En el colmo de la desfachatez y el cinismo, Marco Martínez Soriano, el sicario de la televisora local es protegido día y noche por dos guaruras que le han sido asignados de manera generosa por Humberto Moreira Valdés que encabeza el pomposamente llamado Gobierno de la Gente en pago a sus servicios de lacayo, servil y lambiscón.
Esto no extraña a nadie que se haya tomado la molestia de escucharlo alguna vez, porque es evidente la boca se le llena de un líquido blanquecino y bizco-so cuando menciona el nombre del gobernador en turno a quien por lo regular, un día sí otro también le practica el felatorismo político.
La actividad de Martínez Soriano en la pantalla chica de Coahuila lo ha vuelto paranoico. No vive en paz porque a diario atenta contra la integridad moral de mucha gente, lo mismo ha agredido a Jorge Zermeño Infante, actual presidente de la Cámara de Diputados que al Obispo de Saltillo Raúl Vera López.
Actualmente, la labor de Marco Martínez y en general de la política informativa y de análisis faccioso que se sigue en el canal de televisión RCG, se encuentra bajo escrutinio de la Dirección de Radio, Televisión y Cinematografía de la Secretaría de Gobernación, porque de acuerdo con la edición 284 del catorcenario Espacio 4, Eduardo Garzón Valdez, titular de RTC envió al representante legal y concesionario de RCG, avisó del inicio del procedimiento administrativo por las constantes violaciones a la Ley Federal de Radio y Televisión.
En su denuncia el PAN argumenta que en distintas emisiones, Martínez Soriano se ha expresado en los términos siguientes:
“… Manuel Espino es una vasca de individuo, es un narcopolítico (…) todo se sabrá cuando se larguen de la presidencia” (estaba muy seguro).
“Espino y Zermeño son nazis”.
“Zermeño dejó a su mujer…sólo un nazi puede hacer eso”.
“Fueron narcos quienes apoyaron al PAN, pues ellos regalan dinero, y sólo así pudieron haber pagados dos millones de pesos para el grupo musical (que actuó en el cierre de campaña de Zermeño).” “(…) El PRI hace eventos que no le cuestan”.
“Estos panuchos están trayendo tropas de mafias de los diferentes estados del interior de la República para intimidar a la gente de no salir a votar”
“Los nazis también lloran”
“El PAN en Coahuila es el partido más corrupto”
“(Jorge Zermeño) está enfermo, arrastra los pies y no puede ni caminar de lo ruco que está. (…) Inútil, chango, nazista, odia a los chúntaros”
“Zermeño es un hombre despreciable, intolerante, enfermo, transgresor de la ley, vinculado al narcotráfico”.
Lo anterior es pecado light, pues frecuentemente llama “rata” a Alonso Ancira Elizondo (AHMSA); A Rogelio Montemayor Seguiy, a quien frecuentemente también le quemaba incienso considerándolo como el mejor gobernador del mundo ahora lo llama “rata de dos patas”; al obispo Raúl Vera López le ha dedicado frases peyorativas que lo degradan y ofenden; de Raúl Sifuentes Guerrero, el exsecretario general de gobierno del martinismo decía que está vinculado con el crimen organizado, entre otros.
La verdad es que la Paloma –¿por qué no lo apodan el Palomo?- difícilmente será despedido del canal de televisión, pues a pesar de los cargos legales que hoy pesan sobre esta empresa, Martínez Soriano será respaldado a ultranza porque entre él, y Casimiro González existe un vínculo que va más allá de lo estrictamente laboral: son cómplices, porque ante cualquier reclamo de ciudadanos indignados, la Paloma les contesta: “yo sólo recibo órdenes de don Roberto”.
Para Roberto Casimiro González dueño de la televisora, Marco Martínez Soriano es el símil de un cuerno de chivo, con el que atraca lo mismo al gobierno del estado que a las autoridades de los 38 municipios de Coahuila. Testimonios abundan al respecto, pero baste el de Salomón Juan Marcos Issa de Torreón, quien cuando era alcalde de aquella ciudad, y harto de los reclamos monetarios del negociante de la comunicación, interpuso una demanda en la PGJE por intento de extorsión. Luego se sabría que RCG pretendía una cuota mensual de 250 mil pesos. A la fecha, la dichosa demanda duerme el sueño de los justos. Hasta hace poco, los funcionarios le tenían miedo al dueño de mal llamado canal de casa y a su cuerno de chivo.
Un hombre que vive al filo de la mentira y sobrevive merced al insulto, la diatriba y la difamación, no puede gozar de la tranquilidad, y existe en un estado mental de delirio y persecución muy cercano a la vesania, a la esquizofrenia.
Sus antecedentes lo delatan, pues fue sicario de un poderoso editor, y su naturaleza se puede encuadrar en la esencia de la fábula en la que se narra que un pastor desató a una serpiente que otros habían atado al tronco de un árbol, y luego de que la sierpe fue liberada se dispuso a morder a su salvador, y cuando éste le pregunta que por qué intenta morderlo si él la había salvado, le contestó: sólo sigo las leyes de mi naturaleza.
Así ha sido Martínez Soriano y abundan ejemplos de sus víctimas.
Sus guardaespaldas le pueden dar seguridad momentánea, pero tranquilidad no la tendrá nunca.
El Gobierno de la Gente, sigue engordando esta serpiente.
Esto no extraña a nadie que se haya tomado la molestia de escucharlo alguna vez, porque es evidente la boca se le llena de un líquido blanquecino y bizco-so cuando menciona el nombre del gobernador en turno a quien por lo regular, un día sí otro también le practica el felatorismo político.
La actividad de Martínez Soriano en la pantalla chica de Coahuila lo ha vuelto paranoico. No vive en paz porque a diario atenta contra la integridad moral de mucha gente, lo mismo ha agredido a Jorge Zermeño Infante, actual presidente de la Cámara de Diputados que al Obispo de Saltillo Raúl Vera López.
Actualmente, la labor de Marco Martínez y en general de la política informativa y de análisis faccioso que se sigue en el canal de televisión RCG, se encuentra bajo escrutinio de la Dirección de Radio, Televisión y Cinematografía de la Secretaría de Gobernación, porque de acuerdo con la edición 284 del catorcenario Espacio 4, Eduardo Garzón Valdez, titular de RTC envió al representante legal y concesionario de RCG, avisó del inicio del procedimiento administrativo por las constantes violaciones a la Ley Federal de Radio y Televisión.
En su denuncia el PAN argumenta que en distintas emisiones, Martínez Soriano se ha expresado en los términos siguientes:
“… Manuel Espino es una vasca de individuo, es un narcopolítico (…) todo se sabrá cuando se larguen de la presidencia” (estaba muy seguro).
“Espino y Zermeño son nazis”.
“Zermeño dejó a su mujer…sólo un nazi puede hacer eso”.
“Fueron narcos quienes apoyaron al PAN, pues ellos regalan dinero, y sólo así pudieron haber pagados dos millones de pesos para el grupo musical (que actuó en el cierre de campaña de Zermeño).” “(…) El PRI hace eventos que no le cuestan”.
“Estos panuchos están trayendo tropas de mafias de los diferentes estados del interior de la República para intimidar a la gente de no salir a votar”
“Los nazis también lloran”
“El PAN en Coahuila es el partido más corrupto”
“(Jorge Zermeño) está enfermo, arrastra los pies y no puede ni caminar de lo ruco que está. (…) Inútil, chango, nazista, odia a los chúntaros”
“Zermeño es un hombre despreciable, intolerante, enfermo, transgresor de la ley, vinculado al narcotráfico”.
Lo anterior es pecado light, pues frecuentemente llama “rata” a Alonso Ancira Elizondo (AHMSA); A Rogelio Montemayor Seguiy, a quien frecuentemente también le quemaba incienso considerándolo como el mejor gobernador del mundo ahora lo llama “rata de dos patas”; al obispo Raúl Vera López le ha dedicado frases peyorativas que lo degradan y ofenden; de Raúl Sifuentes Guerrero, el exsecretario general de gobierno del martinismo decía que está vinculado con el crimen organizado, entre otros.
La verdad es que la Paloma –¿por qué no lo apodan el Palomo?- difícilmente será despedido del canal de televisión, pues a pesar de los cargos legales que hoy pesan sobre esta empresa, Martínez Soriano será respaldado a ultranza porque entre él, y Casimiro González existe un vínculo que va más allá de lo estrictamente laboral: son cómplices, porque ante cualquier reclamo de ciudadanos indignados, la Paloma les contesta: “yo sólo recibo órdenes de don Roberto”.
Para Roberto Casimiro González dueño de la televisora, Marco Martínez Soriano es el símil de un cuerno de chivo, con el que atraca lo mismo al gobierno del estado que a las autoridades de los 38 municipios de Coahuila. Testimonios abundan al respecto, pero baste el de Salomón Juan Marcos Issa de Torreón, quien cuando era alcalde de aquella ciudad, y harto de los reclamos monetarios del negociante de la comunicación, interpuso una demanda en la PGJE por intento de extorsión. Luego se sabría que RCG pretendía una cuota mensual de 250 mil pesos. A la fecha, la dichosa demanda duerme el sueño de los justos. Hasta hace poco, los funcionarios le tenían miedo al dueño de mal llamado canal de casa y a su cuerno de chivo.
Un hombre que vive al filo de la mentira y sobrevive merced al insulto, la diatriba y la difamación, no puede gozar de la tranquilidad, y existe en un estado mental de delirio y persecución muy cercano a la vesania, a la esquizofrenia.
Sus antecedentes lo delatan, pues fue sicario de un poderoso editor, y su naturaleza se puede encuadrar en la esencia de la fábula en la que se narra que un pastor desató a una serpiente que otros habían atado al tronco de un árbol, y luego de que la sierpe fue liberada se dispuso a morder a su salvador, y cuando éste le pregunta que por qué intenta morderlo si él la había salvado, le contestó: sólo sigo las leyes de mi naturaleza.
Así ha sido Martínez Soriano y abundan ejemplos de sus víctimas.
Sus guardaespaldas le pueden dar seguridad momentánea, pero tranquilidad no la tendrá nunca.
El Gobierno de la Gente, sigue engordando esta serpiente.
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