lunes, 24 de septiembre de 2007

Por si quedaban dudas...

Los abyectos diputados de Coahuila, dóciles, perrunos, 'lambiscones' y sinvergûenzas, como perros obedecen a su amo y dicen: estamos en sintonía, la reforma electoral no pasará.
Como un hatajo de cínicos ante un pueblo agobiado por la imbecilidad atávica cuya etiología se ubica en la atmósfera miasmática de la educación pública, los diputados de Coahuila se proyectan nuevamente en el escenario nacional como comparsas del poder ejecutivo en turno.
Dóciles, perrunos, lamiscones, sinvergüenzas, en tres años se les atrofian las plantas de las patas porque aprenden muy bien a desplazarse de rodillas, a pe
rmanecer de hinojos ante el gobernador en turno, y a tener a flor de getas las palabras “sí señor”.
Emasculados de conciencia, con alma de gusanos, de mastines y de gatos, porque lo mismo se arrastran, que cuidan el castillo y ronronean al oído de su amo, los diputados locales se convierten cada minuto y por esfuerzo propio, en los seres más despreciables del zoológico político que parasita en estas latitudes.
Lo malo es que junto a sus familias, sus padres, sus hermanos, sus mujeres y sus hijos, integran ya una subespecie del reino animal de la política, que decidió desde hace mucho tiempo renunciar a su condición original de bípedos semipensantes, para reptar en el fango de la ignominia y la abyección.
En sus distritos, como diría Octavio Paz, pueden ser los chingones, pero para la élite pensante no pasan de ser parias de la dignidad y menesterosos de un respeto que ya nunca lograrán recuperar en su existencia. Así llegarán al fin de sus días, en medio del oprobio y del repudio, perennemente señalados como ladrones del erario.
Sodomitas pasivos de traje y de corbata que conducen vehículos ostentosos; mientras al aire hacen alarde de su independencia, en las recámaras del poder se transforman en hembras mansas, en rameras de bajo precio, ávidas de prácticas felatóricas inconfesables.
Tribunos grandes no son. Sus palabras no encuentran parangón ni con las de Demóstenes ni con las de Catalina. Muchos de ellos arrastran grandes lastres en el uso del español. Rústicos en el uso del signo lingüístico, sus expresiones son patéticas, confusas, espejo vil de un pueblo que se ha entregado en los brazos de la ignorancia supina, de obreros de caguama dominical y mujeres telenoveleras.
Cual busconas de la política destacan loss diputados Sergio Reséndiz Boone y Horacio del Bosque Dávila, que impúdicamente cumplen sendas funciones: de mastín y de puta del poder. El primero, de aspecto tosco, voz tronante y sonrisa falsa, es dueño de una experiencia amplia como cancerbero; el segundo, por su apariencia física no batalla para representar el papel patético de matrona de congal, porque en eso está convertido el Congreso de Coahuila.
Abyectos y chapuceros, han tomado como talacha su función de representantes populares en un paraje desierto donde la conciencia popular es lo más escaso.
Por eso, lo más seguro es que la reforma electoral no pasará en Coahuila. Los diputados tienen un amo que les mantiene muy ceñidos los grilletes, en la sentina de la nave que navega hacia Los Pinos bajo la bandera moreirista.
Por eso, en Coahuila la reforma electoral no pasará.

1 comentario:

  1. Hola, alguien dejo un link de su blog en el mío y lo he estado revisando pues coincido en ciertos aspectos, sobre todo referente a nuestro nuevo gobernador… lo invito a visitar el mio.saludos,

    http://pepelobo.blogspot.com

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