domingo, 15 de abril de 2007

Aborto

El clero y la derecha rabiosa se oponen a la despenalización del aborto en la Asamblea del Distrito Federal.


En estos momentos la polémica está en boca de todos. La derecha rabiosa aprieta a través de los sacerdotes homosexuales y pederastas que conforman el alto mando del clero. Provida a través de Jorge Serrano Limón, amenaza. La hipocresía nacional está en pie de lucha y por doquier se mira a mujeres cuyo semblante acusa la falta prolongada de miembro en sus entrañas. Ellas, las mujeres de carnes fofas están en contra del aborto. La vagina es para la reproducción, no para el disfrute. Pero detrás de ellas, de Provida, del clero y de la hipocresía, hay 28 mil abortos anuales tan solo en el Distrito Federal que se practican mujeres pobres en callejones oscuros, en cuartuchos miserables en medio de la penumbra, y miles y miles de dedos de comadronas que hurgan en las entrañas femeninas marcadas por la pobreza. Esta es la triste realidad del aborto: drama de pobres, lujo de ricos.
El cardenal Norberto Rivera Carrera, con su asquerosa cara de perro, ha encabezado las protestas callejeras contra la iniciativa de los asambleístas del PRD del Distrito Federal, porque temen que la propuesta se extienda hacia la Cámara de Diputados y que este órgano legislativo promueva también la despenalización del aborto a nivel nacional. Por eso, la derecha rabiosa que tiene su máxima expresión en los legisladores del Partido Acción Nacional, con el respaldo de Felipe Raterón, se ha pronunciado en contra de la desaparición de las penas por la interrupción del embarazo, sobre todo, porque las familias que pertenecen a estas clases sociales, tienen el dinero suficiente para hacer que sus hijas y sus mujeres se practiquen abortos en lujosas clínicas de las Estados Unidos.
El tema del retiro de las penas para las mujeres que decidan malograr su producto antes de las 14 semanas de gestación hará que se discutan otros asuntos que hasta el momento se han soslayado como lo es la necesidad de que en las escuelas se hable más sobre la sexualidad y sobre todo, acerca de los métodos que impiden el embarazo; además, es necesario que a los profesores de biología se les capacite para que, ahora sí, se metan de lleno en este tema que ha provocado la polémica nacional.
Para los mochos de Acción Nacional que ya amenanzan con promover demandas de inconstitucionalidad si la ley se modifica en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y que han dado en llamar asesinos a los legisladores perredistas tan sólo porque se han pronunciado en favor del aborto seguro y gratuito en las clínicas de la Ciudad de México, es necesario que entiendan que un producto de menos de 14 semanas de gestación aún no empieza a generar células cerebrales y por lo mismo no tiene viabilidad de la conciencia.
Los hipócritas de Acción Nacional, ojetes y falsos, soslayan el dato anterior porque así les conviene. Ellos quieren que el proletariado se reproduzca para que genere mano de obra barata, explotable.
Esos mismos mochos de mente cuadrada son los que obligaron a que llegara a su término el embarazo, producto de una violación, de la niña Paulina de Baja California quien hoy les contesta: "Mi vida se cortó, fui una niña madre".
A Chespirito, ese payaso que se ha encargado de alienar a muchas generaciones, también le contesta: "Que bueno que a la mamá de Chespirito la dejaron decidir, a mí y a mi familia nos hubiera gustado también decidir".
El aborto como las drogas, es una realidad que existe, ¿por qué impedirle a la mujer que decida?, sobre todo en estos tiempos en que tanto se pregona y se exige la igualdad de géneros.
Basta de que los pinches mochos como los catones y conchitas recio impongan su razón.
Si en Coahuila ya hemos legalizado la existencia de los jotos, porque no permitirle a las mujeres que tomen esta durísima determinación.

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