Saca PRI su petate de muerto y Rubén Moreira amenaza con aplastar a la oposición.
Desde la década de los 70 en la que las dotes histriónicas de políticos y dirigentes priistas suplía sus capacidades y ocultaba sus mañas, no se miraba tanto movimiento al interior del Partido Revolucionario Institucional, una organización política que si no había muerto, nadie sabía por qué apestaba tan feo.
Durante muchísimos años, el PRI ha sido sinónimo de corrupción, de enriquecimiento de funcionarios públicos, de cinismo, de cueva donde se han refugiado los dirigentes charros del movimiento obrero, de agencia de colocaciones y sobre todo de fábrica de gobernantes.
Partido viejo con malísima fama, nadie conoce la forma en que se ha convencido a algunos jóvenes para que participen como activistas. Esta actitud se entiende de los viejos obreros y campesinos analfabetos, de los colonos que han sido eternos rehenes de los dirigentes de colonias y del lumpenaje social, pero no de la juventud.
Se entiende que los diputados y los regidores, los funcionarios públicos, los charros del sindicalismo, los borregos del magisterio y locutores de la televisión militen en el PRI, porque están acostumbrados a respirar en esa atmósfera miasmática, pero no se entienden los motivos por los que los jóvenes, levantan por estos días los estandartes priistas.
En los tiempos del carro completo, del embarazamientos de urnas, de las operaciones ratón loco, desayunos, vampiro y carrusel, el PRI era odiado por los intelectuales de este país que le reclamaban por haberse convertido en un dique que cerraba el paso a la democracia.
Aunque el PRI actualmente detenta el poder en Coahuila, sus dirigentes saben que el PAN es una fuerza real que les disputará el Congreso en las elecciones de año próximo. Así se infiere de los resultados electorales de 2006 en los que Acción Nacional, pese a los latrocinios foxistas y a la mala fama de Calderón arrasó en el estado.
Es más, en Saltillo pese a que un desequilibrado mental como Óscar Mohamar Dainitín fue el candidato a la alcaldía por Acción Nacional, más de 80 mil personas salieron a votar por esta opción. Este es el piso electoral del PAN en la capital de Coahuila. El PRI tiene poco más de 100 mil votos. En la Laguna el Revolucionario Institucional está en desventaja frente al albiazul.
En estas condiciones llega Rubén Moreira Valdés a la dirigencia estatal del otrora partido invencible. ¿Qué sucederá el año que viene? ¿Podrá Rubén sin los recursos del estado sacar adelante al PRI?
Por eso, parafraseando a José Alfredo: “…el PRI tendrá que sacar juventud de su pasado”
Los jóvenes que hoy levantan estandartes del tricolor no irán a las urnas y se sabe que por una lana levantarán también las banderolas panistas. En suma, el lumpenaje social es el principal obstáculo al que se enfrentará el hermano del gobernador, porque la muchachada sabe que ser joven y ser prianista es una contradicción hasta biológica.
Bajo estas condiciones con y sin Rubén las elecciones de 2008 están en peligro. El panismo acecha, por eso el PRI ha comenzado a asustar con el petate del muerto.
Durante muchísimos años, el PRI ha sido sinónimo de corrupción, de enriquecimiento de funcionarios públicos, de cinismo, de cueva donde se han refugiado los dirigentes charros del movimiento obrero, de agencia de colocaciones y sobre todo de fábrica de gobernantes.
Partido viejo con malísima fama, nadie conoce la forma en que se ha convencido a algunos jóvenes para que participen como activistas. Esta actitud se entiende de los viejos obreros y campesinos analfabetos, de los colonos que han sido eternos rehenes de los dirigentes de colonias y del lumpenaje social, pero no de la juventud.
Se entiende que los diputados y los regidores, los funcionarios públicos, los charros del sindicalismo, los borregos del magisterio y locutores de la televisión militen en el PRI, porque están acostumbrados a respirar en esa atmósfera miasmática, pero no se entienden los motivos por los que los jóvenes, levantan por estos días los estandartes priistas.
En los tiempos del carro completo, del embarazamientos de urnas, de las operaciones ratón loco, desayunos, vampiro y carrusel, el PRI era odiado por los intelectuales de este país que le reclamaban por haberse convertido en un dique que cerraba el paso a la democracia.
Aunque el PRI actualmente detenta el poder en Coahuila, sus dirigentes saben que el PAN es una fuerza real que les disputará el Congreso en las elecciones de año próximo. Así se infiere de los resultados electorales de 2006 en los que Acción Nacional, pese a los latrocinios foxistas y a la mala fama de Calderón arrasó en el estado.
Es más, en Saltillo pese a que un desequilibrado mental como Óscar Mohamar Dainitín fue el candidato a la alcaldía por Acción Nacional, más de 80 mil personas salieron a votar por esta opción. Este es el piso electoral del PAN en la capital de Coahuila. El PRI tiene poco más de 100 mil votos. En la Laguna el Revolucionario Institucional está en desventaja frente al albiazul.
En estas condiciones llega Rubén Moreira Valdés a la dirigencia estatal del otrora partido invencible. ¿Qué sucederá el año que viene? ¿Podrá Rubén sin los recursos del estado sacar adelante al PRI?
Por eso, parafraseando a José Alfredo: “…el PRI tendrá que sacar juventud de su pasado”
Los jóvenes que hoy levantan estandartes del tricolor no irán a las urnas y se sabe que por una lana levantarán también las banderolas panistas. En suma, el lumpenaje social es el principal obstáculo al que se enfrentará el hermano del gobernador, porque la muchachada sabe que ser joven y ser prianista es una contradicción hasta biológica.
Bajo estas condiciones con y sin Rubén las elecciones de 2008 están en peligro. El panismo acecha, por eso el PRI ha comenzado a asustar con el petate del muerto.