sábado, 27 de marzo de 2010

La rata cetemista


Tereso Medina Ramírez, lacayo abyecto de los empresarios prepara un nuevo golpe contra los obreros: les descontará medio punto porcentual de los aumentos salariales futuros para "echarles una manita" a los dueños del GIS, el consorcio explotador más grande de Saltillo por estos días en bancarrota, comprándoles el Centro recreativo Isidro López Zertuche.

La rata cetemista (a) Tereso Medina Ramírez urde ya un nuevo plan para robar a los obreros de la región sureste de Coahuila con la complicidad de los directivos corruptos de las empresas locales y transnacionales para beneficiar a los dueños del Grupo Industrial Saltillo, por estos días en bancarrota.
El plan del dirigente charro es el descuento ilegal de medio punto porcentual de los aumentos a futuro que reciban los trabajadores para comprar el recreativo Isidro López propiedad de los dueños del maltrecho GIS, otrora explotador impío de la mano de obra de la región.
Lo anterior era un rumor a finales de 2008 cuando se supo que el Grupo Industrial Saltillo se encontraba en bancarrota y estaba rematando la Compañía Industrial del Norte en 600 millones de dólares, operación que no se ha logrado concretar.
Desde entonces se sabía que los representantes de lo que queda del GIS habían vendido el avión en el que se transportaban en los tiempos de gloria y esplendor en los que explotaban rabiosamente a los obreros analfabetos de Saltillo, obteniendo ganancias más allá de lo que el decoro permite y regateándole a los obreros su participación en las utilidades con el aval de los lacayos de la CTM que regentea La rata cetemista (a) Tereso Medina Ramírez, ahora patético legislador priista.
Antes de Medina Ramírez, los hambreadores de Saltillo se apoyaban en otro tristemente célebre dirigente charro de nombre Gaspar Valdés Valdés que en estos momentos se cuece a fuego lento en los infiernos por los crímenes cometidos en el pastoreo de los trabajadores.
Famosa por su voracidad, la Rata Cetemista desde hace una década se ha convertido en el grillete de los trabajadores, en la chinche que los sangra, en el verdugo que lucra con los despojos que dejan las crisis, en el Judas de su clase y en el esquirol de los obreros.
Desde hace más de una década, Tereso Medina Ramírez ha acumulado un riqueza incalculable que ha invertido en ranchos, residencias, terrenos. La prueba es que actualmente ocupa el cagadero que en sus tiempos disfrutaba Jorge Masso Masso, abuelo del actual alcalde de Saltillo.
La Rata Cetemista llegó al Congreso de la Unión por la vía plurinominal, ya que en las elecciones pasadas, el PRI no quiso correr con los riesgos de comicios anteriores en donde el ladrón obrero era apedreado en los barrios de los trabajadores, pues el odio social que despierte enardece a más de un operario industrial socioconciente.
La también rata legislativa priista es autor de una frase abyecta que lo retrata de cuerpo entero: “La nueva cultura laboral”. Esta frase encierra la praxis sindical de Tereso Medina Ramírez que consiste en entregarse de manera abyecta a los directivos corruptos de las empresas transnacionales y estatales. De esta manera obtiene miles de miles de pesos de la lechera Lala, de General Motors, de Chrysler, del GIS y en general de todas las empresas donde la CTM cuenta con la titularidad de los contratos colectivos.
El hecho de que en estos días esté tratando de convencer a las empresas para que descuenten el medio punto porcentual de los futuros aumentos salariales para ayudar a un grupo de industrias agrupadas en el GIS, y que por la recesión en el mercado automotriz se declararon en bancarrota a finales de 2008 demuestra la complicidad vil y la falta de vergüenza tanto de los empresarios como del dirigente charro.
Todavía no se sabe el precio que han fijado los dueños del consorcio industrial más grande de Saltillo al dirigente charro para deshacerse del centro recreativo que ya pagaron las generaciones anteriores de obreros del GIS al ser explotados de manera impía por los explotadores empresarios saltillenses.


Editorial

Los padres de Jericó Abramo Masso ya lo hacen gobernador...
Una mañana mientras ojeaba una de las primeras ediciones de esta publicación, Dante Abramo –padre del remedo de alcalde de Saltillo- decía a sus compañeros de mesa en el restaurante Martin’s: chingazo, chingazo, me limpio el culo con esta revista. En la siguiente edición se le respondió al empresario que debido a su enorme culo iba a necesitar una buena dotación de ejemplares.
Durante los meses previos a la toma de posesión de Jericó Abramo Masso la acidez de los rumores acerca de la actitud asumida por su madre era el tema principal en los salones de belleza, a donde las mujeres acuden con puntualidad británica. Ahí se recordaba que la señora Masso había llegado al Sanborn’s y había exigido con malos modos un trato preferencial, porque el edificio es de su propiedad y porque su hijo llegará a ser gobernador. Otra de las anécdotas que circulaban en esos días era la de que la señora Masso llegaba a las gasolinerías y mientras trataba a mentadas de madre a los despachadores se iba sin pagar, porque su hijo se convertirá en gobernador.
Tanto la intolerancia del padre como las rabietas públicas de la madre, son atisbos de la personalidad real del remedo de alcalde que padecerá Saltillo durante los próximos cuatro años, porque de lo anterior se infiere que el yo interno de Jericó Abramo Masso no corresponde al que muestra en público. Lo anterior es muy grave porque aún no se sabe si el enfermo mental que lleva dentro romperá algún día la camisa de fuerza.
Por lo demás, en los dos meses que lleva en el cargo se ha podido ver que tiene muy poco que ofrecer a los saltillenses. Sus pataleos en los que promete bajar las tarifas de Agsal no pasan de ser eso, porque Jericó aprobó desde su inicio la venta de la infraestructura del agua a los españoles desde su posición como regidor en el trienio del maldito ladrón Óscar Pimentel González.
Pero si al respecto el alcalde se siente tan competente, ¿por qué no comienza por defenestrar al gerente español, si el ayuntamiento es el socio mayoritario?
No lo hará, porque Jericó sabe mucho más que todos los saltillenses acerca de las condiciones oscuras y sucias en que se pactó la entrega del agua de los saltillenses a los españoles.
Él sabe quién realmente ganó con esta operación pero nunca lo dirá porque seguirá haciendo honor a su apodo: el Cochinón.

Dintel

Aunque no todos los días se construyen aulas universitarias en Saltillo, la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente, una dependencia federal huidiza, convenenciera y corrupta detuvo los trabajos en la nueva ciudad universitaria de la U.A. de C. El motivo: falta de un estudio de impacto ambiental.
Trabajo facilito el enfrentarse a una institución educativa, pero no sucede lo mismo con Petróleos Mexicanos que desde hace más de una década mantiene contaminados los mantos freáticos de Las Encinas, una comunidad rural que se encuentra sobre la carretera antigua a Monclova.
Así mismo, la Profepa se hace de la vista gorda con el tiradero a cielo abierto que mantiene Kimberly donde diariamente se depositan unas 200 toneladas de hipoclorito, una sustancia carcinógena que mantiene en peligro de contaminación las aguas subterráneas de las inmediaciones de la autopista a Monclova…El largamente anunciado cambio de Gregorio Pérez Mata del Tribunal Superior de Injusticia a la Secretaría de Gobierno empieza a dibujar el porvenir político de Coahuila, pues por la cercanía que el aún magistrado mantiene con la familia gobernante, lo hace reunir todos los requisitos para confiarle el poder ante un eventual retiro de la gubernatura del actual mandatario. Durante los últimos meses se ha hablado mucho acerca de que Humberto Moreira dejará temporalmente su mandato constitucional para no dejar ningún resquicio a la maltrecha oposición que representa el PAN en Coahuila en el muy probable caso de que Rubén Moreira sea nominado por el PRI como candidato a la gubernatura de Coahuila. Para el caso, Goyo está que ni mandado hacer…Atole con el dedo es lo que el Cochinón Jericó Abramo ha dado a la población al anunciar la baja en las tarifas de Aguas de Saltillo, S. A. en donde el Ayuntamiento es el socio mayoritario pero donde ningún alcalde ha podido colocar al gerente de la misma porque el maldito exalcalde Óscar Pimentel González firmó en el sótano acuerdos que permiten todas las ventajas a los españoles gonorreicos, algún enjuague turbio tiene en puerta el gobierno municipal y Aguas de Barcelona, pues en la administración pasada, el Monigote de la Gente (a) Jorge Torres López compró el cinco porciento del paquete accionario, pero ni así tuvo los pantalones para meter en cintura a los españoles. Con el imberbe alcalde que los vientos moreiristas han dejado es impensable esperar que las cosas mejoren. Agsal sigue cobrando más de 400 pesos por concepto de reconexión basándose en un artículo promulgado por los asquerosos diputados de la época eliseísta, siguen cobrando también el cambio de línea aunque sea de ellos y a punto estuvieron de cobrar los medidores dañados por el frío. Así es que hay que recordarle al alcalde su famosa cuanto estéril frase: “No seas cochinón Jericó”… La rata cetemista (a) Tereso Medina Ramírez quien ha acumulado una fortuna enorme vendiendo los derechos de los trabajadores he empezado a hacer ajustes en su patrimonio. El dirigente sinvergüenza se encuentra en proceso de divorcio y por esa razón –según ha trascendido- ha comenzado a cambiar de dueño tanto la casona de Bella Unión como la que le compró a la familia de Jorge Masso Masso en más de cinco millones de pesos. Lo anterior no es obstáculo para que siga en sus intentos de apoderarse de los sindicatos de General Motors colocando delegados en lugar de comités sindicales legalmente constituido. No cabe duda de que esta rata cetemista –ahora legislativa- no tiene llevadera. Es voraz con el dinero de los obreros alienados por sus monótonas tareas, por la crisis y por la ignorancia supina…Cuando el río suena es porque lleva agua dice el viejo dicho popular y en la Secretaría de Educación y Cultura los rumores de que el siguiente secretario tiene ya nombramiento bajo el brazo. Por doquier mencionan su nombre: Álvaro Moreira Valdés…En la biblioteca que se encuentra a un lado del Lago República de la Alameda Zaragoza en la colección de autores coahuilenses faltan dos libros fundamentales de Óscar Flores Tapia. Los títulos que le han regateado al polémico personaje son: López Portillo y Yo, historia de una infamia y El Señor Gobernador, los dos escritos en la década de los 80. En el primero Flores Tapia hace una reconstrucción del árbol genealógico del expresidente y lo deja muy mal parado; el otro está lleno de anécdotas y le sirve también para defender los resultados de su gobierno. Las paradojas de la existencia de este personaje. En 1981 en agosto dimitió de su cargo como gobernador constitucional porque la PGR lo investigaba por enriquecimiento ilícito y a finales de la década fue enterrado con honores en la Rotonda de los Coahuilenses Distinguidos…En la Sección 38 del SNTE las pasiones por el poder se han desatado muy temprano. Por lo menos son dos los candidatos que desde ya se disputan la posibilidad de suceder a Carlos Moreira Valdés en la Secretaría General. Por un lado está Rubén Delgadillo y por el otro José Luis Ponce. Ambos son cercanísimos al mandamás de la Sección 38, pero aunque este último goza de fama de hombre ecuánime en su carácter y justo en sus acciones, por el momento la ventaja la lleva Rubén Delgadillo, ya que ocapa la Secretaría de Créditos y por estos días parece Santoclós, pues se acordó al interior de la Dipetre que del fondo de los trabajadores sujetos al régimen de la nueva ley de pensiones se dispusiera de 60 millones de pesos para préstamos a corto plazo a los trabajadores de la educación. También se sabe que Alejandro Campos y Juan Manuel Armendáriz ya mueven también sus fichas en el SNTE nacional para recuperar el poder que detentaban hasta antes de la llegada del hermano del gobernador de Coahuila. El asunto amenaza con ponerse interesante porque aquí se verá de cuál cuero salen más correas porque hasta ahorita está visto que los hombres proponen pero Elba Esther dispone…

Humberto estrena palafrenero...


Humberto Moreira estrena palafrenero con una historia corta pero muy negra pues Jericó Abramo Masso aprobó, como regidor, la entrega del agua de Saltillo a los españoles, y con su ignorancia colocó a Saltillo en la rutecolHumberto Moreira estrena palafrenero con una historia corta, pero a de una catástrofe ógica por el uso de aceite automotor en las ladrilleras.


“La suprema ambición de Jorge Masso Masso ha sido la alcaldía de Saltillo. Si fuese necesario un árabe de presidente municipal en Saltillo, hay otros mejor preparados, dignos y, sobre todo, decentes”.

Óscar Flores Tapia

El párrafo escrito por Óscar Flores Tapia en 1984 es lacónico y aunque teñido de xenofobia define la personalidad del abuelo de Jericó Abramo Masso y contiene la visión de una figura polémica de la historia de Coahuila.
Jorge Masso Masso fue un político caprichoso que en 1984 al no lograr la nominación del PRI para la alcaldía de Saltillo se incorporó al Partido Auténtico de la Revolución Mexicana y desde esa trinchera declaró la guerra al PRI.
En 1984 el fantasma del hambre recorría el valle de Saltillo. En las colonias populares los hombres, las mujeres y los niños deambulaban por las calles arrastrando el fardo de la tristeza. Los andrajos eran la estampa viva de la época. La gente empezaba a escuchar el nombre de Jorge Masso porque en su casa de campaña regalaban lechuga y papa. Hasta allá iban.
El candidato parmista, amigo de Armando Castilla tenía en el periódico Vanguardia el principal apoyo a su campaña política. Diariamente durante 90 días aparecían notas, desplegados y cintillos en los que Masso Masso hablaba de democracia e invitaba a la población a sumarse a su cruzada.
Entre las linduras que por escrito le decía al Diablo José de las Fuentes a la sazón gobernador de Coahuila, se encontraban los epítetos de nepotismo y perversión. Nadie saba aún a ciencia cierta cuándo nació la antipatía entre ambos personajes.
En aquel entonces la desconfianza en el regimen priista y sobre todo en los candidatos –más de lo mismo- llevó a las urnas a sólo unos 50 mil votantes de cuyos sufragios el PRI se adueñó de 30 mil y a Masso Masso desde el Congreso le dejaron alrededor de 16 mil. El resto quedaba dividido entre los partidos morralla.
Después de las elecciones Coahuila se convertiría en la imagen del caos con infiernillos en toda su geografía. El Diablo echó mano entonces de la represión. En Piedras Negras, Monclova, Saltillo, Frontera y Ramos Arizpe había inconformidad. Las macanas policiacas salían a relucir mientras Jorge Masso Masso se disfrazaba de víctima.
La vispera de la navidad de 1984 el candidato parmista colocaba una tienda de campaña en la explanada del edificio de la presidencia municipal y desde ahí seguía enfrentando al Diablo de las Fuentes. Uno de los últimos días, un grupo de ciudadanos fue desalojado del interior del edificio del ayuntamiento de Saltillo y esa fue la coyuntura mendiante la que Masso Masso abandonarìa su “huelga” de hambre. No había garantías –dijo en ese entonces- como si Mahatma Ghandi hubiese hecho tal reclamo a los ingleses durante las muchas ocasiones en que combatía la represión con su lucha pacífica.
Ahí en esa casa de campaña Jericó Abramo Masso decidió –según confesaría después- convertirse en alcalde capitalino para cumplir con los “ideales” de su abuelo al que Óscar Flores Tapia consideraba indecente e indigno.

Jericó, el palafrenero de Humberto.

El uno de enero de 2010 en la mañana, chotas municipales mantenían sitiado el edificio del Teatro Fernando Soler porque a las 14:00 horas tomaría protesta como nuevo alcalde de Saltillo el Cochinón (a) Yericó Abramo Masso. Desde su tumba allá en el panteón Santo Cristo el esqueleto del abuelo Jorge Masso Masso bailaba de gusto. Era día de fiesta para una familia cuya fortuna, cuestionada por lo bajo en el rancio estrato social tenía su anclaje en la política y no en el comercio de quincalla. Una familia inescrupulosa, atípica y enferma de poder donde los roles entre los padres se encuentran invertidos por el determinismo monetario
Trocho como su abuelo, sin lecturas de ningún tipo, forjado entre el trajín del estudio mediocre y la administración de su herencia Yericó, o Jericó como se le conoce, ha llegado a la jefatura de la comuna saltillense como el producto decantado de la nueva clase política que prometó al inicio de su administración el gobernador del estado.
Con la llegada de Jericó al poder municipal el Cártel de los Moreira comienza a estructurar su estrategia sucesoria ya que si se les complica el arribo de Rubén a la gubernatura tienen que contar con incondicionales y uno de los más aptos de acuerdo con sus intereses puede ser el Cochinón (a) Jericó Abramo Masso, el imberbe alcalde que cumple de esta manera la suprema ambición de su abuelo Jorge Masso Masso que de jefe de la policía de un pueblo bicicletero que era Saltillo en la década de los 50 se convirtió en un magnate hotelero que dividía su tiempo en la atención a su mujer y en conseguirle un marido decoroso a su hija única a la que educaba de manera magistral en el uso arrabalero del castellano.
De esta forma Humberto Moreira le hace justicia a su palafrenero pues el gobernador asistió puntual a la ceremonia de toma de protesta del nuevo alcalde y durante su intervención se desvivió en elogios hacia el nuevo funcionario que antes fue su empleado.
Pero al margen de la opinión del gobernante, la verdad es que Jericó no promete gran cosa pues su corta existencia está percudida por tres crímenes de lesa humanidad:
1º.- Es nieto de un político cuya fortuna no resiste la auditoría social.
2º.- Como regidor durante la administración del ladrón Óscar Pimentel estuvo de acuerdo con la entrega de la infraestructura del agua de la ciudad a los españoles que dio lugar al nacimiento de Aguas de Saltillo, una empresa que ha expoliado de manera impía a los saltillenses durante la última década, y,
3º.- Participó al lado del maldito exalcalde en la aplicación del reglamento que impide a las ladrilleras la quema de llantas y en su lugar se ordena el uso de aceite automotor en esta actividad. Esto coloca a Saltillo en la ruta de una catástrofe ecológica porque por el descuido que produce la ignorancia se pueden quemar askareles en lugar de aceite automotor y como consecuencia producir dioxinas, el peor veneno que ha creado el hombre.
Pese a lo anterior, la ignorancia supina de el Cochinón (a) Jericó Abramo Masso le impide calibrar la magnitud del potencial desastre.
Por otro lado, el hecho de que haya sido el candidato que más sufragios ha obtenido en la historia de la ciudad, no se debe a su carisma ni mucho menos a su simpatía, sino al monedero de la gente que como lubricante de la maquinaria priista jugó un papel determinante en el número de votos que cayeron en las urnas. Esta votación copiosa no obedece más que al hambre y la ignorancia de un pueblo con carencia de opciones políticas y víctima de prácticas que se consideraban ya erradicadas.
Otra arista que llama la atención en el caso del Cochinón Jericó Abramo es la imposición de Jaime Castillo Garza como Secretario del Ayuntamiento. Castillo Garza es un funcionario más oscuro que gris, sin formación académica sólida que arrastra el fardo del dolor infinito producto de genes defectuosos.
Durante el primer tramo de la administración moreirista Jaime Castillo se desempeñaba más mal que bien como secretario de educación pública, un cargo que desde los primeros días le empezó a quedar grande, pues durante tres años no hubo muestra de avances cualitativos en el campo educacional de Coahuila; por el contrario, los alumnos del estado ocupan los últimos lugares en desempeño académico según las últimas mediciones en las áreas de matemáticas y español, dos materias fundamentales para el desarrollo de las capacidades cognitivas de los niños y los adolescentes coahuilenses.
Hace alrededor de un año Castillo Garza dejó la Secretaría de Educación y Cultura para incorporarse como Secretario Técnico del Ejecutivo, cargo que venía desempeñando Luis García Abusaid, un connotado panista convertido por estos días al panegirismo gubernamental.
Para los observadores políticos Jaime Castillo llega a la Secretaría del Ayuntamiento por dos cosas cuyo orden no altera el resultado final: 1º).- como una prueba innecesaria que se ofrece al nuevo alcalde de que el epicentro de poder se encuentra en en el PRI y en palacio rosa y 2º).- pa’ lo que se ofrezca en el futuro inmediato en el que se puede presentar una lucha cruda por el poder en los distintos bandos del priismo coahuilense en el que los enemigos de la actual administración se encuentran embozados, pero haciendo negocios. El secretario del ayuntamiento establecerá un marcaje personal permanente sobre el presidente municipal electo por casi 154 mil votos hijos de la pobreza y la ignorancia.
Todo lo anterior permite inferir que Humberto Moreira traerá a mecate corto al alcalde capitalino quien actuará como un empleado más del poder ejecutivo como ha sido desde siempre en la capital del estado con las excepciones de los fascistas Rosendo Villarreal Dávila y Manuel López Villarreal.
El discurso pronunciado durante su toma de posesión así lo indica. Jericó está convencido de que a partir del uno de enero no pasará de ser el palafrenero de lujo de Humberto y Rubén Moreira quienes tienen al cuidado de su hacienda municipal a otro de sus hermanos: Álvaro. De esta forma, Jericó podrá padrotear el podercito municipal, pero las decisiones serán tomadas en el epicentro del poder. Por lo tanto no pasará nada extraordinario durante los próximos cuatro años. Nada, si ningún factor externo afecta el corazón de la estructura moreirista acostumbrada a ejercer el poder de manera absoluta.








Los burócratas secuestran a la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Coahuila.

La sociedad civil ha perdido una batalla más. A dos décadasde su nacimiento, la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Coahuila se encuentra en el proceso final de la putrefacción. La presencia del vesiánico Primer Visitador David Corrales García avergüenza no sólo a la institución, sino a todo el género humano.
El 12 de noviembre de 2009 el otoño estaba en marcha en medio de un vientecillo fresco que azotaba suavemente a la ciudad. Muy de mañana había redactado el texto que entregaría en la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Coahuila donde denunciaba a una funcionaria corrupta de la Fiscalía General del Estado sobre un asunto pequeño en el que me fue negado el derecho a ampliar mi declaración.
La noche anterior me había metido entre pecho y espalda más ron que el de costumbre y por lo tanto mi tufo matinal era más apestoso que cualquier ventosa diabólica; sin embargo, me urgía entregar el escrito para protegerme legalmente. Nunca pensé que en la CDHEC hubiese gente que podría anteponer la resaca de un quejoso a la salvaguarda de los derechos fundamentales de cualquier ser humano, aunque sabía de antemano que desde su nacimiento, la Comisión actuaba como solapadora de los actos criminales de funcionarios corruptos y policías asesinos. No podía ser de otra manera pues nació en las entrañas purulentas del sexenio de Eliseo Mendoza Berrueto, fue pervertida en el gobierno de Rogelio Montemayor Seguy en el que una mujerona protegida por Lucrecia Solano se convirtió en señora de horca y de cuchillo en la dependencia y durante el mandato de Enrique Martínez y Martínez quedó como una Comisión de Derchos Humanos sierva del poder que la había engendrado.
Mientras pisaba el acelerador de mi vieja Nissan cavilaba sobre el tratamiento que darían a mi asunto. Lo más seguro –pensaba- es que reciban el ocurso y elaboren la recomendación a la Fiscalía.
El texto elaborado esa misma mañana era claro, así que ni siquiera pensé en modificarlo. Decía lo que tenía qué decir por lo que me fui directo a la recepción de la dependencia y pregunté a la encargada de aspecto ordinario, los pasos a seguir. Me envió con un abogado joven de aspecto clasemediero ataviado con chaqueta de gamuza y pantalón casual de quien pensé que estaba en aquella microoficina porque su padre es amigo de algún alto funcionario del gobierno de la gente.
Durante la lectura de la queja me dejó en claro que no todas las denuncias adquieren el rango de procedentes. Acepté. Luego de la lectura me dijo que tendríamos que ir a la oficina del Primer Visitador. Lo acompañé a un espacio en penumbra en el que detrás de un ordenador estaba un sujeto de carnes magras, rostro patibulario, nariz recta, mirada perspicaz y dueño orgulloso de un puñado de dientes amarillentos que por su tamaño serían la envidia de cualquier pollino.
Antes de entrar pude ver de reojo en algunas oficinas cuyas puertas se encontraban entreabiertas cómo se asesina el tiempo jugando al solitario o viendo en la red páginas pornográficas. Los “defensores de los derechos humanos” ahí apoltronados me echaron también una rápida ojeada antes de que desapareciera en la oficina del Primer Visitador.
En la oficina del Primer Visitador, éste recibió de manos de su asistente el texto mediante el que exponía mi queja. Durante pausas rápidas en la lectura me fue explicando que no todas las solicitudes son recibidas de manera formal en la CDHEC, que antes tienen que investigar si existe sustento en la denuncia de los funcionarios y que por tanto, la mía no sería recibida.
En algún momento de la charla le dije que entonces la presentaría en la Comisión de Derechos Humanos de la Diócesis de Saltillo. Ante esta frase el Primer Visitador se levantó de su asiento y comenzó a caminar como loco por su oficina. Me quedé sentado y le expuse que estaba en ese lugar porque la CDHEC es un organismo que funciona con fondos públicos. Ante esto me espetó:
- Vienes con la espada desenvainada.
- No –le contesté con calma- sólo vengo a presentar una queja contra una funcionaria corrupta de la Fiscalía del Estado.
- Pero vienes borracho. Hasta acá hueles. Así no te voy a recibir la queja hasta que se te pase (la borrachera).
- Bueno –le dije- entonces iré con la recepcionista para que me selle la copia.
Abrí la oficina y salí. Detrás de mí venía el Primer Visitador ordenando a gritos a la recepcionista como homosexual histérico.
- Háblele a la policía, este señor viene borracho.
Para entonces ya tenía la mentada de madre en la punta de la lengua; sin embargo, me contuve. Bajé despacio las escaleras dejando a mi espalda la conmoción. Todos los empleados se encontraban arremolinados en torno del Primer Visitador de quien luego sabría su nombre: David Corrales García.

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Al día siguiente 13 de noviembre cuando el sol llegaba al cenit acudí de nuevo al edificio de la Comisión de Derechos Humanos de Coahuila. Iba dispuesto a enterar al presidente Miguel Arizpe sobre la conducta altanera, antiética e inhumana del segundo funcionario en importancia dentro del organigrama de esa institución. Subía de dos en dos los peldaños mal trazados del edificio hasta llegar al último piso. Ahí, cuando apenas empezaba a preguntar por el horario de Arizpe Jiménez sentí que a mis espaldas se arremolinaba una turba de empleados de la mal llamada CDHEC. Los encabezaba David Corrales García el sujeto ya descrito en líneas anteriores. El rostro repulsivo de corte patibulario encendido, de cuyos belfos salían chisguetes de saliva espetándome:
- A ti no te vamos a atender y házle como quieras.
La secretaria de Miguel Arizpe miraba atónita la escena: alrededor del maldito primer visitador un grupo de hombres y mujeres jóvenes y de mediana edad aprobaban la conducta asquerosa de un funcionario que en los hechos debería ser todo tolerancia y no un individuo mezquino y atrabiliario, que actuaba detrás de un puesto público que debería estar al servicio de los humillados y ofendidos de la sociedad, no del poder.
Nuevamente la voz chillona del histérico servidor público tronaba:
- Señorita, háblele a la policía. Este señor está alterando el orden.
La mujer comenzaba a discar un número mientras yo me abría paso entre la turba que se encontraba en la entrada de la antesala de la presidencia de la Comisión de Derechos Humanos de Coahuila.
Uno a uno bajé los peldaños de la escalera y me escabullí por la acera poniente del V. Carranza. Los rayos oblicuos del sol aún a levante se estrellaban en mi rostro.
Caminaba lentamente hacia el norte. Me alejaba así de aquella aberración de las instituciones estatales. No obstante lo anterior, iba tranquilo. Mi espíritu se había liberado del peso de la humillación, porque antes de descender los últimos escalones le grité al maldito primer visitador:
- Chinga a tu reputa madre, hijo de perra…

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A pesar del descanso que se obtiene con el uso mínimo de las malas palabras a las que se refiere Octavio Paz en el Laberinto de la Soledad, la parte social de mi alma se encontraba alterada, así que regresé sobre mis pasos rumbo al Pancho Coss caminando rumbo al edificio del Congreso, al punto de partida de la CDHEC. Ahí, mientras observaba la escenografía cotidiana: líderes de colonias tratando de ligar unos pesos con los diputados; reporteros en busca de una declaración destinada al relleno de las páginas interiores de los diarios en su edición dominical; niños correteando alrededor de la estatua de Carranza y en busca de las golosinas pringosas de los vendedores ambulantes, recargué mis dorsales en la pared de cantera rosa mientras colocaba la planta izquierda más abajo para equilibrar mi cuerpo.
En ese lugar, improvisada placenta en medio del trajín de la ciudad activé el flash back de mi memoria y me dije a mí mismo:
- ¿qué esperabas?
Y efectivamente, no se podía esperar nada bueno de una institución que nació casi al mismo tiempo que la CNDH aunque en Saltillo fue por una circunstancia que aún se recuerda: el asesinato impío de Enrique Ramos Dávila a manos de policías criminales que antes de morir lo torturaron hasta la crueldad.
Esta coyuntura y la presión que ejercía el doctor Carlos Ramos del Bosque, un médico internista de prestigio, única voz que hacía eco al clamor ciudadano contra la tortura policiaca a lo largo y ancho de Coahuila obligaban a Eliseo Mendoza Berrueto a acelerar la creación, a través del Congreso, de la Codehueco.
De esta manera, el primer presidente de lo que hoy es la CDHEC fue Javier Villarreal Lozano, un intelectual orgánico del poder en turno que no conocía el olor picante de las cárceles municipales y de las bartolinas estatales.
Poco después de asumir el cargo como gobernador del estado Rogelio Montemayor Seguy nombró a través del Congreso a María Elena Rebollozo Márquez, amiga de Lucrecia Solano de Montemayor. En este período de la CDHEC afloró por primera vez la podredumbre de la institución que debería velar por los derechos humanos de los coahuilenses. Rebollozo Márquez fue exhibida por empleados de la CDHEC de hacer uso de los recursos públicos para satisfacer sus necesidades familiares. En la cúspide del poder Solano de Montemayor trinaba de coraje contra los medios que se ocupaban del caso. Creía que el poder que su marido ostentaba en esos momentos nunca se acabaría; sin embargo, se acabó y el exgobernador a punto estuvo de ir a la cárcel acusado de desviar un mil millones de pesos durante las campañas políticas que condujeron a Vicente Fox a los Pinos.
Durante el sexenio de Enrique Martínez ocuparía el cargo una abogada joven sin experiencia en asuntos legales pero allegada al poder: Miriam Cárdenas Cantú, hija del dueño del restaurante El Principal. De nuevo todo quedaba en familia. Ahora es magistrada en el Supremo Tribunal de Injusticia de Coahuila.
Luego vendría Luis Fernando García Rodríguez, quien dejó el cargo por un manejo oscuro y discrecional de los recursos de la CDHEC. Por eso el pleito que ha enderezado contra el estado con el reclamo de indemnización y salarios caídos.
En estas cavilaciones estaba cuando entró una llamada en mi celular. Con desgano respondí. Era la voz de Miguel Arizpe Jiménez quien me invitaba a dialogar un día después. Acepté para darle mi versión sobre los hechos.

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Esta vez, cuando subía los peldaños del edificio de la CDHEC sentí despejado el camino. El olor a perro guardián que producen las glándulas de Davil Corrales García, primer visitador de la institución ya no flotaba en el ambiente.
Al llegar a la antesala de la presidencia de la CDHEC ya se encontraba ahí Miguel Arizpe Jiménez. Me invitó amablemente a pasar a su oficina, luego me condujo a una cercana mesa de juntas formada por dos bloques de cantera con un vidrio de unos 15 mm de espesor y con el logotipo de la dependencia grabado.
Conocía a grandes rasgos la trayectoria política de Miguel Arizpe: secretario particular de Óscar Flores Tapìa, Secretario de Finanzas, Diputado Federal, Presidente Municipal de Saltillo, amigo de juegos y banco de los cachorros de estirpe revolucionaria como Abraham Cepeda y Mario Eulalio Gutiérrez; había sido además, representante de los intereses de sus tíos los Arizpe de la Maza en los consejos de administración del sistema bancario, cuando éste todavía no era entregado a los grandes corporativos financieros del mundo.
En la década de los 90 aún pisaba fuerte y era común ver su fotografía en los suplementos de sociales de los principales diarios de la capital del estado. En fin, Miguel era punto de referencia del existoso saltillense que había sabido combinar de manera magistral las actividades políticas, económicas y financieras.
Por eso me sorprendió ver un Miguel Arizpe con el rostro cansado, la voz débil y andar lento.
Antes que nada se disculpó por los incidentes en que se había visto envuelto el personal de la CDHEC en mi caso. Asumió su responsabilidad y todo lo que a un hombre de bien corresponde.
Sin embargo, una idea bullía en mi cabeza:
Tanto a Miguel como a los anteriores presidentes de la CDHEC los ha tenido secuestrados la burocracia. Seres largos y sin escrúpulos como David Corrales García y la pléyade de empleados que lo rodean.
Y es que no es para menos, pues tan sólo el primer visitador David Corrales García, quien funge como perro guardián de la CDHEC en lugar de actuar en defensa de los derechos humanos, gana 31 mil 693 pesos con cinco centavos netos. Además, cada mes se le abonan 4 mil 422 pesos con 72 centavos como parte proporcional del aguinaldo y 687 pesos con 98 centavos por concepto de prima vacacional.
Además de lo anterior, el maldito primer visitador tiene vehículo a su cargo, todas las llamadas que quiera hacer desde su celular, seguro de gastos médicos y seguro de vida.
Tan sólo por concepto de sueldos la CDHEC eroga 737 mil 538 pesos con 28 centavos. Sus empleados tienen 20 días de vacaciones anuales y 40 días de aguinaldo además de viáticos.
La mayor parte de los presidentes que ha tenido la CDHEC se ha abandonado en brazos de la burocracia representada por cinco visitadores entre los que destaca la actitud perruna de David Corrales García.
Es una lástima que una institución tan noble en sus objetivos esté compuesta por este tipo de sujetos que no sólo denigran la función para la que se les paga, sino denigran y envilecen al género humano.
La podredumbre que existe en la CDHEC debe ser investigada por el Congreso, pero por desgracia del deber al hecho, hay mucho trecho.
















La cocina escatológica de la lonchería Don Chencho

Lonchería Don Chencho

Lo invita a paladear nuestros platillos preparados en nuestra cocina escatológica por la mano famosa de su fundador:

· RICO MENUDO DE RES CON UNA PIZCA DE EXCREMENTO DE GATO BODEGUERO.
· TACOS DE RES CON UN POQUITÍN DE CACA DE PERRO CALLEJERO.
· PLATILLO ZULAICA, NUESTRA ESPECIALIDAD, CON UN ADEREZO MÚLTIPLE: DEYECCIÓN ESTOMACAL DE RATA DE ALCANTARILLA, UN POQUITO DE POLLINAZA, GARGAJOS AL GUSTO DEL CHEF, MOCOS Y FLUÍDO MENSTRUAL.
· CHILAQUILES CON QUESO DE BURRA PRIETA.
· ESTOFADO DE CONEJO EN SALSA DE MATERIA FECAL DE PUERCO.

Estos y otros platillos los podrá usted paladear de lunes a domingo de 7:00 A.M. a 18:00.

P.D. La casa se reserva el derecho de admisión, porque no somos cualquier lonchería. Se prohíbe tajantemente la entrada a personas pobres. Se admiten clientes políticos de medio pelo para arriba.
Menesterosos deben abstenerse de siquiera pasar por la acera del negocio porque los vamos a madrear. Antes éramos pobres. Ahora somos ricos.
La participación universitaria.
Por: Jesús Salas Jáuregui

Qué pasa con los universitarios y su participación en la vida político-académica de nuestra alma mater, si abordamos de manera imprevista a los alumnos, profesores y trabajadores de cualquiera de las escuelas y facultades, nos podremos dar cuenta que a casi nadie le interesa mucho que le pregunten por la participación. Al común de los universitarios este concepto les representa obligación, participar tiene una relación directa con hacerse responsable, destinar tiempo o energías a organizar, preparar, etc. Temas de los que la mayoría suele escabullirse con frases como “a mí no me interesa la política”, hoy en día , ni a los estudiantes universitarios, antes símbolos de la participación, se les puede convocar fácilmente a destinar su tiempo en virtud de cosas o ideas que a primera vista parecen ajenas a los quehaceres más personales, sin embargo si les decimos que la próxima elección del rector o de algún director les va a afectar su calidad de vida, que les van a cerrar alguna facultad, que van a aumentar las cuotas, que quieren privatizar la universidad , que quieren reducir la matricula, el interés pudiera aparecer de manera espontanea y surgen por supuesto las preguntas de carácter individual, ¿Cómo me va a afectar a mi?, ¿Qué gano yo, con todo eso? Etc.
Actualmente la participación universitaria está sujeta a la relación de afectación, positiva o negativa en nuestra vida cotidiana universitaria. Normalmente el interés de los universitarios nace como reacción o grados de conciencia en relación a como se afecta positiva o negativamente nuestra cotidianidad universitaria. En esta perspectiva, nuestra participación puede ser abordada como una necesidad inherente al ser humano que lo perfecciona en el medio social donde desarrolla su actividad, la participación entonces adquiere un carácter de importancia individual, de mi realización como ser humano y como actor activo en la transformación de mi realidad, porque de este modo cambio nuestra realidad