La estupidez de los obreros, permite la existencia de los dirigentes charros como Tereso Medina Ramírez.
En Saltillo, “Proletarios de todos los países uníos”, la frase hermosísima con la que culmina el Manifiesto Comunista de Federico Engels se hace añicos. En estas latitudes y a casi 160 años de su publicación no se cumple el principal postulado del documento: la lucha de clases.
Por el contrario, la visión roma del dirigente charro Tereso Medina Ramírez lo inclina a una situación aberrante: la nueva cultura laboral. Esta concepción, producto de la mentalidad charra del amo de la CTM en Coahuila no es otra cosa que la entrega de los derechos de los trabajadores a las empresas nacionales y extranjeras, y la emasculación de la conciencia de clase de los trabajadores adheridos a esta entelequia que sólo ha servido para enriquecer a unos cuantos.
En el clímax de su ignorancia supina, en la región sureste de Coahuila los pocos obreros que han ido a las urnas han sufragado por el Partido Acción Nacional, pues en sus pechos proletarios calaron muy hondo las mentiras difundidas durante la última elección federal acerca de que Andrés Manuel López Obrador es un peligro para México. En las colonias del arrabal donde la cultura es de sirvientas, la gente vota por el PAN como si fueran burgueses.
Ayunos de la ideología que deberían ostentar dada su condición de esclavos del capital, no han querido darse cuenta del estado de explotación a que se encuentran sometidos.
Por estos días, los hijos de los obreros que en 1974 fueron a la huelga de Cinsa y Cifunsa son más cobardes que sus padres pues al reproducir las mismas condiciones, viven de hinojos ante los corruptos líderes sindicales que como sanguijuelas lamen el sudor y chupan la sangre de la masa obreril para enriquecerse de manera criminal.
Actualmente, la situación en la que viven los operarios de esta región es patética y cruel. A diario, las clínicas del IMSS se ven atestadas de mujeres que arrastran a sus hijos en una actitud de mendicidad, nunca de exigencia. Las esposas y los hijos de los obreros reciben las migajas del sistema de salud después de que una pléyade de burócratas del Seguro Social se ha repartido el pastel.
Los trabajadores que por mala suerte llegan a viejos tienen que formarse cada mes en largas filas en el vano de la puerta trasera de la Sociedad Manuel Acuña para recibir el equivalente a 120 dólares mensuales; su pago por haber dejado la zalea en cualquiera de las industrias de capital nacional o extranjero. A ellos les dicen que el sistema pensionario está quebrado, nunca les aclaran que el estado en el que siguen vegetando en el ocaso de sus vidas se debe a la rapiña con la que se han conducido los gobiernos federales tanto del PRI como del PAN. Así como les dieron atole con el dedo en su juventud, se lo seguirán dando en la vejez.
Indigentes vestidos, los obreros deambulan por la existencia sin esperanza. Para los dirigentes cetemistas la estupidez colectiva es una virtud que les ha permitido pasar del lumpenaje a una vida ostentosa, donde lo mismo caben las residencias que los vehículos de lujo.
Mientras el obrero habita en los chiqueros financiados con dinero del infonavit enriqueciendo a decenas de constructores sin escrúpulos con la complicidad criminal de los dirigentes charros de la CTM, su familia se mantiene sumida en el pantano de la pobreza. El mañana es negro. El futuro miserable.
La miseria en la que hoy se debate la masa obreril sin conciencia de clase es peor que la de hace tres décadas, pues el salario mínimo equivale a un sexto de lo que se pagaba en los años setenta. Hoy el valor de la fuerza de trabajo en el mercado laboral vale menos del 20 porciento de lo que valía cuando los obreros ignorantes y cobardes enarbolaban la bandera rojinegra en los días aciagos de la huelga de Cinsa y Cifunsa.
Independientemente de que la educación pública es deficiente en grado superlativo, los obreros cuya edad oscila hoy entre los 20 y los 40 años se niegan a vestir el ropaje de la cultura. A ellos no les importa ni Galileo Galilei ni Marx. Maslow, el sociólogo famoso por su pirámide de las necesidades del hombre y Federico Engels no existen en la jerga obreril que saca de las telenovelas el lenguaje arquetípico de la comunicación primitiva, pasional. Su música son las cumbias estúpidas y por supuesto, las bellas artes no existen. La poesía es para ellos ridícula. A sus pobres mujeres las enamoran de manera rústica, y luego de algunos meses de relacionarse sexualmente llega la ejaculación precoz en medio del cinismo nocturno.
La prensa mercenaria, por supuesto, no hurga en las necesidades obreriles. No le conviene, pues vive también de las inserciones pagadas por los dirigentes charros de la CTM. Además, los obreros no leen ni en defensa propia. Prefieren la basura de la nota roja y el libro Vaquero. Cuando los corren de sus empleos tienen miedo de acudir a las juntas de conciliación y pillaje. Su cobardía es legendaria. Los trabajadores de África son más combativos que los de la región sureste de Coahuila donde el dirigente charro Tereso Medina se dedica a enriquecerse y a pregonar su pendejada favorita: la nueva cultura laboral.
En resumen, el ciclo de vida social empieza y termina con la estupidez de la mayoría de los obreros cetemistas que a la vez, son la materia prima para la estructuración del círculo de la pobreza en que se debaten los obreros industriales de esta región. Los trabajadores de General Motors y Chrysler, las empresas transnacionales que mejor pagan, tienen ingresos por 120 dólares hebdomadarios; con este dinero, apenas logran teñir de rosa la base de la pirámide maslowiana. Al vértice nunca llegarán. Jamás disfrutarán de los bienes de la cultura y la civilización.
La vida del obrero de estos días, de sus hijos, de sus nietos, de sus biznietos y hasta el infinito, estará atada a los grilletes de la pobreza, pues no hay manera de que con su magro ingreso rompan el ciclo, comenzando por mandar a sus descendientes a la escuela a que reciban educación de calidad.
Los poquísimos hijos de obreros que llegan a pisar los claustros universitarios reciben también las migajas de la educación pública, pues en los salones de clase, tanto de las preparatorias como en las escuelasde educación superior superior no se bruñe la conciencia y la formación del carácter al que se refiere Francisco Bulnes, se encuentra ausente.
Por desgracia para el proletariado urbano, los profesores de los estratos de educación media y superior integran otro eslabón que impide el desarrollo social, pues no se abordan los asuntos que conducen al análisis de las estructuras sociales; es decir, no se habla de pobreza ni de la injusticia y el estado de esclavitud en que se encuentra la masa obreril por una razón patética: los profesores, producto de la educación pública también, piensan -¿?-que la sociedad marcha bien.
Todo lo anterior genera las condiciones para que el fantasma de la estulticia social recorra todos los rincones del arrabal obrero, allá donde falta pan en las mesas y donde el hacinamiento es la constante.
Pero además, la estupidez de la masa obreril ha generado también las condiciones para que individuos largos y faltos de escrúpulos medren con las necesidades de los obreros.
De esta manera, se crea un caldo de cultivo del que nacen los dirigentes charros que como Tereso Medina Ramírez, se dedican a enriquecerse de manera ofensiva para la sociedad, porque no hay diques, y en una comunidad como la de esta región, todos los estratos sociales pecan con su silencio, pero sobre todo, los trabajadores, porque no han tenido la voluntad para linchar a los charros cetemistas.
…(…) y cuando los obreros despertaron, el dinosaurio seguía ahí…
Han pasado muchos días desde que este tundeteclas trata de reconstruir esta parte de la historia de Tereso Medina Ramírez y durante todo ese tiempo lo acompaña una sensación de asco, de ira impasible, porque todavía no alcanza a comprender la pasividad de los obreros y el silencio social en el que todos hemos sido cómplices de las tropelías de los dirigenes charros de la CTM.
Durante las últimas cuatro décadas, en la región sureste de Coahuila la Confederación de Trabajadores de México sólo ha tenido dos administradores: Gaspar Valdés Valdés y el pedazo de zoquete que actualmente se encuentra al frente de esta organización, de manera antidemocrática.
Sólo el cuento de Augusto Monterroso puede resumir esta irrealidad: “…(…) y cuando los obreros despertaron, el dinosaurio seguía ahí…”, porque la CTM está ahí, medio muerta, medio viva, como los virus letales que habitan en la frontera de la vida y la muerte en espera de células incautas o con mala suerte, que permiten el uso de su código genético para que éstos se reproduzcan.
Así han sido los dirigentes charros cetemistas en la región sureste de Coahuila durante el último medio siglo: virus letales que han modificado el código genético de cada una de las células sociales del tejido obrero, porque es necesario creer, por encima de la realidad que se vive, que cada uno de los obreros nació libre, pero que por necesidad de sobrevivencia han tenido que entregar su dignidad a las sanguijuelas charras de la CTM.
Y el dinosaurio sigue ahí, velando el sueño obreril como el cuento de Augusto Monterroso.
El voto obrero, puro pedo…
Para la paleohistoria política de México, el PRI contraviene la ley natural de las especies pues a pesar de que en 2000 estuvo condenado a la extinción, hoy resurge con la fuerza de la estupidez colectiva y la corrupción panista.
En la década de los 80, el abuelo del charrismo sindical cetemista Gaspar Valdés Valdés, invariablemente prometía miles de votos para el PRI. La realidad: las urnas se rellenaban con la mano de los burócratas que se encargaban de las casillas, pues la ausencia de los trabajadores en general así lo permitía. Sólo ejercían su derecho a sufragar los dirigentes charrlos y los líderes de colonias que indirectamente, también se disputaban el cuero obreril.
Los obreros cetemistas han dedicado el día de los comicios a ver el futbol por televisión y al consumo de cerveza. Les vale madre el circo político. Lo anterior ha traído como consecuencia que la ultraderecha rabiosa se apodere de los pocos espacios de libertad política.
El PRI siempre ha usado a los dirigentes charros de la CTM y a sus incondicionales lumpenizados, los taxistas y cumbieros en turno como petates de muerto para asustar a la oposición. Durante los días electorales los taxistas y cumbieros se dedican a transportar a las mujeres pobres a las casillas mientras los hombres beben cerveza y se alienan con la caja idiotizadota, viendo los partidos futboleros.
Los trabajadores no votan porque dentro de su estupidez saben que los charros los entregan al patrón y como siempre existen algunos de estos especímenes como candidatos a regidores, síndicos o diputados, el voto de los operarios fabriles trabaja en contra. Si no es así, por qué en las últimas elecciones los resultados en las colonias del arrabal han beneficiado a la ultraderecha rabiosa. El PRD no tiene presencia por que sus líderes han prostituido el ejercicio de la política.
Por otro lado, en el obrero no se ha fortalecido la cultura de la democracia pues los charros cetemistas son eternos en sus cargos y muy pocos trabajadores logran arrancar las migajas del pastel de las cuotas y otros ingresos que reparte el charro Tereso Medina Ramírez.
De esta manera, el PRI tiene que buscar los sufragios en el sector aparentemente más pobre de la economía subterránea: vendedores de elotes, de papitas, de alimentos callejeros y de comerciantes de los puestos de los mercados ambulantes, en fin, en el lumpenaje mismo, pues se ha establecido que el nivel cultural de esta gente no rebasa el cuarto grado de educación primaria.
En contraparte, Acción Nacional y la ultraderecha rabiosa encuentran el semillero de sus votos en un sector desparramado en todo el espectro social. Recurre a aquellos seres que a pesar de las deficiencias de la educación pública han tenido acceso a los “insigts” de la Gestalt y no tienen aherrojada su conciencia a corporaciones como la CTM, la CROC o la CNC que en conjunto representan la apatía política que se mantiene al margen de los procesos electorales.
Tocante a lo anterior, basta recordar que en las elecciones de 1990, el abuelo del charrismo regional Gaspar Valdés Valdés prometía 20 mil votos al candidato del PRI Abraham Cepeda Izaguirre y el resultado final para esta organización fue de tan solo 17 mil contra 500 más para el PAN con lo que las braguetas persignadas de este partido, se alzaron con la victoria el 28 de octubre de aquel año.
-¿Para qué le sirve Tereso Medina al PRI?
-Para nada y para pura chingada.
Desde el punto de vista político la CTM es una cosa rara e irrel, una entelequia que materializada sólo ha servido para que el charro en turno se enriquezca mientras reparte las migajas del pastel entre sus incondicionales olvidándose del derecho que tienen los obreros de llevar una vida con los mínimos de dignidad.
En estos momentos en que la derecha rabiosa aprieta a través de sus personeros del Partido Acción Nacional, el PRI seguramente vivirá momentos álgidos durante el desarrollo del proceso electoral de 2008, por el repudio de la población semipensante a los caciques cetemistas de las distintas regiones del estado.
La falta de democracia dentro de los sindicatos aunada a la rapiña de los dirigentes charros genera en los hijos de los obreros sentimientos de frustración, y puesto que se supone que los niveles educativos y el acceso a la información de éstos es superior a la de sus padres, seguramente si los jóvenes salen a votar, lo harán por un partido diferente al Revolucionario Institucional. Lo anterior es grave para el PRI, porque el discurso de la ultraderecha rabiosa dentro de lo mentiroso que es, resulta atractivo para los jóvenes que ven en los albiazules un camino más seguro para lograr sus aspiraciones de orden humano.
Al margen de que aún hay testigos de la miseria en la que se debatía su existencia hace apenas una década, Tereso Medina Ramírez, el dirigente charro de la CTM es hoy uno de los hombres más ricos de estas latitudes.
Aunque el término ‘hombre’ le queda grande a Medina Ramírez por la forma criminal en que se ha desenvuelto su vida, pues ostenta de manera sinvergüenza propiedades, vehículos y dinero en bancos nacionales y del extranjero, que un operario nunca ganaría aunque trabajara día y noche durante mil años luz.
El asqueroso dirigente charro ha llegado a manifestar en panfletos políticos que tiene como origen el campo, pero jamás se ha atrevido a mencionar que en su juventud era un vividor que sobrevivía merced al trabajo de su madre, quien vendía menudo en cualquier esquina de una colonia de infonavit en Torreón.
Entre los datos oscuros que intenta mantener ocultos el ladrón institucionalizado de las cuotas de los trabajadores de Coahuila se encuentra el del apellido Arguello, de nombre Juan Manuel y como segundo apellido López, pues a mediados de los años 80 hizo todo lo posible por cancelar su existencia laboral.
Juan Manuel Argüello López era tesorero del sindicato de General Motors y su pecado para el destierro laboral al ser colocado en la lista negra, luego de aplicarle la claúsula de exclusión, es un asunto que Tereso Medina mantiene en la esfera de su intimidad; sin embargo, sus subalternos conocen el secreto.
Al respecto, los datos que se encuentran en el archivo de Terriorio Libre conducen a una historia de amor interesado, como corresponde a un sujeto sin principios ni valores, cuya escala axiológica se encuentra en cero.
La riqueza que Tereso Medina ha amasado a lo largo de una década gracias a la falta de escrúpulos y a las traiciones a sus más cercanos amigos y colaboradores, es en estos momentos el lastre principal que arrastra el dirigente charro de la CTM. Los obreros, medrosos, cobardes e ignorantes han aportado su cuero y su sangre para que el dirigente charro viaje en ostentosas camionetas, mientras su mujer y sus hijos, conducen lujosos automóviles que los operarios industriales de la región nunca llegarán a conducir, pues los 120 dólares que ganan hebdomadariamente les sirven sólo para paliar el estado de perenne pobreza en que se ha debatido su existencia.
Ante un panorama tan sombrí y a la atmósfera miasmática que se respira dentro de la CTM como burbuja que mantiene esclavizados a los obreros es preciso preguntarse:
- ¿Para qué le sirve Tereso Medina al PRI?
La respuesta que cualquiera daría es:
- Para nada… y para pura chingada.
Prueba de que los dirigentes obreros han sido repudiados por el pueblo cuando presentan sus candidaturas son los rotundos fracasos que tanto Gaspar Valdés Valdés como Tereso Medina han sufrido en sus respectivos distritos.
Parte de la frustración del dirigente charro es que no ha podido ser diputado federal por la vía del voto directo. La gente no lo quiere y existen pruebas que avalan lo anterior. Durante una de las últimas escaramuzas electorales en las que ha participado el cacique obreril fue apedreado por las mujeres de la populosa colonia Valle de las Flores, cuyo enclave se encuentra en el sector nororiente de Saltillo.
La prensa mercenaria y el charrismo sindical.
La prensa formal, tanto escrita como electrónica, como reflejo de la paupérrima conciencia social, ha aportado también su granito de arena: durante más de diez años le ha publicado inserciones pagadas llenas de mentiras, que han buscado de manera tendenciosa posicionarlo como el líder social que no es.
Actualmente, en Saltillo pululan dos generaciones reporteriles tanto en los diarios como en las estaciones radiofónicas y en los canales de televisión.
La primera es la que ya va de salida y cuyos miembros se ubican entre los 40 y los 60 años de edad. Esta generación, forjada en los tiempos de la hegemonía priista veneraba a los líderes charros por dos razones fundamentales, sin que una excluya a la otra: se sentían más priistas que los tricolores y porque desde la oficina de prensa de las administraciones estatales se controlaba la línea editorial de todos los medios de comunicación, y así se quedaron acostumbrados.
La segunda generación la integran jóvenes, cuyas edades oscilan entre los 25 y los 40, la mayoría de ellos con estudios universitarios, forjados en claustros privados y públicos pero con una visión del mundo sujeta a las teorías económicas del libre mercado.
Lo anterior, aunado a la filosofía mercantilista de los medios de comunicación en general que no fueron fundados para reivindicar cabrones, impide que los jefes de información no se interesen en listas negras y claúsulas de exclusión, como prácticas comunes dentro del charrismo sindical.
Aparte de lo anterior porque en los diarios sí se hace periodismo de a de veras, aquel cuya filosofía, ceñida a la moral burguesa, no permite que a la burguesía se le señalen sus complicidades con los dirigentes cetemistas charros que amparándose en claúsulas de exclusión y en listas negras se deshacen de los poquísimos obreros, que concientes del lugar que ocupan en la cadena de producción, se atreven a desafiar al charrismo sindical buscando la organización independiente para la defensa de sus intereses.
Si los obreros supieran…
Si los obreros conocieran el tren de vida que lleva el charro supremo del cetemio coahuilense tal vez no harían nada, a lo mejor lo admirarían desde la óptica de la picaresca o quizá se organizarían para defenestrarlo de la CTM.
Cuando Territorio Libre publicó en su edición anterior que Tereso Medina Ramírez había comprado la residencia que en vida pertenecía a Jorge Masso Masso, sus dimensiones, su ubicación y su precio de 500 mil dólares (más de cinco millones de pesos), además de su gusto por las apuestas en las carreras de caballos y los tratos que signa en el sótano de la política sindical con los dueños de las empresas, su vasallaje a la compañía Lala donde cobra 35 mil pesos mensuales y los contratos de capacitación por los que recibe tan sólo del GIS alrededor de 200 mil pesos mensuales, el máximo exponente del charrismo sindical en Coahuila sólo dijo a quien le entregó la publicación:
- ¿Quién es este hijo se su chingada madre?
Luego se estiró el lado derecho de su bigote mientras perdía su mirada en el paisaje urbano a través de la ventana de su oficina. Tal vez recordaba en esos momentos los tiempos negros en que deambulaba por la plaza de armas con ganas de suicidarse ante la miseria que vivía, pero no contaba entonces con el dinero suficiente ni para media cucharada de veneno.
Así eran aquellos tiempos para Tereso Medina Ramírez pues no tenía ni tres pesos para hacerse de una piola que lo condujera al más allá, lejos de la pobreza que padecía y de su mediocridad intelectual.
En esos años el charro mayor del cetemio coahuilense no contaba con que a la vuelta de la esquina, el destino le tenía reservada una sorpresa, que a través del amor interesado lo sacaría de la indigencia.
Vendría primero la sindicatura del ayuntamiento de Saltillo. Sus primeros emolumentos le permitirían hacerse de un viejo Crown Victoria azul a quien sus más cercanos llamaban el “mataperros”, después una camioneta que adquirió en mensualidades cómodas pero que podía pagar gracias a que se robaba el combustible de la central de servicios de la presidencia municipal y luego una Blazer que apenas andaba pero que ya le permitía sentirse por encima del pavimento. La década de los ochenta agonizaba y con ella se iba la vida sórdida de Medina Ramírez, quien por esos años aún recordaba el cuarto de servicio que ocupaba en la vieja clínica Vasco de Quiroga, propiedad de los sucesores del doctor Manuel Ortiz de Montellano.
Próximo a contraer nupcias el charro mayor le pidió a Gerardo Ordaz Moreno que lo apadrinara en la ceremonia de su primera comunión. Luego lo traicionaría aprovechando una coyuntura banal al echarlo del seno cetemista.
Con la llegada de la diputación local que ocupó por primera vez (1993-1996) durante el primer tramo de la administración de Rogelio Montemayor Seguy su economía repuntaba, al grado de que abandonó la morada modesta que lo hacía gente en el Valle de las Flores de donde se mudó a una más acorde con su nuevo estado: legislador. Aún vestía camisas de cuadros de corte vaquero de acuerdo con su mentalidad de charro.
Tereso echa a la calle a su cuñada y a sus sobrinas.
En ese entonces, su hermano Carlos Medina Ramírez finiquitaba su divorcio. Junto con su esposa y dos hijas, Carlos vivía en la primera vivienda a la altura de la decencia obrera que habitó su hermano Tereso, pero luego de su separación y nacidos los conflictos postdivorcio, los temibles hermanos, ya en ascenso dentro de la estructura del charrismo cetemista, llegaron a la casa marcada con el número 259 de la calle Orquídeas, esquina con Crisantemo y de manera violenta allanaron el hogar donde vivía la excuñada del dirigente y sin ningún miramiento para la condición femenina, echaron a la calle a Verónica Rivera Contreras y a sus dos hijas, sobrinas ambas, de seis años y siete meses respectivamente, del entonces diputado local. El asunto fue manejado ampliamente en el vespertino Extra.
A la sazón, la información desplegada decía: “El diputado local cetemista Tereso Medina Ramírez lanzó a la calle a su cuñada y a sus dos sobrinitas al quitarles la casa que les había prestado para vivir en la colonia Valle de las Flores Infonavit, luego de que su hermano Carlos Medina Ramírez se divorció de la humilde mujer que junto con sus dos niñas se quedó en el abandono y en el desamparo y vecinas del sector le brindaron ayuda, dándole refugio en una de sus viviendas.
“De manera pública los vecinos reprobaron la conducta de Tereso Medina Ramírez al dejar en la calle a su cuñada y a sus dos sobrinitas, y resaltaron que en mal momento la ciudadanía (sic) saltillense le confió su voto al diputado cetemista para elegirlo como representante del pueblo y mencionaron que en adelante se van a unir los moradores para evitar que perjudique al ama de casa”.
La nota informativa daba cuenta también de que “Además, por si fuera poco, el desobligado individuo Carlos Medina Ramírez no cumple con la pensión alimenticia para sus hijas influenciado por su hermano el diputado cetemista.
Años después, el charro del cetemio regional acudía de nuevo a la colonia que le había hecho renacer la esperanza en la vida, en busca del sufragio popular. Como las mujeres no olvidan, antes de dejarlo hablar lo corrieron a pedradas. El candidato tuvo que huir por piernas ante la furia del ala femenina del vecindario.
La insultante riqueza de Tereso Medina Ramírez.
(Los ranchos)
En la edición 37 de Territorio Libre ha quedado establecido que la ruta de la riqueza de Tereso Medina es una delta más grande que la desembocadura del Nilo pues no desprecia ninguna forma que le permita meterse el dinero de las cuotas de los trabajadores y de los empresarios en sus bolsillos.
Lo mismo recibe dinero de Lala que del GIS mientras mantiene en un puño a los introductores de tortilla en los comedores industriales sin soslayar su participación en el transporte de los obreros fabriles que circulan por toda la ciudad y lo mismo van a Ramos Arizpe que vienen de Derramadero.
Fuentes que prefieren el anonimato dicen que es dueño de uno de los ranchos que pertenecían al enajenador de obreros Eulalio Gutiérrez mejor conocido como el Piporro.
En estos lugares, Tereso Medina se cree hacendado del porfiriato mientras sus manos sin callos sostienen con firmeza la rienda de sus animales. Lo sigue su hija Rocío Medina López quien fue enviada por su padre a hacer sus pinitos en la Escaramuza Charra de Saltillo.
Dice el dicho popular que Dios los crea y ellos se juntan. Tereso es vecino del cuentachistes saltillense Catón (a) Armando Fuentes Aguirre allá en Potrero de Ábrego. En el mismo municipio de Arteaga también es dueño de un predio en el ejido La Presa, de otro en San Antonio de las Alazanas, además de uno más que actualmente se encuentra en conflicto.
Los ranchos ya son propiedades viejas en el patrimonio del charro sindical, pues existen evidencias de que durante dos años mantuvo a un grupo de trabajadores fabricando postes de concreto para delimitar propiedades rurales. Con maquinaria moderna, con sólo dos trabajadores se pueden fabricar por lo menos 200 postes diariamente. En un año fácilmente se elaboran 60 mil. Lo anterior da una idea del tamaño de las propiedades rurales que ha conseguido gracias a la sangre y el sudor de los obreros de Coahuila. Esto debería llenar de indignación a la clase trabajadora del estado, pero por desgracia no es así; por el contrario, Tereso Medina Ramírez pasa como un ser respetable que mantiene a sus hijos en colegios de ricos como el Tecnológico de Monterrey, la UANE y el Montessori. En suma, una sociedad cuyos estratos se doblegan ante el dinero mal habido, manchado con la pobreza de los operarios que a diario sufren las consecuencias de ganar 120 dólares a la semana.
Las casas.
Pero si los ranchos son su delirio y su talón de Aquiles, en cuanto a propiedades urbanas no curte mal las vaquetas, pues es dueño de una casa ubicada en el 340 del bulevar Oceanía del fraccionamiento del mismo nombre. En esta casa vive su antigua secretaria Perla Micaela Armendáriz Puente. Es una casa tan pequeña que la camioneta Avalancha color negro que antes conducía Tereso Medina, ahora la usufructa Perla Micaela, una mujer que según el número de seguridad social emitido por el IMSS, tiene actualmente alrededor de 34 años. Los habitantes del sector no se explican el cambio en el tren de vida de esta mujer, que con un sueldo establecido en la nómina cetemista de 19 mil 620 pesos puede conducir un vehículo de esta naturaleza y aparte levantar una residencia en San Patricio Plus.
Otra de las construcciones urbanas que ostenta Tereso Medina Ramírez es la casa de donde echó a su cuñada junto con sus sobrinas y se ubica en la calle Orquídeas, esquina con Crisantemo en la colonia Valle de las Flores Infonavit.
Esta casa la adquirió a finales de la década de los 80 mediante engaños, al despojar a su antiguo dueño Ricardo Vásquez Puente. En ese entonces el charro cetemista estaba por contraer nupcias con la ahora también dueña de las cuotas sindicales Bertha López Rivera, y como en ese entonces Tereso no tenía ni en que caerse muerto, ni dinero para adquirir una piola que lo condujera al más allá, le dijo a Ricardo Vásquez Puente que se la prestara. Este buen hombre, charro menor, así lo hizo, pero cuando reclamó la propiedad a Tereso, éste le dijo:
- A’i la dejamos compadre, mejor dile a Gaspar (Valdés) que te consiga otra.
Como en esa época los líderes hacían y deshacían a su antojo, las cosas quedaron como lo pidió el charro sinvergüenza Tereso Medina. Así se hizo de su primera morada decente a la que se mudó desde el cuarto de servicio de la antigua clínica Vasco de Quiroga.
Aunque no está plenamente comprobado, el caradura del sindicalismo regional posee otras dos viviendas: una en Eugenio Aguirre Benavides marcada con el número 929 y otra en el fraccionamiento Miravalle frente a las pulgas.
Pero lo anterior es nada si se compara con la casa que posee Medina Ramírez en el poblado Bella Unión. La finca cuenta con nogales frondosos y fue remodelada al capricho burgués del dirigente obrero. La finca fue levantada en un terreno de 13,884.9 metros cuadrados y se encuentra a nombre de Blanca Alicia López Rivera. Algunos moradores de Bella Unión que la conocen por dentro no dejan de expresar su admiración. Es muy bonita –dicen.
Tan sólo por concepto de impuesto predial, la familia Medina-López adeuda al municipio de Arteaga la cantidad de 52 mil 54 pesos y 49 centavos. No pagan desde 2000 y no hay embargo alguno.
Pero lo que más ha sorprendido a la opinión pública es la adquisición por parte del dirigente charro de la residencia que en vida era habitada por el polémico político y empresario Jorge Masso Masso. Esta casona se encuentra en el fraccionamiento Bugambilias y quienes han estado adentro de la enorme vivienda dicen que solamente el área de recepción mide alrededor de 100 metros cuadrados con recámaras enormes, como amplios son también, el resto de los espacios. Para que el lector tenga una idea de la desvergüenza de Tereso Medina las casas que ocupan los obreros en las colonias las Teresitas y Saltillo 2000 cuentan con dos recámaras de 7.84 metros cuadrados (2.80 por 2.80) y la sala comedor cuenta con 13.60 metros cuadrados que en total suman alredeor de 50 metros de construcción. En este tipo de vivienda están condenadas a vivir en hacinamiento medieval los matrimonios obreros con por lo menos tres hijos. Por eso, la violencia reactiva (términos de Erich Fromm) no se hace esperar, manifestándose a través del pandillerismo, que convierte a las colonias proletarias en verdaderos infiernos al paso de cinco o diez años, el tiempo suficiente para que los futuros operarios se den cuenta de que su futuro es más negro que cenizo.
Asientos e interiores de los vehículos de Tereso están forrados con el cuero de los obreros.
Pero si los bienes edáficos son el delirio de Tereso Medina, los vehículos ostentosos no podían faltar en su patrimonio malhabido.
En el parque vehicular del charro cetemista se encuentran los siguientes automotores: camioneta chevrolet Equinox modelo 2006 con placas FBL3981 a nombre del Instituto de Educación Obrera pero que diariamente conduce la charrita menor Rocío Medina López; camioneta Avalanche 2007 con placas ES48189 color azul a cargo de Perla Micaela Armedáriz Puente.
Además, el charro mayor cuenta para su servicio personal con una camioneta Dodge Diesel 4x4 color gris placas ES65114, camioneta Cadillac Escalade 2007 color arena que circula con las placas ES7856; este artefacto, por su precio de 70 mil euros (un millón 120 mil pesos) y sus características no está orientada al segmento que se preocupe por la gasolina, sino a aquellos que han rebasado este tipo de realidades pues mide cinco metros de largo, dos de ancho y 1.88 de altura. Su habitáculo puede acomodar hasta ocho pasajeros y todavía queda un maletero de 462 litros que puede ampliarse a 2,962. Además de todo el equipamiento de lujo que se espera en un vehículo de su clase, con exquisiteces como el reloj analógico de la consola central firmado por Bulgari. Su motor es un enorme V8 de seis litros de cilindrada; además, cuenta con cambio automático y un sofisticado sistema de transmisión a las cuatro ruedas con numerosos contactos electrónicos de tracción y estabilidad. También es dueño de una camioneta negra Dodge Sport 4x4 placas ES65202 y una Suburban 2007, placas EBV9795 también color arena. Esta camioneta está equipada con sistema estándar de control de estabilidad Stabili Trak con tecnología atenuante de vuelcos, bolsa de aire delantera estándar de dos etapas para el conductor, bolsa de aire de dos etapas estándar para el pasajero del asiento delantero, con sistema de detección de pasajeros, sistema de control de presión de los neumáticos, sistema de limpiabrisas con sensor de lluvia, asistencia ultrasónica para estacionar en marcha atrás, además de otros aditamentos que producen las delicias del líder charro de la CTM Tereso Medina, quien para la compra de esta camioneta erogó, de las cuotas de los trabajadores, alrededor de medio millón de pesos. Los vehículos pick up los utiliza sólo para ir de sus residencias a sus ranchos y en ocasiones se ha visto a su servidumbre personal manejándolas.
Tan solo los vehículos antes descritos son una fortuna con la que el obrero común tiene prohibido soñar y se constituyen en un insulto a la dignidad de la clase trabajadora a la que el charro cetemista Medina Ramírez debía guardarle un mínimo de respeto; pero, perdida la vergüenza, se pasea muy orondo por las calles de los pueblos de Coahuila.
Cualquiera podría decir que los interiores de los vehículos señalados han sido confeccionados con el cuero de los obreros coahuilenses.
La capacitación obrera y la complicidad de las empresas nacionales y extranjeras con los charros de la CTM.
Según el diccionario, el término capacitación significa buscar las formas para que los trabajadores desarrollen aptitudes y habilidades para desenvolverse con calidad en sus funciones como operarios. Lo anterior conlleva el establecimiento de planes y programas, bajo un proceso en el que tanto la pedagogía como la didáctica como ciencia y técnica de la enseñanza respectivamente, de acuerdo con el giro de cada una de las industrias, rindan beneficios tangibles a los trabajadores; es decir, luego de la capacitación técnica, el obrero podría acceder a mejores salarios y de esta manera adquirir la capacidad de elevar su calidad de vida.
Lo anterior no es una puntada más del charro mayor del cetemio coahuilense, sino una disposición que tiene su origen en la fracción XIII de la Constitución General de la República y que a la letra expresa: “Las empresas, cualquiera que sea su actividad, estarán obligadas a proporcionar a sus trabajadores, capacitación o adiestramiento para el trabajo. La ley reglamentaria determinará los sistemas, métodos y procedimientos conforme a los cuales los patrones deberán cumplir con dicha obligación”.
Al respecto, también el artículo 153-A de la Ley Federal del trabajo establece: “Todo trabajador tiene el derecho a que su patrón le proporcione capacitación o adiestramiento en su trabajo que le permita elevar su nivel de vida y productividad, conforme a los planes y programas formulados, de común acuerdo, por el patrón y el sindicato o sus trabajadores y aprobados por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.”
Así mismo, el artículo 153-B dice “Para dar cumplimiento a la obligación que, conforme al artículo anterior les corresponde, los patrones podrán convenir con los trabajadores en que la capacitación o adiestramiento, se proporcione a éstos dentro de la misma empresa o fuera de ella, por conducto de personal propio, instructores especialmente contratados, instituciones, escuelas u organismos especializados, o bien mediante adhesión a los sistemas generales que se establezcan y que se registren en la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. En caso de tal adhesión, quedará a cargo de los patrones cubrir las cuotas respectivas”.
Aunque el espíritu de la ley es bastante claro y sus postulados también porque se habla de capacitación o adiestramiento para el trabajo que le permitan al obrero elevar su nivel de vida y productividad, y que el costo de dicha capacitación correrá a cargo de los patrones; la voracidad y desvergüenza del charro mayor del cetemio coahuilense Tereso Medina Ramírez se aprovecha del último párrafo del artículo 153-B, pues con el establecimiento del Instituto de Educación Obrera hace que las empresas firmen un convenio con la CTM que consiste en el pago de un día de salario mensual por cada uno de sus trabajadores por concepto de capacitación.
En la CTM no existen planes y programas de estudio para la capacitación o adiestramiento de los obreros, es más, según la claúsula séptima del convenio que firman anualmente los empresarios con Tereso Medina desde el 01 de noviembre de 1998 dice: “La Federación de Trabajadores del Estado de Coahuila CTM a través del Instituto de Educación Obrera conviene ante esta empresa que los cursos, diplomados, seminarios y todas las actividades educativas, de capacitación y/o adiestramiento tendrán una orientación ideológica encaminada a exhaltar los valores humanos, el trabajo como único medio para la realización del hombre y la búsqueda continua de elevar la calidad y la productividad en los Centros de Trabajo, en suma, crear una Cultura Laboral (sic) fundada en los anteriores principios cuyo único fin sea el desarrollo integral de los trabajadores”.
El decantamiento demagógico, porque si todo lo anterior se llevara a cabo, el espacio de la vieja casona marcada con el número 107 de la calle Purcell sería insuficiente para recibir a la masa informe de trabajadores de las distintas empresas con giros muy diferentes entre sí.
Por otro lado, nada tiene que ver la ideología con los conocimientos técnicos que finalmente son los únicos que podrían constituirse en herramientas de uso cotidiano por los trabajadores que actualmente se encuentran esclavizados por la CTM y sus dirigentes charros que ni siquiera alcanzan el rango de líderes, pues arribaron al poder con fines aviesos, nunca con la idea de reivindicar a la clase trabajadora.
Así mismo, el concepto de la capacitación que tiene su origen en la legislación mexicana y no en la idea revestida de perversidad del charro cetemista, no se lleva a cabo; esto revela que tanto la CTM como las empresas, tanto nacionales como extranjeras tienen un pacto mafioso en el que avientan un día de salario mensual de cada uno de los trabajadores al cancerbero de sus intereses: Tereso Medina.
Esta es probablemente la vía principal del enriquecimiento del charro mayor de la CTM, pues por este concepto, durante la última década ha recibido, con la actualización del dinero, alrededor de 240 millones de pesos (24 millones de dólares) tan sólo por este concepto, pues falta calcular el monto de las cuotas sindicales mediante las que se expolia a los trabajadores.
La cifra anterior parece enorme, pero sólo es el espejo de la riqueza acumulada por Medina Ramírez. Surge de la multiplicación de 40 pesos a que equivale el salario mínimo por 50 mil obreros, que se presume están aherrojados a la CTM. Esta operación fundamental arroja una cifra de dos millones de pesos mensuales que multiplicados por 12 meses da 24 millones de pesos y si éstos se multiplican a su vez por los diez años que tiene el charro en el solio supremo de la entelequia cetemista nos da la escalofriante cantidad de 240 millones de pesos.
Tocante a las cuotas sindicales, suponiendo que cada uno de los 50 mil obreros cetemistas tiene un salario de 800 pesos semanales, 3 mil 200 mensuales, y calculando también sobre una base conservadora, de que a cada uno de ellos se les descuente de su ingreso el uno porciento, la cifra también es aterradora, pues por este concepto han entrado en las arcas del charrismo sindical, mensualmente, un millón 600 mil pesos, mismos que multiplicados por 12 meses, se convierten en 19 millones 200 mil pesos, que a diez años de distancia se transforman en 192 millones de pesos.
Pero si a lo anterior se suman los actos de voracidad y de rapiña de Tereso Medina Ramírez que recibe tanto del Grupo Lala como del GIS cantidades inconfesables por sus actividades de cancerbero de los intereses de los empresarios, entonces se está ya en la ruta del origen de la ofensiva fortuna del dirigente charro del cetemio coahuilense.
Las chozas de los obreros cetemistas.
Mientras el charro del sindicalismo es dueño de un par de residencias que sobresalen de otras propiedades urbanas mantiene condenados a los trabajadores a vivir hacinados en casas financiadas por el Infonavit que no miden más de 50 metros cuadrados.
Lo anterior se constituye en un crimen de lesa humanidad, pues los postulados mínimos de los sindicatos se orientan hacia la defensa de la calidad de vida de los trabajadores, y sin embargo, esto no sucede en el conjunto de organizaciones que integran la CTM; por el contrario, los operarios viven con el constante temor de que se les apliquen las claúsulas de exclusión y los coloquen en las famosas listas negras. Esto significa la pérdida del empleo, pero garantiza el silencio de la masa informe de obreros fabriles.
Actualmente los créditos que otorga el Infonavit en medio del cacareo publicitario oscilan entre los 190 y los 230 mil pesos, porque se calculan en función directa del magro salario de los trabajadores; por lo mismo, las casas que habitan los operarios industriales son tan pequeñas. Esta condición hace que en los arrabales obreros, las pandillas surjan como hongos después de la lluvia, pues los niños y los jóvenes se sienten mejor en las angostas callejuelas que en el interior de sus domicilios. Este asunto, que debería ser materia de estudio de la Sociología se ha repetido desde 1972 en que se construyeron las primeras viviendas en la colonia Antonio Cárdenas. Lo anterior impide el equilibrio en las relaciones familiares, pues las condiciones mínimas para que los cónyuges mantengan sus vínculos afectivos y sexuales se ven obstaculizadas por la estrechez del espacio, y por supuesto que esto conduce a la sordidez existencial, pues se niega al obrero el placer más barato al que puede tener acceso: el sexo.
La voracidad de los constructores, la corrupción que invariablemente ha campeado en el Infonavit, el charrismo cetemista, la necesidad de vivienda de los obreros, sumado todo lo anterior a la ignorancia supina, producto de una educación sin calidad, han hecho que la producción en serie de chiqueros proletarios sea desde hace mucho tiempo uno de los rubros que mantiene de pie, aunque tambaleante, a la economía del país. Pero si los obreros están jodidos, los peones de obra están peor.
La construcción en serie de viviendas para los trabajadores ha permitido que se empleen materiales de bajísima calidad con el consentimiento de los dirigentes charros de la CTM, porque así conviene a todos los involucrados (constructores, delegados por entidad del Infonavit y charros sindicales).
Actualmente en la región sureste de Coahuila nadie puede vender por su cuenta una vivienda nueva con las características marcadas por el Instituto del Fondo Nacional para la Vivienda de los Trabajadores (Infonavit), por acuerdo entre los constructores, la delegada Imelda Zavala y Tereso Medina Ramírez, jefe del charrismo sindical.
Las compras a terceros que pueden ejercer los trabajadores tienen que ser de casas usadas, cancelándose con esto el changarrerismo que tanto cacareaba Vicento Fox.
Pero lo más grave para los trabajadores es que dedican de por vida gran parte del producto de su esfuerzo para pagar los muros en los que habitan, porque el Infonavit les cobra por concepto de intereses alrededor del 10 porciento anual; es decir, si un trabajador adquiere un crédito por 300 mil pesos, al año habrá abonado tan sólo por concepto de réditos aproximadamente 24 mil pesos. Sus descuentos ni siquiera habrán tocado el capital y esto es hasta el infinito. Una nueva forma de esclavitud. La paradoja es que sólo desde su tumba el trabajador habrá liquidado el crédito. Antes, nunca.
Por otro lado, las dimensiones mínimas de las viviendas ofenden la dignidad humana: dos recámaras de 7.84 metros cuadrados cada una, cocinas de cinco, sala comedor de 13.60 y un modestísimo cagadero de tres metros cuadrados también.
Lo anterior es altamente ofensivo porque en el espacio que ocupan las residencias del dirigente charro Tereso Medina Ramírez se podrían construir decenas de viviendas obreras y en la superficie de sus ranchos, se podrían edificar miles de casas para los trabajadores industriales. Esta es la realidad y el tamaño de la desvergüenza del charro cetemista.
Por lo demás, se violenta la fracción XII del artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que expresa a la letra: “Toda empresa agrícola, industrial, minera o de cualquier otra clase de trabajo, estará obligada, según lo determinen las leyes reglamentarias a proporcionar a los trabajadores habitaciones cómodas e higiénicas. Esta obligación se cumplirá mediante las aportaciones que las empresas hagan a un fondo nacional de la vivienda a fin de constituir depósitos en favor de sus trabajadores y establecer un sistema de financiamiento que permita otorgar a éstos crédito barato y suficiente para que adquieran en propiedad tales habitaciones”.
El espíritu de este artículo se violenta desde el momento en que los chiqueros del arrabal en los que habitan los obreros no son baratos, pues la política que sigue el Infonavit es el beneficio de las empresas constructoras, no de los trabajadores que son condenados a vivir en superficies de 105 metros cuadrados con 50 de construcción, edificadas con materiales de mala calidad y con mano de obra a destajo y mal pagada. De esto se quejan los albañiles que tienen que ganarse el sustento edificando casas para los trabajadores.
El costo final de una casa de Infonavit le cuesta a las constructoras alrededor de 80 mil pesos con el terreno incluido y las venden a los obreros en cantidades que oscilan entre los 250 y los 280 mil pesos. ¿Será negocio?
La falta de cimentación adecuada y el uso de viguetas pretensadas con nieve seca o bovedilla de concreto abate costos.
Es ocioso en este espacio publicar la lista de materiales que se usan en cada una de las viviendas, pero es ridículo y ofensivo a la inteligencia no desarrollada de la masa proletaria que dice representar el charro Tereso Medina Ramírez.
El IMSS y el martirio de los obreros.
Pero si en el aspecto de vivienda el resultado es patético y desgarrador por los materiales de bajísima calidad que se utilizan en su edificación y por los intereses que impiden que en vida los obreros puedan pagarlas, la salud de las familias de los operarios industriales representa un martirio, pues la mayoría de los matasanos que atiende en el IMSS son déspotas y durante las consultas humillan a las esposas y a los hijos de los trabajadores porque se sienten socialmente superiores.
La etiología del maltrato hacia las familias de los obreros, se encuentra en los sueños de grandeza que durante sus días de estudiantes acariciaron los facultativos, hechos añicos hoy, en estos tiempos de adversidad por los que cursa el Instituto Mexicano del Seguro Social a causa del saqueo que ha sufrido desde su nacimiento.
Bajo el amparo de un sindicato que desde hace mucho tiempo es consentido del sistema prianista, el personal del IMSS es soberbio e irresponsable. Si una persona tiene la mala fortuna de requerir atención urgente en los minutos finales de una jornada y el inicio de otra, tiene que esperar una hora, pues entre las prestaciones que tienen los matasanos, los radiólogos, las enfermeras y las secretarias está la de terminar la jornada media hora antes e iniciar la que sigue 30 minutos después. Este es un lapso muerto en el que todas las actividades se paralizan. Esto es desesperante y sin embargo, los obreros tienen que aguantar este tipo de servicio, pues los dirigentes charros que tienen la obligación de velar por los intereses de los trabajadores, también se encuentran coludidos con las prácticas de matasanos y enfermeras del Seguro Antisocial.
Aparte de que no hay medicamentos suficientes para combatir el dolor de las familias trabajadoras, por los pasillos, pabellones de reposo y quirófanos deambulan las cucarachas y los roedores. Las sábanas se encuentran convertidas en jirones y la ropa de cama luce tan deteriorada como en cualquier nosocomio de los días posteriores a la Segunda Guerra Mundial.
De todos es sabido que las intervenciones quirúrgicas se programan para semanas después del diagnóstico de manera criminal; en muchos de estos casos la gente muere de manera triste en medio de cuadros patéticos que sólo puede generar la ignorancia supina del obrero, la colusión de la dirigencia cetemista y el abandono en que se encuentra el gremio de los trabajadores cetemistas que comanda el charro Tereso Medina Ramírez.
Los vehículos en los que trasladan a los enfermos son auténtica chatarra rodante y quienes han tenido la mala fortuna de acudir al hospital de especialidades de Monterrey, a donde llegan enfermos de por lo menos cinco estados dicen que huele a muerte y la falta de higiene es evidente en todo el edificio. Seguramente la familia del charro cetemista se atiende en hospitales privados. Nunca se ha sabido que ni por equivocación haya ocupado una cama en los pabellones de reposo de alguna clínica del IMSS.
La educación.
Pero si duele el dolor del proletariado urbano de Saltillo y la región, debería doler más la bancarrota en la que se encuentra la educación pública. El hatajo de obreros cetemistas, emasculados, nunca podrán darse cuenta de que la educación que reciben sus vástagos es fundamental para la movilidad social. Actualmente se conforman con las migajas que les brindan las huestes de la hiena corrupta del magisterio Elba Esther Gordillo.
La bajísima calidad de la educación que reciben los hijos de los trabajadores, se convierte por sí misma en un dique más, que impide la formación plena de la conciencia social. Ante la reticencia al bruñimiento del intelecto, la edad mental de los operarios se mantiene en la infancia. No tienen capacidad para entender el mundo. Sus juicios son rudimentarios. La geografía y la historia la aprenden en los noticiarios de televisión y en las telenovelas. El fútbol y la caguama dominicales son sus pasiones.
Sin valores, el obrero se arrastra ante el capataz y se convierte en informante de los charros y de las empresas mientras mantiene una atmósfera de terror dentro de su vivienda. Ante la ignorancia, el machismo cobarde y cruel que disminuye la condición humana. Humillados y con el orgullo y la altivez depuestos, los obreros marchan por la vida sin esperanza, con la cerviz doblada durante toda su existencia.
Ajenos al proceso de socialización y aprendizaje que busca el desarrollo intelectual y ético, la conducta sindical del trabajador raya en la animalidad. Así los ven tanto los charros como los empresarios: como animales de tiro.
Sin educación, ningún obrero puede aspirar a mejores estadios de vida, porque no comprenden otro mundo que el de la chinga. A los 40 años se convierten en chatarra humana pues los hijos de los obreros ya presionan para ocupar el lugar de sus padres en la cadena de producción.
La ignorancia supina de los trabajadores les conviene tanto a los patrones como a los dirigentes charros que comanda en Coahuila Tereso Medina Ramírez; por eso se pugna por la supervivencia de los métodos educativos contrarios al desarrollo del carácter.
El asunto educativo en la vida de los obreros cierra el círculo vicioso de la pobreza en la que se debate su existencia no sólo en Coahuila sino en todo el país, porque, parafraseando a Francisco Bulnes, “cuando en la alimentación de un pueblo faltan el azoe y el fósforo, la imaginación se paraliza, los impulsos cesan con el delirio lúgubre de un silencio absoluto y entonces surge una tumba sin inscripción: la del carácter. Los pueblos sin carácter –asentaba en 1899 el escritor maldito- nunca podrán ser demócratas.
La falta de democracia al interior de los sindicatos cetemistas es legendaria y una consecuencia de la bajísima calidad educativa. De esto se aprovechan los corruptos dirigentes como Tereso Medina Ramírez para someter a los obreros.
Ante la falta de proteínas en sus mesas el obrero jamás podrá romper ninguno de los eslabones que conforman las cadenas mediante las que los mantienen aherrojados, tanto los empresarios corruptos, como los dirigentes charros.
Los empresarios felices, porque a la semana un obrero les cuesta en promedio sólo 80 dólares y los dirigentes charros encantados, porque ante la necesidad de los trabajadores pueden hacer con ellos cera y pabilo.
El panorama para los obreros de estos días, así como para las próximas diez generaciones es sombrío. No hay manera de romper el ciclo de la pobreza, porque el ingreso es magro y esto trae como consecuencia que ni los hijos ni los nietos, ni los biznietos serán carne de yugo, con una educación de bajísima calidad que les impide tomar en sus manos el destino que se han arrogado los charros que comanda Tereso Medina Ramírez.
Por eso, el espíritu de la frase hermosísima con la que culmina el Manifiesto Comunista de Federico Engels ni la conocen los obreros y los dirigentes charros la han torcido y le han hecho un agregado: “Proletarios de todos los países uníos… para chingarlos mejor”.
Paradójicamente, los obreros en montoncito resultan presa fácil para los charros, porque batallan menos para chingarlos, para enriquecerse de manera criminal y para llevar trenes de vida al estilo de los jeques árabes.
La estupidez del obrero así lo permite, pero en descargo de ellos, la estulticia social que evidencian, tiene su origen en los magros ingresos que no han permitido el bruñimiento del intelecto.
Julia Quiñónez y el sindicalismo femenino.
Tereso Medina Ramírez, el asqueroso charro del sindicalismo coahuilense no se mantiene por sí mismo en el puesto, sino por la corrupción y la complicidad de los empresarios que lo necesitan para seguir pagando los salarios de hambre que sólo aseguran el ciclo de la pobreza de los trabajadores.
No obstante lo anterior, en Piedras Negras existe el Comité Fronterizo de Obrer@s (CFO) una manifestación del sindicalismo independiente que, por supuesto, recibe los embates del amo del charrismo de Coahuila.
El Comité Fronterizo de Obrer@s es una organización de base que desde hace muchos años se ha dedicado a educar obreras y obreros de la industria maquiladora respecto a sus derechos laborales. Esta formado por grupos y comités de obreros de seis municipios fronterizos de Tamaulipas, Coahuila y Sonora. Todos sus miembros son obreros u obreras o extrabajadores de las maquiladoras que aportan su trabajo voluntario.
Lo menos que dicen los charros sindicales es que la agitación obrera fronteriza pretende que las maquiladoras se vayan de México; sin embargo, lo anterior es falso, pues lo único que pretende Julia Quiñónez, líder de este movimiento, es la dignificación de los obreros y de que los sindicatos cetemistas se abran a los procesos democráticos.
Lo anterior no le conviene al charro Tereso Medina Ramírez, porque si prospera un ambiente de democracia al interior de los sindicatos cetemistas se le acabaría su mina de oro, pues es gracias a la pasividad obrera mediante la que el amo del charrismo sindical se ha enriquecido de manera criminal.
En el portal de internet del CFO se puede leer lo siguiente: “Durante sus seis años como líder, Leocadio Hernández ha hecho lo que la tradición cetemista le ordena: defender a las empresas, cooptar y corromper a secretarias y secretarios generales recién elegidos; esquirolear y solapar represiones a paros, mediatizar luchas, aplicar a la mala la claúsula de exclusión (como suelen decir los obreros de Piedras Negras: “Me despidió el sindicato”); dar largas a demandas y peticiones; elaborar ‘listas negras’; desfalcar sindicatos; engañar y mentir”.
En otro párrafo, los integrantes del CFO responden responden al charro Tereso Medina: “Son los líderes vendidos y corruptos los que en realidad desestabilizan la industria maquiladora. Como no hacen nada por defender a los agremiados, sino al contrario, buscan perjudicarlos, lo único que provocan es el descontento de los trabajadores, la falta de comunicación con las gerencias, y al final de cuentas la protesta”
Se abunda: “Claro, esa debe ser la ‘nueva cultura laboral’ de Tereso Medina. De hecho, Tereso ya enfrenta la disidencia de otros secretarios generales de la misma CTM de Coahuila. La CTM está haciendo agua por arriba y por abajo. No sólo es visible su descomposición en la cúpula por sus grillas en el Distrito Federal. En la base, su desprestigio la hace ser con mucha frecuencia el mayor obstáculo para que los trabajadores ejerciten sus derechos, y a veces el enemigo principal”.
El trabajo del CFO ha demostrado que sí se puede tumbar a los charros asquerosos que durante décadas han medrado con los derechos de los trabajadores.
Epílogo
Descaro y rapiña en la nueva cultura laboral que consiste en entregar los derechos de los obreros a los patrones.
Desvergüenza porque la riqueza que ostenta Tereso Medina Ramírez es malhabida, pues para construir su fortuna ha tenido que robar de distintas formas la esperanza de los obreros y de sus hijos.
Falta de ética pues los sindicatos charros no se han abierto a la democracia. Las prácticas democráticas simplemente no existen.
Diez años después de su arribo a la secretaría general de la CTM Tereso Medina Ramírez no tiene empacho en ostentar lujosos vehículos ni residencias, casas, ranchos y dinero en bancos nacionales y extranjeros.
En suma, Tereso es un pedazo de zoquete, una piltrafa humana en la que la escala axiológica se encuentra en cero.
En Saltillo, “Proletarios de todos los países uníos”, la frase hermosísima con la que culmina el Manifiesto Comunista de Federico Engels se hace añicos. En estas latitudes y a casi 160 años de su publicación no se cumple el principal postulado del documento: la lucha de clases.
Por el contrario, la visión roma del dirigente charro Tereso Medina Ramírez lo inclina a una situación aberrante: la nueva cultura laboral. Esta concepción, producto de la mentalidad charra del amo de la CTM en Coahuila no es otra cosa que la entrega de los derechos de los trabajadores a las empresas nacionales y extranjeras, y la emasculación de la conciencia de clase de los trabajadores adheridos a esta entelequia que sólo ha servido para enriquecer a unos cuantos.
En el clímax de su ignorancia supina, en la región sureste de Coahuila los pocos obreros que han ido a las urnas han sufragado por el Partido Acción Nacional, pues en sus pechos proletarios calaron muy hondo las mentiras difundidas durante la última elección federal acerca de que Andrés Manuel López Obrador es un peligro para México. En las colonias del arrabal donde la cultura es de sirvientas, la gente vota por el PAN como si fueran burgueses.
Ayunos de la ideología que deberían ostentar dada su condición de esclavos del capital, no han querido darse cuenta del estado de explotación a que se encuentran sometidos.
Por estos días, los hijos de los obreros que en 1974 fueron a la huelga de Cinsa y Cifunsa son más cobardes que sus padres pues al reproducir las mismas condiciones, viven de hinojos ante los corruptos líderes sindicales que como sanguijuelas lamen el sudor y chupan la sangre de la masa obreril para enriquecerse de manera criminal.
Actualmente, la situación en la que viven los operarios de esta región es patética y cruel. A diario, las clínicas del IMSS se ven atestadas de mujeres que arrastran a sus hijos en una actitud de mendicidad, nunca de exigencia. Las esposas y los hijos de los obreros reciben las migajas del sistema de salud después de que una pléyade de burócratas del Seguro Social se ha repartido el pastel.
Los trabajadores que por mala suerte llegan a viejos tienen que formarse cada mes en largas filas en el vano de la puerta trasera de la Sociedad Manuel Acuña para recibir el equivalente a 120 dólares mensuales; su pago por haber dejado la zalea en cualquiera de las industrias de capital nacional o extranjero. A ellos les dicen que el sistema pensionario está quebrado, nunca les aclaran que el estado en el que siguen vegetando en el ocaso de sus vidas se debe a la rapiña con la que se han conducido los gobiernos federales tanto del PRI como del PAN. Así como les dieron atole con el dedo en su juventud, se lo seguirán dando en la vejez.
Indigentes vestidos, los obreros deambulan por la existencia sin esperanza. Para los dirigentes cetemistas la estupidez colectiva es una virtud que les ha permitido pasar del lumpenaje a una vida ostentosa, donde lo mismo caben las residencias que los vehículos de lujo.
Mientras el obrero habita en los chiqueros financiados con dinero del infonavit enriqueciendo a decenas de constructores sin escrúpulos con la complicidad criminal de los dirigentes charros de la CTM, su familia se mantiene sumida en el pantano de la pobreza. El mañana es negro. El futuro miserable.
La miseria en la que hoy se debate la masa obreril sin conciencia de clase es peor que la de hace tres décadas, pues el salario mínimo equivale a un sexto de lo que se pagaba en los años setenta. Hoy el valor de la fuerza de trabajo en el mercado laboral vale menos del 20 porciento de lo que valía cuando los obreros ignorantes y cobardes enarbolaban la bandera rojinegra en los días aciagos de la huelga de Cinsa y Cifunsa.
Independientemente de que la educación pública es deficiente en grado superlativo, los obreros cuya edad oscila hoy entre los 20 y los 40 años se niegan a vestir el ropaje de la cultura. A ellos no les importa ni Galileo Galilei ni Marx. Maslow, el sociólogo famoso por su pirámide de las necesidades del hombre y Federico Engels no existen en la jerga obreril que saca de las telenovelas el lenguaje arquetípico de la comunicación primitiva, pasional. Su música son las cumbias estúpidas y por supuesto, las bellas artes no existen. La poesía es para ellos ridícula. A sus pobres mujeres las enamoran de manera rústica, y luego de algunos meses de relacionarse sexualmente llega la ejaculación precoz en medio del cinismo nocturno.
La prensa mercenaria, por supuesto, no hurga en las necesidades obreriles. No le conviene, pues vive también de las inserciones pagadas por los dirigentes charros de la CTM. Además, los obreros no leen ni en defensa propia. Prefieren la basura de la nota roja y el libro Vaquero. Cuando los corren de sus empleos tienen miedo de acudir a las juntas de conciliación y pillaje. Su cobardía es legendaria. Los trabajadores de África son más combativos que los de la región sureste de Coahuila donde el dirigente charro Tereso Medina se dedica a enriquecerse y a pregonar su pendejada favorita: la nueva cultura laboral.
En resumen, el ciclo de vida social empieza y termina con la estupidez de la mayoría de los obreros cetemistas que a la vez, son la materia prima para la estructuración del círculo de la pobreza en que se debaten los obreros industriales de esta región. Los trabajadores de General Motors y Chrysler, las empresas transnacionales que mejor pagan, tienen ingresos por 120 dólares hebdomadarios; con este dinero, apenas logran teñir de rosa la base de la pirámide maslowiana. Al vértice nunca llegarán. Jamás disfrutarán de los bienes de la cultura y la civilización.
La vida del obrero de estos días, de sus hijos, de sus nietos, de sus biznietos y hasta el infinito, estará atada a los grilletes de la pobreza, pues no hay manera de que con su magro ingreso rompan el ciclo, comenzando por mandar a sus descendientes a la escuela a que reciban educación de calidad.
Los poquísimos hijos de obreros que llegan a pisar los claustros universitarios reciben también las migajas de la educación pública, pues en los salones de clase, tanto de las preparatorias como en las escuelasde educación superior superior no se bruñe la conciencia y la formación del carácter al que se refiere Francisco Bulnes, se encuentra ausente.
Por desgracia para el proletariado urbano, los profesores de los estratos de educación media y superior integran otro eslabón que impide el desarrollo social, pues no se abordan los asuntos que conducen al análisis de las estructuras sociales; es decir, no se habla de pobreza ni de la injusticia y el estado de esclavitud en que se encuentra la masa obreril por una razón patética: los profesores, producto de la educación pública también, piensan -¿?-que la sociedad marcha bien.
Todo lo anterior genera las condiciones para que el fantasma de la estulticia social recorra todos los rincones del arrabal obrero, allá donde falta pan en las mesas y donde el hacinamiento es la constante.
Pero además, la estupidez de la masa obreril ha generado también las condiciones para que individuos largos y faltos de escrúpulos medren con las necesidades de los obreros.
De esta manera, se crea un caldo de cultivo del que nacen los dirigentes charros que como Tereso Medina Ramírez, se dedican a enriquecerse de manera ofensiva para la sociedad, porque no hay diques, y en una comunidad como la de esta región, todos los estratos sociales pecan con su silencio, pero sobre todo, los trabajadores, porque no han tenido la voluntad para linchar a los charros cetemistas.
…(…) y cuando los obreros despertaron, el dinosaurio seguía ahí…
Han pasado muchos días desde que este tundeteclas trata de reconstruir esta parte de la historia de Tereso Medina Ramírez y durante todo ese tiempo lo acompaña una sensación de asco, de ira impasible, porque todavía no alcanza a comprender la pasividad de los obreros y el silencio social en el que todos hemos sido cómplices de las tropelías de los dirigenes charros de la CTM.
Durante las últimas cuatro décadas, en la región sureste de Coahuila la Confederación de Trabajadores de México sólo ha tenido dos administradores: Gaspar Valdés Valdés y el pedazo de zoquete que actualmente se encuentra al frente de esta organización, de manera antidemocrática.
Sólo el cuento de Augusto Monterroso puede resumir esta irrealidad: “…(…) y cuando los obreros despertaron, el dinosaurio seguía ahí…”, porque la CTM está ahí, medio muerta, medio viva, como los virus letales que habitan en la frontera de la vida y la muerte en espera de células incautas o con mala suerte, que permiten el uso de su código genético para que éstos se reproduzcan.
Así han sido los dirigentes charros cetemistas en la región sureste de Coahuila durante el último medio siglo: virus letales que han modificado el código genético de cada una de las células sociales del tejido obrero, porque es necesario creer, por encima de la realidad que se vive, que cada uno de los obreros nació libre, pero que por necesidad de sobrevivencia han tenido que entregar su dignidad a las sanguijuelas charras de la CTM.
Y el dinosaurio sigue ahí, velando el sueño obreril como el cuento de Augusto Monterroso.
El voto obrero, puro pedo…
Para la paleohistoria política de México, el PRI contraviene la ley natural de las especies pues a pesar de que en 2000 estuvo condenado a la extinción, hoy resurge con la fuerza de la estupidez colectiva y la corrupción panista.
En la década de los 80, el abuelo del charrismo sindical cetemista Gaspar Valdés Valdés, invariablemente prometía miles de votos para el PRI. La realidad: las urnas se rellenaban con la mano de los burócratas que se encargaban de las casillas, pues la ausencia de los trabajadores en general así lo permitía. Sólo ejercían su derecho a sufragar los dirigentes charrlos y los líderes de colonias que indirectamente, también se disputaban el cuero obreril.
Los obreros cetemistas han dedicado el día de los comicios a ver el futbol por televisión y al consumo de cerveza. Les vale madre el circo político. Lo anterior ha traído como consecuencia que la ultraderecha rabiosa se apodere de los pocos espacios de libertad política.
El PRI siempre ha usado a los dirigentes charros de la CTM y a sus incondicionales lumpenizados, los taxistas y cumbieros en turno como petates de muerto para asustar a la oposición. Durante los días electorales los taxistas y cumbieros se dedican a transportar a las mujeres pobres a las casillas mientras los hombres beben cerveza y se alienan con la caja idiotizadota, viendo los partidos futboleros.
Los trabajadores no votan porque dentro de su estupidez saben que los charros los entregan al patrón y como siempre existen algunos de estos especímenes como candidatos a regidores, síndicos o diputados, el voto de los operarios fabriles trabaja en contra. Si no es así, por qué en las últimas elecciones los resultados en las colonias del arrabal han beneficiado a la ultraderecha rabiosa. El PRD no tiene presencia por que sus líderes han prostituido el ejercicio de la política.
Por otro lado, en el obrero no se ha fortalecido la cultura de la democracia pues los charros cetemistas son eternos en sus cargos y muy pocos trabajadores logran arrancar las migajas del pastel de las cuotas y otros ingresos que reparte el charro Tereso Medina Ramírez.
De esta manera, el PRI tiene que buscar los sufragios en el sector aparentemente más pobre de la economía subterránea: vendedores de elotes, de papitas, de alimentos callejeros y de comerciantes de los puestos de los mercados ambulantes, en fin, en el lumpenaje mismo, pues se ha establecido que el nivel cultural de esta gente no rebasa el cuarto grado de educación primaria.
En contraparte, Acción Nacional y la ultraderecha rabiosa encuentran el semillero de sus votos en un sector desparramado en todo el espectro social. Recurre a aquellos seres que a pesar de las deficiencias de la educación pública han tenido acceso a los “insigts” de la Gestalt y no tienen aherrojada su conciencia a corporaciones como la CTM, la CROC o la CNC que en conjunto representan la apatía política que se mantiene al margen de los procesos electorales.
Tocante a lo anterior, basta recordar que en las elecciones de 1990, el abuelo del charrismo regional Gaspar Valdés Valdés prometía 20 mil votos al candidato del PRI Abraham Cepeda Izaguirre y el resultado final para esta organización fue de tan solo 17 mil contra 500 más para el PAN con lo que las braguetas persignadas de este partido, se alzaron con la victoria el 28 de octubre de aquel año.
-¿Para qué le sirve Tereso Medina al PRI?
-Para nada y para pura chingada.
Desde el punto de vista político la CTM es una cosa rara e irrel, una entelequia que materializada sólo ha servido para que el charro en turno se enriquezca mientras reparte las migajas del pastel entre sus incondicionales olvidándose del derecho que tienen los obreros de llevar una vida con los mínimos de dignidad.
En estos momentos en que la derecha rabiosa aprieta a través de sus personeros del Partido Acción Nacional, el PRI seguramente vivirá momentos álgidos durante el desarrollo del proceso electoral de 2008, por el repudio de la población semipensante a los caciques cetemistas de las distintas regiones del estado.
La falta de democracia dentro de los sindicatos aunada a la rapiña de los dirigentes charros genera en los hijos de los obreros sentimientos de frustración, y puesto que se supone que los niveles educativos y el acceso a la información de éstos es superior a la de sus padres, seguramente si los jóvenes salen a votar, lo harán por un partido diferente al Revolucionario Institucional. Lo anterior es grave para el PRI, porque el discurso de la ultraderecha rabiosa dentro de lo mentiroso que es, resulta atractivo para los jóvenes que ven en los albiazules un camino más seguro para lograr sus aspiraciones de orden humano.
Al margen de que aún hay testigos de la miseria en la que se debatía su existencia hace apenas una década, Tereso Medina Ramírez, el dirigente charro de la CTM es hoy uno de los hombres más ricos de estas latitudes.
Aunque el término ‘hombre’ le queda grande a Medina Ramírez por la forma criminal en que se ha desenvuelto su vida, pues ostenta de manera sinvergüenza propiedades, vehículos y dinero en bancos nacionales y del extranjero, que un operario nunca ganaría aunque trabajara día y noche durante mil años luz.
El asqueroso dirigente charro ha llegado a manifestar en panfletos políticos que tiene como origen el campo, pero jamás se ha atrevido a mencionar que en su juventud era un vividor que sobrevivía merced al trabajo de su madre, quien vendía menudo en cualquier esquina de una colonia de infonavit en Torreón.
Entre los datos oscuros que intenta mantener ocultos el ladrón institucionalizado de las cuotas de los trabajadores de Coahuila se encuentra el del apellido Arguello, de nombre Juan Manuel y como segundo apellido López, pues a mediados de los años 80 hizo todo lo posible por cancelar su existencia laboral.
Juan Manuel Argüello López era tesorero del sindicato de General Motors y su pecado para el destierro laboral al ser colocado en la lista negra, luego de aplicarle la claúsula de exclusión, es un asunto que Tereso Medina mantiene en la esfera de su intimidad; sin embargo, sus subalternos conocen el secreto.
Al respecto, los datos que se encuentran en el archivo de Terriorio Libre conducen a una historia de amor interesado, como corresponde a un sujeto sin principios ni valores, cuya escala axiológica se encuentra en cero.
La riqueza que Tereso Medina ha amasado a lo largo de una década gracias a la falta de escrúpulos y a las traiciones a sus más cercanos amigos y colaboradores, es en estos momentos el lastre principal que arrastra el dirigente charro de la CTM. Los obreros, medrosos, cobardes e ignorantes han aportado su cuero y su sangre para que el dirigente charro viaje en ostentosas camionetas, mientras su mujer y sus hijos, conducen lujosos automóviles que los operarios industriales de la región nunca llegarán a conducir, pues los 120 dólares que ganan hebdomadariamente les sirven sólo para paliar el estado de perenne pobreza en que se ha debatido su existencia.
Ante un panorama tan sombrí y a la atmósfera miasmática que se respira dentro de la CTM como burbuja que mantiene esclavizados a los obreros es preciso preguntarse:
- ¿Para qué le sirve Tereso Medina al PRI?
La respuesta que cualquiera daría es:
- Para nada… y para pura chingada.
Prueba de que los dirigentes obreros han sido repudiados por el pueblo cuando presentan sus candidaturas son los rotundos fracasos que tanto Gaspar Valdés Valdés como Tereso Medina han sufrido en sus respectivos distritos.
Parte de la frustración del dirigente charro es que no ha podido ser diputado federal por la vía del voto directo. La gente no lo quiere y existen pruebas que avalan lo anterior. Durante una de las últimas escaramuzas electorales en las que ha participado el cacique obreril fue apedreado por las mujeres de la populosa colonia Valle de las Flores, cuyo enclave se encuentra en el sector nororiente de Saltillo.
La prensa mercenaria y el charrismo sindical.
La prensa formal, tanto escrita como electrónica, como reflejo de la paupérrima conciencia social, ha aportado también su granito de arena: durante más de diez años le ha publicado inserciones pagadas llenas de mentiras, que han buscado de manera tendenciosa posicionarlo como el líder social que no es.
Actualmente, en Saltillo pululan dos generaciones reporteriles tanto en los diarios como en las estaciones radiofónicas y en los canales de televisión.
La primera es la que ya va de salida y cuyos miembros se ubican entre los 40 y los 60 años de edad. Esta generación, forjada en los tiempos de la hegemonía priista veneraba a los líderes charros por dos razones fundamentales, sin que una excluya a la otra: se sentían más priistas que los tricolores y porque desde la oficina de prensa de las administraciones estatales se controlaba la línea editorial de todos los medios de comunicación, y así se quedaron acostumbrados.
La segunda generación la integran jóvenes, cuyas edades oscilan entre los 25 y los 40, la mayoría de ellos con estudios universitarios, forjados en claustros privados y públicos pero con una visión del mundo sujeta a las teorías económicas del libre mercado.
Lo anterior, aunado a la filosofía mercantilista de los medios de comunicación en general que no fueron fundados para reivindicar cabrones, impide que los jefes de información no se interesen en listas negras y claúsulas de exclusión, como prácticas comunes dentro del charrismo sindical.
Aparte de lo anterior porque en los diarios sí se hace periodismo de a de veras, aquel cuya filosofía, ceñida a la moral burguesa, no permite que a la burguesía se le señalen sus complicidades con los dirigentes cetemistas charros que amparándose en claúsulas de exclusión y en listas negras se deshacen de los poquísimos obreros, que concientes del lugar que ocupan en la cadena de producción, se atreven a desafiar al charrismo sindical buscando la organización independiente para la defensa de sus intereses.
Si los obreros supieran…
Si los obreros conocieran el tren de vida que lleva el charro supremo del cetemio coahuilense tal vez no harían nada, a lo mejor lo admirarían desde la óptica de la picaresca o quizá se organizarían para defenestrarlo de la CTM.
Cuando Territorio Libre publicó en su edición anterior que Tereso Medina Ramírez había comprado la residencia que en vida pertenecía a Jorge Masso Masso, sus dimensiones, su ubicación y su precio de 500 mil dólares (más de cinco millones de pesos), además de su gusto por las apuestas en las carreras de caballos y los tratos que signa en el sótano de la política sindical con los dueños de las empresas, su vasallaje a la compañía Lala donde cobra 35 mil pesos mensuales y los contratos de capacitación por los que recibe tan sólo del GIS alrededor de 200 mil pesos mensuales, el máximo exponente del charrismo sindical en Coahuila sólo dijo a quien le entregó la publicación:
- ¿Quién es este hijo se su chingada madre?
Luego se estiró el lado derecho de su bigote mientras perdía su mirada en el paisaje urbano a través de la ventana de su oficina. Tal vez recordaba en esos momentos los tiempos negros en que deambulaba por la plaza de armas con ganas de suicidarse ante la miseria que vivía, pero no contaba entonces con el dinero suficiente ni para media cucharada de veneno.
Así eran aquellos tiempos para Tereso Medina Ramírez pues no tenía ni tres pesos para hacerse de una piola que lo condujera al más allá, lejos de la pobreza que padecía y de su mediocridad intelectual.
En esos años el charro mayor del cetemio coahuilense no contaba con que a la vuelta de la esquina, el destino le tenía reservada una sorpresa, que a través del amor interesado lo sacaría de la indigencia.
Vendría primero la sindicatura del ayuntamiento de Saltillo. Sus primeros emolumentos le permitirían hacerse de un viejo Crown Victoria azul a quien sus más cercanos llamaban el “mataperros”, después una camioneta que adquirió en mensualidades cómodas pero que podía pagar gracias a que se robaba el combustible de la central de servicios de la presidencia municipal y luego una Blazer que apenas andaba pero que ya le permitía sentirse por encima del pavimento. La década de los ochenta agonizaba y con ella se iba la vida sórdida de Medina Ramírez, quien por esos años aún recordaba el cuarto de servicio que ocupaba en la vieja clínica Vasco de Quiroga, propiedad de los sucesores del doctor Manuel Ortiz de Montellano.
Próximo a contraer nupcias el charro mayor le pidió a Gerardo Ordaz Moreno que lo apadrinara en la ceremonia de su primera comunión. Luego lo traicionaría aprovechando una coyuntura banal al echarlo del seno cetemista.
Con la llegada de la diputación local que ocupó por primera vez (1993-1996) durante el primer tramo de la administración de Rogelio Montemayor Seguy su economía repuntaba, al grado de que abandonó la morada modesta que lo hacía gente en el Valle de las Flores de donde se mudó a una más acorde con su nuevo estado: legislador. Aún vestía camisas de cuadros de corte vaquero de acuerdo con su mentalidad de charro.
Tereso echa a la calle a su cuñada y a sus sobrinas.
En ese entonces, su hermano Carlos Medina Ramírez finiquitaba su divorcio. Junto con su esposa y dos hijas, Carlos vivía en la primera vivienda a la altura de la decencia obrera que habitó su hermano Tereso, pero luego de su separación y nacidos los conflictos postdivorcio, los temibles hermanos, ya en ascenso dentro de la estructura del charrismo cetemista, llegaron a la casa marcada con el número 259 de la calle Orquídeas, esquina con Crisantemo y de manera violenta allanaron el hogar donde vivía la excuñada del dirigente y sin ningún miramiento para la condición femenina, echaron a la calle a Verónica Rivera Contreras y a sus dos hijas, sobrinas ambas, de seis años y siete meses respectivamente, del entonces diputado local. El asunto fue manejado ampliamente en el vespertino Extra.
A la sazón, la información desplegada decía: “El diputado local cetemista Tereso Medina Ramírez lanzó a la calle a su cuñada y a sus dos sobrinitas al quitarles la casa que les había prestado para vivir en la colonia Valle de las Flores Infonavit, luego de que su hermano Carlos Medina Ramírez se divorció de la humilde mujer que junto con sus dos niñas se quedó en el abandono y en el desamparo y vecinas del sector le brindaron ayuda, dándole refugio en una de sus viviendas.
“De manera pública los vecinos reprobaron la conducta de Tereso Medina Ramírez al dejar en la calle a su cuñada y a sus dos sobrinitas, y resaltaron que en mal momento la ciudadanía (sic) saltillense le confió su voto al diputado cetemista para elegirlo como representante del pueblo y mencionaron que en adelante se van a unir los moradores para evitar que perjudique al ama de casa”.
La nota informativa daba cuenta también de que “Además, por si fuera poco, el desobligado individuo Carlos Medina Ramírez no cumple con la pensión alimenticia para sus hijas influenciado por su hermano el diputado cetemista.
Años después, el charro del cetemio regional acudía de nuevo a la colonia que le había hecho renacer la esperanza en la vida, en busca del sufragio popular. Como las mujeres no olvidan, antes de dejarlo hablar lo corrieron a pedradas. El candidato tuvo que huir por piernas ante la furia del ala femenina del vecindario.
La insultante riqueza de Tereso Medina Ramírez.
(Los ranchos)
En la edición 37 de Territorio Libre ha quedado establecido que la ruta de la riqueza de Tereso Medina es una delta más grande que la desembocadura del Nilo pues no desprecia ninguna forma que le permita meterse el dinero de las cuotas de los trabajadores y de los empresarios en sus bolsillos.
Lo mismo recibe dinero de Lala que del GIS mientras mantiene en un puño a los introductores de tortilla en los comedores industriales sin soslayar su participación en el transporte de los obreros fabriles que circulan por toda la ciudad y lo mismo van a Ramos Arizpe que vienen de Derramadero.
Fuentes que prefieren el anonimato dicen que es dueño de uno de los ranchos que pertenecían al enajenador de obreros Eulalio Gutiérrez mejor conocido como el Piporro.
En estos lugares, Tereso Medina se cree hacendado del porfiriato mientras sus manos sin callos sostienen con firmeza la rienda de sus animales. Lo sigue su hija Rocío Medina López quien fue enviada por su padre a hacer sus pinitos en la Escaramuza Charra de Saltillo.
Dice el dicho popular que Dios los crea y ellos se juntan. Tereso es vecino del cuentachistes saltillense Catón (a) Armando Fuentes Aguirre allá en Potrero de Ábrego. En el mismo municipio de Arteaga también es dueño de un predio en el ejido La Presa, de otro en San Antonio de las Alazanas, además de uno más que actualmente se encuentra en conflicto.
Los ranchos ya son propiedades viejas en el patrimonio del charro sindical, pues existen evidencias de que durante dos años mantuvo a un grupo de trabajadores fabricando postes de concreto para delimitar propiedades rurales. Con maquinaria moderna, con sólo dos trabajadores se pueden fabricar por lo menos 200 postes diariamente. En un año fácilmente se elaboran 60 mil. Lo anterior da una idea del tamaño de las propiedades rurales que ha conseguido gracias a la sangre y el sudor de los obreros de Coahuila. Esto debería llenar de indignación a la clase trabajadora del estado, pero por desgracia no es así; por el contrario, Tereso Medina Ramírez pasa como un ser respetable que mantiene a sus hijos en colegios de ricos como el Tecnológico de Monterrey, la UANE y el Montessori. En suma, una sociedad cuyos estratos se doblegan ante el dinero mal habido, manchado con la pobreza de los operarios que a diario sufren las consecuencias de ganar 120 dólares a la semana.
Las casas.
Pero si los ranchos son su delirio y su talón de Aquiles, en cuanto a propiedades urbanas no curte mal las vaquetas, pues es dueño de una casa ubicada en el 340 del bulevar Oceanía del fraccionamiento del mismo nombre. En esta casa vive su antigua secretaria Perla Micaela Armendáriz Puente. Es una casa tan pequeña que la camioneta Avalancha color negro que antes conducía Tereso Medina, ahora la usufructa Perla Micaela, una mujer que según el número de seguridad social emitido por el IMSS, tiene actualmente alrededor de 34 años. Los habitantes del sector no se explican el cambio en el tren de vida de esta mujer, que con un sueldo establecido en la nómina cetemista de 19 mil 620 pesos puede conducir un vehículo de esta naturaleza y aparte levantar una residencia en San Patricio Plus.
Otra de las construcciones urbanas que ostenta Tereso Medina Ramírez es la casa de donde echó a su cuñada junto con sus sobrinas y se ubica en la calle Orquídeas, esquina con Crisantemo en la colonia Valle de las Flores Infonavit.
Esta casa la adquirió a finales de la década de los 80 mediante engaños, al despojar a su antiguo dueño Ricardo Vásquez Puente. En ese entonces el charro cetemista estaba por contraer nupcias con la ahora también dueña de las cuotas sindicales Bertha López Rivera, y como en ese entonces Tereso no tenía ni en que caerse muerto, ni dinero para adquirir una piola que lo condujera al más allá, le dijo a Ricardo Vásquez Puente que se la prestara. Este buen hombre, charro menor, así lo hizo, pero cuando reclamó la propiedad a Tereso, éste le dijo:
- A’i la dejamos compadre, mejor dile a Gaspar (Valdés) que te consiga otra.
Como en esa época los líderes hacían y deshacían a su antojo, las cosas quedaron como lo pidió el charro sinvergüenza Tereso Medina. Así se hizo de su primera morada decente a la que se mudó desde el cuarto de servicio de la antigua clínica Vasco de Quiroga.
Aunque no está plenamente comprobado, el caradura del sindicalismo regional posee otras dos viviendas: una en Eugenio Aguirre Benavides marcada con el número 929 y otra en el fraccionamiento Miravalle frente a las pulgas.
Pero lo anterior es nada si se compara con la casa que posee Medina Ramírez en el poblado Bella Unión. La finca cuenta con nogales frondosos y fue remodelada al capricho burgués del dirigente obrero. La finca fue levantada en un terreno de 13,884.9 metros cuadrados y se encuentra a nombre de Blanca Alicia López Rivera. Algunos moradores de Bella Unión que la conocen por dentro no dejan de expresar su admiración. Es muy bonita –dicen.
Tan sólo por concepto de impuesto predial, la familia Medina-López adeuda al municipio de Arteaga la cantidad de 52 mil 54 pesos y 49 centavos. No pagan desde 2000 y no hay embargo alguno.
Pero lo que más ha sorprendido a la opinión pública es la adquisición por parte del dirigente charro de la residencia que en vida era habitada por el polémico político y empresario Jorge Masso Masso. Esta casona se encuentra en el fraccionamiento Bugambilias y quienes han estado adentro de la enorme vivienda dicen que solamente el área de recepción mide alrededor de 100 metros cuadrados con recámaras enormes, como amplios son también, el resto de los espacios. Para que el lector tenga una idea de la desvergüenza de Tereso Medina las casas que ocupan los obreros en las colonias las Teresitas y Saltillo 2000 cuentan con dos recámaras de 7.84 metros cuadrados (2.80 por 2.80) y la sala comedor cuenta con 13.60 metros cuadrados que en total suman alredeor de 50 metros de construcción. En este tipo de vivienda están condenadas a vivir en hacinamiento medieval los matrimonios obreros con por lo menos tres hijos. Por eso, la violencia reactiva (términos de Erich Fromm) no se hace esperar, manifestándose a través del pandillerismo, que convierte a las colonias proletarias en verdaderos infiernos al paso de cinco o diez años, el tiempo suficiente para que los futuros operarios se den cuenta de que su futuro es más negro que cenizo.
Asientos e interiores de los vehículos de Tereso están forrados con el cuero de los obreros.
Pero si los bienes edáficos son el delirio de Tereso Medina, los vehículos ostentosos no podían faltar en su patrimonio malhabido.
En el parque vehicular del charro cetemista se encuentran los siguientes automotores: camioneta chevrolet Equinox modelo 2006 con placas FBL3981 a nombre del Instituto de Educación Obrera pero que diariamente conduce la charrita menor Rocío Medina López; camioneta Avalanche 2007 con placas ES48189 color azul a cargo de Perla Micaela Armedáriz Puente.
Además, el charro mayor cuenta para su servicio personal con una camioneta Dodge Diesel 4x4 color gris placas ES65114, camioneta Cadillac Escalade 2007 color arena que circula con las placas ES7856; este artefacto, por su precio de 70 mil euros (un millón 120 mil pesos) y sus características no está orientada al segmento que se preocupe por la gasolina, sino a aquellos que han rebasado este tipo de realidades pues mide cinco metros de largo, dos de ancho y 1.88 de altura. Su habitáculo puede acomodar hasta ocho pasajeros y todavía queda un maletero de 462 litros que puede ampliarse a 2,962. Además de todo el equipamiento de lujo que se espera en un vehículo de su clase, con exquisiteces como el reloj analógico de la consola central firmado por Bulgari. Su motor es un enorme V8 de seis litros de cilindrada; además, cuenta con cambio automático y un sofisticado sistema de transmisión a las cuatro ruedas con numerosos contactos electrónicos de tracción y estabilidad. También es dueño de una camioneta negra Dodge Sport 4x4 placas ES65202 y una Suburban 2007, placas EBV9795 también color arena. Esta camioneta está equipada con sistema estándar de control de estabilidad Stabili Trak con tecnología atenuante de vuelcos, bolsa de aire delantera estándar de dos etapas para el conductor, bolsa de aire de dos etapas estándar para el pasajero del asiento delantero, con sistema de detección de pasajeros, sistema de control de presión de los neumáticos, sistema de limpiabrisas con sensor de lluvia, asistencia ultrasónica para estacionar en marcha atrás, además de otros aditamentos que producen las delicias del líder charro de la CTM Tereso Medina, quien para la compra de esta camioneta erogó, de las cuotas de los trabajadores, alrededor de medio millón de pesos. Los vehículos pick up los utiliza sólo para ir de sus residencias a sus ranchos y en ocasiones se ha visto a su servidumbre personal manejándolas.
Tan solo los vehículos antes descritos son una fortuna con la que el obrero común tiene prohibido soñar y se constituyen en un insulto a la dignidad de la clase trabajadora a la que el charro cetemista Medina Ramírez debía guardarle un mínimo de respeto; pero, perdida la vergüenza, se pasea muy orondo por las calles de los pueblos de Coahuila.
Cualquiera podría decir que los interiores de los vehículos señalados han sido confeccionados con el cuero de los obreros coahuilenses.
La capacitación obrera y la complicidad de las empresas nacionales y extranjeras con los charros de la CTM.
Según el diccionario, el término capacitación significa buscar las formas para que los trabajadores desarrollen aptitudes y habilidades para desenvolverse con calidad en sus funciones como operarios. Lo anterior conlleva el establecimiento de planes y programas, bajo un proceso en el que tanto la pedagogía como la didáctica como ciencia y técnica de la enseñanza respectivamente, de acuerdo con el giro de cada una de las industrias, rindan beneficios tangibles a los trabajadores; es decir, luego de la capacitación técnica, el obrero podría acceder a mejores salarios y de esta manera adquirir la capacidad de elevar su calidad de vida.
Lo anterior no es una puntada más del charro mayor del cetemio coahuilense, sino una disposición que tiene su origen en la fracción XIII de la Constitución General de la República y que a la letra expresa: “Las empresas, cualquiera que sea su actividad, estarán obligadas a proporcionar a sus trabajadores, capacitación o adiestramiento para el trabajo. La ley reglamentaria determinará los sistemas, métodos y procedimientos conforme a los cuales los patrones deberán cumplir con dicha obligación”.
Al respecto, también el artículo 153-A de la Ley Federal del trabajo establece: “Todo trabajador tiene el derecho a que su patrón le proporcione capacitación o adiestramiento en su trabajo que le permita elevar su nivel de vida y productividad, conforme a los planes y programas formulados, de común acuerdo, por el patrón y el sindicato o sus trabajadores y aprobados por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.”
Así mismo, el artículo 153-B dice “Para dar cumplimiento a la obligación que, conforme al artículo anterior les corresponde, los patrones podrán convenir con los trabajadores en que la capacitación o adiestramiento, se proporcione a éstos dentro de la misma empresa o fuera de ella, por conducto de personal propio, instructores especialmente contratados, instituciones, escuelas u organismos especializados, o bien mediante adhesión a los sistemas generales que se establezcan y que se registren en la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. En caso de tal adhesión, quedará a cargo de los patrones cubrir las cuotas respectivas”.
Aunque el espíritu de la ley es bastante claro y sus postulados también porque se habla de capacitación o adiestramiento para el trabajo que le permitan al obrero elevar su nivel de vida y productividad, y que el costo de dicha capacitación correrá a cargo de los patrones; la voracidad y desvergüenza del charro mayor del cetemio coahuilense Tereso Medina Ramírez se aprovecha del último párrafo del artículo 153-B, pues con el establecimiento del Instituto de Educación Obrera hace que las empresas firmen un convenio con la CTM que consiste en el pago de un día de salario mensual por cada uno de sus trabajadores por concepto de capacitación.
En la CTM no existen planes y programas de estudio para la capacitación o adiestramiento de los obreros, es más, según la claúsula séptima del convenio que firman anualmente los empresarios con Tereso Medina desde el 01 de noviembre de 1998 dice: “La Federación de Trabajadores del Estado de Coahuila CTM a través del Instituto de Educación Obrera conviene ante esta empresa que los cursos, diplomados, seminarios y todas las actividades educativas, de capacitación y/o adiestramiento tendrán una orientación ideológica encaminada a exhaltar los valores humanos, el trabajo como único medio para la realización del hombre y la búsqueda continua de elevar la calidad y la productividad en los Centros de Trabajo, en suma, crear una Cultura Laboral (sic) fundada en los anteriores principios cuyo único fin sea el desarrollo integral de los trabajadores”.
El decantamiento demagógico, porque si todo lo anterior se llevara a cabo, el espacio de la vieja casona marcada con el número 107 de la calle Purcell sería insuficiente para recibir a la masa informe de trabajadores de las distintas empresas con giros muy diferentes entre sí.
Por otro lado, nada tiene que ver la ideología con los conocimientos técnicos que finalmente son los únicos que podrían constituirse en herramientas de uso cotidiano por los trabajadores que actualmente se encuentran esclavizados por la CTM y sus dirigentes charros que ni siquiera alcanzan el rango de líderes, pues arribaron al poder con fines aviesos, nunca con la idea de reivindicar a la clase trabajadora.
Así mismo, el concepto de la capacitación que tiene su origen en la legislación mexicana y no en la idea revestida de perversidad del charro cetemista, no se lleva a cabo; esto revela que tanto la CTM como las empresas, tanto nacionales como extranjeras tienen un pacto mafioso en el que avientan un día de salario mensual de cada uno de los trabajadores al cancerbero de sus intereses: Tereso Medina.
Esta es probablemente la vía principal del enriquecimiento del charro mayor de la CTM, pues por este concepto, durante la última década ha recibido, con la actualización del dinero, alrededor de 240 millones de pesos (24 millones de dólares) tan sólo por este concepto, pues falta calcular el monto de las cuotas sindicales mediante las que se expolia a los trabajadores.
La cifra anterior parece enorme, pero sólo es el espejo de la riqueza acumulada por Medina Ramírez. Surge de la multiplicación de 40 pesos a que equivale el salario mínimo por 50 mil obreros, que se presume están aherrojados a la CTM. Esta operación fundamental arroja una cifra de dos millones de pesos mensuales que multiplicados por 12 meses da 24 millones de pesos y si éstos se multiplican a su vez por los diez años que tiene el charro en el solio supremo de la entelequia cetemista nos da la escalofriante cantidad de 240 millones de pesos.
Tocante a las cuotas sindicales, suponiendo que cada uno de los 50 mil obreros cetemistas tiene un salario de 800 pesos semanales, 3 mil 200 mensuales, y calculando también sobre una base conservadora, de que a cada uno de ellos se les descuente de su ingreso el uno porciento, la cifra también es aterradora, pues por este concepto han entrado en las arcas del charrismo sindical, mensualmente, un millón 600 mil pesos, mismos que multiplicados por 12 meses, se convierten en 19 millones 200 mil pesos, que a diez años de distancia se transforman en 192 millones de pesos.
Pero si a lo anterior se suman los actos de voracidad y de rapiña de Tereso Medina Ramírez que recibe tanto del Grupo Lala como del GIS cantidades inconfesables por sus actividades de cancerbero de los intereses de los empresarios, entonces se está ya en la ruta del origen de la ofensiva fortuna del dirigente charro del cetemio coahuilense.
Las chozas de los obreros cetemistas.
Mientras el charro del sindicalismo es dueño de un par de residencias que sobresalen de otras propiedades urbanas mantiene condenados a los trabajadores a vivir hacinados en casas financiadas por el Infonavit que no miden más de 50 metros cuadrados.
Lo anterior se constituye en un crimen de lesa humanidad, pues los postulados mínimos de los sindicatos se orientan hacia la defensa de la calidad de vida de los trabajadores, y sin embargo, esto no sucede en el conjunto de organizaciones que integran la CTM; por el contrario, los operarios viven con el constante temor de que se les apliquen las claúsulas de exclusión y los coloquen en las famosas listas negras. Esto significa la pérdida del empleo, pero garantiza el silencio de la masa informe de obreros fabriles.
Actualmente los créditos que otorga el Infonavit en medio del cacareo publicitario oscilan entre los 190 y los 230 mil pesos, porque se calculan en función directa del magro salario de los trabajadores; por lo mismo, las casas que habitan los operarios industriales son tan pequeñas. Esta condición hace que en los arrabales obreros, las pandillas surjan como hongos después de la lluvia, pues los niños y los jóvenes se sienten mejor en las angostas callejuelas que en el interior de sus domicilios. Este asunto, que debería ser materia de estudio de la Sociología se ha repetido desde 1972 en que se construyeron las primeras viviendas en la colonia Antonio Cárdenas. Lo anterior impide el equilibrio en las relaciones familiares, pues las condiciones mínimas para que los cónyuges mantengan sus vínculos afectivos y sexuales se ven obstaculizadas por la estrechez del espacio, y por supuesto que esto conduce a la sordidez existencial, pues se niega al obrero el placer más barato al que puede tener acceso: el sexo.
La voracidad de los constructores, la corrupción que invariablemente ha campeado en el Infonavit, el charrismo cetemista, la necesidad de vivienda de los obreros, sumado todo lo anterior a la ignorancia supina, producto de una educación sin calidad, han hecho que la producción en serie de chiqueros proletarios sea desde hace mucho tiempo uno de los rubros que mantiene de pie, aunque tambaleante, a la economía del país. Pero si los obreros están jodidos, los peones de obra están peor.
La construcción en serie de viviendas para los trabajadores ha permitido que se empleen materiales de bajísima calidad con el consentimiento de los dirigentes charros de la CTM, porque así conviene a todos los involucrados (constructores, delegados por entidad del Infonavit y charros sindicales).
Actualmente en la región sureste de Coahuila nadie puede vender por su cuenta una vivienda nueva con las características marcadas por el Instituto del Fondo Nacional para la Vivienda de los Trabajadores (Infonavit), por acuerdo entre los constructores, la delegada Imelda Zavala y Tereso Medina Ramírez, jefe del charrismo sindical.
Las compras a terceros que pueden ejercer los trabajadores tienen que ser de casas usadas, cancelándose con esto el changarrerismo que tanto cacareaba Vicento Fox.
Pero lo más grave para los trabajadores es que dedican de por vida gran parte del producto de su esfuerzo para pagar los muros en los que habitan, porque el Infonavit les cobra por concepto de intereses alrededor del 10 porciento anual; es decir, si un trabajador adquiere un crédito por 300 mil pesos, al año habrá abonado tan sólo por concepto de réditos aproximadamente 24 mil pesos. Sus descuentos ni siquiera habrán tocado el capital y esto es hasta el infinito. Una nueva forma de esclavitud. La paradoja es que sólo desde su tumba el trabajador habrá liquidado el crédito. Antes, nunca.
Por otro lado, las dimensiones mínimas de las viviendas ofenden la dignidad humana: dos recámaras de 7.84 metros cuadrados cada una, cocinas de cinco, sala comedor de 13.60 y un modestísimo cagadero de tres metros cuadrados también.
Lo anterior es altamente ofensivo porque en el espacio que ocupan las residencias del dirigente charro Tereso Medina Ramírez se podrían construir decenas de viviendas obreras y en la superficie de sus ranchos, se podrían edificar miles de casas para los trabajadores industriales. Esta es la realidad y el tamaño de la desvergüenza del charro cetemista.
Por lo demás, se violenta la fracción XII del artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que expresa a la letra: “Toda empresa agrícola, industrial, minera o de cualquier otra clase de trabajo, estará obligada, según lo determinen las leyes reglamentarias a proporcionar a los trabajadores habitaciones cómodas e higiénicas. Esta obligación se cumplirá mediante las aportaciones que las empresas hagan a un fondo nacional de la vivienda a fin de constituir depósitos en favor de sus trabajadores y establecer un sistema de financiamiento que permita otorgar a éstos crédito barato y suficiente para que adquieran en propiedad tales habitaciones”.
El espíritu de este artículo se violenta desde el momento en que los chiqueros del arrabal en los que habitan los obreros no son baratos, pues la política que sigue el Infonavit es el beneficio de las empresas constructoras, no de los trabajadores que son condenados a vivir en superficies de 105 metros cuadrados con 50 de construcción, edificadas con materiales de mala calidad y con mano de obra a destajo y mal pagada. De esto se quejan los albañiles que tienen que ganarse el sustento edificando casas para los trabajadores.
El costo final de una casa de Infonavit le cuesta a las constructoras alrededor de 80 mil pesos con el terreno incluido y las venden a los obreros en cantidades que oscilan entre los 250 y los 280 mil pesos. ¿Será negocio?
La falta de cimentación adecuada y el uso de viguetas pretensadas con nieve seca o bovedilla de concreto abate costos.
Es ocioso en este espacio publicar la lista de materiales que se usan en cada una de las viviendas, pero es ridículo y ofensivo a la inteligencia no desarrollada de la masa proletaria que dice representar el charro Tereso Medina Ramírez.
El IMSS y el martirio de los obreros.
Pero si en el aspecto de vivienda el resultado es patético y desgarrador por los materiales de bajísima calidad que se utilizan en su edificación y por los intereses que impiden que en vida los obreros puedan pagarlas, la salud de las familias de los operarios industriales representa un martirio, pues la mayoría de los matasanos que atiende en el IMSS son déspotas y durante las consultas humillan a las esposas y a los hijos de los trabajadores porque se sienten socialmente superiores.
La etiología del maltrato hacia las familias de los obreros, se encuentra en los sueños de grandeza que durante sus días de estudiantes acariciaron los facultativos, hechos añicos hoy, en estos tiempos de adversidad por los que cursa el Instituto Mexicano del Seguro Social a causa del saqueo que ha sufrido desde su nacimiento.
Bajo el amparo de un sindicato que desde hace mucho tiempo es consentido del sistema prianista, el personal del IMSS es soberbio e irresponsable. Si una persona tiene la mala fortuna de requerir atención urgente en los minutos finales de una jornada y el inicio de otra, tiene que esperar una hora, pues entre las prestaciones que tienen los matasanos, los radiólogos, las enfermeras y las secretarias está la de terminar la jornada media hora antes e iniciar la que sigue 30 minutos después. Este es un lapso muerto en el que todas las actividades se paralizan. Esto es desesperante y sin embargo, los obreros tienen que aguantar este tipo de servicio, pues los dirigentes charros que tienen la obligación de velar por los intereses de los trabajadores, también se encuentran coludidos con las prácticas de matasanos y enfermeras del Seguro Antisocial.
Aparte de que no hay medicamentos suficientes para combatir el dolor de las familias trabajadoras, por los pasillos, pabellones de reposo y quirófanos deambulan las cucarachas y los roedores. Las sábanas se encuentran convertidas en jirones y la ropa de cama luce tan deteriorada como en cualquier nosocomio de los días posteriores a la Segunda Guerra Mundial.
De todos es sabido que las intervenciones quirúrgicas se programan para semanas después del diagnóstico de manera criminal; en muchos de estos casos la gente muere de manera triste en medio de cuadros patéticos que sólo puede generar la ignorancia supina del obrero, la colusión de la dirigencia cetemista y el abandono en que se encuentra el gremio de los trabajadores cetemistas que comanda el charro Tereso Medina Ramírez.
Los vehículos en los que trasladan a los enfermos son auténtica chatarra rodante y quienes han tenido la mala fortuna de acudir al hospital de especialidades de Monterrey, a donde llegan enfermos de por lo menos cinco estados dicen que huele a muerte y la falta de higiene es evidente en todo el edificio. Seguramente la familia del charro cetemista se atiende en hospitales privados. Nunca se ha sabido que ni por equivocación haya ocupado una cama en los pabellones de reposo de alguna clínica del IMSS.
La educación.
Pero si duele el dolor del proletariado urbano de Saltillo y la región, debería doler más la bancarrota en la que se encuentra la educación pública. El hatajo de obreros cetemistas, emasculados, nunca podrán darse cuenta de que la educación que reciben sus vástagos es fundamental para la movilidad social. Actualmente se conforman con las migajas que les brindan las huestes de la hiena corrupta del magisterio Elba Esther Gordillo.
La bajísima calidad de la educación que reciben los hijos de los trabajadores, se convierte por sí misma en un dique más, que impide la formación plena de la conciencia social. Ante la reticencia al bruñimiento del intelecto, la edad mental de los operarios se mantiene en la infancia. No tienen capacidad para entender el mundo. Sus juicios son rudimentarios. La geografía y la historia la aprenden en los noticiarios de televisión y en las telenovelas. El fútbol y la caguama dominicales son sus pasiones.
Sin valores, el obrero se arrastra ante el capataz y se convierte en informante de los charros y de las empresas mientras mantiene una atmósfera de terror dentro de su vivienda. Ante la ignorancia, el machismo cobarde y cruel que disminuye la condición humana. Humillados y con el orgullo y la altivez depuestos, los obreros marchan por la vida sin esperanza, con la cerviz doblada durante toda su existencia.
Ajenos al proceso de socialización y aprendizaje que busca el desarrollo intelectual y ético, la conducta sindical del trabajador raya en la animalidad. Así los ven tanto los charros como los empresarios: como animales de tiro.
Sin educación, ningún obrero puede aspirar a mejores estadios de vida, porque no comprenden otro mundo que el de la chinga. A los 40 años se convierten en chatarra humana pues los hijos de los obreros ya presionan para ocupar el lugar de sus padres en la cadena de producción.
La ignorancia supina de los trabajadores les conviene tanto a los patrones como a los dirigentes charros que comanda en Coahuila Tereso Medina Ramírez; por eso se pugna por la supervivencia de los métodos educativos contrarios al desarrollo del carácter.
El asunto educativo en la vida de los obreros cierra el círculo vicioso de la pobreza en la que se debate su existencia no sólo en Coahuila sino en todo el país, porque, parafraseando a Francisco Bulnes, “cuando en la alimentación de un pueblo faltan el azoe y el fósforo, la imaginación se paraliza, los impulsos cesan con el delirio lúgubre de un silencio absoluto y entonces surge una tumba sin inscripción: la del carácter. Los pueblos sin carácter –asentaba en 1899 el escritor maldito- nunca podrán ser demócratas.
La falta de democracia al interior de los sindicatos cetemistas es legendaria y una consecuencia de la bajísima calidad educativa. De esto se aprovechan los corruptos dirigentes como Tereso Medina Ramírez para someter a los obreros.
Ante la falta de proteínas en sus mesas el obrero jamás podrá romper ninguno de los eslabones que conforman las cadenas mediante las que los mantienen aherrojados, tanto los empresarios corruptos, como los dirigentes charros.
Los empresarios felices, porque a la semana un obrero les cuesta en promedio sólo 80 dólares y los dirigentes charros encantados, porque ante la necesidad de los trabajadores pueden hacer con ellos cera y pabilo.
El panorama para los obreros de estos días, así como para las próximas diez generaciones es sombrío. No hay manera de romper el ciclo de la pobreza, porque el ingreso es magro y esto trae como consecuencia que ni los hijos ni los nietos, ni los biznietos serán carne de yugo, con una educación de bajísima calidad que les impide tomar en sus manos el destino que se han arrogado los charros que comanda Tereso Medina Ramírez.
Por eso, el espíritu de la frase hermosísima con la que culmina el Manifiesto Comunista de Federico Engels ni la conocen los obreros y los dirigentes charros la han torcido y le han hecho un agregado: “Proletarios de todos los países uníos… para chingarlos mejor”.
Paradójicamente, los obreros en montoncito resultan presa fácil para los charros, porque batallan menos para chingarlos, para enriquecerse de manera criminal y para llevar trenes de vida al estilo de los jeques árabes.
La estupidez del obrero así lo permite, pero en descargo de ellos, la estulticia social que evidencian, tiene su origen en los magros ingresos que no han permitido el bruñimiento del intelecto.
Julia Quiñónez y el sindicalismo femenino.
Tereso Medina Ramírez, el asqueroso charro del sindicalismo coahuilense no se mantiene por sí mismo en el puesto, sino por la corrupción y la complicidad de los empresarios que lo necesitan para seguir pagando los salarios de hambre que sólo aseguran el ciclo de la pobreza de los trabajadores.
No obstante lo anterior, en Piedras Negras existe el Comité Fronterizo de Obrer@s (CFO) una manifestación del sindicalismo independiente que, por supuesto, recibe los embates del amo del charrismo de Coahuila.
El Comité Fronterizo de Obrer@s es una organización de base que desde hace muchos años se ha dedicado a educar obreras y obreros de la industria maquiladora respecto a sus derechos laborales. Esta formado por grupos y comités de obreros de seis municipios fronterizos de Tamaulipas, Coahuila y Sonora. Todos sus miembros son obreros u obreras o extrabajadores de las maquiladoras que aportan su trabajo voluntario.
Lo menos que dicen los charros sindicales es que la agitación obrera fronteriza pretende que las maquiladoras se vayan de México; sin embargo, lo anterior es falso, pues lo único que pretende Julia Quiñónez, líder de este movimiento, es la dignificación de los obreros y de que los sindicatos cetemistas se abran a los procesos democráticos.
Lo anterior no le conviene al charro Tereso Medina Ramírez, porque si prospera un ambiente de democracia al interior de los sindicatos cetemistas se le acabaría su mina de oro, pues es gracias a la pasividad obrera mediante la que el amo del charrismo sindical se ha enriquecido de manera criminal.
En el portal de internet del CFO se puede leer lo siguiente: “Durante sus seis años como líder, Leocadio Hernández ha hecho lo que la tradición cetemista le ordena: defender a las empresas, cooptar y corromper a secretarias y secretarios generales recién elegidos; esquirolear y solapar represiones a paros, mediatizar luchas, aplicar a la mala la claúsula de exclusión (como suelen decir los obreros de Piedras Negras: “Me despidió el sindicato”); dar largas a demandas y peticiones; elaborar ‘listas negras’; desfalcar sindicatos; engañar y mentir”.
En otro párrafo, los integrantes del CFO responden responden al charro Tereso Medina: “Son los líderes vendidos y corruptos los que en realidad desestabilizan la industria maquiladora. Como no hacen nada por defender a los agremiados, sino al contrario, buscan perjudicarlos, lo único que provocan es el descontento de los trabajadores, la falta de comunicación con las gerencias, y al final de cuentas la protesta”
Se abunda: “Claro, esa debe ser la ‘nueva cultura laboral’ de Tereso Medina. De hecho, Tereso ya enfrenta la disidencia de otros secretarios generales de la misma CTM de Coahuila. La CTM está haciendo agua por arriba y por abajo. No sólo es visible su descomposición en la cúpula por sus grillas en el Distrito Federal. En la base, su desprestigio la hace ser con mucha frecuencia el mayor obstáculo para que los trabajadores ejerciten sus derechos, y a veces el enemigo principal”.
El trabajo del CFO ha demostrado que sí se puede tumbar a los charros asquerosos que durante décadas han medrado con los derechos de los trabajadores.
Epílogo
Descaro y rapiña en la nueva cultura laboral que consiste en entregar los derechos de los obreros a los patrones.
Desvergüenza porque la riqueza que ostenta Tereso Medina Ramírez es malhabida, pues para construir su fortuna ha tenido que robar de distintas formas la esperanza de los obreros y de sus hijos.
Falta de ética pues los sindicatos charros no se han abierto a la democracia. Las prácticas democráticas simplemente no existen.
Diez años después de su arribo a la secretaría general de la CTM Tereso Medina Ramírez no tiene empacho en ostentar lujosos vehículos ni residencias, casas, ranchos y dinero en bancos nacionales y extranjeros.
En suma, Tereso es un pedazo de zoquete, una piltrafa humana en la que la escala axiológica se encuentra en cero.