domingo, 15 de abril de 2007

Ladrones del Congreso del Estado de Coahuila.

Julián Tranzaldúa y Horacio del Bosque, el espíritu gregario de dos ratas legislativas.
El cinismo, la falta de dignidad, la rapiña son sólo algunos elementos que forman parte de la indumentaria que a diario visten los políticos comarcanos.
En fechas recientes, los observadores pudieron advertir el vasallaje de Horacio del Bosque Dávila quien funge como presidente del Congreso del Estado.
Durante el proceso electoral para la renovación de la dirigencia nacional del PRI del Bosque Dávila de manera abierta hacía proselitismo a favor de Beatriz Paredes; sin embargo, a la mera hora fue obligado por quienes toman las decisiones en palacio rosa a que fuera el representante de Enrique Jackson. Sin replicar, Horacio cumplió con su encomienda, agacho la cerviz y de manera humillante renunció a sus ‘convicciones’ políticas.
En Coahuila todo mundo sabe que Horacio del Bosque es hechura de Enrique Martínez y Martínez quien lo protegió y lo mantuvo amparado cuando existía orden de aprehensión en su contra.
En los primeros días de diciembre de 2001 del Bosque Dávila aceptó ante un juez de Nuevo León haber recibido ocho millones de pesos bajo el argumento de que el dinero lo había usado para el financiamiento de su partido.
A raíz de la rapiña de que hizo gala en Nuevo León cuando fue presidente del comité estatal del PRI, y donde dispuso de ocho millones de pesos, al diputado plurinominal se le conoce como el hombre de las costumbres históricas.
El proceso que se le siguió en Nuevo León empezó en 1997 y continuó su curso hasta que el juez quinto de lo penal, José Luis Garza resolvió procedente la orden de aprehensión. La PGJE solicitó la colaboración de su similar en Coahuila para ejecutarla, pero el titular de ésta, Óscar Calderón Sánchez la devolvió porque supuestamente incumplía con los requisitos del caso.
Luego, del Bosque Dávila interpuso una demanda de amparo ante el juez primero de distrito con sede en Saltillo Roberto Rodríguez, quien concedió la suspensión de la orden de aprehensión.
Por esos días en que casi anduvo a salto de mata, el ahora diputado plurinominal recibió el cobijo y la protección del entonces gobernador Enrique Martínez y Martínez.
El espíritu gregario de las ratas.
Dice el dicho que Dios los cría y ellos se juntan e indudablemente que así es en el ámbito político. Casi desde el inicio de la actual legislatura, Horacio del Bosque en su calidad de presidente acogió a un analfabeto funcional de uñas muy filosas llamado Julián Anzaldúa Gutiérrez, quien funge como tesorero del Congreso, según el organigrama que aparece en el portal de Internet de esta institución.
En el medio político-periodístico la fama de Julián Anzaldúa de transa y ladrón es legendaria, al grado de que en su cara distorsionan el primer apellido transformándolo en Tranzaldúa.
Abyecto hasta la ignominia se dice de él que es capaz de vender a su propia madre si de allegarse recursos se trata. Paradójicamente a su analfabetismo funcional fue Secretario de Educación Pública en el último tramo de la administración de Rogelio Montemayor Seguy. Tras este cargo –cuentan- sacaba maletas repletas de billetes de todas denominaciones para financiar la campaña a la alcaldía de otro ladrón: Óscar Pimentel González.
Alguna vez, durante la administración municipal de Pimentel González soñó con convertirse en tesorero del ayuntamiento capitalino. No se le hizo, porque pese a que Óscar Pimentel es también un ladrón, desconfió de Julián Tranzaldúa y lo mandó muy lejos de la caja de caudales de los saltillenses.
Otro de los modos operando de este funcionario del lumpenaje burocrático es alimentar a los trabajadores de las distintas dependencias cuando se quedan a trabajar tiempo extra.
A través del restaurante de comida rápida llamado Astroburguer que la sabiduría popular ha motejado como Astromugre por las condiciones antihigiénicas en que se preparan los alimentos, surte de hamburguesas y tortas a los empleados no sólo municipales, sino también estatales.
Gracias a la urdimbre de relaciones que ha tejido durante más de tres décadas, factura por adelantado entregando vales por cientos de hamburguesas y tortas a los titulares de las distintas oficinas pública.
También merced a la relación que mantiene con el titular de la Secretaría de Salud, los inspectores sanitarios se mantienen lejos de los restaurantes Astromugre donde las cucarachas y las ratas se pasean sobre los comales mientras los encargados de la preparación de los alimentos se sacan los mocos y escupen sobre los productos que expenden.
Aunque no ha ocupado puestos de primer nivel se las ha ingeniado para construir una lujosa residencia equipada con los aparatos más modernos.
Arrastrado como es en el campus priista, uno de sus hijos estuvo como secretario particular de Roberto Madrazo Pintado, el fallido candidato a la presidencia de la república.
Pero, sabedor de que detrás de su riqueza hay muchas maniobras turbias, es un sujeto huidizo, apartado, una verdadera ave de rapiña del presupuesto o una rata de uñas con gran filo.

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