Autoridades de educación ignoran a padres de familia que exigen a un buen director para la escuela primaria Leandro Valle de la colonia Antonio Cárdenas de Saltillo, Coahuila, México.
El profesor José Guadalupe González Fuantos nunca imaginó que por trabajar en serio por remediar las condiciones materiales y académicas de la escuela primaria federal Gral. Leandro Valle sería removido de su puesto como director, que venía desempeñando hasta el inicio del conflicto al inicio de octubre de 2006.
González Fuantos abandonó el plantel en medio de calumnias de sus propios compañeros pero con el apoyo irrestricto de la mayoría de los padres de familia que aún sostienen que el mentor hacía todo lo posible por elevar el nivel académico de la institución al obtener excelentes resultados en la olimpiada del conocimiento.
La lucha de los padres de familia ha sido larga y en momentos estéril. Se han topado con la dureza, la terquedad, la abyección y la miseria moral de los mandos intermedios de la Secretaría de Educación y Cultura de Coahuila.
La sociedad de padres de familia que preside el señor Anselmo Briones Huerta ha levantado firmas, ha girado innumerables escritos al gobernador, al secretario del ramo, al jurídico de la SEyC, a la Comisión de Derechos Humanos y nada, ni siquiera les prometen el regreso delmentor y mientras tanto, la escuela tiene ya casi medio año sin director.
La escuela primaria General Leandro Valle fue construida en 1962 para atender la demanda de los niños que por oleadas llegaban de los ejidos durante la época del boom industrial que empezaba a dibujar a la ciudad. Originalmente nació sin bardas y en la parte posterior de la institución, una toma colectiva de agua era la única que abastecía del vital elemento a las mujeres de corte proletario que diariamente hacían fila para llenar sus tinas.
El 19 de octubre de 2006, los padres de familia giraron uno de los primeros escritos a Jaime Castillo Garza en el que mostraban su inconformidad por la remoción del profesor González Fuantos, pero además, le informaban que desde su llegada, en febrero del mismo año se iniciaron las acciones para colocar los programas de enciclopedia.
Desde su arribo a la institución, José Guadalupe inició un novedoso proyecto que por su sencillez empezó a llamar la atención de los padres de los alumnos y a involucrarlos en la tarea de mejoramiento académico.
Hebdomadariamente cada alumno llevaba cinco botes de aluminio para venderlos juntos y mejorar las condiciones materiales del plantel. Se organizaron rifas de electrodomésticos como planchas, hornos de microondas y licuadoras, además de que a cada padre de familia se le entregaban ocho boletos de 25 pesos cada uno para fortalecer las finanzas de la sociedad de padres. Pero lo más novedoso es que se consiguió la participación de la tienda HEB que ya se había comprometido a hacer aportaciones para dignificar el estado físico de la escuela.
Y como las noticias corrían veloces entre las madres de los niños, la institución empezó a tener más demanda, porque se implementó un curso de escritura de calidad, así como el manejo de contenidos básicos de matemáticas para niños con rezago en la materia de tercero, cuarto y quinto grados.
Además, se estableció un curso de contenidos básicos de las asignaturas de español y matemáticas para los alumnos de sexto grado con rezago académico que se llevaba a cabo los martes, miércoles y jueves de 15:00 a 17:00 horas, aprovechando que el plantel sólo funciona en el turno matutino.
Del escrito anterior se giraron copias al doctor Héctor Mario Zapata de la Garza, eterno presidente de la Asociación Estatal de Sociedades de Padres de Familia, a los medios de comunicación, a las autoridades educativas, pero nadie les ha hecho caso. Tal parece que al gremio magisterial no le pareció que el director en ese entonces de la modesta escuela de barriada, pusiera el ejemplo a todo el magisterio, con trabajo.
La vileza de la conducta profesoral tuvo su culminación el 26 de enero de 2007 cuando el inspector de la zona escolar Gerardo Aguilar llevó como porros a profesores de las escuelas Adolfo López Mateos y Juan Esquivel Hernández para enfrentarlos con los padres de familia. Los borregos abyectos del magisterio se prestaron de mil amores a la maniobra.
Como en el cuento La muerte tiene permiso de Edmundo Valadés, a los padres de familia sólo les ha faltado pedir permiso a las autoridades para matar al inspector Gerardo Aguilar al que responsbilizan de la salida del profesor José Guadalupe González Fuantos.
Ante la falta de explicación de los motivos que han tenido las autoridades educativas para remover al profesor González Fuantos, los padres de familia siguen en su lucha girando oficios y manifestando su inconformidad frente al plantel.
González Fuantos abandonó el plantel en medio de calumnias de sus propios compañeros pero con el apoyo irrestricto de la mayoría de los padres de familia que aún sostienen que el mentor hacía todo lo posible por elevar el nivel académico de la institución al obtener excelentes resultados en la olimpiada del conocimiento.
La lucha de los padres de familia ha sido larga y en momentos estéril. Se han topado con la dureza, la terquedad, la abyección y la miseria moral de los mandos intermedios de la Secretaría de Educación y Cultura de Coahuila.
La sociedad de padres de familia que preside el señor Anselmo Briones Huerta ha levantado firmas, ha girado innumerables escritos al gobernador, al secretario del ramo, al jurídico de la SEyC, a la Comisión de Derechos Humanos y nada, ni siquiera les prometen el regreso delmentor y mientras tanto, la escuela tiene ya casi medio año sin director.
La escuela primaria General Leandro Valle fue construida en 1962 para atender la demanda de los niños que por oleadas llegaban de los ejidos durante la época del boom industrial que empezaba a dibujar a la ciudad. Originalmente nació sin bardas y en la parte posterior de la institución, una toma colectiva de agua era la única que abastecía del vital elemento a las mujeres de corte proletario que diariamente hacían fila para llenar sus tinas.
El 19 de octubre de 2006, los padres de familia giraron uno de los primeros escritos a Jaime Castillo Garza en el que mostraban su inconformidad por la remoción del profesor González Fuantos, pero además, le informaban que desde su llegada, en febrero del mismo año se iniciaron las acciones para colocar los programas de enciclopedia.
Desde su arribo a la institución, José Guadalupe inició un novedoso proyecto que por su sencillez empezó a llamar la atención de los padres de los alumnos y a involucrarlos en la tarea de mejoramiento académico.
Hebdomadariamente cada alumno llevaba cinco botes de aluminio para venderlos juntos y mejorar las condiciones materiales del plantel. Se organizaron rifas de electrodomésticos como planchas, hornos de microondas y licuadoras, además de que a cada padre de familia se le entregaban ocho boletos de 25 pesos cada uno para fortalecer las finanzas de la sociedad de padres. Pero lo más novedoso es que se consiguió la participación de la tienda HEB que ya se había comprometido a hacer aportaciones para dignificar el estado físico de la escuela.
Y como las noticias corrían veloces entre las madres de los niños, la institución empezó a tener más demanda, porque se implementó un curso de escritura de calidad, así como el manejo de contenidos básicos de matemáticas para niños con rezago en la materia de tercero, cuarto y quinto grados.
Además, se estableció un curso de contenidos básicos de las asignaturas de español y matemáticas para los alumnos de sexto grado con rezago académico que se llevaba a cabo los martes, miércoles y jueves de 15:00 a 17:00 horas, aprovechando que el plantel sólo funciona en el turno matutino.
Del escrito anterior se giraron copias al doctor Héctor Mario Zapata de la Garza, eterno presidente de la Asociación Estatal de Sociedades de Padres de Familia, a los medios de comunicación, a las autoridades educativas, pero nadie les ha hecho caso. Tal parece que al gremio magisterial no le pareció que el director en ese entonces de la modesta escuela de barriada, pusiera el ejemplo a todo el magisterio, con trabajo.
La vileza de la conducta profesoral tuvo su culminación el 26 de enero de 2007 cuando el inspector de la zona escolar Gerardo Aguilar llevó como porros a profesores de las escuelas Adolfo López Mateos y Juan Esquivel Hernández para enfrentarlos con los padres de familia. Los borregos abyectos del magisterio se prestaron de mil amores a la maniobra.
Como en el cuento La muerte tiene permiso de Edmundo Valadés, a los padres de familia sólo les ha faltado pedir permiso a las autoridades para matar al inspector Gerardo Aguilar al que responsbilizan de la salida del profesor José Guadalupe González Fuantos.
Ante la falta de explicación de los motivos que han tenido las autoridades educativas para remover al profesor González Fuantos, los padres de familia siguen en su lucha girando oficios y manifestando su inconformidad frente al plantel.
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