martes, 1 de diciembre de 2009

VOTO EN BLANCO

A lo mejor no pasa nada pero la tendencia de los sectores pensantes de la sociedad –alentados por algunos intelectuales, que esta vez no se les pude encuadrar dentro de la ultraderecha rabiosa- de acudir a las urnas a depositar su voto en blanco para repudiar a los partidos políticos, cada día preocupa más a sus dirigentes, porque saben que han abusado.
El terreno se sigue abonando. La columna de Carlos Loret de Mola del martes 16 de junio se tituló “La parentela” y habla sobre los muchos parientes de gobernadores, exgobernadores y dirigentes políticos que buscan un puesto de elección popular. Después de leerla cualquiera decide ir a votar en blanco, no por la influencia de José Saramago que en su novela Ensayo sobre la lucidez habla de la rabia que provocó el voto blanco en los gobernantes de un lugar de Portugal. Se transcribe textual:
“Una de cada seis guarderías en Sonora es de algún familiar del gobernador priísta Eduardo Bours. Silvia Oliva, esposa del ex delegado en Iztapalapa, el diputado perredista René Arce, fue polémicamente designada candidata a ese mismo cargo por el Tribunal Electoral de la Federación. Esas noticias que dominan los espacios periodísticos revelan que del pie familiar cojean todos los partidos, sobre todo ahora que hay elecciones.
En el PRI, el “precioso” Mario Marín dejó a su hermana Julieta Octavia de candidata, el Gobernador de Coahuila a su hermano Rubén, la de Yucatán a su primo Felipe y el de Chiapas a su medio hermano Julio Ángel.
Pusieron a sus hijos de aspirantes los ex gobernadores duranguenses Ramírez Gamero y Guerrero Mier, el guerrerense Heladio Ramírez, el mexiquense Pichardo Pagaza, el chiapaneco Roberto Albores, el oaxaqueño Murat y el poblano Melquiades Morales, que además coló a un hermano. El ex de Colima, Moreno Peña, colocó a su esposa; enlistados, un medio hermano del ex de Quintana Roo, Pedro Joaquín Coldwell y un sobrino del ex de Veracruz, Patricio Chirinos. Y el hijo de Roberto Madrazo. Beltrones tiene a su yerno compitiendo por el Verde.
En el PRD, la Gobernadora de Zacatecas, Amalia García, quiere poner a su hija (que ya es senadora, Claudia Corichi) de candidata a sucederla. El senador lopezobradorista, Ricardo Monreal, ex gobernador de ahí mismo, ya amarró para su hermano David (actual alcalde de Fresnillo) la candidatura a ese cargo por el PT.
Jesús Ortega, el dirigente nacional, tiene a su hermano Antonio de diputado federal, a sus compadres Marcos Cruz y Salma Guzmán de candidatos al Congreso y está casado con Angélica De la Peña, dos veces legisladora.
Su archirrival, Andrés Manuel López Obrador, dejó a su hijo José Ramón cobrando en la Procuraduría del DF tan pronto él “se fue” del gobierno local; su hermano Pío es candidato a diputado por el PT y su hermano José Ramiro dirige el PRD en Tabasco y ha sido alcalde de Macuspana.
El líder del PRD en Colima puso a su hija en la lista plurinominal. Los hermanos Batres (Martí, Valentina, Lenia) han ocupado distintos cargos de gobierno, al igual que los esposos Dolores Padierna y René Bejarano.
En el PAN, el presidente Calderón tiene a su sobrina de candidata a la Asamblea del DF y el Gobernador de Querétaro, Francisco Garrido, palomeó a su esposa Marcela Torres como candidata a la Cámara de Diputados.
José Luis Durán Reveles ha sido subsecretario de Gobernación, diputado federal y alcalde de Naucalpan, municipio en cuyos distritos aparecen como candidatos sus hermanos Porfirio (ya alcalde de Cuautitlán) al Congreso de la Unión, y Patricia al Congreso local.
Por donde uno le vea. El yerno y las hijas de Elba Esther, la ex esposa de Marcelo, el sobrino de Cota, el marido de Sheinbaum (o la mujer de Ímaz), el hijo de Cuauhtémoc, la esposa de Sánchez Anaya, la de Fox…

Ensayo sobre la lucidez de José Sarmago.

Esta novela del portugués José Saramago que obtuvo el Nobel de Literatura en 1998 apareció en 2004, pero fue presentada en Lisboa hasta marzo de 2005. Un texto producido en Argentina y que se puede leer en la siguiente dirección electrónica http://www.reforma-política.com.ar/rp/noticias.php?page=noticias-578 abre con las siguientes preguntas:
¿Qué pretende José Saramago con su última novela política que ha inquietado a muchos líderes de opinión pública? ¿Por qué los partidos políticos y los medios de comunicación nunca interpretan la clave política del voto en blanco en los resultados electorales?
Ensayo sobre la lucidez plantea un debate sobre el funcionamiento de la democracia en la que vivimos, y destaca el poder de maniobra que aún reside en los ciudadanos, al votar en blanco, para manifestar su descontento con esta situación. Esta fábula repleta de advertencia que describe Saramago nos invita a reflexionar sobre por qué votamos a una u otra opción política, cuando muchas veces ninguno de ellos atiende verdaderamente a nuestras necesidades sociales y económicas. Varias organizaciones cívicas han solicitado en pasadas elecciones el voto en blanco para presionar a nuestros gobernantes y forzar una actitud más social y moral del Estado.
En la presentación de esta novela en Lisboa, el pasado 29 de marzo, Saramago señaló que la democracia en que vivimos está deteriorada por los poderes económicos y que los partidos políticos son cómplices de estos poderes al mantener un sistema y leyes que favorecen más los intereses económicos que los sociales. "Podemos quitar a un gobierno y poner a otro en su lugar, pero no podemos hacer otra cosa", comentaba el autor". "El poder real - añadió Saramago- está en otro lado. Fundamentalmente, en el poder económico, que como todos sabemos no es democrático".
Votar en blanco es una opción más que tenemos los ciudadanos a la hora de votar, tan libre y soberana como votar a un partido determinado, aunque sí es cierto que tiene una lectura política muy diferente a la abstención, por eso ha gustado muy poco esta novela al entorno político En muchos procesos electorales el voto en blanco se ha intentado clasificar como un voto antidemocrático o antisistema, pero el elector que vota en blanco es sencillamente alguien que no está satisfecho con el funcionamiento de la democracia y escoge esa manera de expresarlo. Pero si es cierto que nuestro sistema democrático no tiene respuesta y/o referente para esta supuesta respuesta electoral, ¿debemos prepararnos para esta eventualidad?. Aunque Ensayo sobre la lucidez no deja de ser una novela, pone encima de la mesa varias advertencias a tener en cuenta.
La narración comienza con unas palabras que pueden interpretarse de dos maneras. "Mal tiempo para votar". El personaje que expresa esta queja se refiere al tiempo climático, porque al principio de los hechos relatados una lluvia torrencial cae sobre la capital de un país anónimo justo el día en que se celebran unas elecciones municipales. Pero ese mal tiempo para votar también alude a la época actual, se podría deducir tras leer la novela.
Durante las elecciones municipales de una ciudad sin nombre, la mayoría de sus habitantes decide individualmente ejercer su derecho al voto de una manera inesperada, más del 70% vota en blanco. Nadie esperaba este resultado. Los votos válidos no llegan al 25% del escrutinio. La inquietud de los políticos contrasta con la tranquilidad de los votantes. Miles y miles de personas de todas las edades, ideas políticas e ideologías y condiciones sociales, han manifestado su descontento con los partidos políticos y la política votando en blanco. Los lectores de esta novela se van a cuestionar asuntos como cuál es el mensaje político de un voto en blanco y de qué manera debe ser entendido por los partidos políticos y el gobierno. ¿Un abuso sin freno haría ingobernable el sistema democrático?

El gobierno teme que ese gesto revolucionario, capaz de socavar los cimientos de una democracia degenerada, sea producto de una conjura anarquista internacional o de grupos extremistas desconocidos. La inquietud de los políticos contrasta con la impresionante tranquilidad de los votantes. Según el gobierno, los electores que votaron en blanco no son patriotas. Las cloacas del poder se ponen en marcha: los culpables tienen que ser eliminados. Y si no se hallan, se inventan.
Los miembros del Gobierno, que no saben cómo descifrar el misterio del voto en blanco, incapaces de encontrar una gigantesca conjura internacional de desestabilización o a un grupo de extremistas desconocidos, ponen en funcionamiento su maquinaria más hedionda. Primero imponen la censura e implantan el estado de sitio, y luego deciden la retirada inmediata del gobierno, del ejército y de las fuerzas policiales a otra ciudad.
En Ensayo sobre la lucidez, José Saramago deja patente la corrupción que ataca a la democracia y la manipulación que padecen los medios de comunicación, pero sobre todo demuestra que cualquier ciudadano puede elegir libremente, aunque se enfrente a quienes manejan los resortes del poder. Los protagonistas de esta nueva novela de Saramago, un inspector de policía y la mujer que conservó la vista en la epidemia de luz blanca de Ensayo sobre la ceguera, dan muestras de la altura moral que los ciudadanos anónimos pueden alcanzar cuando deciden ejercer la libertad.



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