Aunque nadie lo sabe de cierto, la tropa reporteril en medio de saludables carcajadas de taberna, afirma que el romance entre Gabriela Palomo López y el jefe de prensa de Humberto Moreira, David Aguillón Rosales, surgió por tres posibles vías: el dinero, el poder o las feromonas, pero nunca por la belleza del mancebo moreireano que en mucho se parece al vate Othón Robledo de una de las crónicas de Renato Leduc: Es bizco, de panza chicharronera, de rostro mongoloide, media mirada tercermundista, frente engañosamente amplia, barba de candado, orejas pequeñas y uñas muy, pero muy largas largas, sello legítimo de la burocracia del sexenio actual.
Aguillón Rosales, entenado político del ladrón Óscar Pimentel González, ha demostrado que también tiene un corazoncito que late en función de una cartera que llena vergonzosamente, en medio de la atmósfera miasmática, pestilente y asquerosa que existe en Coahuila desde el 1 de diciembre del año pasado, exactamente desde la toma de posesión como gobernador de Humberto Moreira Valdés.
Prepotente y ojete, forma parte de la élite analfabeta que por estos días se reparte la hacienda pública. Dueño del chayote y del embute con el que tristemente el gobernador ha mantenido callados a los medios, para que no escriban ni hablen del fracaso de su administración, David Aguillón Rosales, mejor conocido en el medio periodístico como el Bizco por el evidente estrabismo que padece, ha hecho gala del poder que le confiere la ilegitimidad, del reparto de los fondos del erario público a los medios de comunicación afines al moreirismo, remedo de gorilato sudamericano.
El 22 de junio de este año, según publicó la revista Postdata, Gabriela Palomo López, Directora de Enlace con Medios, de la Dirección de Comunicación Antisocial del Gobierno de la Gente, que por supuesto, preside el bailarín de congal Humberto Moreira Valdés, venía pedita, junto con la reportera Jessica Rosales Saucedo de Vanguardia a bordo de una camioneta Pathfinder que conducía Iván Márquez Morales, subdirector de vinculación del Instituto Coahuilense de Incultura.
Según Postdata, luego de ser detenidos por policías municipales, Iván Márquez Morales, parte del serrallo de Armando Guerra, director del Icocult, “mantenía una civilizada conversación con los municipales, mientras las damas aguardaban dentro de la camioneta. Ante el asombro de todos, incluso de sus compañeros de parranda, (Gabriela Palomo López, la nalguita del Bizco y cía.) bajó de la camioneta y al tiempo que trastabillaba y hacía esfuerzos por enderezar su mirada, arremetía contra los uniformados balbuceando: “Imbéciles, no saben con quién se meten.”
Postdata narra: “Vanos fueron los esfuerzos de sus compañeros de juerga por controlar a la iracunda mujer que daba inicio a una función de teatro callejero,interpretando a una belicosa y prepotente dama del poder.
Los insultos fueron tales que los elementos de seguridad solicitaron el apoyo de una unidad femenina, a efecto de someter a la poderosa ebria. Dieron entonces inicio las amenazantes llamadas vía celular y nextel; con credencial en mano, Gabriela Palomo continuaba su humillante perorata y buscaba afanosamente el auxilio de su superior y amante David Aguillón Rosales.
Solicitó también la presencia de los medios de comunicación, quienes acudieron de inmediato –como buenos reporteros- al llamado de la funcionaria y realizaron notas informativas y tomaron fotografías del incidente, cumplieron con su labor; aunque la intención de Gabriela Palomo era que dieran cuenta de la prepotencia de las autoridades municipales.
La unidad solicitada por los guardianes del orden arribó a la escena del numerito y le anunció a la funcionaria que la única instrucción que ellos tenían era cumplir con su deber; de tal forma que deberían trasladarla a la cárcel municipal. La ira se apoderó de ella y con torpes movimientos pretendió evitar el arresto; sin embargo, el alcohol ingerido fue el principal refuerzo para la mujer policía que la sometió y la encerró en la patrulla.
Sus compañeros, a bordo de la misma camioneta llegaron a la comandancia de policía para ser evaluados por el juez calificador. Para sorpresa de todos, al llegar a la sede del comando policiaco local, la protagonista del escándalo callejero, ya se encontraba en libertad y alardeando su influencia: “Con David (el Bizco) se chingan estos pendejos”, continuaba amenazando mientras se tambaleaba al caminar.”
A la mañana siguiente –continua la información de Postdata- circularon los periódicos sin la reveladora nota que pudo haber dado cuenta de cómo se trafica con la influencia de una funcionaria menor del gobierno de la gente.
Postdata concluye la información de la siguiente manera: “No es necesario siquiera apelar a la inteligencia del lector para poder afirmar que la preportencia del jefe de prensa del gobernador Moreira, le llevó a utilizar su puesto y ordenar a los medios informativos omitir la publicación del arresto de su empleada.
Como tampoco se requiere de mayor información para suponer que si los medios atienden a peticiones hechas para favorecer a funcionarios de cuarto o quinto nivel, mucho más deverán acceder a favores pedidos para los altos mandos. ¿Qué más faltará decir?”
Todo está dicho: este año, el gobernador Humberto Moreira Valdés gastará en medios de información alrededor de 1,500 millones de pesos, alrededor del 6 porciento del presupuesto.
Nada que decir. Moreira Valdés es el amo de Coahuila que le da atole con el dedo a la masa lumpenizada que lo llevó al poder.
Mientras tanto, el Bizco David Aguillón Rosales puede seguir pagando la nalguita de Gabriela Palomo con el dinero del pueblo. Este es el Gobierno de la Gente. Lo bueno que ya nomás faltan cinco años. Después, el Cártel de los Moreira tendrá que buscar asilo en otro lugar de la república. Terminarán apestados. Al tiempo.
Aguillón Rosales, entenado político del ladrón Óscar Pimentel González, ha demostrado que también tiene un corazoncito que late en función de una cartera que llena vergonzosamente, en medio de la atmósfera miasmática, pestilente y asquerosa que existe en Coahuila desde el 1 de diciembre del año pasado, exactamente desde la toma de posesión como gobernador de Humberto Moreira Valdés.
Prepotente y ojete, forma parte de la élite analfabeta que por estos días se reparte la hacienda pública. Dueño del chayote y del embute con el que tristemente el gobernador ha mantenido callados a los medios, para que no escriban ni hablen del fracaso de su administración, David Aguillón Rosales, mejor conocido en el medio periodístico como el Bizco por el evidente estrabismo que padece, ha hecho gala del poder que le confiere la ilegitimidad, del reparto de los fondos del erario público a los medios de comunicación afines al moreirismo, remedo de gorilato sudamericano.
El 22 de junio de este año, según publicó la revista Postdata, Gabriela Palomo López, Directora de Enlace con Medios, de la Dirección de Comunicación Antisocial del Gobierno de la Gente, que por supuesto, preside el bailarín de congal Humberto Moreira Valdés, venía pedita, junto con la reportera Jessica Rosales Saucedo de Vanguardia a bordo de una camioneta Pathfinder que conducía Iván Márquez Morales, subdirector de vinculación del Instituto Coahuilense de Incultura.
Según Postdata, luego de ser detenidos por policías municipales, Iván Márquez Morales, parte del serrallo de Armando Guerra, director del Icocult, “mantenía una civilizada conversación con los municipales, mientras las damas aguardaban dentro de la camioneta. Ante el asombro de todos, incluso de sus compañeros de parranda, (Gabriela Palomo López, la nalguita del Bizco y cía.) bajó de la camioneta y al tiempo que trastabillaba y hacía esfuerzos por enderezar su mirada, arremetía contra los uniformados balbuceando: “Imbéciles, no saben con quién se meten.”
Postdata narra: “Vanos fueron los esfuerzos de sus compañeros de juerga por controlar a la iracunda mujer que daba inicio a una función de teatro callejero,interpretando a una belicosa y prepotente dama del poder.
Los insultos fueron tales que los elementos de seguridad solicitaron el apoyo de una unidad femenina, a efecto de someter a la poderosa ebria. Dieron entonces inicio las amenazantes llamadas vía celular y nextel; con credencial en mano, Gabriela Palomo continuaba su humillante perorata y buscaba afanosamente el auxilio de su superior y amante David Aguillón Rosales.
Solicitó también la presencia de los medios de comunicación, quienes acudieron de inmediato –como buenos reporteros- al llamado de la funcionaria y realizaron notas informativas y tomaron fotografías del incidente, cumplieron con su labor; aunque la intención de Gabriela Palomo era que dieran cuenta de la prepotencia de las autoridades municipales.
La unidad solicitada por los guardianes del orden arribó a la escena del numerito y le anunció a la funcionaria que la única instrucción que ellos tenían era cumplir con su deber; de tal forma que deberían trasladarla a la cárcel municipal. La ira se apoderó de ella y con torpes movimientos pretendió evitar el arresto; sin embargo, el alcohol ingerido fue el principal refuerzo para la mujer policía que la sometió y la encerró en la patrulla.
Sus compañeros, a bordo de la misma camioneta llegaron a la comandancia de policía para ser evaluados por el juez calificador. Para sorpresa de todos, al llegar a la sede del comando policiaco local, la protagonista del escándalo callejero, ya se encontraba en libertad y alardeando su influencia: “Con David (el Bizco) se chingan estos pendejos”, continuaba amenazando mientras se tambaleaba al caminar.”
A la mañana siguiente –continua la información de Postdata- circularon los periódicos sin la reveladora nota que pudo haber dado cuenta de cómo se trafica con la influencia de una funcionaria menor del gobierno de la gente.
Postdata concluye la información de la siguiente manera: “No es necesario siquiera apelar a la inteligencia del lector para poder afirmar que la preportencia del jefe de prensa del gobernador Moreira, le llevó a utilizar su puesto y ordenar a los medios informativos omitir la publicación del arresto de su empleada.
Como tampoco se requiere de mayor información para suponer que si los medios atienden a peticiones hechas para favorecer a funcionarios de cuarto o quinto nivel, mucho más deverán acceder a favores pedidos para los altos mandos. ¿Qué más faltará decir?”
Todo está dicho: este año, el gobernador Humberto Moreira Valdés gastará en medios de información alrededor de 1,500 millones de pesos, alrededor del 6 porciento del presupuesto.
Nada que decir. Moreira Valdés es el amo de Coahuila que le da atole con el dedo a la masa lumpenizada que lo llevó al poder.
Mientras tanto, el Bizco David Aguillón Rosales puede seguir pagando la nalguita de Gabriela Palomo con el dinero del pueblo. Este es el Gobierno de la Gente. Lo bueno que ya nomás faltan cinco años. Después, el Cártel de los Moreira tendrá que buscar asilo en otro lugar de la república. Terminarán apestados. Al tiempo.