domingo, 25 de mayo de 2008

Corrupción en la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (Saltillo, Coah.,)

Persigue la Auditoría Superior de la Federación a Jorge Galo Medina Torres, rector de la UAAAN. Su caída está cantada para agosto de este año.
Hace tiempo, un pastor que prestaba sus servicios en la Narro fue descubierto robando pequeñas cosas de la universidad, a decir verdad, ni siquiera afectaban su patrimonio, pues eran meras bagatelas; no obstante lo anterior y para escarmiento de los verdaderos ladrones universitarios fue conducido a la Comisión de Honor y Justicia.
Ya ante los señores justicia, el pastor comenzó a ser interrogado acerca de los motivos que había tenido para robar. Con el candor de la ignorancia, el presunto ladrón de cosas sin importancia empezó diciendo, mientras mantenía con la mano izquierda su pringoso sombrero en el regazo y con la derecha se limpiaba el sudor de su frente con un paliacate rojo:
- Pos nada, que yo v’ía que fulano ‘garra’, que zutano ‘garra’ y que perengano ‘garra’ y entonces yo pensé, pos yo también ‘garro’.
La anécdota, que se encuentra asentada en acta describe de un plumazo el verdadero espíritu de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro, pues según el pastor, ahí ‘todos [a]garran’.
Hubo tiempos en que un tipo de apellidos Rodríguez Charúa, a quien apodan “el Burrero” era una celebridad como arquetipo del ladrón universitario: sólo cambiaba los becerros del rancho Los ángeles a su predio particular, no muy lejos uno del otro.
Desde los puntos de vista académico y moral, la Narro se encuentra en agonía desde hace muchos años y sólo las mañas de que se han valido las últimas administraciones han permitido mantenerla con vida a través de la leva estudiantil que practican en el sureste del país, ofreciendo becas a los preparatorianos de los estados donde campean los mayores índices de marginación.
Actualmente los muchos intereses que existen entre las distintas tribus, tanto sindicales como oficiales mantienen el ambiente de guerra. Acusaciones van y vienen. En medio está el rector Jorge Galo Medina Torres a quien la Auditoría Superior de la Federación está por fincarle responsabilidades por el desvío de 15 millones de pesos que debió aplicar para el fortalecimiento del sistema de pensiones de los trabajadores, y en lugar de hacer esto, entregó el dinero a dos de sus incondicionales Lorenzo López Barbosa (a) La loba en celo y a José Luis Guerrero (a) el Pinocho.
La historia comienza en 1999 con la reforma a la ley de pensiones y mediante la que se separan los fondos de la U A de C, UAAAN y Sección 38 creándose las cuentas individuales de las tres instituciones. En ese entonces, la rectoría en turno hace creer a los trabajadores que con su propio fondo podrán hacer frente a las pensiones y jubilaciones por muchos años y no aceptan que se les graven sus ingresos con el 6.5% adicional, que de acuerdo con estudios actuariales, era necesario para garantizar las prestaciones a los empleados en retiro.
Como los buitres que no estaban adheridos al IMSS, sino a la Dipetre no contaban con el SAR, se creó un fideicomiso para cubrirles esta prestación. El contrato con la banca, no se sabe con cuál institución, funcionó hasta hace poco tiempo en que los funcionarios de la Narro se dieron cuenta de que si los trabajadores no aportaban el 11 porciento de su sueldo con incrementos paulatinos del 1.5% anual para pensiones y jubilaciones, no se completarían los pagos a jubilados y pensionados.
Ante esto, el exrector Alberto Aguirre consigue un aumento en el presupuesto federal por 15 millones de pesos y durante su último informe así lo anuncia a la comunidad universitaria.
Luego de asumir la rectoría, Jorge Galo Medina Torres se compromete ante los trabajadores que ese dinero sería invertido en el fotalecimiento del sistema pensionario; sin embargo, no lo hace, pues según la versión de algunos trabajadores, este dinero no llegó a la Dirección de Pensiones de los Trabajadores de la Educación.
Pero además, Galo Medina se comprometió a aportar 60 millones de pesos durante los siguientes cuatro años a partir de su toma de protesta para el mismo fin.
Con documentos actuariales en mano, los funcionarios de la Narro encabezados por Jorge Galo se daban cuenta de que ni así se lograría el pago puntual de esta prestación a los trabajadores en retiro y decidieron hacer una nueva maniobra financiera al violando la normatividad federal, al cancelar el fideicomiso que garantizaba el pago del SAR, -entre 12 y 18 mil pesos- a cada uno de los trabajadores.
El cabildeo que ha permitido el desvío de los 15 millones de pesos (fondos federales) se orientaba a convencer a los empleados de que recibieran su parte del fideicomiso del SAR a cambio de que aceptaran el nuevo gravamen para el sistema de pensiones que pasaría del cinco al 11 porciento de manera paulatina.
Con este movimiento, Galo Medina mató tres pájaros de una pedrada a saber: 1).- Desvió los 15 millones de fondos federales, 2).- Algunos funcionarios como Mirna Julieta Ayala, Enrique Mandujano Álvarez y Raúl Indalecio Martínez Ortegón se embolsaron 180 mil pesos cada uno, producto de ajustes en la retención de impuestos a los trabajadores y, 3).- El rector evita con esto el pago de 75 millones de pesos para el fortalecimiento de pensiones, pues luego de la entrega del dinero, los trabajadores han quedado de acuerdo en que se les descuente hasta el 11 porciento de sus ingresos que irán a parar a la cuenta individual que la Narro tiene en la Dipetre.
Otra de las acusaciones que pesan contra Jorge Galo Medina Torres es que mantiene muy cerca de él a funcionarios que participaron en el caso de UNICRER como José Luis Guerrero (a) el Pinocho, quien cuenta con la franquicia para vender a los productores nacionales y extranjeros la semilla mejorada que se produce en los campos de la universidad y no entera el producto de la venta a la administración de rectoría.
Colaborador cercano a Galo Medina y que participó también en el fraude de UNICRER, es Roomel de la Garza y Garza, quien actualmente se desempeña como representante de la UAAAN en la Ciudad de México.
Por otra parte, la Auditoría Superior de la Federación, que se encarga de la revisión de las cuentas públicas de las instituciones que funcionan con fondos federales, mandó, durante los meses de marzo y abril varias recomendaciones al rector de la Narro y al parecer n han sido aclaradas, mucho menos subsanadas.
Así las cosas, la caída de Jorge Galo Medina Torres está cantada por sus enemigos para los primeros días de agosto de este año.
Y por supuesto que esto le dolerá al actual rector, pues aparte de los 22 mil pesos que percibe por concepto de sueldo, recibe también una compensación líquida de 63 mil pesos mensuales.

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