Fin de fiesta en Los Pinos y Las Manos sucias del PAN, los libros que exhiben la podredumbre de Acción Nacional.
Al inicio de año llamaron la atención las declaraciones de la lideresa del Partido Acción Nacional por el apoyo verbal que brindaba al alcalde de Torreón luego de que fue reprimida una manifestación de transportistas y en la que resultaron lesionados dos regidores de ese ayuntamiento.
Proclive a irse de la lengua Esther Quintana Salinas no es la primera vez que pide la intervención militar y policial para acabar con los conflictos naturales que se dan en cualquier sociedad en proceso de democratización como la nuestra. Durante la toma de las principales calles de la ciudad de México por la gente del PRD pedía insistentemente que el ejército se hiciera cargo de los manifestantes.
Llama la atención lo anterior, porque en las declaraciones de la lideresa asoma la inmoralidad en la palabra, porque el PAN no aprobaría por estos días la más elemental prueba de honradez, luego de que se ha hecho pública la forma en que la familia Fox-Sahagún e infinidad de funcionarios panistas saquearon las arcas nacionales.
Al respecto, Anabel Hernández, periodista y escritora, ha puesto en circulación desde noviembre del año pasado su libro Fin de fiesta en los Pinos, editado por Grijalbo y en el que hace revelaciones acerca de la bonanza económica alcanzada por la familia presidencial durante los últimos seis años.
Por su parte, José Reveles, también escritor y periodista, en junio de 2006 puso en circulación su libro Las manos sucias del PAN, historia de un atraco multimillonario a los más pobres en el que demuestra que el gobierno de Vicente Fox, en complicidad con legisladores del PAN, operadores panistas estatales y municipales y delegados de Sedesol en todo el país, se encargan de utilizar miles de millones de pesos en programas sociales con el fin explícito de ganar adeptos y prolongarse en el poder.
Fin de fiesta en los Pinos es el producto decantado de un proceso de investigación periodística en el que se pone de manifiesto la verdadera personalidad de quienes gobernaron al país en el sexenio anterior.
Por medio de este libro, el lector se entera de que bahía de Icacos, espacio de tortura y vejación en los tiempos de la guerra sucia es una mansión que se yergue junto a las playas de Acapulco, que se denomina la mansión presidencial y frecuentemente era utilizada por los hijos de Marta Sahagún para los placeres privados y para cerrar jugosos negocios en beneficio de ellos.
Anabel Hernández escribe que cuando empezó el sexenio de Vicente Fox estaba en la ruina. Entonces lograba ahorrar apenas diez mil pesos al año. Todo lo demás se lo gastaba en alimentación, vestido y atención médica para sus cuatro hijos y lo que faltaba se lo proporcionaba Lino Korrodi. Con el dinero de la campaña y con el que siguió llegando después de que ganó la elección presidencial, pagaba desde el supermercado hasta las colegiaturas de sus hijos. En ese entonces, su rancho de San Cristóbal, en San Francisco del Rincón, Guanajuato, era una ruina. Un camino de terracería mal trazado era el acceso, y en la casa, muy deteriorada, no servía el drenaje.
Del texto emerge Cosme Mares, un personaje que le daba dinero a Fox para que lograra sobrevivir en los tiempos de vacas flacas anteriores a su triunfo en los comicios de 2000. Luego, tanto Cosme como su esposa Josefina serían beneficiados otorgándoles concesiones carreteras.
Aparte de bahía de Icacos, a la llegada de Fox al poder, existía también la Casa Maya, ubicada en Cancún, Quintana Roo, otra residencia de descanso de la familia presidencial, y en la que, según la autora del libro, llegó a costar más de cuatro millones de pesos al mes en materiales y suministros y en el pago al personal, pues frecuentemente asistían los hijos de Marta Sahagún en compañía de sus amigos.
“Era común escuchar a Manuel Bribiesca Sahagún animando a sus en ocasiones tímidos invitados a pedir lo que les diera la regalada gana: “Si han pedido que llenen la alberca de champaña, tú pide lo que sea”, decía el hijo de la primera dama como buen anfitrión, sólo que nada era con cargo a su bolsillo”
Conforme se avanza en la lectura del texto de Anabel Hernández, el asco se apodera del lector, porque es increíble que el hombre que prometió el cambio haya permitido tanto abuso a su familia.
En Las manos sucias del PAN, José Reveles exhibe la voracidad de los panistas y la falta de respeto a la dignidad de los seres humanos. El autor parte de las denuncias de Arnulfo Montes Cuen, líder de la Federación de Productores Agropecuarios, Forestales y Pesqueros A.C. en torno del desvío de 55 millones de pesos de recursos públicos que estaban destinados a la ayuda para la vivienda rural.
Ambas obras estrujan la conciencia y provocan la ira impasible del lector.
Si el pueblo leyera…
Por eso, chocan las declaraciones de la lideresa del PAN en Coahuila cuando pide la intervención del ejército ante cualquier manifestación popular de inconformidad.
En sus declaraciones a la prensa Esther Quintana Salinas jamás habla de las raterías de los funcionarios prominentes de su partido.
Al inicio de año llamaron la atención las declaraciones de la lideresa del Partido Acción Nacional por el apoyo verbal que brindaba al alcalde de Torreón luego de que fue reprimida una manifestación de transportistas y en la que resultaron lesionados dos regidores de ese ayuntamiento.
Proclive a irse de la lengua Esther Quintana Salinas no es la primera vez que pide la intervención militar y policial para acabar con los conflictos naturales que se dan en cualquier sociedad en proceso de democratización como la nuestra. Durante la toma de las principales calles de la ciudad de México por la gente del PRD pedía insistentemente que el ejército se hiciera cargo de los manifestantes.
Llama la atención lo anterior, porque en las declaraciones de la lideresa asoma la inmoralidad en la palabra, porque el PAN no aprobaría por estos días la más elemental prueba de honradez, luego de que se ha hecho pública la forma en que la familia Fox-Sahagún e infinidad de funcionarios panistas saquearon las arcas nacionales.
Al respecto, Anabel Hernández, periodista y escritora, ha puesto en circulación desde noviembre del año pasado su libro Fin de fiesta en los Pinos, editado por Grijalbo y en el que hace revelaciones acerca de la bonanza económica alcanzada por la familia presidencial durante los últimos seis años.
Por su parte, José Reveles, también escritor y periodista, en junio de 2006 puso en circulación su libro Las manos sucias del PAN, historia de un atraco multimillonario a los más pobres en el que demuestra que el gobierno de Vicente Fox, en complicidad con legisladores del PAN, operadores panistas estatales y municipales y delegados de Sedesol en todo el país, se encargan de utilizar miles de millones de pesos en programas sociales con el fin explícito de ganar adeptos y prolongarse en el poder.
Fin de fiesta en los Pinos es el producto decantado de un proceso de investigación periodística en el que se pone de manifiesto la verdadera personalidad de quienes gobernaron al país en el sexenio anterior.
Por medio de este libro, el lector se entera de que bahía de Icacos, espacio de tortura y vejación en los tiempos de la guerra sucia es una mansión que se yergue junto a las playas de Acapulco, que se denomina la mansión presidencial y frecuentemente era utilizada por los hijos de Marta Sahagún para los placeres privados y para cerrar jugosos negocios en beneficio de ellos.
Anabel Hernández escribe que cuando empezó el sexenio de Vicente Fox estaba en la ruina. Entonces lograba ahorrar apenas diez mil pesos al año. Todo lo demás se lo gastaba en alimentación, vestido y atención médica para sus cuatro hijos y lo que faltaba se lo proporcionaba Lino Korrodi. Con el dinero de la campaña y con el que siguió llegando después de que ganó la elección presidencial, pagaba desde el supermercado hasta las colegiaturas de sus hijos. En ese entonces, su rancho de San Cristóbal, en San Francisco del Rincón, Guanajuato, era una ruina. Un camino de terracería mal trazado era el acceso, y en la casa, muy deteriorada, no servía el drenaje.
Del texto emerge Cosme Mares, un personaje que le daba dinero a Fox para que lograra sobrevivir en los tiempos de vacas flacas anteriores a su triunfo en los comicios de 2000. Luego, tanto Cosme como su esposa Josefina serían beneficiados otorgándoles concesiones carreteras.
Aparte de bahía de Icacos, a la llegada de Fox al poder, existía también la Casa Maya, ubicada en Cancún, Quintana Roo, otra residencia de descanso de la familia presidencial, y en la que, según la autora del libro, llegó a costar más de cuatro millones de pesos al mes en materiales y suministros y en el pago al personal, pues frecuentemente asistían los hijos de Marta Sahagún en compañía de sus amigos.
“Era común escuchar a Manuel Bribiesca Sahagún animando a sus en ocasiones tímidos invitados a pedir lo que les diera la regalada gana: “Si han pedido que llenen la alberca de champaña, tú pide lo que sea”, decía el hijo de la primera dama como buen anfitrión, sólo que nada era con cargo a su bolsillo”
Conforme se avanza en la lectura del texto de Anabel Hernández, el asco se apodera del lector, porque es increíble que el hombre que prometió el cambio haya permitido tanto abuso a su familia.
En Las manos sucias del PAN, José Reveles exhibe la voracidad de los panistas y la falta de respeto a la dignidad de los seres humanos. El autor parte de las denuncias de Arnulfo Montes Cuen, líder de la Federación de Productores Agropecuarios, Forestales y Pesqueros A.C. en torno del desvío de 55 millones de pesos de recursos públicos que estaban destinados a la ayuda para la vivienda rural.
Ambas obras estrujan la conciencia y provocan la ira impasible del lector.
Si el pueblo leyera…
Por eso, chocan las declaraciones de la lideresa del PAN en Coahuila cuando pide la intervención del ejército ante cualquier manifestación popular de inconformidad.
En sus declaraciones a la prensa Esther Quintana Salinas jamás habla de las raterías de los funcionarios prominentes de su partido.
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