domingo, 11 de febrero de 2007

¿Política ficción, o cuando el destino nos alcance?

Palacio Nacional en la mira del Cártel de los Moreira.

Conforme han pasado los meses, va quedando claro que el gobernador no parará mieses, ni tiene aborrecida a ninguna organización política que lo postule a la presidencia de la república. No hay principios, ni ideología, ni valores. Así se antoja por estos tiempos la política. La ambición del poder predomina, y bajo la premisa de que después de Vicente Fox, cualquiera puede aspirar a la comandancia suprema de las fuerzas armadas, el proyecto del cártel se fortalece e impulsa a su líder: Humberto.
Y aunque enero de 2007 amanece vestido con el ropaje gris de la amenaza, y en el cielo de Coahuila aparecen los primeros barruntos de tormenta por las elecciones legislativas del próximo año, en medio de un hatajo de enemigos poderosos, el famoso grupo no se amilana y ya toma decisiones y providencias para su próximo proyecto: Palacio Nacional.

¿Terminará Humberto? Esta es la pregunta que corre de boca en boca apenas un año después de que el mandatario arribó al poder. Doce meses han bastado para que la duda germine en la sementera del inconciente colectivo de todos los estratos sociales de Coahuila. Y es que para muchos empresarios y políticos albiazules, el gobierno actual ha sido un rosario de palos de ciego; para otros, la dulzura del poder no ha bastado para que el gobernador encuentre la salida de la urdimbre de túneles, cuya estructura se adivina más complicada que el laberinto de Creta
Y es que enero de 2007 amanece vestido con el ropaje gris de la amenaza y en el cielo de Coahuila aparecen los primeros barruntos de
tormenta, luego de que el Cártel de los Moreira ha aplastado a tirios y troyanos en su carrera rumbo a la presidencia de la república.
Conforme han pasado los meses, va quedando claro que Humberto no parará mieses ni tiene aborrecida a ninguna organización política que lo postule a la máxima magistratura del país. No hay principios, ni ideología, ni valores, así se antoja por estos tiempos la política. La ambición del poder predomina y bajo la premisa de que después de Vicente Fox, cualquiera puede aspirar a la comandancia suprema de las fuerzas armadas, la utopía del Cártel se fortalece e impulsa a su líder: Humberto.
En estos momentos ya muy pocos dudan de que el siguiente objetivo del mandatario coahuilense, sea Los Pinos, la majestuosa residencia del gobierno de la República, aunque para esto, -lo saben perfectamente bien en las entrañas del moreirismo- el gobernante tendrá que pasar pruebas que sólo encuentran parangón en el regreso de Ulises a Ítaca.
De acuerdo con la historia, la lista de los gobernantes de Coahuila que se han insertado en el concierto nacional es larga y sus nombres conocidos: Carranza, Madero, Garza y Gutiérrez, sólo en los albores del siglo pasado. Pero también, en los años recientes, por lo menos tres han expresado sus aspiraciones.
Casi al final del sexenio florestapista y en medio de la convulsión agónica de su régimen, Óscar Flores Tapia llegaría a declarar a los medios que sólo la edad -66 años en 1981- le impedía aspirar a la presidencia de la república.
Después de que Rogelio Montemayor asumió el poder en 1993 y casi de manera simultánea Ernesto Zedillo se convertía en presidente, por la geografía de Coahuila empezaba a circular el rumor de que el gobernador se incorporaría al gabinete zedillista, colocándose –según los analistas de alquiler- en la antesala de la presidencia. Es más, ya su supuesto sucesor tenía nombre y apellidos: Óscar Pimentel González, según se dice, porque así lo había decidido Lucrecia Solano de Montemayor, la otra parte de la pareja gubernamental coahuilense de la época.
El ejemplo más reciente de aspiraciones no cristalizadas es el de Enrique Martínez y Martínez, quien en su momento formaba parte del bloque de gobernadores que se oponían a la candidatura de Roberto Madrazo Pintado, el candidato priista. Hasta el momento muy pocos saben el grado de fervor con el que actuaba el exgobernador coahuilense en aquella empresa en la que también tenía en la mira a Los Pinos.
Pero la frescura en el reciclamiento de la historia al que se refería Nietszche, recae en estos momentos en Humberto Moreira Valdés, quien al amparo de la mercadotecnia ha llevado su imagen más allá de los límites de Coahuila, en medio de la crítica de los sectores empresarial y político, que se oponen a la difusión onerosa de la obra pública, y que además, no comparten ni el estilo ni los métodos del gobernante.
La raíz histórica del leit motiv del gobernador no está lejos de Saltillo ni temporal ni geográficamente, por eso genera sentimientos sobrealimentados con las catexias, ya que bajo los mantos de la suerte, del trabajo, del olfato y de la inteligencia, ha escalado cada uno de los peldaños que se ha propuesto, y aunque en muchos momentos de su carrera se han elevado rezos por el eterno descanso de su alma política, la realidad, como salida de las mismas entrañas del averno ha cantado la hora del angelus.
En muy poco tiempo, Humberto se ha convertido en una lagartija muy apedreada. Nadie sabe si sus procesos mentales ocurren bajo las leyes de la lógica más rigurosa o en su devenir político se ha atenido al olfato. Sea como fuere, se ha salido con la suya dejando en el camino a políticos priistas y panistas que hoy lucen como piezas de museo.
Un breve recuento de la vida pública de Moreira Valdés permite establecer que a pesar de los escándalos en que se ha visto envuelto, siempre ha salido adelante: en febrero de 1999 se pensaba en algunos sectores que la vida política de Humberto había sido debut y despedida, pues apenas había tomado posesión del INEA dos años antes. Los meses que siguieron a su defenestración fueron de incertidumbre. El proyecto de Enrique no cuajaba y nada había seguro en la vida del actual gobernante; sin embargo y a contracorriente de la voluntad de Rogelio Montemayor y sus personeros, se incorporaba a las filas del martinismo, de donde saltaría a la titularidad de la SEPC ya con el sello del principio de Peter, porque muchos apostaban a que había encontrado su techo. No obstante lo anterior la coyuntura política que había empezado a vivir lo catapultaría hacia la presidencia municipal de Saltillo, y de ahí, sólo faltaba un paso para convertirse en gobernador de Coahuila.
La meteórica carrera y la suerte de Humberto producen desde hace mucho tiempo prurito en las almas de los políticos de viejo cuño de estas tierras hacia otras comarcas. Por eso, al margen de simpatías o rechazos al proyecto de largo plazo del Cártel de los Moreira, es necesario tener en cuenta primero, que durante el año de inicio de la administración actual ha existido un desgaste considerable. Aunque los cálculos de popularidad del gobernante, que se publican en los periódicos lo favorecen, éstos generan escepticismo en un amplio sector de la población que pertenece a la clase media, sobre todo en la comarca lagunera, en donde el Partido Acción Nacional cuenta con un enorme granero de votos.
Los motivos de la erosión de la imagen de Moreira Valdés son muchos, y van desde la soberbia y el protagonismo pagado en los medios, hasta la actitud facciosa de Rubén y la ambición de Carlos. En suma, cada uno de los tres principales miembros del cártel gubernamental ha hecho su trabajo para mellar la otrora personalidad imbatible del líder del monopolio familiar que gobierna la entidad.
Al respecto, es importante precisar que los medios de comunicación, tanto escritos como electrónicos no siempre reflejan la opinión de todos los sectores, pues, temerosos de que les retiren el embute se autocensuran, soslayando algunas actitudes de la familia en el poder que luego de tamizarse, se convierten en insights que permiten al observador la comprensión del sustrato político.
Como si tuvieran medidos los tiempos del nuevo proyecto, los miembros principales del grupo gobernante, han comenzado a hacer ajustes en su trajinar cotidiano como reflejo de que afinan un plan de largo plazo. Al respecto, es sintomático el hecho de haber recogido de la basura al locutor televisivo Marcos Martínez Soriano quien desde el 1 de febrero se encuentra de nuevo en su set en la cueva de RCG. La Paloma, como se le conoce, no ha perdido su disposición y gustosamente hará lo que se le ordene desde palacio rosa para envenenar los ambienes que se le ordenen.
Ha quedado claro que el Cártel de los Moreira no sigue los caminos tradicionales de la política para la consecución de sus objetivos. En una década se han convertido en salteadores hábiles, que actúan muy lejos de los caminos reales y en muy pocos años, han conocido ya todos los vericuetos y atajos que atraviesan la distancia de aquí a la mansión gubernamental en la que han decidido instalarse.
La opinión que se produce en los distintos sectores sociales respecto de cada uno de los miembros prominentes del cártel gubernamental, es diferente: para algunos Rubén es un ente vengativo y mafioso, la mano negra que mece la cuna del gobierno de la gente; para otros, Carlos, el dirigente de la Sección 5 del SNTE, es un ambicioso que pretende convertirse en el secretario general del sindicato de maestros más numeroso de América Latina; los dos, actúan a la sombra de Humberto, el líder carismático que constantemente vende la idea entre el grueso de la población de que es la encarnación de la justicia y la nobleza.
Aparentemente, cada uno actúa de acuerdo con sus intereses y de esta manera engañan a muchos, porque la realidad es que los varones de la familia Moreira, al estilo de la película El Padrino, buscan en conjunto un solo objetivo: el poder.
Aunque en Coahuila, muchos de quienes se dedicaban a estudiar el caso del Cártel de los Moreira han decidido refugiarse en la prudencia del silencio, y si han llegado o no a algunas conclusiones, seguramente éstas no saldrán de su círculo cercano de amigos, pues el temor de incomodar a los miembros prominentes del poder, ha hecho que la capacidad de crítica se atrofie, y aunque el gobierno de Humberto no ha sido precisamente un Torquemada de la letra impresa, sí se le achaca que Coahuila esté entrando en un peligroso estado, parecido a la paz de los sepulcros. Esto en el futuro electoral puede ser conceptuado como acciones fascistas orientadas al silenciamiento de los medios, aunque de antemano se sabe que tanto los periódicos, como las estaciones de radio y los canales de televisión siempre han mantenido una relación de comercio con el gobierno.
Sin embargo, el caso es apasionante para su estudio por las distintas aristas que presenta y al margen de si se cumplen o no los objetivos del cártel político de Coahuila de llegar a la presidencia de la república, es importante seguirlas de cerca, porque no sólo ha colocado al borde de la extinción a los dinosaurios de hueso tricolor, sino que ha mantenido a raya a los tiranosaurios albiazules que pululan en manadas sobre las playas del antiguo Mar de Tetis.
El Cártel de los Moreira tiene para el próximo lustro por lo menos cuatro acciones a seguir que determinarán el triunfo o la derrota de su proyecto:
1ª.- Colocar como cabeza de playa a Carlos en el territorio de Elba Esther Gordillo Morales; 2º.- Rubén se encargará con mano dura de mantener lejos del poder legislativo a los panistas; 3º.- Impulsar a Àlvaro en las tareas de liderazgo social y 4ª.- Fortalecer la imagen de Humberto a nivel nacional.
Lo anterior sólo forma parte del trabajo rutinario que el cártel lleva a cabo, porque ellos saben que a partir del tercer año de gobierno, es necesario inventar programas espectaculares tipo Peje, como apoyar a los viejitos y madres solteras que venderán bien la imagen de Humberto en el grueso de una población agostada por la pobreza y la marginación a que paulatinamente conducirá la política globalifílica del gobierno federal. En este rubro no se escatimarán recursos. Para ese momento, la obra pública que comprende puentes, distribuidores, bulevares y edificios gubernamentales deberá estar a punto y ser de una magnificencia de primer mundo, porque estas acciones permitirán vender la imagen del gobernador en el sector de la clase media analfabeta.
El plan ya luce articulado: regalo de colchones a los presos para asegurar el voto de sus familiares, el Pacto Civil de Solidaridad para ganar los votos de las familias de sodomitas y lesbianas, las pintas en las bardas de todas las ciudades del estado que han metido a Coahuila en un proceso de cubanización, son, sólo el inicio de un plan de mediano plazo.
Para que el proyecto del Cártel de los Moreira funcione de manera articulada, es necesario, primero, que Carlos se coloque como socio comanditario de Elba Esther Gordillo para después darle golpe de estado, y erigirse en el amo y señor del magisterio nacional que durante las últimas elecciones tanto federales como estatales, ha cobrado fama de ser un ejército de mercenarios que se han alquilado para arrebatar latifundios de poder en la política mexicana.
Además de lo anterior, se infiere que los Moreira consideran necesario que Rubén, desde la posición que actualmente ocupa, actúe de manera facciosa y enderece acciones de corte legal contra los panistas prominentes de la región lagunera que ya tienen nombre y están bajo sentencia del Congreso. El más peligroso es Guillermo Anaya, por eso su caso se maneja en el recinto legislativo, donde la sumisión de los diputados es una garantía de éxito en estos primeros pasos rumbo al poder.
Por su parte, Álvaro tiene que aprender a marchas forzadas las funciones del liderazgo social, de acuerdo con las necesidades que se ha planteado el cártel que comandan por estos días sus hermanos mayores. Para esto ya ha dados sus primeros pasos, pues en diciembre empezó a repartir bolsas de dulces con su efigie.

Igual que en la naturaleza, con el paso del tiempo los gobiernos entran en un estado de atonía; los virus de las enemistades, las envidias y la aparentemente inocua bacteria de la antipatía, aunque poco a poco, van minando la fuerza de los gobiernos; los enemigos, agazapados al principio se reagrupan conforme envejece la estructura gubernamental; los excesos, muy propios de la juventud de los aparatos de mando, en la etapa de madurez causan estragos y en la fase senil amenazan de muerte.
Por otro lado, el encono de los enemigos naturales que guardan posiciones antagónicas desde el punto de vista ideológico y aquellos otros que surgen del trajín cotidiano, se constituyen por sí mismos en la principal amenaza que enfrentará el Cártel de los Moreira en sus afanes de tomar por asalto Palacio Nacional.
Corre la versión de que en un restaurante de la Ciudad de México, durante una charla de sobremesa a la que asistían diputados federales de Coahuila y en la que también se encontraba Elba Esther Gordillo, Jorge Zermeño Infante, el presidente de la Cámara de Diputados, hombre cercano a Felipe Calderón y excandidato a la gubernatura de Coahuila en un momento de euforia etílica espetó a los asistentes:
- Pues Humberto puede rendir su primer informe, pero quién sabe si rinda el segundo…
La frase anterior sólo demuestra el odio que Zermeño Infante le guarda al gobernador de Coahuila, porque no quedó conforme con los métodos usados por Humberto durante la campaña electoral del 2005, pero sobre todo, con la forma ruin en que el entonces candidato albiazul era tratado por Marcos Martínez Soriano, el locutor televisivo plenamente identificado con la política del Gobierno de la Gente, y aunque la Paloma fue cesada temporalmente de la televisión coahuilteca, el 1 de febrero regesaba a la pantalla con alfombra roja bajo sus pies.
El retorno de Martínez Soriano a su antiguo puesto, Jorge Zermeño lo siente no sólo como un agravio más, sino como una amenaza a la viabilidad de su partido en las elecciones intermedias en las que se disputarán los escaños del congreso.
Pero además de Zermeño Infante, la familia gobernante se ha echado otro alacrán al seno en la figura de Óscar Pimentel González quien acaba de dejar el puesto de Secretario General de Gobierno. El otrora ladrón municipal, habilísimo para crear cortinas de humo con capacidad para ocultar el estado de humillación en que partió de palacio rosa, ha hecho creer que se incorpora al gabinete de Felipe Calderón en el área de la PGR, pero, para los observadores, el excaco municipal no ha logrado encontrar acomodo.
Óscar Pimentel se ha ido llevando en sus alforjas información valiosa de la actual administración, y aunque se presume que es un sujeto institucional, también es cierto que se va con el estoque atravesado en su pecho y seguramente actuará como damisela burlada.
De aquí que otra vez aparece el encono, cargado de catexias, al que tendrá que enfrentarse el cártel gubernamental en su camino hacia Los Pinos, porque el odio que ha empezado a destilar el alma negra de Óscar Pimentel será otro de los obstáculos a los que tendrá que enfrentarse En este caso, Humberto ha soslayado la regla número 15 de las 48 reglas del poder creadas por Robert Greene y Joost Elffers al no aplastar al enemigo.
Otro de los antagonistas naturales del Cártel de los Moreira es sin duda alguna Guillermo Anaya quien por su juventud y la presencia que mantiene en la comarca lagunera, para muchos es ya el próximo inquilino de la casa de gobierno coahuilense, por lo que para el cártel coahuilense se ha convertido en el enemigo público número uno, ya que sus actividades significan un obstáculo para el proyecto nacional.
Por eso, desde hace más de un año se comenzaron a dar los primeros pasos para el descabezamiento de la potencial oposición que podría liderar el exalcalde de Torreón antes del 2010, en las elecciones del próximo año durante la renovación del poder legislativo de Coahuila.
No obstante los afanes que ha invertido el cártel, en los primeros días de febrero, surgió un nuevo obstáculo donde menos se esperaba, pues el Contador Mayor de Hacienda del Congreso del Estado dio a conocer la presión que venían ejerciendo los diputados priistas para que hicieran públicas algunas anomalías en las que incurrió Guillermo Anaya al cobrar a los laguneros 60 millones de pesos de manera indebida por concepto de predial y el favorecimiento con obra pública a familiares y amigos desde Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento de Torreón.
Al respecto, los observadores políticos han precisado que Ricardo Álvarez recibe órdenes, por un lado del exgobernador Enrique Martínez y Martínez, quien se encuentra molesto por la crítica desatada en su contra de su obra pública, casi desde la llegada al poder del Cártel de los Moreira, y por el otro, que el Contador Mayor de Hacienda del Congreso se ha aliado con Guillermo Anaya en un acto futurista, pues éste es compadre del presidente Felipe Calderón.
A los operadores políticos del Gobierno de la Gente les urge terminar con la amenaza a su viabilidad que representa Guillermo Anaya Llamas, porque no sólo está en juego la cristalización del proyecto nacional, sino la supervivencia después de las elecciones legislativas de 2008.
Como se puede ver, el Cártel de los Moreira para sus proyectos cuenta con muchos opositores, y no todos son parte de la clase política, puesto también existen en los medios de comunicación, no sólo de la comarca lagunera en la que el periódico El Siglo de Torreón y Radio Grem, por distintos motivos se han erigido como los principales críticos de la actual administración gubernamental.
Cuando agonizaba 2006, en la región sureste del estado comenzaba a circular el rumor de que Sa-catón (a) Armando Fuentes Aguirre y sus retoños ultraderechistas, empezarían a editar un periódico que circularía de manera gratuita de lunes a viernes. También se decía que Josefina Vásquez Mota, titular de la SEP federal había venido a proveerlo de los recursos necesarios, como pago a que el bufón saltillense actuó como el vocero de Felipe Calderón durante las campañas políticas del año pasado, al ladrar en todos los periódicos, muy a su estilo, que López Obrador era una peligro para México.
De ser cierta la versión anterior, lo más seguro es que Sa-catón se convierta en el crítico número uno de las acciones que emprenda Humberto Moreira en el futuro, en la región sureste de Coahuila, por la postura ideológica que ostenta el cuentachistes de esta ciudad.
Como se puede advertir, el panorama no es tan halagüeño para el cártel gubernamental, pero está escrito en la historia reciente que nunca ha tenido la mesa puesta, y sin embargo, siempre se ha despachado con la cuchara grande. Al tiempo. El Cártel de los Moreira es así, y ahí están.








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