EL PAN Y LA ULTRADERECHA RABIOSA APRIETAN. EL PRI NO SE DEJA.
Durante el verano de 1990, luego de la salida de Eleazar Galindo Vara de la alcaldía de Saltillo, la rabia de la ultraderecha en la región sureste de Coahuila se haría presente con el arribo de Rosendo Villarreal Dávila, unos meses después, a la presidencia municipal.Durante el segundo tramo de aquel año la actividad política ya no estaría más sumida en la modorra, pues nuevos actores se incorporarían al escenario en hechos impensables todavía meses atrás. Aunque por aquellos tiempos se decía que al alcalde lo ponía la familia López del Bosque (GIS) en acuerdo con el gobernador en turno, la clase política de la época no esperaba que Rosendo Villarreal Dávila tomara la determinación de contender de manera directa con el PRI.
Villarreal Dávila, en ese entonces de unos 47 años de edad e hijo de Ricardo Villarreal García, alcalde interino de Saltillo en 1942 por el partido que antecedió al PRI, católico militante, excapataz del GIS, agricultor en la zona papera de Arteaga, mocho, torvo e intolerante en términos políticos y sociales, representante nato de las “buenas costumbres” de la élite económica, decidía hacer sus pinitos en política como abanderado del Partido Acción Nacional.
El proceso electoral de 1990 se llevaría a cabo el 28 de octubre. Aquel domingo la neblina anunciaba tormenta política. A media tarde y cuando el sol apenas se asomaba más allá del cenit, los voceros priistas recatadamente cínicos anunciaban la victoria mientras en el cuartel panista había desaliento porque los mapaches del PRI, profesionales del fraude, habían aplicado todas las viejas prácticas: ratón loco, acarreos, embarazamiento de urnas y corrupción de la conciencia en la zona rural de Saltillo, para salvar de la derrota a su candidato Abraham Cepeda Izaguirre.
La madrugada del 29 de octubre Rosendo encabezaría la marcha de la victoria acompañado por los miembros destacados de la derecha rabiosa de Saltillo que hasta esos momentos había permanecido embozada.
Los resultados finales de la elección helaban la sangre en las venas de los observadores políticos: PAN 17 mil 500 votos contra 17 mil del PRI. Sólo dos de cada diez saltillenses habían salido a votar. Así era el grado de desconfianza en los procesos electorales de la época. Pese a que en ese entonces el dirigente charro Gaspar Valdés había prometido 20 votos de los obreros, éstos se habían quedado en sus casas alienándose con los partidos de futbol en la televisión y paladeando el sabor amargo de sus caguamas.
Rosendo dejaba así de ser candidato para convertirse en la primera autoridad del municipio. Atrás quedaba su eslogan de campaña: “El rescate de Saltillo”. Los siguientes tres años los saltillenses pasaríamos del asombro al coraje y a la frustración. La forma implacable en que la policía rosendiana perseguía a los pandilleros desataba el odio de los habitantes de las colonias del arrabal.
Pero el desprecio hacia los pobres iba más allá, pues el tesorero municipal José Manuel Garza Ortiz de Montellano llegaría a expresar que todas aquellas mujeres que anduvieran en la calle más allá de la media noche serían detenidas bajos los cargos de prostitución; es decir, para los mochos panistas que se estrenaban en el gobierno, las obreras eran putas. Por supuesto, las declaraciones anteriores desataban encono entre la población.
Aunque Villarreal Dávila y la pandilla de mochos que lo acompañaba habían llegado a la presidencia municipal enarbolando la bandera de la honradez y la transparencia, a la mitad de su administración estalló uno de los escándalos más sonados de la época: a través de la verificación de los vehículos automotores, el director de ecología, el biólogo Arturo González desviaba el 50 por ciento de los ingresos hacia una empresa de la ciudad de México, que luego se sabría perteneció a un sobrino del exalcalde y ahora alto funcionario de PEMEX.
También, Rosendo se ha visto involucrado, por lo menos en el grado de complicidad, cuando, como alto funcionario de la paraestatal avaló la erogación para que la esposa del exdirector Muños Leos se estirara el pellejo.
Pero no sólo ha sido Villarreal Dávila el paladín de las contradicciones, pues su sobrino Manuel López Villarreal, alcalde de la capital coahuilense en el período de 1996 a 1999 tampoco curtía mal las vaquetas pues al igual que su consanguíneo, también adoptó una política de persecución rabiosa de los pandilleros del arrabal. Además, en su momento se le acusaba de haber construido la joroba que se encuentra sobre el bulevar Vito Alessio Robles y Periférico Luis Echeverría para beneficiar las empresas de su familia.
Ernesto Saro Boardman de Ramos Arizpe cuyo giro industrial es el de producción de medicamentos vendió al ayuntamiento uno de los terrenos de su familia dizque para construir la alameda de esa ciudad. En tiempos recientes mantiene detenida la construcción del libramiento poniente porque no se ha puesto de acuerdo con los funcionarios de la SCT acerca del valor de los terrenos sobre los que está trazada esta vía.
Pese a que proclaman la práctica de una moral de acero, la verdad es que en muchos aspectos los panistas son inmorales y ladrones. En Ramos Arizpe causó escándalo la publicación de una nota en el Diario de Coahuila que daba cuenta de que Ricardo Aguirre, el alcalde había llegado en estado de ebriedad a una sesión de cabildo. Antes había chocado su vehículo por manejar también bajo el influjo de las bebidas espirituosas. Es tan escandalosa la conducta del edil que en esa ciudad ya lo apodan el Frijolito… porque salió muy bueno para el pedito.
En Torreón el exalcalde Guillermo Anaya Llamas enfrenta una auditoria al Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento (Simas) por presunto desvío de recursos hacia las campañas políticas, en particular a la de Jorge Zermeño Infante quien fue candidato a la gubernatura de Coahuila en 2005.
En distintos medios se le ha acusado también de haber favorecido a uno de sus hermanos, quien a la sombra del poder aumentó considerablemente, en sólo tres años, su peculio.
Pese al pataleo, los panistas han tenido que negociar para mantener a buen resguardo del escudriño público este tipo de acciones, que en los hechos contradicen sus pregones políticos.
No obstante lo anterior, Coahuila es un pálido reflejo de lo que ha sucedido a nivel nacional después de la llegada del payaso Vicente Fox a Presidencia de la República. En su edición más reciente, la revista Proceso publica una entrevista que el matrimonio Fox-Sahagún le concede a la revista del corazón Quién y en la que bajo el título “SU VIDA DESPUÉS DE LOS PINOS”, con el balacito: “Los Fox abren su rancho por primera vez”. Bajo lo firma de Antonio Jáquez, Proceso publica “Con la conciencia tranquila”, Vicente Fox y Marta Sahún decidieron mostrar públicamente –desde la impunidad, sin pudor alguno- los lujos de sus vastas propiedades construidas o remodeladas en sigilo, en San Francisco del Rincón, Guanajuato”.
El reportero los describe: “Ahora, son el propio Fox y su esposa Marta Sahún los que ‘abren su rancho’ a la revista Quién, escaparate de los ricos y famosos. Los Fox exhiben su actual estilo de vida impúdicamente; es decir, se muestran como son: pretenciosos, frívolos, desmemoriados, mentirosos…en su nido, pasean tomados de la mano, se acurrucan, se besan, montan a caballo, hablan como protagonistas de novela de Jorge Ibargüengoitia, posan como personajes de Lo que el viento se llevó…”
Antonio Jáquez cierra su trabajo poniendo en duda la honradez del matrimonio Fox-Sahagún.
Pero, lo que publica proceso en su edición del 17 de septiembre es poco si se compara con los conceptos que publicó Martí Batres Guadarrama, uno de los líderes perredistas en que desnuda el alma corrupta no sólo de Fox y Calderón, sino en general de todos los panistas. Martí Batres Guadarrama recuerda en el texto de referencia lo siguiente:
El toallagate.
La compra que hicieron los hijos de Marta Sahagún al IPAB en unos cuantos miles de pesos para venderlas en cientos de miles de pesos cada una.
El zoológico de animales exóticos del que son dueñas las hijas de Fox y cuyo valor y mantenimiento es incalculable.
El caso de Vamos México, que se benefició de la triangulación de recursos de la Lotería Nacional, de la impresión de libros de texto gratuitos y del material incautado en las aduanas.
El oneroso y ofensivo guardarropa de Marta Sahagún.
Las devoluciones de la Secretaría de Hacienda de más de 10 mil millones de pesos de impuestos a Jugos del Valle.
Al alcalde de Ecatepec, Agustín Hernández Pastrana, y su salario de 420 mil pesos mensuales.
A la sobrina del excanciller Luis Ernesto Derbez que cobraba 3 mil 500 dólares (aviadora) en el consulado de Phoenix, en Estados Unidos.
A Carlos Flores, el famoso embajador dormimundo, quien se compró una residencia millonaria en Europa y colchones carísimos, emulando el episodio del toallagate.
Los casinos que Santiago Creel entregó a una empresa televisora para ganar su apoyo a favor de su partido.
Los dólares que el gobierno dio a Dolores Creel para sus viajes y proyectos.
A Carmen Segura y el desvío de recursos del Fondo de Desastres Naturales por mil 200 millones de pesos que fueron a dar a actividades políticas en zonas donde no ocurrieron desastres naturales.
Las cirugías plásticas de la esposa del exdirector de Pemex , Raúl Muñoz Leos.
El autopréstamo de 3 millones y medio de pesos que se otorgó Felipe Calderón apenas llegó a la dirección de Banobras.
La desviación de recursos públicos destinados a combatir el VIH-sida, para la compra de las tangas del Pro Vida de Jorge Serrano Limón.
Las tinas de masaje en las oficinas del PAN de la Cámara de Diputados cuando Felipe Calderón era el coordinador de esa bancada.
La toma de agua que se instaló en el rancho San José de los suegros de Felipe Calderón, ubicado en el municipio Ayapango, y se pagó con recursos del municipio de Tlalnepantla.
Con todo lo anterior, nadie sabe por qué en las colonias populares donde viven obreros de cuellos blanco y negro y donde la cultura es de sirviente, se sigue votando por el PAN.
Hasta los comicios del año pasado, todo mundo creía que las elecciones de 2008 las ganaría Acción Nacional; sin embargo, con la llegada de Rubén Moreira Valdéz al PRI, esta organización política ha desplegado una serie de acciones y estrategias que en estos momentos arrojan resultados favorables en La Laguna: meca del panismo, donde ya se nota que el PRI no se deja.
Pese a la profusa información que el pueblo recibe a diario acerca de la corrupción del panismo que se entronó en Los Pinos con Vicente Fox, no hay reacciones aparentes de que se quiera cambiar la orientación del voto; sin embargo, esto sólo se sabrá el día de las elecciones locales el próximo año en los que se renovará el Congreso del Estado.
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