Cuando yo era adolescente, los estudiantes de la Escuela Superior de Agricultura Antonio Narro ya eran famosos en un pueblo que en 1970 tenía menos de 200 mil habitantes.
Los pelones de la Narro, como se les conocía a los novatos hacían de la calle Victoria la cantina más grande de Saltillo. Sus conductas quedaban impunes porque los policías les tenían miedo y los políticos pavor. Eran el cártel mejor organizado de la época. Los políticos priistas hablaban de que los agrónomos eran los nuevos magos que harían producir el campo mexicano con métodos científicos. En pocas palabras, serían los productores del maná bíblico del pueblo judío que vagaba por el desierto en busca de su libertad luego de ser esclavo de los egipcios.
Burros de entrada, machistas de botas picudas, novios de las estudiantes de la Benemérita Escuela Normal de Coahuila, los Pelones de la Narro constituían un fenómeno sociológico a estudiar, pues se sentían por encima de los estudiantes del Tecnológico de Saltillo y del Ateneo Fuente con quienes mantenían un pleito constante y por menos que quítame estas pajas se liaban a golpes en cualquier esquina como seres primitivos. No había motivos, sólo las razones que les dictaban las tripas remojadas en alcohol.
Al interior del campus universitario eran una partida de cobardes que abusaban de los estudiantes de nuevo ingreso y éstos a su vez, repetían la historia hasta el infinito. Las novatadas llegaron a su fin en 1977 luego de que un grupo de estudiantes quedó seriamente dañado. Eran tiempos de impunidad y no había resultados que justificaran la existencia de esta universidad agraria pues en el desierto mexicano no hacen falta ingenieros agrónomos sino agua. En el desierto mexicano las prácticas agrícolas son onánicas. De Onán (O-n-a-n) el personaje bíblico.
En 1975 en la vieja Zona de Tolerancia de la colonia González, un estudiante se liaba a golpes con un cobarde policía judicial. Para suplir su desventaja física el policía sacó su arma de cargo y asesinó al escolapio de la Narro. Esto desató la furia del Cártel de la Narro y bajaron en montón a exigir justicia al gobierno de don Eulalio Gutiérrez Treviño. Lograron una jugosa indemnización. En ese entonces estrenaban autonomía. De Escuela Superior de Agricultura pasaban a ser parte de la pomposa Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro. Empezaban los tiempos del saqueo, de la baja calidad académica, del manejo político de los estudiantes. Se comenzaba a generar el mito de la Narro, de sus estudiantes. Venían de todo el mundo. En la década de los 80 Mario Castro Gil dio vida al maíz enano que a más de 30 años de su nacimiento no se cultiva en México sino en China. En esa misma década los estudiantes egresaban y el gobierno lopezportillista les entregaba a cada uno una camioneta, unas botas picudas y una hielera de cerveza. Recorrían el desierto mexicano sin resultados.
En la misma década eran famosos los desfiles chuscos. Como sodomitas reprimidos, los estudiantes de la Narro salían del closet vestidos de mujer y desfilaban por las calles principales de Saltillo. Después del espectáculo, invariablemente había quejas de los dueños de los depósitos de licor y cerveza pues eran saqueados por los estudiantes de agricultura. Esto se terminó al despuntar la década de los 90 cuando Rosendo Hitler Villarreal Dávila era alcalde de Saltillo.
A partir de estos años, la clase política dirigente de esta universidad se empezó a dar cuenta de que la demanda para ingresar al campus universitario en calidad de alumno iba a la baja. El negocio se venía abajo mientras la perversidad de los rectores y de sus adláters buscaban rutas alternas para mantener viva la podredumbre en que se había convertido la universidad agraria. No batallaron mucho: irían por los pobres de los más pobres a los estados del sur del país. De esta manera, Saltillo empezaría a recibir a estudiantes de Guerrero, Morelos, Veracruz, Tabasco y Chiapas, entre otros.
La falta de empleo provocada por las recurrentes crisis económicas en que se ha visto inmerso el país haría que esos estudiantes, luego profesionistas sin empleo se quedaran en Saltillo al grado de que en uno de sus informes Enrique Martínez y Martínez llegó a reconocer que era imposible terminar con el rezago de la ciudad porque la población aumentaba un 10% cada año.
Todo lo anterior, sumado a la voracidad de las mafias que controlan una universidad con un presupuesto jugoso ha hecho que el campus universitario se convierta en un mugrero con niveles académicos bajísimos donde el poder se defiende con dientes y uñas. Así ha sido durante muchos años.
Hoy está inmerso Jorge Galo Medina Torres el rector que intenta sacar adelante el fraude electoral al estilo del viejo PRI porque Galo Medina es un anciano mapache con amplia experiencia en las prácticas nefastas del PRI.
En la Narro sólo falta meter la Tarjeta de la Gente y los Zapatos y los uniformes escolares. Todo a tono con la época. La Narro está convertida hoy en un basurero que debería avergonzar a los saltillenses. Es una universidad que desde hace mucho debió haber cerrado sus puertas pues a los gobiernos, tanto priistas como panistas les resulta más barato llevar limosna a los campesinos flojos que enseñarlos a producir.
Cuanta insidia en este "artículo", que tristeza que se utilice un medio como el blog para desacreditar en forma tan ventajosa; al leer este blog me imagino algo así como : Dejen morir a los cancerosos, para que gastar tanto dinero en ellos, no apoyemos a los enfermos de sida, dejémoslos morir, finalmente ellos se los buscaron y así podría citar muchos y más ejemplos.
ResponderEliminarLe recuerdo a esta persona que no debe desfogar sus traumas o complejos de esta forma, si no dando opciones para resolver problemas. Probablemente soy de los menos indicados para opinar sobre este tema, esto, debido a que soy egresado de la gloriosa Narro, gracias a la educación que ahí recibí he viajado mucho, tanto a nivel nacional como internacional debido a mi profesión y además por que le guardo un cariño entrañable a ese pueblote grandote de Saltillo, donde en mi época de Universitario gocé del cariño y amistad de sus siempre recatadas y asustadas jovencitas.
En fin, cada quién sus traumas, cada quién sus complejos. Saludos.
P.D. si el despotricar contra medio mundo te ayuda a aliviar tus penas,elegiste el peor remedio.
Por cierto, en la Narro dan clases de Herbolaria, algo así como medicina alternativa con el uso de hierbas que entre otras cosas alivian el estrés y a la larga controlan y manejan el rencor.
pobre hombre que publico ese comentario, yo creo que está resentido. bueno hay que dejarlo ser. es parte del capitalismo y del pobre conocimiento literario que se fustra en su pequeña cabeza. algun dia cuando domine la clase verdadera; personas comoe estas tendran que quitarles la cabeza. solo asi se acabara con el verdadero cancer de la sociedad.
ResponderEliminarpersonas que se dedican a criticar, no deben de estar en este mundo, ni en ningun otro. a de integrante de algun medio de comunicacion que se dedica a decir cursileria en la television. muera el mal gobierno.