es una publicación bimensual que circula de mano en mano sin más atadura que la buena fe que se imprime en cada una de sus páginas. Director: Juan Cisneros Cortés Subdirector: Francisco J. Garay Hernández Análisis político: Sergio Martínez Rodríguez
domingo, 22 de abril de 2007
domingo, 15 de abril de 2007
El alcalde de Saltillo Fernando de las Fuentes...
NO PASA EL ANTIDOPING.
Para el gobierno del estado el problema actual se llama Fernando de las Fuentes, quien se encuentra convertido en la ‘quinta columna’ para el proyecto de largo aliento que se ha planteado el Cártel de los Moreira.
La fama de alcohólico y drogadicto que se ha ganado entre la población el alcalde capitalino mantiene preocupados y llenos de rabia a los dirigentes priistas, que a través de sus encuestas, ven cómo desciende la aceptación del político saltillense, al grado de colocar en una situación de riesgo al PRI en las próximas elecciones, mediante las que se renovará el poder legislativo de Coahuila. Si el próximo año Acción Nacional logra meter más diputados que el tricolor, la espada de Damocles penderá sobre las cabezas de Rubén y Humberto Moreira, los jefes del famoso cártel gubernamental. Desde ahora, la pelea por el Congreso se antoja encarnizada.
La fama de alcohólico y drogadicto que se ha ganado entre la población el alcalde capitalino mantiene preocupados y llenos de rabia a los dirigentes priistas, que a través de sus encuestas, ven cómo desciende la aceptación del político saltillense, al grado de colocar en una situación de riesgo al PRI en las próximas elecciones, mediante las que se renovará el poder legislativo de Coahuila. Si el próximo año Acción Nacional logra meter más diputados que el tricolor, la espada de Damocles penderá sobre las cabezas de Rubén y Humberto Moreira, los jefes del famoso cártel gubernamental. Desde ahora, la pelea por el Congreso se antoja encarnizada.
El dopaje (del inglés doping) es la promoción o consumo por cualquier vía de sustancias prohibidas en el deporte, que pueden ser potencialmente peligrosas para la salud de los deportistas, pero susceptibles de mejorar su rendimiento de manera ilícita. El antidopaje es el examen de la orina de cualquier persona para determinar el tipo de drogas que consume. En nuestras latitudes se le conoce como antidoping y es la prueba que no pasa el pestilente municipal de Saltillo Fernando de las Fuentes.
Las primeras luces de alerta han comenzado a encenderse en el tablero de mando del gobierno del estado. La luz roja señala directamente al Ayuntamiento de Saltillo en donde la desfachatez y el cinismo con los que se ha conducido el alcalde Fernando de las Fuentes, hacen que las elecciones del próximo año para la renovación del poder legislativo se encuentren en peligro.
Como todos los arrepentimientos, el de Humberto Moreira llega tarde. En el alto mando político del estado hay preocupación porque no obstante que se asumía el riesgo de perder la Laguna, se pensaba en sacar la elección con Saltillo y el norte de Coahuila; sin embargo, el desempeño anodino cargado de desvergüenza del alcalde capitalino y la degradación paulatina que sufre su imagen colocan al PRI en el riesgo de perder las elecciones también en la región sureste.
Y es que la imagen de drogadicto y alcohólico que se ha ganado entre la población el alcalde de Saltillo no la ha podido borrar la estupidez de los anuncios televisivos, radiofónicos, de la prensa escrita, de los panorámicos y de los parabuses. La imbecilidad de Te quiero Saltillo… moderno agravia a la inteligencia y como consecuencia atiza en el inconciente colectivo el desprecio hacia la figura de la primera autoridad municipal.
Por otro lado, las declaraciones desventuradas que ha hecho desde su toma de posesión, lo colocan ante el pueblo como un ser malogrado intelectualmente y dueño de un coeficiente de inteligencia fronterizo que intenta cubrir sus errores con el manto del cinismo, postura atávica de corte familiar que heredó de su padre, el peor gobernador que ha padecido Coahuila desde los tiempos de la Colonia.
Un día, bajo el cuestionamiento de los reporteros de la fuente, acerca de la ley seca que impera en Saltillo desde 1972, el alcalde respondía de manera cuasianimal: "hay que decirle a la gente que no compre clandestino porque le sale más caro". Como se puede inferir de la respuesta anterior, el valemadrismo es la bandera con la que ha navegado Fernando de las Fuentes, en la encomienda conferida por el pueblo en las urnas.
Como todos los arrepentimientos, el de Humberto Moreira llega tarde. En el alto mando político del estado hay preocupación porque no obstante que se asumía el riesgo de perder la Laguna, se pensaba en sacar la elección con Saltillo y el norte de Coahuila; sin embargo, el desempeño anodino cargado de desvergüenza del alcalde capitalino y la degradación paulatina que sufre su imagen colocan al PRI en el riesgo de perder las elecciones también en la región sureste.
Y es que la imagen de drogadicto y alcohólico que se ha ganado entre la población el alcalde de Saltillo no la ha podido borrar la estupidez de los anuncios televisivos, radiofónicos, de la prensa escrita, de los panorámicos y de los parabuses. La imbecilidad de Te quiero Saltillo… moderno agravia a la inteligencia y como consecuencia atiza en el inconciente colectivo el desprecio hacia la figura de la primera autoridad municipal.
Por otro lado, las declaraciones desventuradas que ha hecho desde su toma de posesión, lo colocan ante el pueblo como un ser malogrado intelectualmente y dueño de un coeficiente de inteligencia fronterizo que intenta cubrir sus errores con el manto del cinismo, postura atávica de corte familiar que heredó de su padre, el peor gobernador que ha padecido Coahuila desde los tiempos de la Colonia.
Un día, bajo el cuestionamiento de los reporteros de la fuente, acerca de la ley seca que impera en Saltillo desde 1972, el alcalde respondía de manera cuasianimal: "hay que decirle a la gente que no compre clandestino porque le sale más caro". Como se puede inferir de la respuesta anterior, el valemadrismo es la bandera con la que ha navegado Fernando de las Fuentes, en la encomienda conferida por el pueblo en las urnas.
Refugiado en la ambigüedad. Jamás ha establecido compromiso con nadie y los puestos que ha ocupado le han llegado por inercia y por haberse encontrado en el sitio preciso en el momento oportuno. Cuando era candidato a diputado estrenó una frase que ni siquiera un retrasado mental la hubiese utilizado en un proceso de esta naturaleza: "Por que veo lo que tú ves".
En la época de las campañas políticas, Jesús R. Cedillo acusaba al ahora alcalde de hacer el ridículo en figones de postín bajo el influjo de las bebidas etílicas. El editorialista lo describía como un desquiciado que reía sin parar, mientras sostenía el vaso con el contenido alcohólico sin importarle llevar los faldones de la camisa fuera del pantalón.
En su colaboración del sábado 10 de marzo de 2007, el también editorialista de Vanguardia Luis Carlos Plata se le iba a la yugular, al recordarle que de acuerdo con una encuesta de este rotativo, antes de que tomara posesión, el 68 porciento de los encuestados opinaba que sería "malo" como alcalde. Al culminar el primer semestre del año pasado, el rechazo era patente en el 71 porciento de la población.
En el texto citado, Luis Carlos Plata va más allá al escribir: (…) "Por el cinismo y la desfachatez con que ha encarado los diversos cuestionamientos sobre los problemas de Saltillo, por su irresponsabilidad manifiesta, por la incompetencia de sus colaboradores y sobre todo por lo que han dejado de hacer en estas 30 quincenas de gestión, desde la parcela de poder que me corresponde como ciudadano y en estricto uso del poder soberano que me otorga la Constitución, manifiesto públicamente que desconozco a Fernando de las Fuentes como Presidente municipal de Saltillo pues, para mí, ha sido cesado de sus funciones de manera irrevocable".
En esta misma revista, en su columna Dintel, en junio del año pasado escribíamos: "El cinismo del alcalde de Saltillo Fernando de las Fuentes Hernández comienza a tomar tintes de leyenda. No conforme con tener a la ciudad en el abandono total, las frases que usa en sus declaraciones periodísticas son patéticas y ofensivas: "Hay que decirle a la gente que no compre (alcohol) clandestino porque le sale más caro". "Vayan a la Z.T".
"El Diablito Light, como se le conocía antes de que demostrara que es un pobre diablo en su encomienda política, con su voz pastosa, de borracho viejo, sigue apostándole a su suerte y al dinero malhabido que ha acumulado en su existencia merced a la filiación que guarda con un exgobernador que no se ha caracterizado por su brillo intelectual.
"Sus antecesores en el cargo, al menos parecían alcaldes y no andaban en los campos beisboleros del arrabal, con vasos repletos de alcohol, con el sol en el cenit y profiriendo estupideces. Los hechos hablan: al alcalde no le importa ni la rapiña de que hace gala el cuerpo policiaco municipal, ni las carencias de los barrios marginados. Epicuro es su guía y el hedonismo su práctica cotidiana".
Tocante al mismo tema de la adicción alcaldesca, tanto a los alcaloides como a las sustancias espirituosas, las drogas y el alcohol han mermado el equilibrio psicoemocional que necesita un gobernante. Un dirigente de colonias ha contado que en una visita que hizo al despacho del presidente municipal, éste lo recibió nervioso, torvo, durante el transcurso de la corta conversación el alcalde se levantaba continuamente, e irritado, se paseaba por su oficina con paso cansino, con los ojos inyectados de sangre, el pulso tembloroso y el rostro agostado por los excesos.
En marzo de este año, Vanguardia publicaba que de manera sorpresiva, a todos los policías de Saltillo la autoridad les había practicado el antidoping. Tres salieron positivos. Nuevamente, los reporteros de ese diario cuestionaban al alcalde acerca de si él se había sometido al examen antidrogas. Contestó con el cinismo que lo caracteriza que no tiene por qué hacerlo; sin embargo, la insinuación ya estaba escrita y no sería rebatida: el que calla otorga.
En campaña, Óscar Mohamar, candidato a la alcaldía por el PAN lo retaba también a someterse a un análisis de orina para determinar si consume o no sustancias tóxicas y alcohol. Fernando de las Fuentes, por supuesto, pintó su raya con la negación; no obstante, al pueblo ya nadie le quita de la cabeza que la primera autoridad de Saltillo es un adicto a las drogas. La fama ya es pública y la mujer del César, no sólo debe ser honrada, sino parecerlo.
Eleazar Galindo Vara y Fernando de las Fuentes Hernández.
El paralelismo histórico.
El año uno de la década de los 90, el Partido Acción Nacional arribaba al poder en el municipio de Saltillo, después de una administración caótica que había presidido Eleazar Galindo Vara. Los panistas llegaban a la presidencia municipal dentro de un proyecto global en la república, que tenía como objetivo gobernar las cien ciudades más importantes del país; para esto, basaban su estrategia en las debilidades humanas de los gobernantes tricolores. En esa época gobernaba Coahuila Eliseo Mendoza Berrueto, uno de los últimos gobernadores del sistema priista que arribaría al poder sin contrincante de peso y además, convencido de que la república antes de ser México era el PRI. De allí el viejo eslogan de aquellos años México es PRImero, que junto al de Solidaridad, unidos para progresar, ondeaban como banderas de eterna hegemonía priista a lo largo y ancho del país. Los priistas no querían aceptar a la sazón, que los albiazules, con las 100 ciudades más importantes del país en sus manos, habían empezado a colocar los barrenos que socavarían los cimientos de la república priista.
La arrogancia y la visión roma de Eliseo Mendoza Berrueto, además de otras circunstancias de corte pasional que el inconciente colectivo hacía suyas, permitían por aquellos días, que casi desde su llegada al solio principal de la presidencia municipal de Saltillo, el alcalde fuese relegado: no se le entregaban las participaciones a tiempo, no se le apoyaba para obra pública, se le acorralaba periodísticamente desde el palacio rosa llamándolo el alcalde chatarrero, porque en un momento de desesperación puso a la venta, la chatarra acumulada en los corralones municipales mientras su imagen era socavada en el sótano de la política comarcana.
Las circunstancias de la nominación de Galindo Vara a la presidencia municipal por el PRI, se pierden en la noche de los tiempos; sin embargo, aún vive la mayoría e los actores políticos de aquel entonces. En 1987, luego de que Eliseo Mendoza fue nombrado candidato a la gubernatura del estado merced a su relación –política- con Miguel de la Madrid, empezaba a mencionarse el nombre de Eleazar como el candidato a la alcaldía capitalina.
Los analistas de la época –soldados fieles del sistema priista- comenzaban a mencionar las "virtudes" del cuasicandidato. La dificultad para las plumas alquiladas al tricolor radicaba en que las cualidades del candidato se reducían a sus hazañas en los campos de béisbol, y a la primera regiduría que había ocupado en administraciones anteriores por haber sido en su momento socio de Aceros Toga, S.A., un negocio que durante algún tiempo se dedicó a la venta de fierro y cuyos propietarios principales eran Jorge Torres Caso –cuñado de Javier e Isidro López del Bosque, dueños del GIS- y Eleazar Galindo Vara.
Antes del despunte de la década de los 90, los panistas de Saltillo vivían como una tribu dispersa. Aunque la tradición del panismo citadino la habían mantenido principalmente los miembros de la familia Burciaga, el liderazgo se lo adjudicaban por esos días, Yolanda Campos López y José Manuel Garza Ortiz de Montellano; no obstante, el panorama lucía desalentador para los albiazules, al grado de que, el en aquel entonces diputado plurinominal Humberto Flores Cuellar llegaba a expresar que en Saltillo el PAN jamás ganaría una elección porque todos "llevan el fierro del PRI". Al pedirle que abudara al respecto lo hacía de la siguiente manera palabras más, palabras menos: la CTM, la CROC, el SNTE, la CNOP y las agrupaciones sociales pertenecen al PRI.
Y así era, al menos en el papel. El PRI existía por doquier y no había más. Los jóvenes que pretendían tener éxito en la política se afiliaban al tricolor y ahí gastaban los mejores años de su vida cargando el maletín y soportando el mal genio de líderes obreros o magisteriales, de políticos en ascenso y de otros ya en la plenitud de su carrera; otros pintaban PRI en las paredes mientras los jilguerillos pronunciaban discursos con sabor al nacionalismo revolucionario que justificaba la existencia del otrora invencible partido de estado. El tricolor daba asco a los intelectuales progresistas que para no morir de frustración se habían incorporado a los partidos de izquierda desde donde, con el alma agostada, veían pasar sus días muy lejos del perímetro del poder.
En 1981 el PRI ganaba la alcaldía capitalina con 28 mil 772 votos contra un mil 573 del PAN; para 1984, ambos partidos habían disminuido sus votos: el PRI a 25,155 y el PAN a un mil 276, porque en esa elección participaba Jorge Masso Masso por el PARM; en 1987, Eleazar Galindo Vara "triunfaba" en las urnas con 31,418 sufragios contra 2,295 de Acción Nacional. Como se puede advertir, aquellos eran tiempos de felicidad para el partido en el poder que lograba carro completo a través del embarazamiento de urnas, sin que la impudicia política le subiera la color a las mejillas. Eran tiempos de cinismo. En ese contexto el tricolor ganaba la elección y Eleazar Galindo Vara se convertía en alcalde de Saltillo inaugurando con esto la antesala del poder panista en la capital de Coahuila.
Eleazar relevaba a Carlos de la Peña Ramos, quien a su vez había sucedido a Mario Eulalio Gutiérrez Talamás y éste a Enrique Martínez y Martínez. El paquete era enorme porque Galindo Vara había roto la secuencia de ascenso al poder de los cachorros de la Revolución. Sin dinero comparable con sus antecesores, el alcalde llegaba pobre al disputado puesto político, apenas respaldado por Arturo Berruelo González, otro exalcalde capitalino que se había aprovechado de la falta de conocimiento del sustrato político de su primo Eliseo Mendoza Berrueto, para imponer a la primera camada de alcaldes en Coahuila en el primer tramo de la administración eliseísta.
Luego de su toma de posesión, Eleazar fue abandonado a su suerte mientras Saltillo se sumía en la tristeza. La ciudad estaba convertida en un gran bache por las lluvias veraniegas y ni siquiera había dinero para la repavimentación de las calles. En aquel entonces, los alcaldes tenían que luchar para abatir el rezago en los servicios básicos de las colonias que habían sido invadidas por las lideresas priistas.
Eleazar Galindo se dio cuenta muy pronto de que no podría con el paquete. Su mala suerte y el abandono en que fue confinado por la administración estatal, le hicieron saber muy pronto que había alcanzado su principio de Peter. Nadie sabe si Eliseo Mendoza sabía que estaba hipotecando el futuro del partido que lo llevó al poder. El alcalde iba de la tristeza al ridículo. Por aquellos tiempos se integró la policía montada con el fin de que los guardianes del orden pudieran tener acceso a las colonias de la periferia que aún carecían de pavimento y donde era prácticamente imposible que entraran vehìculos motorizados. Los caballos empezaron a morir de hambre porque no había recursos para el pienso.
Por si lo anterior fuese poco, desde los primeros meses de 1990 se orquestaba una campaña periodística ordenada desde palacio rosa en contra de Galindo Vara. La saña con la que procedía Armando Castilla Sánchez, a través del reportero de alquiler Juan Antonio Rodríguez Samaniego a quien por cierto, la vida le está cobrando su conducta injusta, y por medio de Vanguardia y Extra dejaba ver que había dinero de por medio.
En los últimos días del mes de junio de 1990, Galindo Vara renunciaba a la presidencia municipal. Unos días antes Juan Francisco Guerrero Jiménez, en ese entonces director del programa Tierra y Esperanza había puesto pies en polvorosa ante el acoso del gobierno del estado. Se le acusaba de malversación de fondos junto a la contadora Joaquina Montes García.
En medio del escándalo fue llamado Mario Eulalio Gutiérrez Talamás para que terminara el período que había iniciado Galindo Vara. El daño ya estaba hecho: el 30 de diciembre de 1990 tomaba posesión como alcalde Rosendo Villarreal Dávila. El camino había sido pavimentado por los propios priistas.
Aunque bajo otras circunstancias, en estos momentos la labor al frente de la alcaldía de Fernando de las Fuentes Hernández se orienta hacia el triunfo de Acción Nacional en los comicios para la renovación del poder legislativo en Coahuila.
La región sureste que con excepción de Ramos Arizpe ha sido mantenida políticamente en poder del PRI se siente en estos momentos bajo amenaza. Es más, algunos observadores opinan que Acción Nacional ganará no sólo la Laguna, sino también el enclave priista en la capital del estado.
El motivo es más que evidente: el cinismo y la desfachatez con las que se ha conducido el alcalde de Saltillo, la torpeza de sus cciones y su falta de carisma.
Aparentemente lo anterior es abstracto, pero no, Fernando de las Fuentes es dueño de una malísima imagen entre la población. Además, ya ha dicho en corto que no hará nada para que el PRI triunfe el año que entra. Los motivos: fuertes desavenencias con el poder central.
Humano al fin, de las Fuentes Hernández ha tomado la decisión de convertirse en la quinta columna del proyecto del Cártel de los Moreira que tiene como premisa inmediata el triunfo de los candidatos priistas a la diputaciones locales, pero que ya ven con miedo y con rabia la conducta del alcalde capitalino que no da una.
Aparte de las declaraciones desventuradas que ha hecho a los medios de comunicación que lo evidencian como un retrasado mental, o por lo menos como un hombre seriamente afectado en la sinapsis, a Fernando de las Fuentes se le acusa de mantener un control férreo acerca de los asuntos que está obligado legalmente a ventilar ante la población. Mantiene en absoluto secreto información que debería llegar de manera libre a los ciudadanos.
Además de lo anterior se le ha criticado su cobardía por viajar en vehículos blindados en una ciudad que padece un alto grado de inseguridad pública.
Se le critica también la forma estúpida en que promueve su imagen y publicita la obra pública que según él se ha desarrollado en Saltillo.
El Te quiero Saltillo… moderno es un atentado a la inteligencia del pueblo en donde publicita la construcción de los puentes que se han edificado fundamentalmente con recursos estatales.
El eslogan "Veamos por Saltillo" es sólo otra frase hueca que ha tenido su origen en una cavidad craneana rellena de materia fecal.
En suma, el pueblo piensa que el Diablito de las Fuentes ha resultado un pobre diablo en la encomienda de gobernar Saltillo.
Lo anterior es grave y ya produce miedo y rabia en el alto mando del gobierno del estado, porque de seguir la degradación de la imagen del Fernando de las Fuentes, las próximas elecciones legislativas serán ganadas por el Partido Acción Nacional, y dada la situación que actualmente prevalece a nivel nacional, éste sería el principio del fin del Cártel de los Moreira.
Epílogo
No en balde el subsecretario de asuntos políticos y sociales del gobierno del estado, en uno de sus discursos pronunciados en la sede del PRI estatal ha dejado claro que este es el año electoral. En el 2008 serán las elecciones. Con lo anterior ha precisado que este 2007 es el tiempo de la besana para que el próximo año sea el tiempo de la vendimia.
Pero por si lo anterior fuese poco, los nombres que se han mencionado para arribar al Congreso del Estado no garantizan en estos momentos el triunfo. Los panistas, crecidos, están al acecho y con 80 mil votos en Saltillo. Nunca habían cosechado tantos sufragios como lo hicieron en las elecciones del 2005. La derecha rabiosa va por más mientras Fernando de las Fuentes torpedea el proyecto de Humberto Moreira de que su gente triunfe en las elecciones legislativas, pues esto es vital para que la nueva clase política sobreviva.
Sin embargo, aún hay tiempo de obligar a Fernando de las Fuentes a que se vaya de la presidencia municipal y deje de torpedear el proyecto de largo aliento que acaricia el ya famoso cártel gubernamental, que aunque hasta el momento ha tenido la virtud de transformar la adversidad en oportunidades, también sabe que la suerte no es eterna.
(Juan Cisneros Cortés)
En la época de las campañas políticas, Jesús R. Cedillo acusaba al ahora alcalde de hacer el ridículo en figones de postín bajo el influjo de las bebidas etílicas. El editorialista lo describía como un desquiciado que reía sin parar, mientras sostenía el vaso con el contenido alcohólico sin importarle llevar los faldones de la camisa fuera del pantalón.
En su colaboración del sábado 10 de marzo de 2007, el también editorialista de Vanguardia Luis Carlos Plata se le iba a la yugular, al recordarle que de acuerdo con una encuesta de este rotativo, antes de que tomara posesión, el 68 porciento de los encuestados opinaba que sería "malo" como alcalde. Al culminar el primer semestre del año pasado, el rechazo era patente en el 71 porciento de la población.
En el texto citado, Luis Carlos Plata va más allá al escribir: (…) "Por el cinismo y la desfachatez con que ha encarado los diversos cuestionamientos sobre los problemas de Saltillo, por su irresponsabilidad manifiesta, por la incompetencia de sus colaboradores y sobre todo por lo que han dejado de hacer en estas 30 quincenas de gestión, desde la parcela de poder que me corresponde como ciudadano y en estricto uso del poder soberano que me otorga la Constitución, manifiesto públicamente que desconozco a Fernando de las Fuentes como Presidente municipal de Saltillo pues, para mí, ha sido cesado de sus funciones de manera irrevocable".
En esta misma revista, en su columna Dintel, en junio del año pasado escribíamos: "El cinismo del alcalde de Saltillo Fernando de las Fuentes Hernández comienza a tomar tintes de leyenda. No conforme con tener a la ciudad en el abandono total, las frases que usa en sus declaraciones periodísticas son patéticas y ofensivas: "Hay que decirle a la gente que no compre (alcohol) clandestino porque le sale más caro". "Vayan a la Z.T".
"El Diablito Light, como se le conocía antes de que demostrara que es un pobre diablo en su encomienda política, con su voz pastosa, de borracho viejo, sigue apostándole a su suerte y al dinero malhabido que ha acumulado en su existencia merced a la filiación que guarda con un exgobernador que no se ha caracterizado por su brillo intelectual.
"Sus antecesores en el cargo, al menos parecían alcaldes y no andaban en los campos beisboleros del arrabal, con vasos repletos de alcohol, con el sol en el cenit y profiriendo estupideces. Los hechos hablan: al alcalde no le importa ni la rapiña de que hace gala el cuerpo policiaco municipal, ni las carencias de los barrios marginados. Epicuro es su guía y el hedonismo su práctica cotidiana".
Tocante al mismo tema de la adicción alcaldesca, tanto a los alcaloides como a las sustancias espirituosas, las drogas y el alcohol han mermado el equilibrio psicoemocional que necesita un gobernante. Un dirigente de colonias ha contado que en una visita que hizo al despacho del presidente municipal, éste lo recibió nervioso, torvo, durante el transcurso de la corta conversación el alcalde se levantaba continuamente, e irritado, se paseaba por su oficina con paso cansino, con los ojos inyectados de sangre, el pulso tembloroso y el rostro agostado por los excesos.
En marzo de este año, Vanguardia publicaba que de manera sorpresiva, a todos los policías de Saltillo la autoridad les había practicado el antidoping. Tres salieron positivos. Nuevamente, los reporteros de ese diario cuestionaban al alcalde acerca de si él se había sometido al examen antidrogas. Contestó con el cinismo que lo caracteriza que no tiene por qué hacerlo; sin embargo, la insinuación ya estaba escrita y no sería rebatida: el que calla otorga.
En campaña, Óscar Mohamar, candidato a la alcaldía por el PAN lo retaba también a someterse a un análisis de orina para determinar si consume o no sustancias tóxicas y alcohol. Fernando de las Fuentes, por supuesto, pintó su raya con la negación; no obstante, al pueblo ya nadie le quita de la cabeza que la primera autoridad de Saltillo es un adicto a las drogas. La fama ya es pública y la mujer del César, no sólo debe ser honrada, sino parecerlo.
Eleazar Galindo Vara y Fernando de las Fuentes Hernández.
El paralelismo histórico.
El año uno de la década de los 90, el Partido Acción Nacional arribaba al poder en el municipio de Saltillo, después de una administración caótica que había presidido Eleazar Galindo Vara. Los panistas llegaban a la presidencia municipal dentro de un proyecto global en la república, que tenía como objetivo gobernar las cien ciudades más importantes del país; para esto, basaban su estrategia en las debilidades humanas de los gobernantes tricolores. En esa época gobernaba Coahuila Eliseo Mendoza Berrueto, uno de los últimos gobernadores del sistema priista que arribaría al poder sin contrincante de peso y además, convencido de que la república antes de ser México era el PRI. De allí el viejo eslogan de aquellos años México es PRImero, que junto al de Solidaridad, unidos para progresar, ondeaban como banderas de eterna hegemonía priista a lo largo y ancho del país. Los priistas no querían aceptar a la sazón, que los albiazules, con las 100 ciudades más importantes del país en sus manos, habían empezado a colocar los barrenos que socavarían los cimientos de la república priista.
La arrogancia y la visión roma de Eliseo Mendoza Berrueto, además de otras circunstancias de corte pasional que el inconciente colectivo hacía suyas, permitían por aquellos días, que casi desde su llegada al solio principal de la presidencia municipal de Saltillo, el alcalde fuese relegado: no se le entregaban las participaciones a tiempo, no se le apoyaba para obra pública, se le acorralaba periodísticamente desde el palacio rosa llamándolo el alcalde chatarrero, porque en un momento de desesperación puso a la venta, la chatarra acumulada en los corralones municipales mientras su imagen era socavada en el sótano de la política comarcana.
Las circunstancias de la nominación de Galindo Vara a la presidencia municipal por el PRI, se pierden en la noche de los tiempos; sin embargo, aún vive la mayoría e los actores políticos de aquel entonces. En 1987, luego de que Eliseo Mendoza fue nombrado candidato a la gubernatura del estado merced a su relación –política- con Miguel de la Madrid, empezaba a mencionarse el nombre de Eleazar como el candidato a la alcaldía capitalina.
Los analistas de la época –soldados fieles del sistema priista- comenzaban a mencionar las "virtudes" del cuasicandidato. La dificultad para las plumas alquiladas al tricolor radicaba en que las cualidades del candidato se reducían a sus hazañas en los campos de béisbol, y a la primera regiduría que había ocupado en administraciones anteriores por haber sido en su momento socio de Aceros Toga, S.A., un negocio que durante algún tiempo se dedicó a la venta de fierro y cuyos propietarios principales eran Jorge Torres Caso –cuñado de Javier e Isidro López del Bosque, dueños del GIS- y Eleazar Galindo Vara.
Antes del despunte de la década de los 90, los panistas de Saltillo vivían como una tribu dispersa. Aunque la tradición del panismo citadino la habían mantenido principalmente los miembros de la familia Burciaga, el liderazgo se lo adjudicaban por esos días, Yolanda Campos López y José Manuel Garza Ortiz de Montellano; no obstante, el panorama lucía desalentador para los albiazules, al grado de que, el en aquel entonces diputado plurinominal Humberto Flores Cuellar llegaba a expresar que en Saltillo el PAN jamás ganaría una elección porque todos "llevan el fierro del PRI". Al pedirle que abudara al respecto lo hacía de la siguiente manera palabras más, palabras menos: la CTM, la CROC, el SNTE, la CNOP y las agrupaciones sociales pertenecen al PRI.
Y así era, al menos en el papel. El PRI existía por doquier y no había más. Los jóvenes que pretendían tener éxito en la política se afiliaban al tricolor y ahí gastaban los mejores años de su vida cargando el maletín y soportando el mal genio de líderes obreros o magisteriales, de políticos en ascenso y de otros ya en la plenitud de su carrera; otros pintaban PRI en las paredes mientras los jilguerillos pronunciaban discursos con sabor al nacionalismo revolucionario que justificaba la existencia del otrora invencible partido de estado. El tricolor daba asco a los intelectuales progresistas que para no morir de frustración se habían incorporado a los partidos de izquierda desde donde, con el alma agostada, veían pasar sus días muy lejos del perímetro del poder.
En 1981 el PRI ganaba la alcaldía capitalina con 28 mil 772 votos contra un mil 573 del PAN; para 1984, ambos partidos habían disminuido sus votos: el PRI a 25,155 y el PAN a un mil 276, porque en esa elección participaba Jorge Masso Masso por el PARM; en 1987, Eleazar Galindo Vara "triunfaba" en las urnas con 31,418 sufragios contra 2,295 de Acción Nacional. Como se puede advertir, aquellos eran tiempos de felicidad para el partido en el poder que lograba carro completo a través del embarazamiento de urnas, sin que la impudicia política le subiera la color a las mejillas. Eran tiempos de cinismo. En ese contexto el tricolor ganaba la elección y Eleazar Galindo Vara se convertía en alcalde de Saltillo inaugurando con esto la antesala del poder panista en la capital de Coahuila.
Eleazar relevaba a Carlos de la Peña Ramos, quien a su vez había sucedido a Mario Eulalio Gutiérrez Talamás y éste a Enrique Martínez y Martínez. El paquete era enorme porque Galindo Vara había roto la secuencia de ascenso al poder de los cachorros de la Revolución. Sin dinero comparable con sus antecesores, el alcalde llegaba pobre al disputado puesto político, apenas respaldado por Arturo Berruelo González, otro exalcalde capitalino que se había aprovechado de la falta de conocimiento del sustrato político de su primo Eliseo Mendoza Berrueto, para imponer a la primera camada de alcaldes en Coahuila en el primer tramo de la administración eliseísta.
Luego de su toma de posesión, Eleazar fue abandonado a su suerte mientras Saltillo se sumía en la tristeza. La ciudad estaba convertida en un gran bache por las lluvias veraniegas y ni siquiera había dinero para la repavimentación de las calles. En aquel entonces, los alcaldes tenían que luchar para abatir el rezago en los servicios básicos de las colonias que habían sido invadidas por las lideresas priistas.
Eleazar Galindo se dio cuenta muy pronto de que no podría con el paquete. Su mala suerte y el abandono en que fue confinado por la administración estatal, le hicieron saber muy pronto que había alcanzado su principio de Peter. Nadie sabe si Eliseo Mendoza sabía que estaba hipotecando el futuro del partido que lo llevó al poder. El alcalde iba de la tristeza al ridículo. Por aquellos tiempos se integró la policía montada con el fin de que los guardianes del orden pudieran tener acceso a las colonias de la periferia que aún carecían de pavimento y donde era prácticamente imposible que entraran vehìculos motorizados. Los caballos empezaron a morir de hambre porque no había recursos para el pienso.
Por si lo anterior fuese poco, desde los primeros meses de 1990 se orquestaba una campaña periodística ordenada desde palacio rosa en contra de Galindo Vara. La saña con la que procedía Armando Castilla Sánchez, a través del reportero de alquiler Juan Antonio Rodríguez Samaniego a quien por cierto, la vida le está cobrando su conducta injusta, y por medio de Vanguardia y Extra dejaba ver que había dinero de por medio.
En los últimos días del mes de junio de 1990, Galindo Vara renunciaba a la presidencia municipal. Unos días antes Juan Francisco Guerrero Jiménez, en ese entonces director del programa Tierra y Esperanza había puesto pies en polvorosa ante el acoso del gobierno del estado. Se le acusaba de malversación de fondos junto a la contadora Joaquina Montes García.
En medio del escándalo fue llamado Mario Eulalio Gutiérrez Talamás para que terminara el período que había iniciado Galindo Vara. El daño ya estaba hecho: el 30 de diciembre de 1990 tomaba posesión como alcalde Rosendo Villarreal Dávila. El camino había sido pavimentado por los propios priistas.
Aunque bajo otras circunstancias, en estos momentos la labor al frente de la alcaldía de Fernando de las Fuentes Hernández se orienta hacia el triunfo de Acción Nacional en los comicios para la renovación del poder legislativo en Coahuila.
La región sureste que con excepción de Ramos Arizpe ha sido mantenida políticamente en poder del PRI se siente en estos momentos bajo amenaza. Es más, algunos observadores opinan que Acción Nacional ganará no sólo la Laguna, sino también el enclave priista en la capital del estado.
El motivo es más que evidente: el cinismo y la desfachatez con las que se ha conducido el alcalde de Saltillo, la torpeza de sus cciones y su falta de carisma.
Aparentemente lo anterior es abstracto, pero no, Fernando de las Fuentes es dueño de una malísima imagen entre la población. Además, ya ha dicho en corto que no hará nada para que el PRI triunfe el año que entra. Los motivos: fuertes desavenencias con el poder central.
Humano al fin, de las Fuentes Hernández ha tomado la decisión de convertirse en la quinta columna del proyecto del Cártel de los Moreira que tiene como premisa inmediata el triunfo de los candidatos priistas a la diputaciones locales, pero que ya ven con miedo y con rabia la conducta del alcalde capitalino que no da una.
Aparte de las declaraciones desventuradas que ha hecho a los medios de comunicación que lo evidencian como un retrasado mental, o por lo menos como un hombre seriamente afectado en la sinapsis, a Fernando de las Fuentes se le acusa de mantener un control férreo acerca de los asuntos que está obligado legalmente a ventilar ante la población. Mantiene en absoluto secreto información que debería llegar de manera libre a los ciudadanos.
Además de lo anterior se le ha criticado su cobardía por viajar en vehículos blindados en una ciudad que padece un alto grado de inseguridad pública.
Se le critica también la forma estúpida en que promueve su imagen y publicita la obra pública que según él se ha desarrollado en Saltillo.
El Te quiero Saltillo… moderno es un atentado a la inteligencia del pueblo en donde publicita la construcción de los puentes que se han edificado fundamentalmente con recursos estatales.
El eslogan "Veamos por Saltillo" es sólo otra frase hueca que ha tenido su origen en una cavidad craneana rellena de materia fecal.
En suma, el pueblo piensa que el Diablito de las Fuentes ha resultado un pobre diablo en la encomienda de gobernar Saltillo.
Lo anterior es grave y ya produce miedo y rabia en el alto mando del gobierno del estado, porque de seguir la degradación de la imagen del Fernando de las Fuentes, las próximas elecciones legislativas serán ganadas por el Partido Acción Nacional, y dada la situación que actualmente prevalece a nivel nacional, éste sería el principio del fin del Cártel de los Moreira.
Epílogo
No en balde el subsecretario de asuntos políticos y sociales del gobierno del estado, en uno de sus discursos pronunciados en la sede del PRI estatal ha dejado claro que este es el año electoral. En el 2008 serán las elecciones. Con lo anterior ha precisado que este 2007 es el tiempo de la besana para que el próximo año sea el tiempo de la vendimia.
Pero por si lo anterior fuese poco, los nombres que se han mencionado para arribar al Congreso del Estado no garantizan en estos momentos el triunfo. Los panistas, crecidos, están al acecho y con 80 mil votos en Saltillo. Nunca habían cosechado tantos sufragios como lo hicieron en las elecciones del 2005. La derecha rabiosa va por más mientras Fernando de las Fuentes torpedea el proyecto de Humberto Moreira de que su gente triunfe en las elecciones legislativas, pues esto es vital para que la nueva clase política sobreviva.
Sin embargo, aún hay tiempo de obligar a Fernando de las Fuentes a que se vaya de la presidencia municipal y deje de torpedear el proyecto de largo aliento que acaricia el ya famoso cártel gubernamental, que aunque hasta el momento ha tenido la virtud de transformar la adversidad en oportunidades, también sabe que la suerte no es eterna.
(Juan Cisneros Cortés)
Poema de Rosario Castellanos
Destino
Matamos lo que amamos. Lo demás
no ha estado vivo nunca.
Ninguno está tan cerca. A ningún otro hiere
un olvido, una ausencia, a veces menos.
Matamos lo que amamos. ¡Que cese esta asfixia
de respirar con un pulmón ajeno!
El aire no es bastante
para los dos. Y no basta la tierra
para los cuerpos juntos
y la ración de la esperanza es poca
y el dolor no se puede compartir.
El hombre es animal de soledades,
ciervo con una flecha en el ijar
que huye y se desangra.
Ah, pero el odio, su fijeza insomne
de pupilas de vidrio; su actitud
que es a la vez reposo y amenaza.
El ciervo va a beber y en el agua aparece
el reflejo del tigre.
El ciervo bebe el agua y la imagen. Se vuelve
-antes que lo devoren- (cómplice, fascinado)
igual a su enemigo.
Damos la vida sólo a lo que odiamos.
no ha estado vivo nunca.
Ninguno está tan cerca. A ningún otro hiere
un olvido, una ausencia, a veces menos.
Matamos lo que amamos. ¡Que cese esta asfixia
de respirar con un pulmón ajeno!
El aire no es bastante
para los dos. Y no basta la tierra
para los cuerpos juntos
y la ración de la esperanza es poca
y el dolor no se puede compartir.
El hombre es animal de soledades,
ciervo con una flecha en el ijar
que huye y se desangra.
Ah, pero el odio, su fijeza insomne
de pupilas de vidrio; su actitud
que es a la vez reposo y amenaza.
El ciervo va a beber y en el agua aparece
el reflejo del tigre.
El ciervo bebe el agua y la imagen. Se vuelve
-antes que lo devoren- (cómplice, fascinado)
igual a su enemigo.
Damos la vida sólo a lo que odiamos.
En Coahuila, despilfarro en la cúspide del poder.
Gasta David Aguillón Rosales, jefe de prensa del gobierno del estad cinco mil dólares en le festejo de su querida subordinada Gabriela Palomo.
David Aguillón Rosales, jefe de prensa del gobierno del estado, gastó alrededor de cinco mil dólares para festejar a su querida subordinada Gabriela Palomo.
El ostentoso tren de vida del funcionario de marras es ya legendario y se comenta a sus espaldas en cantinas, restaurantes y en la calle.
El festejo comenzó poco después del mediodía y se prolongó durante varias horas en las que güisqui, tequila, brandy, cognac y cerveza corrían abundantemente mientras un conjunto musical equipado con batería, órgano y guitarra amenizaba el ambiente. La fiesta tuvo lugar en un fraccionamiento de reciente creación que se encuentra ubicado sobre la calle Murguía, al norte, frente a la entrada a la privada Guadalupe.
La fiesta comenzó a media tarde y se prolongó hasta altas horas de la noche, según la fuente consultada por esta revista.
El evento privado cuyo financiamiento tuvo su origen en el dinero público se desarrolló en la casa de José Reyes, cuñado de Gabriela Palomo y reportero de Vanguardia. Asistieron también a la fiesta de cumpleaños Rolando Franco y Alberto Pimentel González, hermano del excaco municipal, Óscar, de los mismos apellidos.
El ostentoso tren de vida del funcionario de marras es ya legendario y se comenta a sus espaldas en cantinas, restaurantes y en la calle.
El festejo comenzó poco después del mediodía y se prolongó durante varias horas en las que güisqui, tequila, brandy, cognac y cerveza corrían abundantemente mientras un conjunto musical equipado con batería, órgano y guitarra amenizaba el ambiente. La fiesta tuvo lugar en un fraccionamiento de reciente creación que se encuentra ubicado sobre la calle Murguía, al norte, frente a la entrada a la privada Guadalupe.
La fiesta comenzó a media tarde y se prolongó hasta altas horas de la noche, según la fuente consultada por esta revista.
El evento privado cuyo financiamiento tuvo su origen en el dinero público se desarrolló en la casa de José Reyes, cuñado de Gabriela Palomo y reportero de Vanguardia. Asistieron también a la fiesta de cumpleaños Rolando Franco y Alberto Pimentel González, hermano del excaco municipal, Óscar, de los mismos apellidos.
Meseros profesionales se movían diligentemente llevando a los asistentes tacos de bistek, mole y discada. También hubo trabajo para un cantinero que tenía a su cargo el bar debajo de una carpa que fue colocada en el patio trasero de la vivienda. Un verdadero ambiente de cero marginación.
El Bizco, como se conoce entre la tropa reporteril a David Aguillón Rosales era atendido a cuerpo de rey mientras de cuando en cuando cruzaba miradas llenas de catexias libidinales con Gabriela Palomo, que también lucía radiante.
Aguillón Rosales lucía feliz al observar el ir y venir de Gabriela Palomo; además, su panza chicharronera recibía en esos momentos un agasajo, en tanto que con su eterno mirar de soslayo, su campo visual de mosca, se ampliaba hasta casi los 360 grados. En medio de las caravanas que le rendían sus subordinados, el rostro mongoloide del funcionario moreirista se iluminaba. El romance en todo su apogeo.
El año pasado, Gabriela Palomo López protagonizó un escándalo policiaco cuando se encontraba bajo el influjo de las bebidas etílicas. El 22 de junio de 2006, la directora de enlace con medios de la Dirección de Comunicación Social del Gobierno de la Gente viajaba en medio de los vapores alcohólicos junto con la reportera Jessica Rosales Saucedo a bordo de una camioneta Pathfinder que conducía Iván Márquez Morales, subdirector de vinculación del Instituto Coahuilense de Cultura.
Según la revista Postdata, luego de ser detenidos por policías municipales, Iván Márquez Morales, parte del serrallo de Armando Guerra, director del Icocult, "mantenía una civilizada conversación con los municipales, mientras las damas aguardaban dentro del vehículo. Ante el asombro de todos, incluso de sus compañeros de parranda, Gabriela Palomo bajó de la camioneta y al tiempo que trastabillaba y hacía esfuerzos por enderezar su mirada, arremetía contra los uniformados balbucenado: Imbéciles, no saben con quién se meten.
Postdata narra: "Vanos fueron los esfuerzos de sus compañeros de juerga por controlar a la iracunda mujer que daba inicio a una función de teatro callejero, interpretando a una belicosa y prepotente dama del poder.
"Los insultos fueron tales que los elementos de seguridad solicitaron el apoyo de una mujer policía a efecto de someter a la poderosa ebria. Dieron entonces inicio las amenazantes llamadas vía celular y nextel; con credencial en mano, Gabriela Palomo continuaba su humillante perorata y buscaba afanosamente el auxilio de su superior David Aguillón Rosales.
"Solicitó también la presencia de los medios de comunicación, quienes acudieron de inmediato –como buenos reporteros- al llamado de la funcionaria, realizaron notas informativas y tomaron fotografías del incidente, cumplieron con su labor, aunque la intención de Gabriela Palomo era que dieran cuenta de la prepotencia de las autoridades municipales.
"La mujer policía solicitada por los guardianes del orden arribó a la escena del numerito y le anunció a la funcionaria que la única instrucción que ellos tenían era cumplir con su deber; de tal forma que deberían trasladarla a la cárcel municipal. La ira se apoderó de ella y con torpes movimientos pretendió evitar el arresto; sin embargo, el alcohol ingerido fue el principal refuerzo para la guardiana del orden que la sometió y la encerró en la patrulla.
"Sus compañeros, a bordo de la misma camioneta llegaron a la comandancia de policía para ser evaluados por el juez calificador. Para sorpresa de todos, al llegar a la sede del comando policiaco local, la protagonista del escándalo callejero, ya se encontraba en libertad y alardeando su influencia: "con David (el Bizco) se chingan estos pendejos", continuaba amenazando mientras se tambaleaba al caminar.
A la mañana siguiente circularon los periódicos sin la reveladora nota que pudo haber dado cuenta de cómo se trafica con la influencia de una funcionaria menor del gobiero de la gente.
Postdata concluye la información de la siguiente manera: "No es necesario siquiera apelar a la inteligencia del lector para poder afirmar que la prepotencia del jefe de prensa del gobernador Moreira, le llevó a utilizar el puesto y ordenar a los medios informativos omitir la publicación del arresto de su empleada, como tampoco se requiere mayor información para suponer que si los medios atienden a peticiones hechas para favorecer a funcionarios de cuarto o quinto niveles, mucho más deberán acceder a favores pedidos por los altos mandos".
El Bizco, como se conoce entre la tropa reporteril a David Aguillón Rosales era atendido a cuerpo de rey mientras de cuando en cuando cruzaba miradas llenas de catexias libidinales con Gabriela Palomo, que también lucía radiante.
Aguillón Rosales lucía feliz al observar el ir y venir de Gabriela Palomo; además, su panza chicharronera recibía en esos momentos un agasajo, en tanto que con su eterno mirar de soslayo, su campo visual de mosca, se ampliaba hasta casi los 360 grados. En medio de las caravanas que le rendían sus subordinados, el rostro mongoloide del funcionario moreirista se iluminaba. El romance en todo su apogeo.
El año pasado, Gabriela Palomo López protagonizó un escándalo policiaco cuando se encontraba bajo el influjo de las bebidas etílicas. El 22 de junio de 2006, la directora de enlace con medios de la Dirección de Comunicación Social del Gobierno de la Gente viajaba en medio de los vapores alcohólicos junto con la reportera Jessica Rosales Saucedo a bordo de una camioneta Pathfinder que conducía Iván Márquez Morales, subdirector de vinculación del Instituto Coahuilense de Cultura.
Según la revista Postdata, luego de ser detenidos por policías municipales, Iván Márquez Morales, parte del serrallo de Armando Guerra, director del Icocult, "mantenía una civilizada conversación con los municipales, mientras las damas aguardaban dentro del vehículo. Ante el asombro de todos, incluso de sus compañeros de parranda, Gabriela Palomo bajó de la camioneta y al tiempo que trastabillaba y hacía esfuerzos por enderezar su mirada, arremetía contra los uniformados balbucenado: Imbéciles, no saben con quién se meten.
Postdata narra: "Vanos fueron los esfuerzos de sus compañeros de juerga por controlar a la iracunda mujer que daba inicio a una función de teatro callejero, interpretando a una belicosa y prepotente dama del poder.
"Los insultos fueron tales que los elementos de seguridad solicitaron el apoyo de una mujer policía a efecto de someter a la poderosa ebria. Dieron entonces inicio las amenazantes llamadas vía celular y nextel; con credencial en mano, Gabriela Palomo continuaba su humillante perorata y buscaba afanosamente el auxilio de su superior David Aguillón Rosales.
"Solicitó también la presencia de los medios de comunicación, quienes acudieron de inmediato –como buenos reporteros- al llamado de la funcionaria, realizaron notas informativas y tomaron fotografías del incidente, cumplieron con su labor, aunque la intención de Gabriela Palomo era que dieran cuenta de la prepotencia de las autoridades municipales.
"La mujer policía solicitada por los guardianes del orden arribó a la escena del numerito y le anunció a la funcionaria que la única instrucción que ellos tenían era cumplir con su deber; de tal forma que deberían trasladarla a la cárcel municipal. La ira se apoderó de ella y con torpes movimientos pretendió evitar el arresto; sin embargo, el alcohol ingerido fue el principal refuerzo para la guardiana del orden que la sometió y la encerró en la patrulla.
"Sus compañeros, a bordo de la misma camioneta llegaron a la comandancia de policía para ser evaluados por el juez calificador. Para sorpresa de todos, al llegar a la sede del comando policiaco local, la protagonista del escándalo callejero, ya se encontraba en libertad y alardeando su influencia: "con David (el Bizco) se chingan estos pendejos", continuaba amenazando mientras se tambaleaba al caminar.
A la mañana siguiente circularon los periódicos sin la reveladora nota que pudo haber dado cuenta de cómo se trafica con la influencia de una funcionaria menor del gobiero de la gente.
Postdata concluye la información de la siguiente manera: "No es necesario siquiera apelar a la inteligencia del lector para poder afirmar que la prepotencia del jefe de prensa del gobernador Moreira, le llevó a utilizar el puesto y ordenar a los medios informativos omitir la publicación del arresto de su empleada, como tampoco se requiere mayor información para suponer que si los medios atienden a peticiones hechas para favorecer a funcionarios de cuarto o quinto niveles, mucho más deberán acceder a favores pedidos por los altos mandos".
Canibalismo en el magisterio coahuilense
(El caso del profesor José Guadalupe González Fuantos)
Autoridades de educación ignoran a padres de familia que exigen a un buen director para la escuela primaria Leandro Valle de la colonia Antonio Cárdenas de Saltillo, Coahuila, México.
El profesor José Guadalupe González Fuantos nunca imaginó que por trabajar en serio por remediar las condiciones materiales y académicas de la escuela primaria federal Gral. Leandro Valle sería removido de su puesto como director, que venía desempeñando hasta el inicio del conflicto al inicio de octubre de 2006.
González Fuantos abandonó el plantel en medio de calumnias de sus propios compañeros pero con el apoyo irrestricto de la mayoría de los padres de familia que aún sostienen que el mentor hacía todo lo posible por elevar el nivel académico de la institución al obtener excelentes resultados en la olimpiada del conocimiento.
La lucha de los padres de familia ha sido larga y en momentos estéril. Se han topado con la dureza, la terquedad, la abyección y la miseria moral de los mandos intermedios de la Secretaría de Educación y Cultura de Coahuila.
La sociedad de padres de familia que preside el señor Anselmo Briones Huerta ha levantado firmas, ha girado innumerables escritos al gobernador, al secretario del ramo, al jurídico de la SEyC, a la Comisión de Derechos Humanos y nada, ni siquiera les prometen el regreso delmentor y mientras tanto, la escuela tiene ya casi medio año sin director.
La escuela primaria General Leandro Valle fue construida en 1962 para atender la demanda de los niños que por oleadas llegaban de los ejidos durante la época del boom industrial que empezaba a dibujar a la ciudad. Originalmente nació sin bardas y en la parte posterior de la institución, una toma colectiva de agua era la única que abastecía del vital elemento a las mujeres de corte proletario que diariamente hacían fila para llenar sus tinas.
El 19 de octubre de 2006, los padres de familia giraron uno de los primeros escritos a Jaime Castillo Garza en el que mostraban su inconformidad por la remoción del profesor González Fuantos, pero además, le informaban que desde su llegada, en febrero del mismo año se iniciaron las acciones para colocar los programas de enciclopedia.
Desde su arribo a la institución, José Guadalupe inició un novedoso proyecto que por su sencillez empezó a llamar la atención de los padres de los alumnos y a involucrarlos en la tarea de mejoramiento académico.
Hebdomadariamente cada alumno llevaba cinco botes de aluminio para venderlos juntos y mejorar las condiciones materiales del plantel. Se organizaron rifas de electrodomésticos como planchas, hornos de microondas y licuadoras, además de que a cada padre de familia se le entregaban ocho boletos de 25 pesos cada uno para fortalecer las finanzas de la sociedad de padres. Pero lo más novedoso es que se consiguió la participación de la tienda HEB que ya se había comprometido a hacer aportaciones para dignificar el estado físico de la escuela.
Y como las noticias corrían veloces entre las madres de los niños, la institución empezó a tener más demanda, porque se implementó un curso de escritura de calidad, así como el manejo de contenidos básicos de matemáticas para niños con rezago en la materia de tercero, cuarto y quinto grados.
Además, se estableció un curso de contenidos básicos de las asignaturas de español y matemáticas para los alumnos de sexto grado con rezago académico que se llevaba a cabo los martes, miércoles y jueves de 15:00 a 17:00 horas, aprovechando que el plantel sólo funciona en el turno matutino.
Del escrito anterior se giraron copias al doctor Héctor Mario Zapata de la Garza, eterno presidente de la Asociación Estatal de Sociedades de Padres de Familia, a los medios de comunicación, a las autoridades educativas, pero nadie les ha hecho caso. Tal parece que al gremio magisterial no le pareció que el director en ese entonces de la modesta escuela de barriada, pusiera el ejemplo a todo el magisterio, con trabajo.
La vileza de la conducta profesoral tuvo su culminación el 26 de enero de 2007 cuando el inspector de la zona escolar Gerardo Aguilar llevó como porros a profesores de las escuelas Adolfo López Mateos y Juan Esquivel Hernández para enfrentarlos con los padres de familia. Los borregos abyectos del magisterio se prestaron de mil amores a la maniobra.
Como en el cuento La muerte tiene permiso de Edmundo Valadés, a los padres de familia sólo les ha faltado pedir permiso a las autoridades para matar al inspector Gerardo Aguilar al que responsbilizan de la salida del profesor José Guadalupe González Fuantos.
Ante la falta de explicación de los motivos que han tenido las autoridades educativas para remover al profesor González Fuantos, los padres de familia siguen en su lucha girando oficios y manifestando su inconformidad frente al plantel.
González Fuantos abandonó el plantel en medio de calumnias de sus propios compañeros pero con el apoyo irrestricto de la mayoría de los padres de familia que aún sostienen que el mentor hacía todo lo posible por elevar el nivel académico de la institución al obtener excelentes resultados en la olimpiada del conocimiento.
La lucha de los padres de familia ha sido larga y en momentos estéril. Se han topado con la dureza, la terquedad, la abyección y la miseria moral de los mandos intermedios de la Secretaría de Educación y Cultura de Coahuila.
La sociedad de padres de familia que preside el señor Anselmo Briones Huerta ha levantado firmas, ha girado innumerables escritos al gobernador, al secretario del ramo, al jurídico de la SEyC, a la Comisión de Derechos Humanos y nada, ni siquiera les prometen el regreso delmentor y mientras tanto, la escuela tiene ya casi medio año sin director.
La escuela primaria General Leandro Valle fue construida en 1962 para atender la demanda de los niños que por oleadas llegaban de los ejidos durante la época del boom industrial que empezaba a dibujar a la ciudad. Originalmente nació sin bardas y en la parte posterior de la institución, una toma colectiva de agua era la única que abastecía del vital elemento a las mujeres de corte proletario que diariamente hacían fila para llenar sus tinas.
El 19 de octubre de 2006, los padres de familia giraron uno de los primeros escritos a Jaime Castillo Garza en el que mostraban su inconformidad por la remoción del profesor González Fuantos, pero además, le informaban que desde su llegada, en febrero del mismo año se iniciaron las acciones para colocar los programas de enciclopedia.
Desde su arribo a la institución, José Guadalupe inició un novedoso proyecto que por su sencillez empezó a llamar la atención de los padres de los alumnos y a involucrarlos en la tarea de mejoramiento académico.
Hebdomadariamente cada alumno llevaba cinco botes de aluminio para venderlos juntos y mejorar las condiciones materiales del plantel. Se organizaron rifas de electrodomésticos como planchas, hornos de microondas y licuadoras, además de que a cada padre de familia se le entregaban ocho boletos de 25 pesos cada uno para fortalecer las finanzas de la sociedad de padres. Pero lo más novedoso es que se consiguió la participación de la tienda HEB que ya se había comprometido a hacer aportaciones para dignificar el estado físico de la escuela.
Y como las noticias corrían veloces entre las madres de los niños, la institución empezó a tener más demanda, porque se implementó un curso de escritura de calidad, así como el manejo de contenidos básicos de matemáticas para niños con rezago en la materia de tercero, cuarto y quinto grados.
Además, se estableció un curso de contenidos básicos de las asignaturas de español y matemáticas para los alumnos de sexto grado con rezago académico que se llevaba a cabo los martes, miércoles y jueves de 15:00 a 17:00 horas, aprovechando que el plantel sólo funciona en el turno matutino.
Del escrito anterior se giraron copias al doctor Héctor Mario Zapata de la Garza, eterno presidente de la Asociación Estatal de Sociedades de Padres de Familia, a los medios de comunicación, a las autoridades educativas, pero nadie les ha hecho caso. Tal parece que al gremio magisterial no le pareció que el director en ese entonces de la modesta escuela de barriada, pusiera el ejemplo a todo el magisterio, con trabajo.
La vileza de la conducta profesoral tuvo su culminación el 26 de enero de 2007 cuando el inspector de la zona escolar Gerardo Aguilar llevó como porros a profesores de las escuelas Adolfo López Mateos y Juan Esquivel Hernández para enfrentarlos con los padres de familia. Los borregos abyectos del magisterio se prestaron de mil amores a la maniobra.
Como en el cuento La muerte tiene permiso de Edmundo Valadés, a los padres de familia sólo les ha faltado pedir permiso a las autoridades para matar al inspector Gerardo Aguilar al que responsbilizan de la salida del profesor José Guadalupe González Fuantos.
Ante la falta de explicación de los motivos que han tenido las autoridades educativas para remover al profesor González Fuantos, los padres de familia siguen en su lucha girando oficios y manifestando su inconformidad frente al plantel.
Ladrones del Congreso del Estado de Coahuila.
Julián Tranzaldúa y Horacio del Bosque, el espíritu gregario de dos ratas legislativas.
El cinismo, la falta de dignidad, la rapiña son sólo algunos elementos que forman parte de la indumentaria que a diario visten los políticos comarcanos.
En fechas recientes, los observadores pudieron advertir el vasallaje de Horacio del Bosque Dávila quien funge como presidente del Congreso del Estado.
Durante el proceso electoral para la renovación de la dirigencia nacional del PRI del Bosque Dávila de manera abierta hacía proselitismo a favor de Beatriz Paredes; sin embargo, a la mera hora fue obligado por quienes toman las decisiones en palacio rosa a que fuera el representante de Enrique Jackson. Sin replicar, Horacio cumplió con su encomienda, agacho la cerviz y de manera humillante renunció a sus ‘convicciones’ políticas.
En Coahuila todo mundo sabe que Horacio del Bosque es hechura de Enrique Martínez y Martínez quien lo protegió y lo mantuvo amparado cuando existía orden de aprehensión en su contra.
En los primeros días de diciembre de 2001 del Bosque Dávila aceptó ante un juez de Nuevo León haber recibido ocho millones de pesos bajo el argumento de que el dinero lo había usado para el financiamiento de su partido.
A raíz de la rapiña de que hizo gala en Nuevo León cuando fue presidente del comité estatal del PRI, y donde dispuso de ocho millones de pesos, al diputado plurinominal se le conoce como el hombre de las costumbres históricas.
El proceso que se le siguió en Nuevo León empezó en 1997 y continuó su curso hasta que el juez quinto de lo penal, José Luis Garza resolvió procedente la orden de aprehensión. La PGJE solicitó la colaboración de su similar en Coahuila para ejecutarla, pero el titular de ésta, Óscar Calderón Sánchez la devolvió porque supuestamente incumplía con los requisitos del caso.
Luego, del Bosque Dávila interpuso una demanda de amparo ante el juez primero de distrito con sede en Saltillo Roberto Rodríguez, quien concedió la suspensión de la orden de aprehensión.
Por esos días en que casi anduvo a salto de mata, el ahora diputado plurinominal recibió el cobijo y la protección del entonces gobernador Enrique Martínez y Martínez.
El espíritu gregario de las ratas.
Dice el dicho que Dios los cría y ellos se juntan e indudablemente que así es en el ámbito político. Casi desde el inicio de la actual legislatura, Horacio del Bosque en su calidad de presidente acogió a un analfabeto funcional de uñas muy filosas llamado Julián Anzaldúa Gutiérrez, quien funge como tesorero del Congreso, según el organigrama que aparece en el portal de Internet de esta institución.
En el medio político-periodístico la fama de Julián Anzaldúa de transa y ladrón es legendaria, al grado de que en su cara distorsionan el primer apellido transformándolo en Tranzaldúa.
Abyecto hasta la ignominia se dice de él que es capaz de vender a su propia madre si de allegarse recursos se trata. Paradójicamente a su analfabetismo funcional fue Secretario de Educación Pública en el último tramo de la administración de Rogelio Montemayor Seguy. Tras este cargo –cuentan- sacaba maletas repletas de billetes de todas denominaciones para financiar la campaña a la alcaldía de otro ladrón: Óscar Pimentel González.
Alguna vez, durante la administración municipal de Pimentel González soñó con convertirse en tesorero del ayuntamiento capitalino. No se le hizo, porque pese a que Óscar Pimentel es también un ladrón, desconfió de Julián Tranzaldúa y lo mandó muy lejos de la caja de caudales de los saltillenses.
Otro de los modos operando de este funcionario del lumpenaje burocrático es alimentar a los trabajadores de las distintas dependencias cuando se quedan a trabajar tiempo extra.
A través del restaurante de comida rápida llamado Astroburguer que la sabiduría popular ha motejado como Astromugre por las condiciones antihigiénicas en que se preparan los alimentos, surte de hamburguesas y tortas a los empleados no sólo municipales, sino también estatales.
Gracias a la urdimbre de relaciones que ha tejido durante más de tres décadas, factura por adelantado entregando vales por cientos de hamburguesas y tortas a los titulares de las distintas oficinas pública.
También merced a la relación que mantiene con el titular de la Secretaría de Salud, los inspectores sanitarios se mantienen lejos de los restaurantes Astromugre donde las cucarachas y las ratas se pasean sobre los comales mientras los encargados de la preparación de los alimentos se sacan los mocos y escupen sobre los productos que expenden.
Aunque no ha ocupado puestos de primer nivel se las ha ingeniado para construir una lujosa residencia equipada con los aparatos más modernos.
Arrastrado como es en el campus priista, uno de sus hijos estuvo como secretario particular de Roberto Madrazo Pintado, el fallido candidato a la presidencia de la república.
Pero, sabedor de que detrás de su riqueza hay muchas maniobras turbias, es un sujeto huidizo, apartado, una verdadera ave de rapiña del presupuesto o una rata de uñas con gran filo.
En fechas recientes, los observadores pudieron advertir el vasallaje de Horacio del Bosque Dávila quien funge como presidente del Congreso del Estado.
Durante el proceso electoral para la renovación de la dirigencia nacional del PRI del Bosque Dávila de manera abierta hacía proselitismo a favor de Beatriz Paredes; sin embargo, a la mera hora fue obligado por quienes toman las decisiones en palacio rosa a que fuera el representante de Enrique Jackson. Sin replicar, Horacio cumplió con su encomienda, agacho la cerviz y de manera humillante renunció a sus ‘convicciones’ políticas.
En Coahuila todo mundo sabe que Horacio del Bosque es hechura de Enrique Martínez y Martínez quien lo protegió y lo mantuvo amparado cuando existía orden de aprehensión en su contra.
En los primeros días de diciembre de 2001 del Bosque Dávila aceptó ante un juez de Nuevo León haber recibido ocho millones de pesos bajo el argumento de que el dinero lo había usado para el financiamiento de su partido.
A raíz de la rapiña de que hizo gala en Nuevo León cuando fue presidente del comité estatal del PRI, y donde dispuso de ocho millones de pesos, al diputado plurinominal se le conoce como el hombre de las costumbres históricas.
El proceso que se le siguió en Nuevo León empezó en 1997 y continuó su curso hasta que el juez quinto de lo penal, José Luis Garza resolvió procedente la orden de aprehensión. La PGJE solicitó la colaboración de su similar en Coahuila para ejecutarla, pero el titular de ésta, Óscar Calderón Sánchez la devolvió porque supuestamente incumplía con los requisitos del caso.
Luego, del Bosque Dávila interpuso una demanda de amparo ante el juez primero de distrito con sede en Saltillo Roberto Rodríguez, quien concedió la suspensión de la orden de aprehensión.
Por esos días en que casi anduvo a salto de mata, el ahora diputado plurinominal recibió el cobijo y la protección del entonces gobernador Enrique Martínez y Martínez.
El espíritu gregario de las ratas.
Dice el dicho que Dios los cría y ellos se juntan e indudablemente que así es en el ámbito político. Casi desde el inicio de la actual legislatura, Horacio del Bosque en su calidad de presidente acogió a un analfabeto funcional de uñas muy filosas llamado Julián Anzaldúa Gutiérrez, quien funge como tesorero del Congreso, según el organigrama que aparece en el portal de Internet de esta institución.
En el medio político-periodístico la fama de Julián Anzaldúa de transa y ladrón es legendaria, al grado de que en su cara distorsionan el primer apellido transformándolo en Tranzaldúa.
Abyecto hasta la ignominia se dice de él que es capaz de vender a su propia madre si de allegarse recursos se trata. Paradójicamente a su analfabetismo funcional fue Secretario de Educación Pública en el último tramo de la administración de Rogelio Montemayor Seguy. Tras este cargo –cuentan- sacaba maletas repletas de billetes de todas denominaciones para financiar la campaña a la alcaldía de otro ladrón: Óscar Pimentel González.
Alguna vez, durante la administración municipal de Pimentel González soñó con convertirse en tesorero del ayuntamiento capitalino. No se le hizo, porque pese a que Óscar Pimentel es también un ladrón, desconfió de Julián Tranzaldúa y lo mandó muy lejos de la caja de caudales de los saltillenses.
Otro de los modos operando de este funcionario del lumpenaje burocrático es alimentar a los trabajadores de las distintas dependencias cuando se quedan a trabajar tiempo extra.
A través del restaurante de comida rápida llamado Astroburguer que la sabiduría popular ha motejado como Astromugre por las condiciones antihigiénicas en que se preparan los alimentos, surte de hamburguesas y tortas a los empleados no sólo municipales, sino también estatales.
Gracias a la urdimbre de relaciones que ha tejido durante más de tres décadas, factura por adelantado entregando vales por cientos de hamburguesas y tortas a los titulares de las distintas oficinas pública.
También merced a la relación que mantiene con el titular de la Secretaría de Salud, los inspectores sanitarios se mantienen lejos de los restaurantes Astromugre donde las cucarachas y las ratas se pasean sobre los comales mientras los encargados de la preparación de los alimentos se sacan los mocos y escupen sobre los productos que expenden.
Aunque no ha ocupado puestos de primer nivel se las ha ingeniado para construir una lujosa residencia equipada con los aparatos más modernos.
Arrastrado como es en el campus priista, uno de sus hijos estuvo como secretario particular de Roberto Madrazo Pintado, el fallido candidato a la presidencia de la república.
Pero, sabedor de que detrás de su riqueza hay muchas maniobras turbias, es un sujeto huidizo, apartado, una verdadera ave de rapiña del presupuesto o una rata de uñas con gran filo.
La tragedia de Romina Tejerina.
Jovencita de 19 años violada el año pasado y condenada por los católicos de Argentina, puede pasar el resto de sus días en la cárcel.
La joven argentina Romina Tejerina quedó embarazada producto de una violación y tras siete meses de embarazo parió sola en el baño de su casa donde presa de la desesperación y el pánico, hirió mortalmente a la recién nacida. El próximo 16 de julio se dará conocer el fallo del juez que podría sentenciarla a cadena perpetua.
Romina de 19 años de edad, es una de las cerca de 335 mil y 400 mil mujeres que se realizan abortos caseros en Argentina cada año arriesgando su vida, debido a la prohibición de esta práctica en aquel país. Se calcula que por cada dos embarazos se registra un aborto en condiciones inseguras.
Entre el 30 y el 40 por ciento de las camas públicas en el área de ginecología de los hospitales bonaerenses están ocupadas por mujeres que sufrieron complicaciones derivadas de "abortos caseros" o mal realizados. La mayoría de ellas son de bajos recursos, siendo esta la causa de muerte de al menos 200 mil mujeres al año.
Para Romina todo sería distinto si hubiese podido acceder a la píldora del día después. Si en esta sociedad hubiera otras condiciones para las mujeres que sufren la humillación de ser violadas.
Desde hace más de un año se ejerce violencia psicológica sobre Romina, toda vez que han pasado ya más de 12 meses para decidir su situación procesal y no ha permitiendo que reciba terapia. Además, le ha impuesto un régimen humillante y restringido para las visitas.
En una carta desde la prisión, Romina relata: "Es injusto, es terrible lo que me están haciendo y todo inicia el uno de agosto cuando abusaron de mí. A medida que pasa el tiempo me pone mal todo. Pero tengo la esperanza de que voy a tener una respuesta a mi favor. Ya que estoy pagando algo injusto, que es este encierro. Es algo que nunca me había imaginado pasar, es una pesadilla que una vez por todas tiene que tener un fin".
"Lo único que yo quiero ahora es que haya justicia para que yo me pueda ir en libertad y quien me violó Eduardo Vargas pague en la cárcel por lo que me hizo. Es todo lo que yo puedo escribir acerca de este encarcelamiento injusto".
"Me siento muy presionada y controlada por el personal (de la cárcel). Se que estoy detenida, pero no es necesario que me tengan tan presionada psicológicamente porque me hace muy mal y cada día que pasa es como un calvario para mí de ver a personas que quizá son peores que nosotras", dice Romina.
Se trata de un caso de justicia ya que muchas juezas y jueces no tienen la capacidad para comprender la situación por la que deben pasar las mujeres violadas o con embarazos no deseados.
Romina de 19 años de edad, es una de las cerca de 335 mil y 400 mil mujeres que se realizan abortos caseros en Argentina cada año arriesgando su vida, debido a la prohibición de esta práctica en aquel país. Se calcula que por cada dos embarazos se registra un aborto en condiciones inseguras.
Entre el 30 y el 40 por ciento de las camas públicas en el área de ginecología de los hospitales bonaerenses están ocupadas por mujeres que sufrieron complicaciones derivadas de "abortos caseros" o mal realizados. La mayoría de ellas son de bajos recursos, siendo esta la causa de muerte de al menos 200 mil mujeres al año.
Para Romina todo sería distinto si hubiese podido acceder a la píldora del día después. Si en esta sociedad hubiera otras condiciones para las mujeres que sufren la humillación de ser violadas.
Desde hace más de un año se ejerce violencia psicológica sobre Romina, toda vez que han pasado ya más de 12 meses para decidir su situación procesal y no ha permitiendo que reciba terapia. Además, le ha impuesto un régimen humillante y restringido para las visitas.
En una carta desde la prisión, Romina relata: "Es injusto, es terrible lo que me están haciendo y todo inicia el uno de agosto cuando abusaron de mí. A medida que pasa el tiempo me pone mal todo. Pero tengo la esperanza de que voy a tener una respuesta a mi favor. Ya que estoy pagando algo injusto, que es este encierro. Es algo que nunca me había imaginado pasar, es una pesadilla que una vez por todas tiene que tener un fin".
"Lo único que yo quiero ahora es que haya justicia para que yo me pueda ir en libertad y quien me violó Eduardo Vargas pague en la cárcel por lo que me hizo. Es todo lo que yo puedo escribir acerca de este encarcelamiento injusto".
"Me siento muy presionada y controlada por el personal (de la cárcel). Se que estoy detenida, pero no es necesario que me tengan tan presionada psicológicamente porque me hace muy mal y cada día que pasa es como un calvario para mí de ver a personas que quizá son peores que nosotras", dice Romina.
Se trata de un caso de justicia ya que muchas juezas y jueces no tienen la capacidad para comprender la situación por la que deben pasar las mujeres violadas o con embarazos no deseados.
La iglesia, el PAN y Provida contra el derecho de la mujer a decidir.
México y la despenalización del aborto: la eterna lucha entre liberales y conservadores.
· La decisión que arruga el alma femenina.
· El temor al señalamiento público.
· Y las mujeres pobres ¿qué?
· Los médicos abortistas.
· La iglesia, el PAN y Provida contra el derecho de la mujer a decidir.
· La decisión que arruga el alma femenina.
· El temor al señalamiento público.
· Y las mujeres pobres ¿qué?
· Los médicos abortistas.
· La iglesia, el PAN y Provida contra el derecho de la mujer a decidir.
Una historia que se repite…
Una mañana soleada pero fría de abril de 1990 deambulaba solitario por las calles del Centro Histórico de Saltillo. Como iba en la pendeja no me había dado cuenta de que en uno de los semáforos hacían alto tres amigos míos, dos mujeres y un varón. Casi a una voz me invitaron a subir en el vehículo. No lo pensé dos veces y ya en el interior me dijeron que iban a Monterrey. Una de ellas se veía demacrada. La mirada opaca constrastaba con el brillo de sus ojos que comúnmente adornaban su rostro. La otra iba silenciosa y triste mientras el varón asía con fuerza el volante.
Fluído el tráfico de esa hora, en pocos minutos ya estábamos sobre la carretera más allá de Ramos Arizpe. El automóvil avanzaba a menos de cien; en su interior la atmósfera era fúnebre. Se olía la tristeza. A la altura de Ojo Caliente una de ellas me dijo que ya se había inyectado varias veces, y su regla, detenida desde hacía más de dos meses no bajaba. Me miraba de soslayo mientras las lágrimas escurrían, abundantes por sus mejillas. El timbre de su voz denotaba la tristeza que llevaba en el alma. Ya había tomado ruda con tequila, pero nada. Sabía que un nuevo ser latía ya dentro de sus entrañas producto de sus amores ilícitos. Él era casado; ella hija de familia. Temía a la reacción de sus padres, a la burla social, y más que nada, la abatía la decisión que había tomado de terminar con su embarazo.
El vehículo seguía avanzando sobre la autopista con el aparato de sonido en silencio. En un parpadeo el destino me había convertido en cómplice de aquel ser doblegado por la vida. A unos minutos de ingresar en la clínica el sufrimiento era patente. Las lágrimas seguían escurriendo mientras su voz se quebraba a veces en murmullos. Llevaba entre sus manos un rosario.
Por fin entramos en Monterrey y por mil vericuetos llegamos a una pequeña clínica. Afuera esperaba un hombre de rostro regordete que calzaba pantuflas, vestía un suéter verde de colegial que hacía juego con un pantalón gris. Sus manos suaves, muy suaves pero firmes aunque pequeñas, estrecharon las nuestras; después se encaminó hacia el primer piso seguido por las dos mujeres. Bajo los rayos tenues del sol que aún no llegaba al cenit quedamos, inquietos, el conductor y yo. Casi no hablábamos, sólo nos dirigíamos la palabra para quejarnos de que el tiempo transcurría muy lento.
Aproximadamente una hora después bajó hasta donde estábamos la mujer que acompañaba a la que se había ido a practicar el aborto. Ya salió –nos dijo. ¿Quién sube primero? –nos preguntó. Yo –indicó el varón responsable del embarazo.
Fluído el tráfico de esa hora, en pocos minutos ya estábamos sobre la carretera más allá de Ramos Arizpe. El automóvil avanzaba a menos de cien; en su interior la atmósfera era fúnebre. Se olía la tristeza. A la altura de Ojo Caliente una de ellas me dijo que ya se había inyectado varias veces, y su regla, detenida desde hacía más de dos meses no bajaba. Me miraba de soslayo mientras las lágrimas escurrían, abundantes por sus mejillas. El timbre de su voz denotaba la tristeza que llevaba en el alma. Ya había tomado ruda con tequila, pero nada. Sabía que un nuevo ser latía ya dentro de sus entrañas producto de sus amores ilícitos. Él era casado; ella hija de familia. Temía a la reacción de sus padres, a la burla social, y más que nada, la abatía la decisión que había tomado de terminar con su embarazo.
El vehículo seguía avanzando sobre la autopista con el aparato de sonido en silencio. En un parpadeo el destino me había convertido en cómplice de aquel ser doblegado por la vida. A unos minutos de ingresar en la clínica el sufrimiento era patente. Las lágrimas seguían escurriendo mientras su voz se quebraba a veces en murmullos. Llevaba entre sus manos un rosario.
Por fin entramos en Monterrey y por mil vericuetos llegamos a una pequeña clínica. Afuera esperaba un hombre de rostro regordete que calzaba pantuflas, vestía un suéter verde de colegial que hacía juego con un pantalón gris. Sus manos suaves, muy suaves pero firmes aunque pequeñas, estrecharon las nuestras; después se encaminó hacia el primer piso seguido por las dos mujeres. Bajo los rayos tenues del sol que aún no llegaba al cenit quedamos, inquietos, el conductor y yo. Casi no hablábamos, sólo nos dirigíamos la palabra para quejarnos de que el tiempo transcurría muy lento.
Aproximadamente una hora después bajó hasta donde estábamos la mujer que acompañaba a la que se había ido a practicar el aborto. Ya salió –nos dijo. ¿Quién sube primero? –nos preguntó. Yo –indicó el varón responsable del embarazo.
De manera escueta me contestó en medio del llanto.
- Bien.
Luego bajó la otra persona y empecé a subir las escaleras y pude darme cuenta de que la clínica contaba con un pequeño quirófano, una silla ginecológica y cuatro o cinco camas donde las mujeres convalecían por unos minutos luego de la intervención. Al llegar arriba vi al médico que se quitaba los guantes y se lavaba las manos. Un poco más allá, sobre una de las camas y envuelta en una sábana blanca estaba ella. Verme y llorar fue un solo acto.
El grito le salía del alma, agudo y largo mientras su pecho se convulsionaba por el llanto.
Han pasado casi dos décadas y es fecha que aún no puedo olvidar aquella escena. El grito y los sollozos todavía taladran mis oídos. A veces he despertado en medio de la noche y envuelto en un sudor frío, después de que el sueño ha traído a mi mente aquellos hechos.
Unas horas después regresábamos a Saltillo. Nadie hablaba.
- Bien.
Luego bajó la otra persona y empecé a subir las escaleras y pude darme cuenta de que la clínica contaba con un pequeño quirófano, una silla ginecológica y cuatro o cinco camas donde las mujeres convalecían por unos minutos luego de la intervención. Al llegar arriba vi al médico que se quitaba los guantes y se lavaba las manos. Un poco más allá, sobre una de las camas y envuelta en una sábana blanca estaba ella. Verme y llorar fue un solo acto.
El grito le salía del alma, agudo y largo mientras su pecho se convulsionaba por el llanto.
Han pasado casi dos décadas y es fecha que aún no puedo olvidar aquella escena. El grito y los sollozos todavía taladran mis oídos. A veces he despertado en medio de la noche y envuelto en un sudor frío, después de que el sueño ha traído a mi mente aquellos hechos.
Unas horas después regresábamos a Saltillo. Nadie hablaba.
Y las mujeres pobres ¿qué?
Muchos años han pasado después de aquel incidente, pero en los últimos días, ante la polémica que ha desatado la propuesta de despenalización del aborto en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, y la oposición perruna de la iglesia católica, de Provida, de la derecha rabiosa y de las mujeres ricas de carnes fofas, pienso que la mujer tiene derecho a una oportunidad para decidir, siempre y cuando lo haga antes de las 14 semanas de gestación, cuando la criatura que late en su vientre aún no desarrolle las células cerebrales y por lo tanto aún no cuente con la viabilidad de convertirse en un ser conciente.
La práctica del aborto es policlasista; es decir, lo practican en la clandestinidad tanto las mujeres pobres como las que cuentan con la suficiente solvencia económica. Pero mientras aquellas que cuentan con recursos pueden pagarse un aborto seguro, las mujeres del arrabal tienen que recurrir a comadronas que ejercen en cuartuchos oscuros y con prácticas que datan de hace 2 mil 500 años.
Es grave que en un país de mochos e hipócritas, las mujeres que tienen lo suficiente para pagar a un médico abortista, han dejado atrás la solución salina, la dilatación y el curetaje, el D & X y la césarea y los han cambiado por métodos de succión; es triste saber de mujeres que en medio de su pobreza patrimonial y adolescentes temerosas que tengan que recurrir a los tés de ruda, a los masajes, a las caídas violentas, a las ramas de perejil y a los ganchos de tejer para expulsar de su vientre el producto de sus amores, comúnmente condenados desde el púlpito por sa-cerdotes pederastas.
El aborto es una realidad, pero también es real que los clérigos condenan y satanizan su práctica sólo en las mujeres que viven en medio de carencias materiales; jamás se meten con las clases media y alta, donde el perdón de los pecados lleva una retribución monetaria. El Padre Rentaría de la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo es el ejemplo del sometimiento de los sa-cerdotes al poder económico.
La práctica del aborto es policlasista; es decir, lo practican en la clandestinidad tanto las mujeres pobres como las que cuentan con la suficiente solvencia económica. Pero mientras aquellas que cuentan con recursos pueden pagarse un aborto seguro, las mujeres del arrabal tienen que recurrir a comadronas que ejercen en cuartuchos oscuros y con prácticas que datan de hace 2 mil 500 años.
Es grave que en un país de mochos e hipócritas, las mujeres que tienen lo suficiente para pagar a un médico abortista, han dejado atrás la solución salina, la dilatación y el curetaje, el D & X y la césarea y los han cambiado por métodos de succión; es triste saber de mujeres que en medio de su pobreza patrimonial y adolescentes temerosas que tengan que recurrir a los tés de ruda, a los masajes, a las caídas violentas, a las ramas de perejil y a los ganchos de tejer para expulsar de su vientre el producto de sus amores, comúnmente condenados desde el púlpito por sa-cerdotes pederastas.
El aborto es una realidad, pero también es real que los clérigos condenan y satanizan su práctica sólo en las mujeres que viven en medio de carencias materiales; jamás se meten con las clases media y alta, donde el perdón de los pecados lleva una retribución monetaria. El Padre Rentaría de la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo es el ejemplo del sometimiento de los sa-cerdotes al poder económico.
La vida triste de los médicos abortistas.
El mercado negro.
El mercado negro.
El aborto tiene aristas sociales, económicas y espirituales. Nadie en su sano juicio puede pensar que los médicos que lo práctican bajo fines de lucro son las personas más equilibradas de nuestra sociedad. Por el contrario, se han documentado casos en los que estos profesionistas sueñan con fetos, con abortos uno tras otro, con baldes de sangre, con paredes salpicadas y con árboles colmados de fetos gateando.
Una enferemera narra que en un sueño dos hombres la sujetaron y la arrastraron mientras le decían con nauseabunda mirada lasciva: "hagamos un aborto". Ella empezó a gritar mientras se sumergía en una visión de succiones, de dolores chirriantes; sentía que era extendida y desmembrada por instrumentos abortivos. Despertó casi sin poder respirar e imaginando mesas de cocina, percheros, agujas de tejer manchadas de sangre y a mujeres que en la soledad apretaban almohadas en sus bocas para evitar que sus girtos perforaran las paredes de sus departamentos.
Confiesa que no es un trabajo fácil ni agradable: "Hay momentos de cansancio, sombríos momentos en los que creo
no poder aguantar un recipiente más lleno de restos sangrientos, en que no creo poder pronunciar alguna otra frase de consuelo".
Así piensan algunos médicos y enfermeras que ejercen en el mercado negro del aborto.
La realidad es que en México el aborto es una práctica cobijada por la hipocresía social; sin embargo, al año miles de mujeres mueren porque se practican abortos caseros mordiendo las almohadas para que sus gritos no traspasen los muros de sus casas.
Entonces, al margen de que para los mochos e hipócritas de Acción Nacional, de Provida, de la iglesia católica y de las mujeres ricas de carnes fofas, la despenalización del aborto antes de las 14 semanas es una necesidad social.
Una enferemera narra que en un sueño dos hombres la sujetaron y la arrastraron mientras le decían con nauseabunda mirada lasciva: "hagamos un aborto". Ella empezó a gritar mientras se sumergía en una visión de succiones, de dolores chirriantes; sentía que era extendida y desmembrada por instrumentos abortivos. Despertó casi sin poder respirar e imaginando mesas de cocina, percheros, agujas de tejer manchadas de sangre y a mujeres que en la soledad apretaban almohadas en sus bocas para evitar que sus girtos perforaran las paredes de sus departamentos.
Confiesa que no es un trabajo fácil ni agradable: "Hay momentos de cansancio, sombríos momentos en los que creo
no poder aguantar un recipiente más lleno de restos sangrientos, en que no creo poder pronunciar alguna otra frase de consuelo".
Así piensan algunos médicos y enfermeras que ejercen en el mercado negro del aborto.
La realidad es que en México el aborto es una práctica cobijada por la hipocresía social; sin embargo, al año miles de mujeres mueren porque se practican abortos caseros mordiendo las almohadas para que sus gritos no traspasen los muros de sus casas.
Entonces, al margen de que para los mochos e hipócritas de Acción Nacional, de Provida, de la iglesia católica y de las mujeres ricas de carnes fofas, la despenalización del aborto antes de las 14 semanas es una necesidad social.
Aborto
El clero y la derecha rabiosa se oponen a la despenalización del aborto en la Asamblea del Distrito Federal.
En estos momentos la polémica está en boca de todos. La derecha rabiosa aprieta a través de los sacerdotes homosexuales y pederastas que conforman el alto mando del clero. Provida a través de Jorge Serrano Limón, amenaza. La hipocresía nacional está en pie de lucha y por doquier se mira a mujeres cuyo semblante acusa la falta prolongada de miembro en sus entrañas. Ellas, las mujeres de carnes fofas están en contra del aborto. La vagina es para la reproducción, no para el disfrute. Pero detrás de ellas, de Provida, del clero y de la hipocresía, hay 28 mil abortos anuales tan solo en el Distrito Federal que se practican mujeres pobres en callejones oscuros, en cuartuchos miserables en medio de la penumbra, y miles y miles de dedos de comadronas que hurgan en las entrañas femeninas marcadas por la pobreza. Esta es la triste realidad del aborto: drama de pobres, lujo de ricos.
El cardenal Norberto Rivera Carrera, con su asquerosa cara de perro, ha encabezado las protestas callejeras contra la iniciativa de los asambleístas del PRD del Distrito Federal, porque temen que la propuesta se extienda hacia la Cámara de Diputados y que este órgano legislativo promueva también la despenalización del aborto a nivel nacional. Por eso, la derecha rabiosa que tiene su máxima expresión en los legisladores del Partido Acción Nacional, con el respaldo de Felipe Raterón, se ha pronunciado en contra de la desaparición de las penas por la interrupción del embarazo, sobre todo, porque las familias que pertenecen a estas clases sociales, tienen el dinero suficiente para hacer que sus hijas y sus mujeres se practiquen abortos en lujosas clínicas de las Estados Unidos.
El tema del retiro de las penas para las mujeres que decidan malograr su producto antes de las 14 semanas de gestación hará que se discutan otros asuntos que hasta el momento se han soslayado como lo es la necesidad de que en las escuelas se hable más sobre la sexualidad y sobre todo, acerca de los métodos que impiden el embarazo; además, es necesario que a los profesores de biología se les capacite para que, ahora sí, se metan de lleno en este tema que ha provocado la polémica nacional.
Para los mochos de Acción Nacional que ya amenanzan con promover demandas de inconstitucionalidad si la ley se modifica en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y que han dado en llamar asesinos a los legisladores perredistas tan sólo porque se han pronunciado en favor del aborto seguro y gratuito en las clínicas de la Ciudad de México, es necesario que entiendan que un producto de menos de 14 semanas de gestación aún no empieza a generar células cerebrales y por lo mismo no tiene viabilidad de la conciencia.
Los hipócritas de Acción Nacional, ojetes y falsos, soslayan el dato anterior porque así les conviene. Ellos quieren que el proletariado se reproduzca para que genere mano de obra barata, explotable.
Esos mismos mochos de mente cuadrada son los que obligaron a que llegara a su término el embarazo, producto de una violación, de la niña Paulina de Baja California quien hoy les contesta: "Mi vida se cortó, fui una niña madre".
A Chespirito, ese payaso que se ha encargado de alienar a muchas generaciones, también le contesta: "Que bueno que a la mamá de Chespirito la dejaron decidir, a mí y a mi familia nos hubiera gustado también decidir".
El aborto como las drogas, es una realidad que existe, ¿por qué impedirle a la mujer que decida?, sobre todo en estos tiempos en que tanto se pregona y se exige la igualdad de géneros.
Basta de que los pinches mochos como los catones y conchitas recio impongan su razón.
Si en Coahuila ya hemos legalizado la existencia de los jotos, porque no permitirle a las mujeres que tomen esta durísima determinación.
El cardenal Norberto Rivera Carrera, con su asquerosa cara de perro, ha encabezado las protestas callejeras contra la iniciativa de los asambleístas del PRD del Distrito Federal, porque temen que la propuesta se extienda hacia la Cámara de Diputados y que este órgano legislativo promueva también la despenalización del aborto a nivel nacional. Por eso, la derecha rabiosa que tiene su máxima expresión en los legisladores del Partido Acción Nacional, con el respaldo de Felipe Raterón, se ha pronunciado en contra de la desaparición de las penas por la interrupción del embarazo, sobre todo, porque las familias que pertenecen a estas clases sociales, tienen el dinero suficiente para hacer que sus hijas y sus mujeres se practiquen abortos en lujosas clínicas de las Estados Unidos.
El tema del retiro de las penas para las mujeres que decidan malograr su producto antes de las 14 semanas de gestación hará que se discutan otros asuntos que hasta el momento se han soslayado como lo es la necesidad de que en las escuelas se hable más sobre la sexualidad y sobre todo, acerca de los métodos que impiden el embarazo; además, es necesario que a los profesores de biología se les capacite para que, ahora sí, se metan de lleno en este tema que ha provocado la polémica nacional.
Para los mochos de Acción Nacional que ya amenanzan con promover demandas de inconstitucionalidad si la ley se modifica en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y que han dado en llamar asesinos a los legisladores perredistas tan sólo porque se han pronunciado en favor del aborto seguro y gratuito en las clínicas de la Ciudad de México, es necesario que entiendan que un producto de menos de 14 semanas de gestación aún no empieza a generar células cerebrales y por lo mismo no tiene viabilidad de la conciencia.
Los hipócritas de Acción Nacional, ojetes y falsos, soslayan el dato anterior porque así les conviene. Ellos quieren que el proletariado se reproduzca para que genere mano de obra barata, explotable.
Esos mismos mochos de mente cuadrada son los que obligaron a que llegara a su término el embarazo, producto de una violación, de la niña Paulina de Baja California quien hoy les contesta: "Mi vida se cortó, fui una niña madre".
A Chespirito, ese payaso que se ha encargado de alienar a muchas generaciones, también le contesta: "Que bueno que a la mamá de Chespirito la dejaron decidir, a mí y a mi familia nos hubiera gustado también decidir".
El aborto como las drogas, es una realidad que existe, ¿por qué impedirle a la mujer que decida?, sobre todo en estos tiempos en que tanto se pregona y se exige la igualdad de géneros.
Basta de que los pinches mochos como los catones y conchitas recio impongan su razón.
Si en Coahuila ya hemos legalizado la existencia de los jotos, porque no permitirle a las mujeres que tomen esta durísima determinación.
Parece que a nadie le importa.
Se cae a pedazos el Edificio Coahuila.
En 2006, el edificio Coahuila cumplió 40 años, pero cinco años atrás las dependencias que ahí tenían su asiento empezaron a emigrar a distintas partes de la ciudad.
La construcción fue inaugurada con la presencia del asesino Gustavo Díaz Ordaz el 30 de noviembre de 1966 a la mitad de la administración de Braulio Fernández Aguirre.
Durante muchos años ha sido punto de referencia porque durante muchos años fue el edificio más alto de la ciudad y porque ahí funcionaba la Junta de Conciliación y Pillaje, regenteada mucho tiempo por Francisco Javier Almaguer.
En ese lugar se llevaban a cabo las pláticas de conciliación entre las partes obrera y patronal de la famosa huelga de Cinsa-Cifunsa que hace 33 años convulsionaba a esta ciudad.
Pero además de esta dependencia, funcionaba el Tribunal Superior de Justicia del Estado, los juzgados de Primera Instancia del Ramo Civil, el Tribunal para Menores, la Oficina del Registro Público de la Propiedad, el Departamento de Educación Pública del Estado y la Agencia de la Secretaría de Educación; en el sótano se instaló la imprenta del gobierno y el Archivo Judicial del Estado.
Aparte de la imprenta, ya ninguna de las dependencias mencionadas funciona en ese lugar. El edificio ha ido quedando solo. Nadie sabe si las autoridades lo demolerán, porque su deterioro se advierte a simple vista.
Los pedestales que soportan las pesadas estatuas de Juan Antonio de la Fuente y de Miguel Ramos Arizpe se caen a pedazos, el viejo elevador ya no funciona y se ha convertido en un peligro para las pocas personas que tienen que usarlo; los recubrimientos exteriores se desploman cuando el viento sopla y techos y paredes acusan el descuido en que se mantiene la construcción.
En la esquina de las calles Guerrero y Ateneo se puede advertir la pátina del tiempo, pues las varillas han perdido su recubrimiento de concreto.
Nadie sabe a que dependencia le compete el mantenimiento y parece que a nadie le importa que el otrora elegante edificio Coahuila se caiga a pedazos con el consiguiente peligro de usuarios y peatones.
El inmueble se levantó sobre las ruinas de lo que antes fue el colegio Josefino y luego el Ateneo Fuente al sur de la plaza Zaragoza.
Una de las estatuas que se encuentran en la escalinata del edificio Coahuila corresponde a Juan Antonio de la Fuente, quien nació en Saltillo y fue Ministro de Relaciones, de Gobernación, de Hacienda y de Justicia e Instrucción Pública. Además fue Ministro Plenipotenciario en Francia y miembro del Congreso Constituyente de 1857. A él se atribuye la frase: "No luchéis contra mi Patria, mi Patria es invencible". Además, incorporó a las Leyes de Reforma la Ley de Libertad de Cultos.
La otra corresponde a Don Miguel Ramos Arizpe, quien nació en 1775 en el antiguo Valle de las Labores, hoy Ramos Arizpe, y murió en 1843. Sacerdote y diputado en las cortes de Cádiz en 1810, en las que abogó por la independencia de México. Estuvo desterrado desde 1814 hasta 1920. En 1822 regresó a México y fue Ministro de Justicia en dos ocasiones (1825-1828) y (1832-1833). En el Congreso de 1842 fue diputado por Puebla.
Según la placa que cuelga de uno de los muros del edificio, se puede leer que originalmente la construcción estaba destinada para albergar a dependencias de educación y de justicia.
Por estos días, aunque nadie ha anunciado su muerte, luce triste y desierto.
La construcción fue inaugurada con la presencia del asesino Gustavo Díaz Ordaz el 30 de noviembre de 1966 a la mitad de la administración de Braulio Fernández Aguirre.
Durante muchos años ha sido punto de referencia porque durante muchos años fue el edificio más alto de la ciudad y porque ahí funcionaba la Junta de Conciliación y Pillaje, regenteada mucho tiempo por Francisco Javier Almaguer.
En ese lugar se llevaban a cabo las pláticas de conciliación entre las partes obrera y patronal de la famosa huelga de Cinsa-Cifunsa que hace 33 años convulsionaba a esta ciudad.
Pero además de esta dependencia, funcionaba el Tribunal Superior de Justicia del Estado, los juzgados de Primera Instancia del Ramo Civil, el Tribunal para Menores, la Oficina del Registro Público de la Propiedad, el Departamento de Educación Pública del Estado y la Agencia de la Secretaría de Educación; en el sótano se instaló la imprenta del gobierno y el Archivo Judicial del Estado.
Aparte de la imprenta, ya ninguna de las dependencias mencionadas funciona en ese lugar. El edificio ha ido quedando solo. Nadie sabe si las autoridades lo demolerán, porque su deterioro se advierte a simple vista.
Los pedestales que soportan las pesadas estatuas de Juan Antonio de la Fuente y de Miguel Ramos Arizpe se caen a pedazos, el viejo elevador ya no funciona y se ha convertido en un peligro para las pocas personas que tienen que usarlo; los recubrimientos exteriores se desploman cuando el viento sopla y techos y paredes acusan el descuido en que se mantiene la construcción.
En la esquina de las calles Guerrero y Ateneo se puede advertir la pátina del tiempo, pues las varillas han perdido su recubrimiento de concreto.
Nadie sabe a que dependencia le compete el mantenimiento y parece que a nadie le importa que el otrora elegante edificio Coahuila se caiga a pedazos con el consiguiente peligro de usuarios y peatones.
El inmueble se levantó sobre las ruinas de lo que antes fue el colegio Josefino y luego el Ateneo Fuente al sur de la plaza Zaragoza.
Una de las estatuas que se encuentran en la escalinata del edificio Coahuila corresponde a Juan Antonio de la Fuente, quien nació en Saltillo y fue Ministro de Relaciones, de Gobernación, de Hacienda y de Justicia e Instrucción Pública. Además fue Ministro Plenipotenciario en Francia y miembro del Congreso Constituyente de 1857. A él se atribuye la frase: "No luchéis contra mi Patria, mi Patria es invencible". Además, incorporó a las Leyes de Reforma la Ley de Libertad de Cultos.
La otra corresponde a Don Miguel Ramos Arizpe, quien nació en 1775 en el antiguo Valle de las Labores, hoy Ramos Arizpe, y murió en 1843. Sacerdote y diputado en las cortes de Cádiz en 1810, en las que abogó por la independencia de México. Estuvo desterrado desde 1814 hasta 1920. En 1822 regresó a México y fue Ministro de Justicia en dos ocasiones (1825-1828) y (1832-1833). En el Congreso de 1842 fue diputado por Puebla.
Según la placa que cuelga de uno de los muros del edificio, se puede leer que originalmente la construcción estaba destinada para albergar a dependencias de educación y de justicia.
Por estos días, aunque nadie ha anunciado su muerte, luce triste y desierto.
martes, 10 de abril de 2007
La Huelga de Cinsa Cifunsa de 1974 a 33 años.
16 de abril de 1974.
Los obreros rompen las cadenas de la esclavitud en el Grupo Industrial Saltillo, pero 48 días después sus amos les colocan de nuevo los grilletes, y ahí están, aherrojados y en la ignominia para siempre.
En forma muy similar a como sucedía en buena parte de los sindicatos, en CINSA era costumbre que la revisión del contrato colectivo la llevara a cabo la comisión respectiva sin emplazamiento a huelga y sin la intervención de la asamblea en la negociación. En aquella ocasión se hizo prácticamente lo mismo: en la asamblea del 20 de enero (1974) se nombró a la comisión, pidiéndole que mantuviera informada a la asamblea sobre el curso de las negociaciones. El proceso de negociación también fue semejante, aunque en esta ocasión la empresa le dedicó más tiempo a este asunto; finalmente, al llegar a un acuerdo, los directivos del sindicato que en aquel entonces encabezaba Margarito Carranza, intentaron anunciar los resultados en el período previo a la semana santa para agarrar a los trabajadores endeudados en espera del pago de sus vacaciones e informarles en asambleas divididas por turnos sobre los resultados, a fin de dividir la opinión y evitar la insurgencia.
Todo parecía marchar normalmente hasta que el 2 de abril empezó a cundir el rumor de que ya se había firmado el contrato y que se había firmado "a espaldas de los trabajadores".
En ese momento el curso de los acontecimientos sufrió un cambio radical respecto al pasado. Las primeras Víctimas serían los propios líderes charros.
El día 2 de abril no se conocía el monto del aumento salarial pero sí se sabía que las cláusulas del pliego de peticiones habían sido alteradas. En el local del sindicato se reunieron alrededor de trescientos trabajadores a quienes uno de los líderes, el "Zurdo" Villalobos, trató infructuosamente de convencer para que se enfrentaran a los otros líderes. En esa reunión empezaron a participar algunos de los trabajadores más activos para que se celebrara una asamblea extraordinaria al día siguiente, con objeto de conocer el resultado de las negociaciones y de evitar que fueran divididos por turnos.
Al día siguiente (3 de abril) el comité ejecutivo y la comisión de contrato citaron a asamblea al turno que en ese momento no trabajaba. Ya reunidos, los trabajadores presionaron a sus líderes a fin de que se celebrara una asamblea general y aunque los líderes trataron de evitarlo, se vieron obligados a aceptar la propuesta. Ya en un ambiente caldeado, los trabajadores presentes, cerca de 2,000, abandonaron la reunión dividiéndose en tres grandes grupos.
El primer grupo se dirigió a las fábricas para poner anuncios y hacer llegar al resto de los trabajadores el mensaje de que la asamblea se celebraría a las 5:00 p.m., el segundo grupo fue a las estaciones de radio para difundir el mismo mensaje y el tercer grupo se quedó ocupando el local sindical. Conforme pasaba el tiempo la tensión crecía hasta el grado de que la mayor parte de los trabajadores ni siquiera fue a comer. Trabajadores iban y venían de las fábricas al local sindical.
Desde hacía varios días habían estado circulando volantes que trataban de levantar la conciencia de los trabajadores. Los mensajes llamaban a la formacíón de un fondo de ahorro, "resistencia", "vamos a tirar a los charros", "decídete, actúa". Estos mensajes habían circulado en años anteriores, pero aquella vez sí tenían un significado. Los trabajadores que estaban dentro de las fábricas querían salir, los de afuera no querían entrar. En las tres plantas de hierro gris y hierro maleable de CIFUNSAy la de CINSA se hablaba de lo mismo. Se hablaba en las puertas de todo, "el contrato ya lo llevaron ante la junta de conciliación", "ya se vendieron". Nadie sabía cuál era el fondo, había que ir al local sindical en los viejos camiones de Ruta 6 y Circunvalación desde donde la gente gritaba "vámonos, vámonos al sindicato". Al llegar a la puerta del sindicato, algunos no se animaban a entrar pero terminaban haciéndolo al escuchar a los oradores y a seguir a sus compañeros.
Antes de la asamblea apareció un trabajador que habría de convertirse en el líder del movimiento. Salvador Alcázar se dirigió a Socorro Castañeda para decirle que su hermano era actuario en la Junta y que si ella quería, él iría a informarse si ya estaba depositado el contrato. En una motocicleta Salvador fue a ver a su hermano, pero regresó sin una noticia definitiva. Al regresar se dio cuenta de que la gente estaba descontenta, que lo único que faltaba era que alguien le dijera qué hacer. A un compañero Salvador le decía: "pues, carajo, yo tengo a mi esposa embarazada y una niña, pero nadie se avienta". El ya había hablado en público, como vendedor y anunciador de fiestas, sólo tenía seis meses de trabajar en CIFUNSA y ya para entonces lo habían expulsado de Inyect Diesel y de International Harvester por su intervención en los sindicatos. Con inquietud tomó el micrófono para hablar a la gente durante una hora, recurriendo a las grandes frases y a los grandes gestos. En ciertos momentos levantaba el puño y en otros parafraseaba a Flores Magón: "Compañeros: preferimos morir de pie que vivir de rodillas". El discurso cayó como anillo al dedo, pues h~sta ese momento casi todos los discursos habían sido de Socorro que, aunque le llegaba a la gente al fondo, quizá por ser mujer no habría sido aceptada por todos como líder.
A la hora fijada Socorro mencionó que se necesitaba un presidente de debates. Por su presencia y por haber sido él quien hablaba, la asamblea nombró a Salvador presidente de debates.
En ese momento llegó el comité ejecutivo reclamándole que por qué estaba en el presidium, pero cuando le quisieron quitar el micrófono y hacerlo a un lado, se empezaron a oír los gritos de ,!'déjenlo, ¡déjenlo!" Le preguntaron que de dónde era: "¿De dónde eres tú cuñado? Te va a costar muy caro estoque estás haciendo" Él se defendía preguntando a la asamblea que si lo habían puesto de presidente de debates, a lo que la asamblea respondía con los interminables "sí, síi, síii..."
Por fin empezó la asamblea con la lectura del contrato anterior y de los términos del nuevo contrato, con el prólogo tradicional: "Después de 28 días de negociación y lucha hemos conseguido lo que muy pocos comités ejecutivos han conseguido". Entre las nuevas prestaciones estaba un seguro de $25,000.00. Aunque a la gente no le pareció mal el contrato, ante ninguno de los logros aplaudieron, ni siquiera al mencionarse la cifra del seguro. La mención del monto del aumento salarial la habían pospuesto los líderes, ya para finalizar su exposición informaron a la asamblea que el porcentaje era del 12.5%. en ese momento explotó el descontento. Empezaron las preguntas, las críticas, la presión de la base. Uno de los dirigentes recurrió, desesperado, al un último recurso, al del hecho consumado. No cabía la discusión pues el contrato ya estaba firmado. ¡En ese instante estalló la bomba!, la gente empezó a gritar, a acusar. Lo que cabía era la destitución del comité ejecutivo. A sugerencia de Socorro en forma aplastante la asamblea destituyó al comité ejecutivo y a la comisión del contrato colectivo. Se procedió a nombrar a los vocales de una nueva comisión de contrato colectivo, posteriormente tocó elegir al nuevo comité ejecutivo. Para la elección se propusieron tres mecanismos: por cómputo, por voto directo o por planillas. La asamblea prefirió que la elección se realizara a través del voto directo, o sea por mayoría de votos.
Se inició la elección. Una y otra vez se solicitaban candidatos para la secretaría general sin resultados, hasta que Socorro, Castaneda propuso a Salvador Alcázar. Con gritos de júbilo la gente aceptó. Alcázar tomó la palabra para decitles que sólo tenía seis meses en la empresa, que no conocía los estatutos y ni siquiera había asistido a ninguna asamblea, pero las disculpas sólo sirvieron para confirmar su selección. En unas horas Alcázar se convirtió en el líder máximo de la huelga de Saltillo.
Para elegir al resto del comité ejecutivo se hicieron múltiples proposiciones, sublan unos trabajadores y bajaban otros. Casi nadie era conocido por la mayoría, por lo que el comité ejecutivo se fue integrando con base en proposiciones de los distintos sectores y departamentos ahí presentes. No era un comité ejecutivo homogéneo; era más bien resultado de la espontaneidad de los acontecimientos.
Para terminar se consideró necesario elaborar un acta que diera fe de lo acontecido en la asamblea. Pero nadie sabia o querla escribir a máquina, alguien propuso que se llamara a un companero "que es del FAT" para que viniera a redactar el acta. Se le trajo y redactó dicha acta. La asamblea habla empezado a las cinco de la tarde y habla terminado a las doce de la noche. Fue una asamblea tremenda, en la que más de 5,000 almas unidas gritaban lo mismo, pedlan lo mismo...estaban unidas.
A través de informes policíacos y políticos el gobierno estatal habla estado enterado desde hacía tiempo de las reuniones entre estudiantes y obreros que se habían producido después del movimiento de autonomía de 1973. Sabían también de la presencia del FAT en Saltillo, pero no les preocupaba mayormente, pues en ningún momento hablan atacado al gobierno estatal, a quienes hasta entonces preocupaban más los estudiantes que los obreros o el FAT.
El día de la asamblea el ingeniero Eulalio Gutiérrez, gobernador de Coahuila, de acuerdo con un programa de trabajo previo, viajó a México desde Monterrey, quedando Óscar Villegas Rico (secretario del gobierno estatal) encargado del despacho. Según parece, en la misma noche de la asamblea el comité ejecutivo depuesto fue a informar al encargado del despacho sobre lo sucedido en la asamblea y aunque la conversación se desconoce, y es muy posible que el informe fuera alarmista y que los líderes depuestos hayan mencionado que los trabajadores y sus nuevos dirigentes pretendlan tomar el edificio Coahuila, sede de la junta local de conciliación y de numerosas oficinas públicas y que también estaban buscando al presidente de la junta para presiónarlo directamente. Esto se desprende del hecho de que la policla (sin la intervención de la zona militar) haya montado una fuerte vigilancia alrededor del edificio Coahuila y que el presidente de la junta local de conciliación cambiara de domicilio con toda su familia.
Después de la asamblea los nuevos dirigentes obreros diflcilmente conciliaron el suet'lo: "Con los ojos cerrados nos rezumbaban los oídos"; "Seguíamos viendo entre suelos a los miles de trabajadores enardecidos". A la mañana siguiente Socorro se reunió con Alcázar para presentarle a dos compat'leros que "son del Frente Auténtico de Trabajadores"; "nos vienen a ayudar desinteresadamente", "en todo lo que sea asesorla, ellos nos van a dar la mano"; "mira, tú no te preocupes pues tenemos cuatro o cinco licenciados". Los dos compat'leros que hablan llegado de Chihuahua y del Distrito Federal eran el secretario de organización y el secretario de capacitación del FAT.
En la mañana del 4 de abril, el comité ejecutivo, los asesores del FAT y un grupo de trabajadores (según la junta entre 300 y 500, de acuerdo con los trabajadores (unos 2,000) se dirigieron a, la Junta Local de Conciliación y Arbitraje para solicitar el reconocimiento de la nueva directiva sindical. Al presentar la solicitud de reconocimiento a Francisco Javier AlmaguerValdés, él les indicó que necesitaba 24 horas para responderles. El comité ejecutivo insistió, demandó y presionó al funcionario para que diera una respuesta antes de la hora en que cerraban las oficinas. Almaguer aceptó y antes de la hora fijada llamó a los representantes obreros para informarles que había sido reconocido el nuevo comité ejecutivo. Jubilosos por su nueva victoria y cantando por las calles, los trabajadores regresaron al local sindical.
Con el reconocimiento, los trabajadores consiguieron que el gobierno legalizara lo sucedido en la asamblea del 3 de abril. Voluntaria o ¡nvoluntariamente el gobierno estatal aS4mía una postura independ'ente frente al Grupo Industrial Saltillo. ¿A qué se debió esa postura gubernamental?, más concretamente ¿por qué reconoció la Junta Local al nuevo comité ejecutivo? Hay quienes consideran que el reconocimiento fue un mero trámite administrativo, por tratarse de una junta de conciliación con poco movimiento, simplemente el presidente no se percató de lo que Et~taba haciendo. Se dice que la presión directa de los trabajadores reunidos afuera de la junta obligó al reconocimiento. Finalmente, fueron abundantes las versiones de que el Secretario del Trabajo o el Presidente de la República promovieron telefónicamente el reconocimiento. Ninguna de las explicaciones anteriores fue absolutamente convincente.
Todo parecía marchar normalmente hasta que el 2 de abril empezó a cundir el rumor de que ya se había firmado el contrato y que se había firmado "a espaldas de los trabajadores".
En ese momento el curso de los acontecimientos sufrió un cambio radical respecto al pasado. Las primeras Víctimas serían los propios líderes charros.
El día 2 de abril no se conocía el monto del aumento salarial pero sí se sabía que las cláusulas del pliego de peticiones habían sido alteradas. En el local del sindicato se reunieron alrededor de trescientos trabajadores a quienes uno de los líderes, el "Zurdo" Villalobos, trató infructuosamente de convencer para que se enfrentaran a los otros líderes. En esa reunión empezaron a participar algunos de los trabajadores más activos para que se celebrara una asamblea extraordinaria al día siguiente, con objeto de conocer el resultado de las negociaciones y de evitar que fueran divididos por turnos.
Al día siguiente (3 de abril) el comité ejecutivo y la comisión de contrato citaron a asamblea al turno que en ese momento no trabajaba. Ya reunidos, los trabajadores presionaron a sus líderes a fin de que se celebrara una asamblea general y aunque los líderes trataron de evitarlo, se vieron obligados a aceptar la propuesta. Ya en un ambiente caldeado, los trabajadores presentes, cerca de 2,000, abandonaron la reunión dividiéndose en tres grandes grupos.
El primer grupo se dirigió a las fábricas para poner anuncios y hacer llegar al resto de los trabajadores el mensaje de que la asamblea se celebraría a las 5:00 p.m., el segundo grupo fue a las estaciones de radio para difundir el mismo mensaje y el tercer grupo se quedó ocupando el local sindical. Conforme pasaba el tiempo la tensión crecía hasta el grado de que la mayor parte de los trabajadores ni siquiera fue a comer. Trabajadores iban y venían de las fábricas al local sindical.
Desde hacía varios días habían estado circulando volantes que trataban de levantar la conciencia de los trabajadores. Los mensajes llamaban a la formacíón de un fondo de ahorro, "resistencia", "vamos a tirar a los charros", "decídete, actúa". Estos mensajes habían circulado en años anteriores, pero aquella vez sí tenían un significado. Los trabajadores que estaban dentro de las fábricas querían salir, los de afuera no querían entrar. En las tres plantas de hierro gris y hierro maleable de CIFUNSAy la de CINSA se hablaba de lo mismo. Se hablaba en las puertas de todo, "el contrato ya lo llevaron ante la junta de conciliación", "ya se vendieron". Nadie sabía cuál era el fondo, había que ir al local sindical en los viejos camiones de Ruta 6 y Circunvalación desde donde la gente gritaba "vámonos, vámonos al sindicato". Al llegar a la puerta del sindicato, algunos no se animaban a entrar pero terminaban haciéndolo al escuchar a los oradores y a seguir a sus compañeros.
Antes de la asamblea apareció un trabajador que habría de convertirse en el líder del movimiento. Salvador Alcázar se dirigió a Socorro Castañeda para decirle que su hermano era actuario en la Junta y que si ella quería, él iría a informarse si ya estaba depositado el contrato. En una motocicleta Salvador fue a ver a su hermano, pero regresó sin una noticia definitiva. Al regresar se dio cuenta de que la gente estaba descontenta, que lo único que faltaba era que alguien le dijera qué hacer. A un compañero Salvador le decía: "pues, carajo, yo tengo a mi esposa embarazada y una niña, pero nadie se avienta". El ya había hablado en público, como vendedor y anunciador de fiestas, sólo tenía seis meses de trabajar en CIFUNSA y ya para entonces lo habían expulsado de Inyect Diesel y de International Harvester por su intervención en los sindicatos. Con inquietud tomó el micrófono para hablar a la gente durante una hora, recurriendo a las grandes frases y a los grandes gestos. En ciertos momentos levantaba el puño y en otros parafraseaba a Flores Magón: "Compañeros: preferimos morir de pie que vivir de rodillas". El discurso cayó como anillo al dedo, pues h~sta ese momento casi todos los discursos habían sido de Socorro que, aunque le llegaba a la gente al fondo, quizá por ser mujer no habría sido aceptada por todos como líder.
A la hora fijada Socorro mencionó que se necesitaba un presidente de debates. Por su presencia y por haber sido él quien hablaba, la asamblea nombró a Salvador presidente de debates.
En ese momento llegó el comité ejecutivo reclamándole que por qué estaba en el presidium, pero cuando le quisieron quitar el micrófono y hacerlo a un lado, se empezaron a oír los gritos de ,!'déjenlo, ¡déjenlo!" Le preguntaron que de dónde era: "¿De dónde eres tú cuñado? Te va a costar muy caro estoque estás haciendo" Él se defendía preguntando a la asamblea que si lo habían puesto de presidente de debates, a lo que la asamblea respondía con los interminables "sí, síi, síii..."
Por fin empezó la asamblea con la lectura del contrato anterior y de los términos del nuevo contrato, con el prólogo tradicional: "Después de 28 días de negociación y lucha hemos conseguido lo que muy pocos comités ejecutivos han conseguido". Entre las nuevas prestaciones estaba un seguro de $25,000.00. Aunque a la gente no le pareció mal el contrato, ante ninguno de los logros aplaudieron, ni siquiera al mencionarse la cifra del seguro. La mención del monto del aumento salarial la habían pospuesto los líderes, ya para finalizar su exposición informaron a la asamblea que el porcentaje era del 12.5%. en ese momento explotó el descontento. Empezaron las preguntas, las críticas, la presión de la base. Uno de los dirigentes recurrió, desesperado, al un último recurso, al del hecho consumado. No cabía la discusión pues el contrato ya estaba firmado. ¡En ese instante estalló la bomba!, la gente empezó a gritar, a acusar. Lo que cabía era la destitución del comité ejecutivo. A sugerencia de Socorro en forma aplastante la asamblea destituyó al comité ejecutivo y a la comisión del contrato colectivo. Se procedió a nombrar a los vocales de una nueva comisión de contrato colectivo, posteriormente tocó elegir al nuevo comité ejecutivo. Para la elección se propusieron tres mecanismos: por cómputo, por voto directo o por planillas. La asamblea prefirió que la elección se realizara a través del voto directo, o sea por mayoría de votos.
Se inició la elección. Una y otra vez se solicitaban candidatos para la secretaría general sin resultados, hasta que Socorro, Castaneda propuso a Salvador Alcázar. Con gritos de júbilo la gente aceptó. Alcázar tomó la palabra para decitles que sólo tenía seis meses en la empresa, que no conocía los estatutos y ni siquiera había asistido a ninguna asamblea, pero las disculpas sólo sirvieron para confirmar su selección. En unas horas Alcázar se convirtió en el líder máximo de la huelga de Saltillo.
Para elegir al resto del comité ejecutivo se hicieron múltiples proposiciones, sublan unos trabajadores y bajaban otros. Casi nadie era conocido por la mayoría, por lo que el comité ejecutivo se fue integrando con base en proposiciones de los distintos sectores y departamentos ahí presentes. No era un comité ejecutivo homogéneo; era más bien resultado de la espontaneidad de los acontecimientos.
Para terminar se consideró necesario elaborar un acta que diera fe de lo acontecido en la asamblea. Pero nadie sabia o querla escribir a máquina, alguien propuso que se llamara a un companero "que es del FAT" para que viniera a redactar el acta. Se le trajo y redactó dicha acta. La asamblea habla empezado a las cinco de la tarde y habla terminado a las doce de la noche. Fue una asamblea tremenda, en la que más de 5,000 almas unidas gritaban lo mismo, pedlan lo mismo...estaban unidas.
A través de informes policíacos y políticos el gobierno estatal habla estado enterado desde hacía tiempo de las reuniones entre estudiantes y obreros que se habían producido después del movimiento de autonomía de 1973. Sabían también de la presencia del FAT en Saltillo, pero no les preocupaba mayormente, pues en ningún momento hablan atacado al gobierno estatal, a quienes hasta entonces preocupaban más los estudiantes que los obreros o el FAT.
El día de la asamblea el ingeniero Eulalio Gutiérrez, gobernador de Coahuila, de acuerdo con un programa de trabajo previo, viajó a México desde Monterrey, quedando Óscar Villegas Rico (secretario del gobierno estatal) encargado del despacho. Según parece, en la misma noche de la asamblea el comité ejecutivo depuesto fue a informar al encargado del despacho sobre lo sucedido en la asamblea y aunque la conversación se desconoce, y es muy posible que el informe fuera alarmista y que los líderes depuestos hayan mencionado que los trabajadores y sus nuevos dirigentes pretendlan tomar el edificio Coahuila, sede de la junta local de conciliación y de numerosas oficinas públicas y que también estaban buscando al presidente de la junta para presiónarlo directamente. Esto se desprende del hecho de que la policla (sin la intervención de la zona militar) haya montado una fuerte vigilancia alrededor del edificio Coahuila y que el presidente de la junta local de conciliación cambiara de domicilio con toda su familia.
Después de la asamblea los nuevos dirigentes obreros diflcilmente conciliaron el suet'lo: "Con los ojos cerrados nos rezumbaban los oídos"; "Seguíamos viendo entre suelos a los miles de trabajadores enardecidos". A la mañana siguiente Socorro se reunió con Alcázar para presentarle a dos compat'leros que "son del Frente Auténtico de Trabajadores"; "nos vienen a ayudar desinteresadamente", "en todo lo que sea asesorla, ellos nos van a dar la mano"; "mira, tú no te preocupes pues tenemos cuatro o cinco licenciados". Los dos compat'leros que hablan llegado de Chihuahua y del Distrito Federal eran el secretario de organización y el secretario de capacitación del FAT.
En la mañana del 4 de abril, el comité ejecutivo, los asesores del FAT y un grupo de trabajadores (según la junta entre 300 y 500, de acuerdo con los trabajadores (unos 2,000) se dirigieron a, la Junta Local de Conciliación y Arbitraje para solicitar el reconocimiento de la nueva directiva sindical. Al presentar la solicitud de reconocimiento a Francisco Javier AlmaguerValdés, él les indicó que necesitaba 24 horas para responderles. El comité ejecutivo insistió, demandó y presionó al funcionario para que diera una respuesta antes de la hora en que cerraban las oficinas. Almaguer aceptó y antes de la hora fijada llamó a los representantes obreros para informarles que había sido reconocido el nuevo comité ejecutivo. Jubilosos por su nueva victoria y cantando por las calles, los trabajadores regresaron al local sindical.
Con el reconocimiento, los trabajadores consiguieron que el gobierno legalizara lo sucedido en la asamblea del 3 de abril. Voluntaria o ¡nvoluntariamente el gobierno estatal aS4mía una postura independ'ente frente al Grupo Industrial Saltillo. ¿A qué se debió esa postura gubernamental?, más concretamente ¿por qué reconoció la Junta Local al nuevo comité ejecutivo? Hay quienes consideran que el reconocimiento fue un mero trámite administrativo, por tratarse de una junta de conciliación con poco movimiento, simplemente el presidente no se percató de lo que Et~taba haciendo. Se dice que la presión directa de los trabajadores reunidos afuera de la junta obligó al reconocimiento. Finalmente, fueron abundantes las versiones de que el Secretario del Trabajo o el Presidente de la República promovieron telefónicamente el reconocimiento. Ninguna de las explicaciones anteriores fue absolutamente convincente.
16 de abril de 1974, estalla la huelga de Cinsa-Cifunsa. Las pasiones de ambos bandos se recrudecen. Los ricos dicen que es cuestión de honor, los obreros afirman que vencerán a los patrones.
Una vez reconocido por la Junta, el comité ejecutivo acudió a la empresa, solicitando hablar con el señor Rivera, (actualmente catedrático de la Escuela Normal Superior) gerente de relaciones industriales de CIFUNSA. El personal de segúridad dejó entrar al comité ejecutivo, pero el mismo señor Rivera impidió que entraran los asesores del FAT, Antonio Villalba Granados y Arturo Alcalde Justiniani. Entró el comité ejecutivo, pero ya Salvador Alcázar Aguilar se había puesto de acuerdo con Villalba y Alcalde sobre que "en lo más mínimo" hablarían por sí mismos, por lo que pedirían recesos para consultar en cada punto a los asesores. Mientras salían y entraban los nuevos dirigentes, el ambiente se ponía tenso. El señor Rivera les pidió un pliego petitorio que inmediatamente presentaron, les ofreció que les llamaría en media hora, pero nunca les volvieron a llamar. Este incidente de falta de autonomía del comité ejecutivo frente al FAT probablemente llevó a la empresa a pensar que los dirigentes obreros estaban totalmente manejados por el FAT. Pero al no responder al pliego petitorio, la empresa rompió el diálogo con el comité ejecutivo y con los trabajadores.
Ante el desconocimiento de hecho de su comité ejecutivo por los patrones, los trabajadores salieron a las calles clamando por la huelga. Se dirigieron a la casa de la familia López del Bosque, donde realizaron un acalorado mitin que desbordó las pasiones de ambos bandos. Para los trabajadores, los patrones estaban desconociendo a su comité ejecutivo; para los patrones, el conflicto ya no era intersindical, ni tan sólo un grave problema para sus negocios, los ataques directos a la familia López del Bosque lo habian convertido en un asunto personal en el que intervenian las pasiones. Más que una posición calculada, desde ese momento ya se perfilaba la posición que adoptaria el GIS: "no podiamos aceptar a un comité ejecutivo manipulado por el FAT y revisar un contrato colectivo ya firmado"; "cuando asumimos la posición dura no fue por gusto, sino porque nos tocó bailar con la más fea".
Mientras los trabajadores gritaban en el mitin y en las calles ¡Huelga!, los asesores del FAT redactaban el emplazamiento. Al dia siguiente los trabajadores acudieron a la asamblea, en donde se sometió a discusión y votación la propuesta de la huelga que fue aprobada abrumadora mente. Se terminó de preparar la documentación para que el sindicato emplazara a CINSA y
CIFUNSA a huelga por desequilibrio en los factores de la
producción, solicitando un incremento de 35% frente al 12.5% contenido en el contrato colectivo
firmado por la directiva depuesta.
Ante el desconocimiento de hecho de su comité ejecutivo por los patrones, los trabajadores salieron a las calles clamando por la huelga. Se dirigieron a la casa de la familia López del Bosque, donde realizaron un acalorado mitin que desbordó las pasiones de ambos bandos. Para los trabajadores, los patrones estaban desconociendo a su comité ejecutivo; para los patrones, el conflicto ya no era intersindical, ni tan sólo un grave problema para sus negocios, los ataques directos a la familia López del Bosque lo habian convertido en un asunto personal en el que intervenian las pasiones. Más que una posición calculada, desde ese momento ya se perfilaba la posición que adoptaria el GIS: "no podiamos aceptar a un comité ejecutivo manipulado por el FAT y revisar un contrato colectivo ya firmado"; "cuando asumimos la posición dura no fue por gusto, sino porque nos tocó bailar con la más fea".
Mientras los trabajadores gritaban en el mitin y en las calles ¡Huelga!, los asesores del FAT redactaban el emplazamiento. Al dia siguiente los trabajadores acudieron a la asamblea, en donde se sometió a discusión y votación la propuesta de la huelga que fue aprobada abrumadora mente. Se terminó de preparar la documentación para que el sindicato emplazara a CINSA y
CIFUNSA a huelga por desequilibrio en los factores de la
producción, solicitando un incremento de 35% frente al 12.5% contenido en el contrato colectivo
firmado por la directiva depuesta.
Salvador Alcázar desconoce al FAT
A las cinco de la tarde en la Plaza de Armas, Salvador Alcázar comunicó a los asesores del FAT (Arturo Alcalde Justiniani, Antonio Villalba Granados y Alfonso Domínguez Arau) que el gobernador y los patrones fijaban como condición indispensable para negociar el que los asesores del FAT se retiraran. En la asamblea del día anterior se había nombrado a 50 obreros como representantes para negociar, sobre la base de un 20% de aumento y ya no del 35% original. Alcázar, con los representantes obreros y sin los asesores del FAT entró en palacio de gobierno. Primero, ante la presencia del gobernador, Alcázar leyó una carta -hasta ese momento desconocida- donde denunciaba al equipo de asesores del FAT como agentes subversivos y los desconocía. Acto seguido pidió la presencia de los López del Bosque, a quienes se les llamó por teléfono y al poco tiempo llegaron al recinto gubernamental.
Se empezaron a tratar los distintos puntos en discusión. Alcázar expuso lo que pedía la asamblea, pero al proponer el aumento del 20% solicitó una cantidad en pesos que no correspondía exactamente al dicho 20%. Este punto se aprobó rápidamente. Se discutió el problema de los extras de planta, o sea, de los trabajadores eventuales, solicitando se les reconociera después de un plazo fijo la planta. La empresa lo aceptó sin discusión. En el punto sobre salarios caídos fue donde hubo mayor discusión,
pues los empresarios consideraban que si pagaban más del 50% de los mismos, de hecho estarían reconociendo haber perdido la huelga, y esto los enfrentaría con otras organizaciones patronales.
Finalmente, se llegó a una transacción del 50% en dinero y el 20% en especie, o sea en mercancías (las despensas que la empresa a través del "grupo mayoritario" había tratado de distribuir a los trabajadores para granjearse su simpatia y sobre todo la de sus familiares). Terminada la negociación se elaboró el convenio que puso fin a la huelga. que firmaron los interesados a las cinco de la mañana. No aceptaron firmar el convenio seis trabajadores disidentes que desde el momento en que había sido leida la carta donde se atacaba al FAT ya no estuvieron de acuerdo y en algún momento (este grupo incluía al tesorero del comité ejecutivo) pensaron abandonar el palacio de gobierno para informar a la asamblea sobre lo que estaba sucediendo ahí dentro, pero decidieron no hacerla porque se percataron de la intensa vigilancia en derredor del palacio de gobierno.
Con la firma del convenio la huelga había terminado, pero los acontecimientos dejaron muchas incógnitas: ¿se vendieron los líderes o simplemente la empresa supo explotar una rivalidad entre el comité ejecutivo y el FAT? ¿Podría la CTM legitimar su posición y controlar al sindicato CINSA? ¿El gobierno volvería a permitir la organización de los trabajadores o se opondría a ésta? ¿Había logrado la huelga reestructurar el equilibrio político o precipitar un mayor conflicto? ¿Hasta dónde querían llegar los trabajadores?
Se empezaron a tratar los distintos puntos en discusión. Alcázar expuso lo que pedía la asamblea, pero al proponer el aumento del 20% solicitó una cantidad en pesos que no correspondía exactamente al dicho 20%. Este punto se aprobó rápidamente. Se discutió el problema de los extras de planta, o sea, de los trabajadores eventuales, solicitando se les reconociera después de un plazo fijo la planta. La empresa lo aceptó sin discusión. En el punto sobre salarios caídos fue donde hubo mayor discusión,
pues los empresarios consideraban que si pagaban más del 50% de los mismos, de hecho estarían reconociendo haber perdido la huelga, y esto los enfrentaría con otras organizaciones patronales.
Finalmente, se llegó a una transacción del 50% en dinero y el 20% en especie, o sea en mercancías (las despensas que la empresa a través del "grupo mayoritario" había tratado de distribuir a los trabajadores para granjearse su simpatia y sobre todo la de sus familiares). Terminada la negociación se elaboró el convenio que puso fin a la huelga. que firmaron los interesados a las cinco de la mañana. No aceptaron firmar el convenio seis trabajadores disidentes que desde el momento en que había sido leida la carta donde se atacaba al FAT ya no estuvieron de acuerdo y en algún momento (este grupo incluía al tesorero del comité ejecutivo) pensaron abandonar el palacio de gobierno para informar a la asamblea sobre lo que estaba sucediendo ahí dentro, pero decidieron no hacerla porque se percataron de la intensa vigilancia en derredor del palacio de gobierno.
Con la firma del convenio la huelga había terminado, pero los acontecimientos dejaron muchas incógnitas: ¿se vendieron los líderes o simplemente la empresa supo explotar una rivalidad entre el comité ejecutivo y el FAT? ¿Podría la CTM legitimar su posición y controlar al sindicato CINSA? ¿El gobierno volvería a permitir la organización de los trabajadores o se opondría a ésta? ¿Había logrado la huelga reestructurar el equilibrio político o precipitar un mayor conflicto? ¿Hasta dónde querían llegar los trabajadores?
Texto: La Huelga Cinsa-Cifunsa, intento de regeneración obrera Manuel Camacho Solis.
P. D. A 33 años del movimiento obrero que sacudió a todos los estratos sociales de Saltillo, la huelga CINSA-CIFUNSA se encuentra muy lejos de las nuevas generaciones de obreros y universitarios. El recuerdo se ha ido diluyendo, porque así conviene a los intereses de los patrones, tanto a los nacionales como a los extranjeros. Tan es así, que el expediente que reunía la memoria histórica de la huelga desapareció de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje. Tampoco se encuentra en el Instituto Estatal de Documentación. Por estos días, los obreros de las distintas factorías de la localidad siguen en manos de los líderes charros de la CTM y los dirigentes de las diferentes organizaciones sindicales continúan recibiendo los banquetes de bienvenida que les ofrecen los patrones. La conciencia del obrero citadino se encuentra en el mismo nivel de hace tres décadas. Nada ha cambiado. Los trabajadores sufren un nivel de analfabetismo funcional similar al de 1974. Los patrones pueden dormir tranquilos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)