La participación universitaria.
Por: Jesús Salas Jáuregui
Qué pasa con los universitarios y su participación en la vida político-académica de nuestra alma mater, si abordamos de manera imprevista a los alumnos, profesores y trabajadores de cualquiera de las escuelas y facultades, nos podremos dar cuenta que a casi nadie le interesa mucho que le pregunten por la participación. Al común de los universitarios este concepto les representa obligación, participar tiene una relación directa con hacerse responsable, destinar tiempo o energías a organizar, preparar, etc. Temas de los que la mayoría suele escabullirse con frases como “a mí no me interesa la política”, hoy en día , ni a los estudiantes universitarios, antes símbolos de la participación, se les puede convocar fácilmente a destinar su tiempo en virtud de cosas o ideas que a primera vista parecen ajenas a los quehaceres más personales, sin embargo si les decimos que la próxima elección del rector o de algún director les va a afectar su calidad de vida, que les van a cerrar alguna facultad, que van a aumentar las cuotas, que quieren privatizar la universidad , que quieren reducir la matricula, el interés pudiera aparecer de manera espontanea y surgen por supuesto las preguntas de carácter individual, ¿Cómo me va a afectar a mi?, ¿Qué gano yo, con todo eso? Etc.
Actualmente la participación universitaria está sujeta a la relación de afectación, positiva o negativa en nuestra vida cotidiana universitaria. Normalmente el interés de los universitarios nace como reacción o grados de conciencia en relación a como se afecta positiva o negativamente nuestra cotidianidad universitaria. En esta perspectiva, nuestra participación puede ser abordada como una necesidad inherente al ser humano que lo perfecciona en el medio social donde desarrolla su actividad, la participación entonces adquiere un carácter de importancia individual, de mi realización como ser humano y como actor activo en la transformación de mi realidad, porque de este modo cambio nuestra realidad
Qué pasa con los universitarios y su participación en la vida político-académica de nuestra alma mater, si abordamos de manera imprevista a los alumnos, profesores y trabajadores de cualquiera de las escuelas y facultades, nos podremos dar cuenta que a casi nadie le interesa mucho que le pregunten por la participación. Al común de los universitarios este concepto les representa obligación, participar tiene una relación directa con hacerse responsable, destinar tiempo o energías a organizar, preparar, etc. Temas de los que la mayoría suele escabullirse con frases como “a mí no me interesa la política”, hoy en día , ni a los estudiantes universitarios, antes símbolos de la participación, se les puede convocar fácilmente a destinar su tiempo en virtud de cosas o ideas que a primera vista parecen ajenas a los quehaceres más personales, sin embargo si les decimos que la próxima elección del rector o de algún director les va a afectar su calidad de vida, que les van a cerrar alguna facultad, que van a aumentar las cuotas, que quieren privatizar la universidad , que quieren reducir la matricula, el interés pudiera aparecer de manera espontanea y surgen por supuesto las preguntas de carácter individual, ¿Cómo me va a afectar a mi?, ¿Qué gano yo, con todo eso? Etc.
Actualmente la participación universitaria está sujeta a la relación de afectación, positiva o negativa en nuestra vida cotidiana universitaria. Normalmente el interés de los universitarios nace como reacción o grados de conciencia en relación a como se afecta positiva o negativamente nuestra cotidianidad universitaria. En esta perspectiva, nuestra participación puede ser abordada como una necesidad inherente al ser humano que lo perfecciona en el medio social donde desarrolla su actividad, la participación entonces adquiere un carácter de importancia individual, de mi realización como ser humano y como actor activo en la transformación de mi realidad, porque de este modo cambio nuestra realidad
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