio estatal? La pregunta anterior surge porque para el actual dirigente de la Sección 38, las viejas nomenclaturas sindicales estaban integradas por ladrones. Así los llamaba desde antes de ser el líder de la Sección 5 del SNTE, cuando era colaborador del Diario de Coahuila con su columna Mesa Seis.
Por sí o por si no, en esta edición se presentan datos de algunos funcionarios sindicales cuyas fortunas y dispendios no corresponden con sus ingresos lícitos. La lista la encabeza Francisco Benito Parra Mireles, extesorero de la 38 y actualmente presidente del Consejo de Administración del Servicio Médico.
Jorge Torres López
Al parecer ya es un hecho de que el Secretario de Finanzas Jorge Torres López está en camino del Congreso del Estado. En menos de seis años, la suerte de este funcionario ha cambiado a la sombra de Humberto Moreira Valdés, pues se sabe que cuando era contralor de la presidencia municipal batallaba para pagar la colegiatura de sus hijos en el exclusivo Tecnológico de Monterrey, pero cuando ya empezó a hacer ronchita en el puesto vendría la remodelación de su residencia y automóviles para toda la familia. En fin, volvería a sentarse a la mesa de juegos en los casinos de las Vegas.
Abraham Cepeda dice adiós a la ubre presupuestal.
Abraham Cepeda Izaguirre, el fallido candidato a la alcaldía de Saltillo, que en 1990 mordía el polvo de la derrota a manos del fascista Rosendo Villarreal Dávila, está a punto de llegar al fin de su tortuosa existencia política como los peces, que por su boca mueren.
Los motivos de su salida de la actual administración son muy claros: allá por diciembre del año pasado Cepeda Izaguirre organizó una fiesta en el rancho de que es dueño en el municipio de Monclova. Ahí, bajo el influjo vaporoso del etilo hablaba pestes del Cártel de los Moreira y como nunca falta un acomedido para traer las noticias a palacio rosa, desde entonces Humberto y Rubén Moreira le agarraron inquina. Ya habían ajustado cuentas con Sergio Robles y con Roberto Serna.
Cepeda Izaguirre es un convencido de que vivir fuera del presupuesto, es vivir en el error. Desde la época de Flores Tapia venía ocupando cargos en la administración pública, e igual que Salomón Abedrop López han sido derrotados en las urnas por el fascismo político. A Salomón le ganó la contienda Manuel López Villarreal.
Abraham Cepeda llegó al que parece su último cargo con el arribo al poder del moreirismo como director del Instituto de Pensiones de los Trabajadores al Servicio del Estado, una manida institución que desde su nacimiento se ha conducido de manera irregular y hasta donde se sabe posee un cuantioso patrimonio que no repercute en la calidad de vida de los burócratas de a pie, del gobierno del estado, pues pese a que la Secretaría de Finanzas aporta la parte que le corresponde en una forma muy parecida a la estructura del IMSS, cuando un trabajador deja de prestar sus servicios en la administración pública estatal, el Instituto de Pensiones sólo le regresa sus aportaciones, no el dinero que el gobierno entregó para garantizar su pensión. Por eso, miles de burócratas pasan hoy por las de Caín, porque por necesidad retiraron sus aportaciones con lo que pierden su derecho a pensionarse con dignidad. Por eso el Instituto de Pensiones presume de contar con recursos cuantiosos.
La Sección 38, ahora de Carlos Moreira.
¿Realmente le entrará Carlos Moreira a la limpieza de la casa sindical del magisterio estatal? La pregunta anterior surge porque para el actual dirigente de la Sección 38, las viejas nomenclaturas sindicales estaban integradas por ladrones. Así los llamaba desde antes de ser el líder de la Sección 5 del SNTE, cuando era colaborador del Diario de Coahuila con su columna Mesa Seis.
Por sí o por si no, en esta edición se presentan datos de algunos funcionarios sindicales cuyas fortunas y dispendios no corresponden con sus ingresos lícitos. La lista la encabeza Francisco Benito Parra Mireles, extesorero de la 38 y actualmente presidente del Consejo de Administración del Servicio Médico.
Jorge Torres López
Al parecer ya es un hecho de que el Secretario de Finanzas Jorge Torres López está en camino del Congreso del Estado. En menos de seis años, la suerte de este funcionario ha cambiado a la sombra de Humberto Moreira Valdés, pues se sabe que cuando era contralor de la presidencia municipal batallaba para pagar la colegiatura de sus hijos en el exclusivo Tecnológico de Monterrey, pero cuando ya empezó a hacer ronchita en el puesto vendría la remodelación de su residencia y automóviles para toda la familia. En fin, volvería a sentarse a la mesa de juegos en los casinos de las Vegas.
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