C. EDUARDO VILLARREAL DÁVILA
DELEGADO EN COAHUILA DE SAGARPA
P R E S E N T E
Antes de dar forma al presente escrito recordaba que usted es parte de la ultraderecha rabiosa que gobierna este país; es además, hermano del exalcalde de Saltillo que en dos años encarceló a más de 30 mil saltillenses por un delito que no debería cobrarse: la pobreza. Pero además, es usted hijo de un exalcalde priista que en 1941 encarceló a 55 mil ciudadanos por el mismo delito, ser pobres.
No obstante lo anterior quiero pensar que por su condición física tenga alguna fibra de sensibilidad diferente a sus consanguíneos, y atienda mi queja con base en la normatividad que marca la dependencia que usted dirige.
El asunto es simple. A finales de agosto del presente año llegué al CADER de Ramos Arizpe (no sé qué significa esto) a preguntar por un proyecto productivo que entregué en tiempo y forma y al preguntarle a una dama que ahí trabaja me dijo que el ingeniero Quintanilla no se encontraba, que andaba en el banco en asuntos personales y que no había otra persona que me diera información. Con calma le dije que no había problema que iría a la CFE a otro asunto y que luego regresaría.
Una media hora después me presenté de nuevo en la dependencia y la misma dama me atendió diciéndome que el ingeniero Quintanilla no había llegado y que no había alguna persona que me diera información y que si quería podría regresar unos tres días después. Ante este desplante de ligereza y de corrupción burocrática le dije que si así trataban a los campesinos. Ante el reclamo, la mujer sólo agachó la cerviz y así se mantuvo unos segundos, segundos que bastaron para que de una pequeña oficina saliera un sujeto de rostro repulsivo diciéndome:
- ¡Qué chingaos quieres pendejo, tú no eres campesino¡
- No, soy un ciudadano común – le contesté-
- Vienes borracho –me dijo.
- Tienes el alcoholímetro en la mano –le dije.
- No me grites –sentenció mientras tomaba el aparato telefónico y gritaba: llame a la policía este individuo está alterando el orden en esta oficina.
- A ti no te vamos a atender, no eres campesino –reiteró.
- Pa’ empezar deja de gritarme, dame tu nombre –le reconvine.
- No te lo voy a dar y házle como quieras y vénte a agarrarnos a chingazos allá afuera.
El sujeto era para esos momentos un energúmeno (un tipo poseído por el demonio). Hago esta aclaración porque supongo que usted no sabe el significado de la palabra porque es un hombre que como su familia se ha dedicado a hacer dinero al amparo del poder público como su católico hermano Rosendo.
Por lo anterior, le hago llegar esta queja porque ya he hablado con todos los funcionarios públicos bajo su mando y todos me han mandado a la chingada. (La chingada según Octavio Paz es un lugar remoto, tan lejano como la China, pero que para gente como usted, analfabeto funcional, es un insulto y una mala palabra, pero que el abuso de sus subordinados, como tal, palabra abuso, no es una mala palabra, sino el pan de cada día).
Indagando con paciencia me daría cuenta después de que energúmeno en cuestión se llama Álvaro Rivera y es técnico B del CADER de Ramos Arizpe quien hasta el momento ha sido protegido de manera criminal por todos los funcionarios a quienes he presentado mi queja. Desde Ramos Arizpe hasta Saltillo los burócratas lo han escondido. Me daría cuenta después también de que el bajo salario que perciben los burócratas del agro los torna proclives a la corrupción, a la desvergüenza y al cinismo; pero además les genera una conducta de perros rabiosos. Pero es más duro saber que usted es el representante de todos estos vicios.
También me he dado cuenta de su desvergüenza como delegado de SAGARPA. Ante su incapacidad para meter orden entre sus subordinados ha recurrido a las argucias legaloides para amedrentarme presentando una denuncia ante la Procuraduría General de la República a través de su departamento jurídico. ¡Adelante delegado¡ Me dará mucho gusto responder ante esta instancia para exhibir su vileza. Esto les viene de familia.
Pero si todavía tiene una pizca de vergüenza, cese de inmediato de sus labores a la persona señalada en este escrito como el responsable de haberme agraviado.
Saltillo, Coah. 08 de septiembre de 2010.
C. JUAN CISNEROS CORTÉS
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